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Y TOMANDO A UN NIÑO, LO PUSO EN MEDIO DE ELLOS, LE ESTRECHÓ ENTRE SUS BRAZOS Y LES DIJO: “EL QUE RECIBA A UN NIÑO EN MI NOMBRE, A MI ME RECIBE…” La inocencia de la infancia posee un gran valor para nuestra sociedad que debemos de defender más. Para Jesús el niñ@ es el modelo para entrar en el reino de los cielos (Mateo 18, 1-5). Esto es porque ellos son los que se preguntan, los que de todo se sorprenden, los que todo lo ansían,… ellos son los que no tienen maldad. Son los que confían plenamente en sus padres, como nosotros debemos de confiar en Dios. Ellos son el paradigma de la fe en Dios: al igual que es su relación con sus padres, así debe ser nuestra relación con Dios. CUESTIONARIO ¿Por qué crees tú que Jesús pone a un niño como centro o modelo? ¿Son los niños lo suficientemente defendidos en nuestra sociedad? ¿Somos capaces de aprender algo de los niños, de los más pequeños, pobres,…? Domingo XXV del Tiempo Ordinario Ciclo B EL QUE NO SIRVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA NADA ORACIÓN Oh Cristo, para poder servirte mejor, dame un noble corazón. Un corazón fuerte para aspirar por los altos ideales y no por opciones mediocres. Un corazón generoso en el trabajo, viendo en el no una imposición sino una misión que me confías. Un corazón grande para el sufrimiento, siendo valiente soldado ante mi propia cruz y sensible cireneo para la cruz de los demás. CANTO: Danos un corazón grande para amar; danos un corazón fuerte para luchar. Hombres nuevos, creadores de la historia constructores de nueva humanidad. Hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar. Hombres nuevos, luchando en esperanza caminantes, sedientos de verdad. Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad. Un corazón grande para con el mundo, siendo comprensivo con sus fragilidades pero inmune a sus máximas y seducciones. Lectura de la carta del apóstol Santiago. 3, 16; 4, 3. Pués donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad. Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones. Un corazón grande para los hombres, leal y atento para con todos pero especialmente servicial y delicado con los pequeños y humildes. Un corazón nunca centrado sobre mí, siempre apoyado en tí, feliz de servirte y servir a mis hermanos, ¡oh, mi Señor! todos los días de mi vida. Amén. Lectura del santo Evangelio según San Marcos. 9, 30-37 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.” Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: “¿De qué discutíais por el camino?” Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, y llamó a los Doce, y les dijo: “Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.” Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: “El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.” ELLOS CALLARON, PUES POR EL CAMINO HABÍAN DISCUTIDO ENTRE SÍ QUIÉN ERA EL MAYOR SI UNO QUIERE SER EL PRIMERO, SEA EL ÚLTIMO DE TODOS Y EL SER VIDOR DE TODOS. Ser el primero no es malo para Jesús, pero sí cómo se entiende ser el primero y para qué. Jesucristo no critica a los primeros, sino que pone unas nuevas condiciones para ser el primero, una nueva forma de ser el primero. Las categorías de Dios no son las nuestras (recordemos lo que Jesús le dijo a Pedro en la lectura del domingo de la semana pasada: “lejos de mi… porque piensas como los hombres, no como Dios” Jesús desde el comienzo de su predicación marca el camino al vencer las tres tentaciones por medio de su pobreza evangélica, servicio y humildad. Jesucristo se presenta como el gran servidor y ésta es su misión servir a la humanidad hasta dar la vida: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10,45). Todo el Evangelio está plagado de un Jesucristo al servicio de la humanidad por medio de sus obras, milagros, palabras,…, ésta es la forma de ponerse Dios a nuestro servicio, ésta es su entrega por amor a la humanidad. Jesucristo nos dice “yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lucas 22,27). Muchas veces andamos por la vida queriendo ser el mayor, ser el más importante, ser el que más destaque, estar en los primeros puestos… Vivimos con un sentido comparativo con los demás, tenemos ese pecado de compararnos que surge de nuestro yo y que nos lleva a querer ser más que los demás. Esta conversación que se traen los apóstoles dice mucho de cómo no entendían el mesianismo de Jesús, el proyecto de Dios en Jesucristo. Los apóstoles como hombres de su época siguen teniendo la imagen del enviado de Dios como un líder religioso, político, como un gran guerrero, como un jefe poderoso,… Parece extraño que estando tan cerca de Jesús no hayan entendido nada de su mensaje, de su vida y de sus hechos. CUESTIONARIO ¿Qué entendemos con ser el MAYOR? ¿Hay en nosotros el deseo de ser MAYOR que los demás? ¿Y en la gente que nos rodea? ¿Es lo mismo querer ser más que los demás a ser mejores que los demás? CUESTIONARIO Comenta el título de esta catequesis: ¿QUÉ TE PARECE? ¿Qué te parece éste versículo de la Biblia que nos dirige Jesucristo? ¿Nuestra sociedad entiende que para ser el primero hay que ser servidor? ¿Vives al servicio de los demás sin condiciones?