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APUNTES DE DERECHO INTERNACIONAL
ENVIADO POR LIC. F. JAVIER MATHIEU M.
Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente
europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la
supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales
revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al
postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes,
devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había sido
desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la vida
internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no permitiera
más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía continental.
Entre 1814 y 1815, los representantes de las potencias europeas que habían vencido a
Napoleón, pretendieron terminar con la situación creada por la Revolución francesa y el
Imperio napoleónico, mediante la Restauración de los principios monárquicos del Antiguo
Régimen, es decir, del absolutismo.
Reunión del Congreso de Viena donde los representantes de las potencia europeas que vencieron a Napoleón decidieron
como ordenar el continente europeo
Estos principios que trataron de implantar por la fuerza y con dificultades, no lograron
erradicar los ideales de la Revolución francesa ni frenar los cambios ocasionados por la
Revolución Industrial, ya que habían impregnado profundamente la mente y forma de vida
de gran parte de la población europea. Principalmente la burguesía no aceptó la vuelta al
Antiguo Régimen y en muchos países seguían manteniendo sus reivindicaciones liberales,
basadas en el constitucionalismo y la soberanía nacional, en la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley, y en la división del Estado en tres poderes independientes:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Así, el enfrentamiento de estas dos posturas, la monarquista y la liberal, aunado a la
arbitraria división geopolítica de los Estados europeos y la imposición de gobernantes sobre
distintos pueblos, ocasionó el resurgimiento de movimientos nacionalistas con tendencias
independentistas o unificadoras que, junto con el auge del liberalismo con sus diferentes
tendencias moderada y democrática, llevó a Europa a una nueva etapa revolucionaria, la
cual comenzó en 1820 y fue adquiriendo más fuerza en los movimientos de 1830 y 1848.
La Restauración
Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente
europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la
supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales
revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al
postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes,
devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había sido
desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la vida
internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no permitiera
más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía continental.
El conjunto de estas medidas conocido con el nombre de Restauración, fue un ideario que
afectó a la mayoría de los países europeos durante más de 20 años y cuyos principios
fueron aprobados en el Congreso de Viena.
El Congreso de Viena
Después de todos los trastornos causados por las guerras napoleónicas, los principales
monarcas de Europa se reunieron en Viena bajo la dirección de las potencias vencedoras:
Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia, donde se celebró un Congreso para liquidar los
innumerables
problemas internacionales. Estuvieron en el Congreso soberanos reinantes y representantes
plenipotenciarios de príncipes o Estados desposeídos que reclamaban la restitución de sus
dominios.
El Congreso se inauguró en octubre de 1814, y entre fiestas y recepciones duró hasta el 8
de junio de 1815, cuando se firmó el acta final. Además del zar Alejandro I de Rusia, los
personajes más importantes fueron el canciller austriaco Metternich y el ministro de Asuntos
Exteriores francés Talleyrand.
Metternich
Talleyrand
Alejandro I
Durante las reuniones del Congreso, hubo largas discusiones sobre diferentes temas, entre
ellos dos aspectos fueron los más relevantes:
• Establecer los principios teóricos que rigieron el periodo de la Restauración.
• Reorganizar el mapa de Europa.
Principios teóricos de La Restauración
Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para definir
el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y desviaciones
producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Estos
principios fueron:
Legitimidad: Sólo tenían derecho a estar en el poder aquellos a los que Dios había elegido
por su herencia real, por lo que no importaba si él gobernante no fuera de La misma
nacionalidad que sus súbditos. Esta legitimidad monárquica llevó de regreso al trono a las
dinastías reinantes antes de 1789 especialmente a Los Borbones en Francia.
Absolutismo: Al obtener el. monarca su poder de Dios, no debía ser frenado por ninguna
Constitución ni el principio de soberanía nacional.
Equilibrio: Fue un principio de inspiración británica que impedía la expansión de una
potencia a costa de otros Estados, con la finalidad de evitar conflictos en Europa.
