Download PARA LA FIESTA DEL CORAZÓN DE MARÍA

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
PARA LA FIESTA DEL CORAZÓN DE MARÍA
“Para que tengan vida”: El último Capítulo General nos proponía estas palabras del
Evangelio de Juan como principio inspirador de nuestra vida misionera en los próximos años. No
nos las proponía, ciertamente, como algo nuevo, sino invitándonos a asumirlas con una mayor
intensidad en este momento histórico.
La celebración de la fiesta del Corazón de María nos brinda una nueva oportunidad para
tomar conciencia de las implicaciones del compromiso que hemos asumido. Os propongo que este
año nos dejemos acompañar especialmente por el canto del Magnificat en la festividad del Corazón
de María. Dejemos que sus palabras penetren profundamente en nuestro corazón para que, luego,
las podamos proclamar significativamente con nuestros labios y nuestra propia vida.
La meditación del Magnificat nos ayuda a descubrir la profundidad del amor de Dios que
nos ha llamado a la vida, que nos ha agraciado con ese don admirable que nos hermana con todos
lo seres de la creación. Nos invita a alabar a Dios que nos ha confiado una misión dentro de la
historia de la humanidad. Somos pequeños, pero nos sentimos inmensamente amados por Dios. La
conciencia del don de la vida nos la hace amar y defender y nos hace sentir solidarios con todos los
seres que participan del mismo. Este momento contemplativo ante el misterio de la vida y de Dios
que nos la regala es estrictamente necesario para mantener el compromiso al servicio de la misma.
En el canto del Magnificat nos unimos a otros muchos en la proclamación de María como
bienaventurada, porque en ella descubrimos la persona que ha sabido asumir con profundidad el
don de la vida. Ella nos enseña cómo una vida vivida desde el Espíritu, en obediencia al plan de
Dios, produce frutos abundantes: “Jesús, fruto bendito de tu vientre”. ¡Bienaventurada, María,
porque creíste en el plan de Dios y supiste abrir tu Corazón a la fuerza de su Espíritu vivificante!
Al meditar el Magnificat nos sentimos interpelados por la confesión de fe de María en el
proyecto de Dios, proclamando el “nuevo orden” del Reino en un mundo en que el “desorden” que
nace de la ambición y la injusticia está presente por doquier. Ella es la mujer que se atreve a dar a
luz a pesar de las amenazas del dragón porque cree firmemente en el Dios de la vida. Su Corazón
exulta con la visión del cumplimiento del plan de Dios y ese gozo se transforma en dinamismo de
compromiso por la vida, al lado de los excluidos, los humildes, los hambrientos y los oprimidos.
En el Magnificat nos unimos a María en el reconocimiento de la fidelidad de Dios en
nuestras propias vidas y reafirmamos nuestra fe en el Señor de la historia. De ahí que nos sintamos
llamados a proclamar a Dios como fundamento de una historia donde todos podrán ver colmados
sus anhelos de justicia y fraternidad.
La fiesta del Corazón de María es una ocasión para dejar que la experiencia del amor del
Padre llene nuestros corazones y reavive en nosotros el celo apostólico que hoy queremos expresar
a través de un compromiso generoso al servicio de la vida.
“Oh Madre benditísima, mil alabanzas os sean dadas por la fineza de vuestro Inmaculado
Corazón y habernos tomado por hijos vuestros! Haced, Madre mía, que correspondamos a tanta
bondad, que cada día seamos más humildes, más fervorosos y más celosos de la salvación de las
almas.” (Autobiografía, n. 493)
Os deseo a todos una gozosa celebración de nuestra fiesta patronal.
Hirakata (Japón), 16 de junio de 2004
Josep M. Abella, cmf.
Superior General