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Barba Negra
L y M: Luis Delgadillo.
Una noche, una noche en altamar,
un corsario, un corsario vi pasar.
Los piratas discutían cómo el galeón atracar.
Ron, ron, ron, Barba Negra cruzará.
Ron, ron, ron, mil peligros en la mar.
Ron, ron, ron, ¡hasta el tesoro alcanzar!
Barba Negra era un pirata con un diente de hojalata,
con un ojo de canica y un arete en la nariz,
con una pata de palo y su panza de barril,
un sombrero grande y feo, de color azul pastel
con lagañas en los ojos y mocos en la nariz.
¡Al abordaje!
Cortando las cuerdas tiraban las velas,
subían con un sable hasta la cubierta.
Buscando el tesoro, trepaban al casco,
robaban comida, canela y cacao…
¿Y qué hay en el cofre?
Tesoros que brillan: el oro, la plata,
¡diamantes y joyas!
Ron, ron, ron, Barba Negra cruzará.
Ron, ron, ron, mil peligros en la mar.
Ron, ron, ron, ¡hasta el tesoro alcanzar!
Y todos coludos o todos rabones
sobre la isla, sonaban tambores.
Unos bailaban, otros comían
y los piratas ¡se divertían!
La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar,
Porque no tiene, porque le faltan, alitas para volar.
La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar,
porque no tiene, porque le falta, una pata para andar.
Ya se va la cucaracha, se la llevan los piratas,
pero a todos nos enseña a bailar en una pata.
En una pata, en una pata, a bailar en una pata.
En otra pata, en otra pata, a brincar en la otra pata.
Ya se va la cucaracha, ya se va con los piratas,
se murió la cucaracha, ya la llevan a enterrar.
El cuento chiquito
L y M: Luis Delgadillo.
Había una vez, un cuento chiquito
que apenas empezaba, tenía que terminar.
Había una vez, un cuento chiquito
que ni con Lupe lo podías ver.
“Hágase la pequeñez”, dijo un brujo bien tocado.
Y las pulgas se hicieron chiquitas,
y las vacas se hicieron chiquitas,
y los libros se hicieron chiquitos,
y los lápices se hicieron chiquitos,
para escribir la historia de Juan Chiquito.
Grano de arena, pulga, lápiz,
micro voltaje de televisión,
chispa, piquete de mosquito,
fotón, centavo, Surinam.
País chiquito, Luxemburgo,
El Principito, ojo de hormiga,
el vocho, chiquitolina,
cabeza de alfiler.
Tan, tan.
Todos queremos más,
queremos aplaudir, queremos gozar,
queremos cantar, queremos silbar,
queremos bailar, queremos gritar,
queremos brincar.
Tan, tan.
Son frutero
L: Luis Delgadillo y Francisco Rojas Cárdenas
M: Luis Delgadillo
Un negrito saltarín, con sonrisa de sandía,
canta y baila el Son frutero,
pregonando todo el día.
Naranja dulce, limón partido,
traigo pitaya, la mantarraya,
o una papaya, que el niño llora
por aquel hueso que se le atora.
Los dulces higos, como vampiros.
Todas las frutas, las pinta Olga.
¡Qué ricos son!, son, son en primavera.
¡Qué ricos son!, en el verano.
¡Qué ricos son!, son, son para el otoño.
¡Qué ricos son!, en el invierno
las frutas son, son, son mis preferidas.
Las frutas son… ¡pa’ todo el año!
Si viene el coco, yo no me espanto.
Viene la tuna, soy mexicano;
si es un nopal, soy ilegal;
si tú eres niño, yo soy pelota;
si eres melón, yo soy sandía.
Si tú Viruta, yo Capulina.
Son lo que te canto.
Son, el Son frutero
son para mi pueblo,
son… ¡Soy mexicano!
Naranja dulce, limón partido,
traigo pitaya, la mantarraya,
o una papaya, que el niño llora
por aquel hueso que se le atora.
Los dulces higos, como vampiros.
Todas las frutas, las pinta Olga.
Yo ya me voy, ya me despido.
Qué rico son, el que te canto.
Qué ricos son los Keliguanes,
yo te lo digo: ¡qué pobres son!
Los dulces mexicanos
L y M: Luis Delgadillo.
En un viaje sideral, en nave de mazapán,
me encontré en una galaxia, meteoritos de acitrón,
cometas de palanqueta, con la cola de turrón,
estrellas de malvavisco, con su sol de polvorón,
con satélites lunares, confitados y paletas de limón.