Intervencionismo: Las potencias se comprometían a intervenir en aquellos territorios que,
perteneciendo a otra potencia, surgieran movimientos populares que pusieran en peligro los
otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y la realización de
congresos.
Congresos: Fueron foros donde se discutieron las formas de resolver los conflictos
internacionales y evitar que se empleara el recurso de la guerra para resolver disputas entre
naciones. Éste fue un principio que tuvo una enorme repercusión en la diplomacia
internacional.
Asistieron al Congreso quince miembros de las familias reales, doscientos príncipes y doscientos dieciséis representantes
de misiones oficiales. Durante su celebración se realizaron numerosos festejos, recepciones, bailes, conciertos y
banquetes, creando un ambiente frívolo en el que se desarrollaron intrigas políticas y de espionaje.
Los representantes de las pequeñas potencias solo conocieron esta faceta del Congreso, porque las decisiones importantes
eran tomadas por exclusivamente por Gran Bretaña, Austria, Rusia y Prusia. Francia pudo influir gracias a la habilidad
política de su representante Talleyrand.
El nuevo mapa de Europa
En el aspecto geográfico, las potencias centraron su atención en conformar Estados
nacionales más fuertes, con un territorio más extenso y de mayor volumen demográfico,
para prevenir cualquier intento expansionista como el que habían experimentado con
Francia, que tratara de dominar otra vez Europa.
El mapa continental europeo fue reconstruido como un gran rompecabezas que benefició
particularmente a los países antinapoleónicos:
Austria y Rusia se configuraron como las grandes potencias continentales, al lado de Gran
Bretaña que consolidó su expansión oceánica, y Prusia que, aun con su territorio dividido,
aumentó su poder en la zona del mar Báltico y dentro de la Confederación Germánica recién
formada.
Otros aspectos relevantes del mapa geopolítico de 1815 fueron la formación de una barrera
para mantener el control de Francia y la creación de naciones artificiales mediante la unión
de pueblos diferentes, como por ejemplo los belgas con Holanda, lo cual terminó
drásticamente con sus expectativas nacionalistas.
Gran Bretaña
Fue la primera beneficiaria, ya que se le reconoció su rango de primera potencia marítima al
asegurar su hegemonía sobre el mar Mediterráneo, mediante el dominio de las posiciones
de Malta, las islas Jónicas y Gibraltar, así como de otras bases fuera de Europa, como El
Cabo y Ceilán para controlar la ruta de la India y el refuerzo de sus posesiones en las
Antillas, para favorecer el comercio americano.
Austria
Logró concentrar su poder en el norte de La Península Itálica al obtener el reino LombardoVeneto e imponer príncipes austriacos en los tronos de los ducados de Parma, Módena y
Toscana; también consiguió una salida al mar Mediterráneo al iricorporarsé las provincias
llíricas. Con las posesiones en Alemania garantizó la intervención de su emperador en tos
asuntos de la recién creada Confederación Germánica.
Prusia
Quedó dividida y formó parte de la Confederación Germánica. Recuperó la orilla izquierda
del Rin con la anexión de Renania, una zona fronteriza con Francia.
Confederación Germánica
Quedó formada por 39 Estados, de los cuales Prusia y Austria fueron los más poderosos
Rusia
Obtuvo Finlandia antigua posesión sueca, Besarabia y una gran parte de Polonia
Suecia
Perdió Finlandia, pero fue compensada con Noruega. Lo anterior para evitar que Dinamarca
controlara tos accesos al mar Báltico.
Francia
Redujeron su territorio y se estableció una barrera con Estados tapón en torno a ella: aL
norte el Reino Unido de Los Países Bajos con la incorporación de Bélgica a Holanda; al este
con la anexión de Renania a Prusia y la Confederación Suiza, y al sur el reino PiamonteCadeña.
