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DON BOSCO A LAS FMA
CUARTA PARTE
¿QUÉ NOS DICE MADRE MAZZARELLO SOBRE DON BOSCO?
TOMADO DE LA CRONISTORIA.
Cron 1, pag 128 “ Si alguna le preguntaba maravillada -¿Cómo tienes valor para colocarte en
medio de tantos hombres? - respondía- “Don Bosco es un santo y yo lo siento”.
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Cron 2, pag 90 “ Si por un imposible, Don Pestarino dejara a Don Bosco, yo me quedo
con Don Bosco “.
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Cron 2, pag 124 (Don Bosco evita una humillación a las hermanas) -Don Bosco -continúa
Sor Elisa, para dar tiempo a la primera a enjugarse un grueso lagrimón-, nos mandó a decir
por el maestro Dogliani que no nos presentáramos a exámenes, porque el tribunal no estaba
dispuesto a ayudarnos.
-Y así, concluye la Madre, Don Bosco os ha ahorrado una humillación. ¡Qué Padre tan
bueno es Don Bosco para con nosotras! ¿Fuisteis, al menos, a darle las gracias?
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Cron 2, pag 229 “ Si Don Bosco habla, es porque la Virgen le ha hablado a él, y la Virgen
sabe muy bien con qué hijas cuenta para la obra de su Divino Hijo” ( M.M.)
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Cron 2, pag 230 “ No olvidemos nunca que si nos tratan tan bien es porque somos
hermanas e hijas de Don Bosco”
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Cron 2, pag 236 (M.M.) “ La Virgen y Don Bosco lo saben todo. Nosotras fiémonos de
ellos y vivamos en paz”
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Cron 2, pag 272 ( M.Mazzarello visita a las hermanas de Alassio) ( …) -“ Conoce Don
Bosco este horario? Si Don Bosco lo conoce está bien, de lo contrario procure
arreglarlo”
Cron 2, pag 291 “La Madre aprovecha la ocasión para expresar su más profunda gratitud
a Don Bosco y a los salesianos: «¡Qué bueno es Don Bosco! ¡Qué buenos son los
salesianos! ¡Nos consideran verdaderamente de la familia! Todas nuestras cosas
carecerían de vida y de éxito si no fuera por Don Bosco y por sus hijos. ¡Pobres de
nosotras si la soberbia nos hiciera creer que somos capaces de hacer algo sin ellos!
Seríamos como un sarmiento separado de la vid y nada más».
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Cron 2, pag 293 “ Es cierto que Sor Elisa Roncallo fue quien arrojó el primer grano de
esta buena semilla, pero la Madre, en su profunda humildad, añade: «¡Sí, todo esto es
consolador, muy consolador, pero recordemos que todo lo debemos a las enseñanzas
de Don Bosco y de sus hijos. ¡No dejemos nunca de dar gracias a la Virgen, que al
hacernos hijas suyas nos ha confiado a un santo como Don Bosco
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Cron 3, pag 276 ( En la salida de la tercera expedición misionera. Febrero 1º de 1881)
A quien le pregunta si podrán abrigar la esperanza de volverla a ver un día en América, le
responde: «Os digo a vosotras lo que Don Bosco dijo a Don Cagliero en la primera
expedición de Salesianos: “¡Claro que me veréis en América, voy con vosotros y con
vosotros me quedaré!”.
Después, mostrándoles el libro de las santas Reglas, añadió: “Cuando os entre el deseo
de ver y de oír a Don Bosco, tomad este librito, leedlo... y veréis y sentiréis a Don
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Bosco!” (…) es verdad siento que me faltan las fuerzas, pero tengo muchas cosas que
deciros para que conservéis el espíritu de Don Bosco y del Instituto, allá tan lejos,
¡pobres hijas!”.
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Cron 3, pag 300 “En la habitual conferencia semanal a la comunidad, la Madre saca tema
de la misma carta de Don Costamagna … …). ¿Quién nos ha dado, Hermanas, un Don
Costamagna, un Don Cagliero, un Don Rúa, y los demás santos sacerdotes a cual más
fervorosos, para hacernos el bien, consolarnos, y dirigirnos en el camino de la
perfección? ¡Nuestro buen Padre Don Bosco! ¿Y quién nos ha dado a Don Bosco por
Padre? El Señor y la Virgen, los cuales, por medio de Don Bosco, nos dicen lo que
quieren de nosotras. Pero lo que ellos quieren de nosotras está escrito en las Reglas
que Don Bosco nos ha dado, después de haber pensado y rezado mucho. ¿Creéis
vosotras todo esto? Si lo creemos, nuestra misma conciencia nos dice que no hacemos
lo que el Señor y la Virgen quieren de nosotras cuando no observamos nuestras santas
Reglas.
Don Bosco sabe lo que, vez por vez, quiere la Virgen de sus hijas -que somos
nosotras-, de modo que, no contento con habernos dado la santa Regla, vez por vez,
nos dice o nos manda decir cómo tenemos que obrar en todas las cosas. Si creemos
esto, hemos de creer también que, por obediencia y por gratitud, no debemos poner por
delante dificultades y demoras en ejecutar lo que se nos indica. La sencillez que Don
Bosco quiere de nosotras es precisamente la sencillez de la fe, pero la fe de los niños,
no de quien piensa obrar por su cuenta. Mirad, un niño inocente cree en seguida lo que
su padre le dice, y, si tiene buen carácter y buen corazón, no espera que se lo manden
para hacer esto o aquello sino que, conocido el deseo de su papá, lo hace en seguida
tal como le ha dicho.
Así nos quiere Don Bosco, y así nos quiere la Virgen, para ser como nos quiere el
Señor.
Puede suceder que alguna, o por experiencia propia o por las dificultades de la vida
diaria, o por otras cosas, se sienta como en el deber de razonar sobre una orden o un
consejo recibido de Don Bosco o de quien lo representa. Yo pienso, en cambio, que
este deseo de razonar debe rechazarse como una verdadera tentación contra la fe, y lo
único que se debe decir es esto: «¡Si así lo quiere Don Bosco, así debemos hacer!».
¿No se ha visto hasta ahora que practicando en seguida lo que nos ha sugerido Don
Bosco todo nos ha ido bien, y que cuando no se hacen tantos razonamientos sobre lo
que nos dicen que hagamos, la obediencia es más fácil y hasta nos deja alegría en el
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corazón?
La conclusión, pues, se deduce fácilmente: mantengámonos sencillas
también en la obediencia; mostrémonos agradecidas y no nos arrepentiremos nunca de
haber hecho u obrado según Don Bosco, nuestro amado Padre”.
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Después de la muerte de Madre Mazzarello, las hermanas recuerdan algunos datos.
El siguiente se refiere a Don Bosco:
Cron 4, pag 38
( Las hermanas recuerdan unas buenas noches de Madre Mazzarello):
“Como buenas noches nos dijo “ Os recomiendo con todo el corazón amor y respeto para
con Don Bosco y los Salesianos. Nosotras somos unas pobres mujeres; y ¿qué
haríamos sin ellos? Habéis visto también los ejercicios: Don Bosco nos ha mandado a
Mons. Belasio para que nos explicara la misa y el significado de los ornamentos
sagrados y de las distintas ceremonias; y no nos falta la dirección espiritual salesiana,
para hacernos verdaderas religiosas según su corazón y el de María Auxiliadora.
Estamos, pues, de acuerdo, ¿verdad?: amor, respeto y gratitud profunda hacia Don
Bosco y sus queridos hijos.”