Acitrón de un fandango, sango, sango, sabaré,
sabaré de tarantela, con su triqui, triqui, triqui, triqui, trán.
Esquivando pepitorias y lluvias de colación,
tuvimos que aterrizar en pista de mermelada.
En un bosque de biznagas, con murallas de membrillo,
descubrimos la ciudad más dulce de la Vía Láctea,
donde habitan muchos dulces, empacados mexicanos.
Por sus calles transitaban, en sus naves espaciales,
churros, glorias y natillas, pirulines y cocadas;
cachetadas, alfajores y nueces garapiñadas,
jamoncillos, jericallas y frutas cristalizadas.
Y entre nubes de algodón, salió un tren de cacahuate
y del tren se oyó la voz como de algún pregonero,
que vendía pámpano frito, a quien llegara primero.
Y allá, por San Juan de Dios, bajo el ala de mi nave,
no me lo van a creer, vi unas sombras muy extrañas.
Yo creí que eran marcianos, urupanos o bolillos,
pero eran diez borrachitos de sabores diferentes,
calaveritas de azúcar con sombrero mexicano
y una momia en charamusca, con letrero que decía:
“Recuerdo de Guanajuato”.
Acitrón de un fandango, sango, sango, sabaré,
sabaré de tarantela, con su triqui, triqui, triqui, triqui, trán.
Pinta
L y M: Luis Delgadillo
Si en el bosque ya no hay güijes,
ya no hay hadas ni princesas,
si Cupido no ha llegado,
ni Teseo te ha visitado…
Pinta su sombra o pinta la noche,
pinta de día o pinta sandía,
pinta con chorro o pinta con cincho,
pinta de “sincho”.
Pinta con chinche o pinta su nombre,
pinta en un cuento, pinta las nubes,
pinta las flores, pinta con gatos,
pinta las pulgas y garabatos.
Barcos piratas, peces que vuelan,
pinta sirenas, mares de ensueños,
brujas espadas y chapulines,
pinta en un lienzo,
pinta tus sueños.
Pinta su sombra o pinta la noche,
pinta de día o pinta sandía,
pinta con chorro o pinta con brocha,
pinta con cincho o pinta de “sincho”.
How you doin? , ¿Cómo estás?
L: Luis Delgadillo y Francisco Rojas Cárdenas
M: Luis Delgadillo.
How you doin’? How you doin’?
Te saludo, ¿cómo estás?
How you doin’? How you doin’?,
hasta México came back.
Como no tenían trabajo,
mis papás se decidieron
a cruzar al otro lado,
muy chiquito me llevaron.
Yo crecí mirando estrellas,
grandes bosques y desiertos,
es el sueño americano
de mi pueblo mexicano.
Cause I’m happy, estoy feliz,
con my mom and con my dad.
Salta, jumpin’, todos juntos a saltar.
Jumpin’, jumpin’,
let me be, don’t let me down.
Recordaba pocas cosas
de mi México querido,
pero hoy, que estoy aquí,
muchos juegos he aprendido.
How you doin’? How you doin’?
Te saludo, ¿cómo estás?
How you doin’? How you doin’?,
hasta México came back.
How you doin’? How you doin’?
jumpin’, jumpin’, a saltar.
How you doin’? How you doin’?
Te saludo, ¿cómo estás?
Allá en los United States,
en mi casa, preparaban
las tortillas favoritas
para hacer mis quesadillas
o tostadas con carnitas,
como allá dicen que son.
How you doin’? How you doin’?
Ya conocí a mi grandpa.
How you doin’? How you doin’?
Por tus playas caminar.
How you doin’? How you doin’?
Con mis primos let´s go dance.
How you doin’? How you doin’?
Keliguanes a bailar.
La cueva de los duendes
L y M: Luis Delgadillo.
En la cueva de los duendes
nos podemos divertir.
Espirales de colores
giran muy dentro de ti.
Espirales de colores
escuchándote reír.
Y los duendes, bajo el árbol,
entontando su canción,
brincan, bailan como sapos,
esperando la función.
Oye, ye-o, oye ye-a.
Kilembe-o, kilembe-a.
Ogros, troles y fantasmas
y un murciélago panzón;
personajes de los cuentos
viven en esta región.
Y los niños y las niñas
usan la imaginación,
inventando fantasías
en el patio, en el salón.