Península Itálica
Quedó dividida en siete Estados: al norte los reinos de Piamonte ~ Lombardía-Veneto; al
centro tos ducados de Parma, Módena y Toscana, y Los Estados Pontificios; al sur, el reino
de Dos Sicilias que devolvieron a los Borbones de Francia.}
Este trabajo de reorganización geopolítica provocó una serie de problemas que mantuvieron
un clima de fuerte tensión en la vida de los europeos durante la mayor parte del siglo XIX,
entre ellos:
Rivalidades cada vez más acentuadas entre las potencias.
Sometimiento de algunos pueblos como: Irlanda a Inglaterra, Bélgica a
Holanda, Noruega a Suecia, y Polonia a Austria, Prusia y en su mayor parte
a Rusia, sin tomar en cuenta sus intereses y características étnicas y culturales. Esta
situación impulsó el desarrollo del sentimiento nacionalista.
Conformación plurinacional de dos imperios:
- Austriaco, donde convivían alemanes, italianos, checos, croatas, eslovenos, y húngaros,
entre otros.
- Otomano, integrado por turcos, griegos, búlgaros, servios y albaneses, entre otros.
• División política de los territorios de los pueblos italiano y alemán, los cuales serían las
semillas de los futuros movimientos nacionalistas con carácter de unificación.
El acta definitiva del Congreso fue acompañada de otros decretos como los que
garantizaban la neutralidad de Suiza y la libre navegación de los ríos de Europa. Los aliados,
satisfechos de su labor en los aspectos político y geográfico, establecieron el compromiso de
reunirse periódicamente para decidir las medidas necesarias para mantener la paz europea,
en caso de que las corrientes revolucionarias volvieran a alterar a Francia y amenazaran la
paz de los demás Estados.
En conclusión, el Congreso de Viena fue la primera conferencia de paz moderna; un intento
no sólo de resolver todas las cuestiones pendientes en el continente europeo, sino también
de preservar la paz sobre una base permanente. Sus procedimientos fijaron la pauta de las
futuras conferencias internacionales, que todavía en la actualidad se conservan como medio
para establecer acuerdos entre las naciones.
La Santa Alianza
Las reuniones del Congreso de Viena fueron interrumpidas por el regreso de Napoleón a
Francia y su Imperio de los Cien Días, y se reanudaron hasta la derrota definitiva de éste en
Waterloo. Fue entonces, en el contexto de la Segunda Paz de París, en noviembre de 1815,
y antes de que se disolviese el Congreso de Viena, que el zar Alejandro 1 realizó una
propuesta
particular,
crear
una
Santa
Alianza
para
prevenirse
de
otra
amenaza
revolucionaria. Ésta fue pensada como una fuerza solidaria de intervención integrada por
tropas de Austria, Prusia y Rusia, con el compromiso de:
• Mantener el orden absolutista en Europa.
• Defender de los principios cristianos.
• Reprimir por medio de la intervención armada, los movimientos liberales y revolucionarios
que en cualquier país podían alterar la situación política de la Restauración.
La Santa Alianza fue un acuerdo que principalmente llevó a la práctica el ministro austriaco
Metternich.
Otro pacto fue la Cuádruple Alianza, que firmaron Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra para
vigilar a Francia, durante veinte años, y sostener en el poder al rey francés de la casa de los
Borbones, Luis XVIII.
Con estas alianzas, se concretó un sistema de relaciones internacionales que resultó eficaz,
al basarse en la llamada “práctica de los Congresos”, mismos que llevaron a cabo
periódicamente para vigilar que se respetaran los intereses comunes de la Europa de la
Restauración. Durante los Congresos que se desarrollaron entre 1818 y 1822, las
discusiones giraron en torno a las medidas a emprender ante las inquietudes y desórdenes
de tipo liberal o nacionalista que surgieron y fueron extendiéndose rápidamente.
