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Transcript
Asunto: El siglo XXI. Oriente Medio y el islamismo radical. La
yihad terrorista: el “enemigo cercano” y el “enemigo
lejano”.
Madrid, 7 de mayo de 2014.
A quien corresponda:
Los atentados del 11 de
septiembre de 2001 en Nueva York
y Washington, de magnitud
desconocida hasta entonces, dejaron
en entredicho el papel de primera
potencia mundial que hasta
entonces detentaba Estados Unidos
debido a la vulnerabilidad
demostrada ante este nuevo tipo de
terrorismo. Éste que se inspira en el
precepto islámico de la yihad, es
Afganistán. Cerca de Kandahar. 1992. Nómadas
decir la guerra santa, es defendido
Kuchi en la oración. El Kuchi es una tribu nómada
por grupos como Al Qaeda que
de los pastunes del suroeste y el este de
operan de forma autónoma, al
Afganistán.
margen de los Estados musulmanes
en los que evolucionan, formando
pequeños grupos militantes que se abrogan el derecho a juzgar sobre la vida y la muerte
de las personas en sus líderes.
La ideología que inspira acciones terroristas como las del 11-S en EE.UU. o del 11M en España es el salafismo yihadista, una versión retrógrada del islamismo radical. El
término salafismo, que alude a los primeros seguidores de Mahoma, se utiliza para
definir un movimiento que pretende devolver al Islam la pureza de sus orígenes,
basándose en una lectura literal del Corán y de los dichos del Profeta, y rechazando no
solo todas las innovaciones derivadas de la influencia occidental, sino también toda la
cultura que los musulmanes han venido elaborando con posterioridad al momento
fundacional. Se trata pues de una variante musulmana de un fenómeno más amplio
como es el fundamentalismo religioso. Su atractivo se basa en su simplicidad, ya que
parece ofrecer una respuesta univoca a todos los dilemas morales que plantea la vida. Al
no estar ligado a la tradición cultural específica de ningún país, resulta especialmente
atractivo para aquellos jóvenes musulmanes desarraigados de sus culturas de origen por
la emigración, a los que ofrece una integración en la comunidad musulmana universal
(umma) permitiéndoles integrarse en la civilización. Al situarse en un estado
primigenio, despreciando todo el debate teológico que se ha producido a lo largo de los
siglos, a favor de una lectura supuestamente literal de los textos fundacionales, se presta
a que los pequeños grupos intenten imponer su formación autodidacta a los demás,
redescubriendo formas elementales de autogobierno generalmente muy violentas.
Para conseguir que los musulmanes retomen sus orígenes, los salafistas pueden
recurrir a dos vías, la de la predicación (dawa) y la del combate (yihad), y este último se
puede dirigir contra el enemigo cercano, los falsos musulmanes, o el lejano, los infieles.
Los primeros propagandistas del salafismo yihadista, fundamentalmente egipcios,
subrayaron la importancia del enemigo cercano, mientras que los líderes de Al Qaeda, el
saudí Osama Bin Laden y el egipcio Ayman Al Zawahiri, han dado prioridad al
enemigo lejano. Esto supone que bajo la amenaza constante sobre el mundo árabe de
desestabilización de sus Gobiernos -Egipto, Argelia o Afganistán- en desventaja
armamentística con respecto a los Estados armados nuclearmente de su periferia –
ortodoxos rusos, hindúes indios, judíos israelitas e incluso chinos y pakistaníes- lo que
supone pasar de luchar por un objetivo político que podría ser mantener un Estado
islamista en un territorio, a una lucha global, en la que el mismo combate tiene más
importancia que la estrategia política, que apenas es esbozada. La reconstrucción del
Califato Perfecto, es decir la sumisión de todos los musulmanes a una autoridad única
que reinstaurara la pureza del Islam primigenio, representa un proyecto a largo plazo,
cuyos pasos intermedios ningún teórico yihadista se molesta en trazar, quizás temiendo
el dicho: “unos hacen la república y otros la roban”.
Diversas encuestas muestran que
en diversos países musulmanes
existen sectores importantes que
simpatizan con la causa yihadista y
justifican los atentados contra civiles
si se realizan en defensa del Islam.
Esto significa que la capacidad de
reclutamiento de las organizaciones
yihadistas es alta. A ello contribuyen
diversos factores, entre los que
Un joven Osama Bin Laden posando con su
podemos destacar tres. Primero, el
familia en Suecia en el verano de 1970. Él es el
gran volumen demográfico
segundo de la derecha con camiseta verde.
alcanzado por las generaciones
jóvenes, debido a las altas tasas de
natalidad de hace veinte años, que ahora encuentran dificultades de incorporarse al
mercado laboral adecuado a sus aspiraciones. El porcentaje de población joven en estos
países entre 15 y 29 años puede superar en bastantes países musulmanes el 40 %. Y la
falta de perspectivas puede hacer a algunos jóvenes más receptivos hacia ideologías
radicales como la yihadista.
En segundo lugar, cabe la posibilidad de que numerosos protagonistas de la yihad
global son musulmanes residentes en Occidente o de refugiados cuando son
desplazados. Casi todos los atentados cometidos en Occidente han sido obra de grupos
terroristas reclutados en las comunidades musulmanas de Occidente. Esto indica que la
yihad se está produciendo en las sociedades occidentales. Y no se trata necesariamente
de gentes inmigrantes recién llegadas ni de gente que se encuentre en situación
desesperada. Parece que el salafismo yihadista, resulta atractivo para cierto número de
musulmanes de Occidente, ya sean estudiantes venidos de países árabes, inmigrantes
llegados en busca de trabajo, jóvenes de origen árabe o pakistaní nacidos en Francia o
Inglaterra, o incluso conversos. En este caso el radicalismo yihadista resultaría atractivo
para jóvenes que no se sienten integrados en la sociedad en que viven.
Por último es importante tener en cuenta la percepción, ampliamente difundida por
los medios de comunicación árabes, generalizando, de que el Islam se encuentra
acosado y los musulmanes son perseguidos por sus enemigos. Las imágenes
procedentes de Palestina, pero también de otros lugares como Irak, resultan impactantes
a estos efectos. Se trata de una respuesta victimista pero en parte con base real, en
realidad responde a incapacidad para admitir la parte de responsabilidad que los
musulmanes tienen tanto en sus propios problemas como en los conflictos que les
enfrentan a otras comunidades, por ejemplo en los casos de los Estados periféricos del
Islam: Palestina, Chechenia y Cachemira.
En cuanto a la estructura organizativa que protagoniza la yihad global, su principal
característica parece ser la flexibilidad. A menudo, los atentados yihadistas son
perpetrados por grupos locales que en determinado momento entran en contacto con la
red global que tiene como núcleo central a Al Qaeda. No se trata de estructuras rígidas y
jerárquicas, tampoco de un conjunto de grupos independientes ligados tan solo por una
ideología común, sino ante una red de redes, muy flexible y descentralizada y que
permite iniciativas locales. La gran aportación del núcleo central de Al Qaeda, surgido
entre los voluntarios internacionales que en los años ochenta habían acudido a
Afganistán para luchar contra los soviéticos, ha sido la integración de un gran número
de grupos locales en una lucha global. La facilidad de comunicaciones del mundo actual
ha simplificado esa tarea de integración. Y es importante subrayar que el mensaje de Al
Qaeda constituye sobre todo una llamada a matar y a morir. El terrorista yihadista
parece motivado más por alcanzar el supuesto martirio en la lucha contra los infieles
que por contribuir a una precisa estrategia política.
Afectuosamente, JAG.stilo.