De esta forma se ensayó por primera vez un sistema de ordenación internacional, con base
en el acuerdo de las potencias, el cual, modificado, ha llegado hasta nuestros días. Un
sistema basado en el principio de que los problemas que afecten mundialmente serían
analizados y las soluciones decididas en forma colectiva por los países más poderosos.
Las potencias de la Restauración
El nuevo orden fue definido por cinco potencias, cuatro de ellas vencedoras de
Napoleón: Gran Bretaña, Rusia, Austria y Prusia, y la misma Francia integrada
en esta alianza internacional por las acciones diplomáticas de su ministro de Asuntos
Exteriores, Telleyrand.
Entre las potencias persistieron profundas diferencias en cuanto a los modelos políticos que
representaban y a los proyectos internacionales que tenían. Entre ellos se distinguieron
tres:
• Parlamentario inglés: El monarca estaba limitado por una cámara representativa.
• Absolutista ruso y austriaco: El monarca no tenía ninguna limitación.
• Carta Otorgada francés: El monarca se auto limitó voluntariamente en el ejercicio de sus
funciones, sin abdicar a la plenitud de su soberanía divina. Fue un régimen que pretendió
combinar los dos modelos anteriores al mantener el poder real sin debilitarlo y aceptar la
consulta a la nación, mediante convocatorias electorales restringidas a los ciudadanos que
pudieran pagar las rentas establecidas para ser considerados como candidatos a las
Cámaras o como votantes.
En suma la Restauración no fue integral ya que algunos soberanos se vieron obligados a
conceder Constituciones, que aunque confirmaban la soberanía real, ésta quedaba limitada
a la ley. Además por su eficiencia se mantuvo la administración napoleónica y tampoco fue
posible suprimir algunas transformaciones jurídicas, y sociales como la igualdad ante la ley
y los impuestos universales con lo que no permitió el regreso de los privilegios de los
nobles.
PRINCIPIOS DE LA RESTAURACIÓN EUROPEA:
Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para definir
el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y desviaciones
producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Estos
principios
fueron:
Legitimidad: Sólo tenían derecho a estar en el poder aquellos a los que Dios había elegido
por su herencia real, por lo que no importaba si el gobernante no fuera de la misma
nacionalidad que sus súbditos. Esta legitimidad monárquica llevó de regreso al trono a las
dinastías
reinantes
antes
de
1789,
especialmente
a
los
Borbones
en
Francia.
Intervencionismo: Las potencias se comprometían a intervenir en aquellos territorios que,
perteneciendo a otra potencia, surgieran movimientos populares que pusieran en peligro los
otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y;, la realización de
congresos.
Absolutismo: Al obtener el monarca su poder de Dios, no debía! ser frenado por ninguna
Constitución ni el principió de soberanía nacional.
Equilibrio: Fue un principio de inspiración británica que impedía la expansión de una
potencia a costa de otros Estados, con la finalidad de evitar conflictos en Europa.
Congresos
Fueron foros donde se discutieron las formas de resolver los conflictos internacionales y
evitar que se empleara el recurso de la guerra para resolver disputas entre naciones. Éste
fue un principio que tuvo una enorme repercusión en la¡¿ diplomacia internacional.
Los vencedores de Napoleón decidieron la suerte de numerosos territorios europeos en el llamado
Congreso de Viena (septiembre 1814-junio 1815). El Congreso se desarrolló en una atmósfera de fiestas
suntuosas y en presencia de los principales soberanos de Europa. Las cuestiones diplomáticas fueron
tratadas de manera secreta por los ministros de las grandes potencias: Castlereagh por Gran Bretaña,
Nesselrode por Rusia, Hendenberg por Prusia y Metternich por Austria. A pesar de la derrota, Francia
también estuvo representada por el ministro Talleyrand. El protagonismo de Metternich en la política
internacional de esta época hizo que el período histórico que va de 1814 a 1839 fuese calificado como «la
era Metternich». En el grabado se puede observar cómo los diferentes monarcas se reparten los
territorios europeos.