Oye, ye-o, oye ye-a.
Kilembe-o, kilembe-a.
Habla un viejo dinosaurio
emplumado, cual dragón.
Y en el centro de la hoguera,
un elfo así cantó:
“es la luz que hay en tu alma,
que me alumbra el interior”.
Oye, ye-o, oye ye-a
Kilembe-o, kilembe-a.
Los sueños de Leonora
L y M: Luis Delgadillo
Leonora tenía un violín y con él se divertía
y las niñas le decían: “toca el violín”.
Leonora tenía un violín y un caballo balancín;
cuando Leonora trotaba, tocaba el violín…
Leonora quería jugar con los niños en la escuela.
Los invita a cabalgar por las praderas de Irlanda.
Leonora cambió el violín por un pincel en la mano
y todos los niños decían: “pinta tus sueños, Leonora,
pinta tus sueños, Leonora, pinta tus sueños”.
Leonora pintó un castillo y en la ventana una dama,
la chica moría de amor, era una dama encantada.
El príncipe José ha venido a rescatarla
montando en un gran corcel, ocho duendes lo acompañan.
Clop, clop, clop… Galopa en su balancín.
Clop, clop, clop… Despierta, niña Leonora.
Clop, clop, clop… Y los niños le decían:
“pinta tus sueños, Leonora”.
Leonora quería saber cómo terminó la historia.
En eso, que sale un sapo y dio un salto a la ventana.
Leonora lo recibió con un besito en la boca.
Las brujas se han esfumado, el hechizo ha terminado
y los duendes, muy contentos, una fiesta celebraron.
Los novios se despidieron y hasta México llegaron.
Clop, clop, clop… Galopa en su balancín.
Clop, clop, clop… Despierta, niña Leonora.
Clop, clop, clop… Y los niños le decían:
“pinta tus sueños, Leonora”.
En el desierto, les cuento, no hay estrellas que los guíen,
y esta historia se acabó. Todos vivieron felices.
José tocando el violín y Leonora cabalgando,
y entre una cortina de humo salió un caballo trotando.
Clop, clop, clop… Galopa en su balancín.
Clop, clop, clop… Despierta, niña Leonora.
Clop, clop, clop… Y los niños le decían:
“pinta tus sueños, Leonora”.
Peces de marzo
L y M: Luis Delgadillo.
Helados, heladitos, ¡ay qué calor!
Peces de marzo vuelan en el parque,
de mil colores y sabores los helados son.
Vientos de marzo, traen la esperanza
de, en el verano, comer helados de color.
En arcoíris dejar los sueños,
vivir la vida, en aire fresco de sabor.
Helados, heladitos,
hay de jamaica y tamarindo,
de rica fresa y chocolate,
hay Cotopaxi con cerezas,
son de sandía y tutti-frutti.
Paletita de limón.
Ven a probar de un beso,
en la luna de queso,
ventanita de cristal
en mi carrito musical.
Yo me quedé volando.
De ser un gusanito
me crecieron alitas,
y ahora me voy volando,
por mi paleta de limón.
Soy mariposa como tú,
chupando flores de limón
en el parque del agua azul.
Son… Corazón de Niño
L y M: Luis Delgadillo
Andresito, un niño de apenas nueve años de edad, todos los días se levantaba
muy temprano para salir a trabajar con los pescadores. Él vivía con sus papás, en
un cuartito del barrio de La Candelaria. El cuarto era tan chiquito que no les
cabían ni los pies.
Un día, Andrés abrió los ojos en cuanto escuchó a su mamá:
-¡Ándale Andresito, que se te hace tarde!
La mamá le estampó un beso en la frente, Andrés se vistió con pantalón corto, a
rayas y la gorra de beisbol que le regaló su primo Ángel. Se calzó sus tenis y salió
corriendo a la cocina.
“¡No salgas sin tomar tu desayuno!”, le dijo su papá.
Andresito se empinó un vaso con leche, se comió un trozo de pan y tomó otro
pedazo que guardó en la bolsa derecha de su pantalón.
El Güero y El Firus, sus dos fieles sabuesos, meneaban la cola, giraban y se
paraban en dos patas hasta que convencieron a Andresito de darles el pedazo de
pan que recién se había guardado.
Poco después, él y sus mascotas salieron rumbo a la plaza mayor donde, para
despedir la noche, la Luna les guiñaba un ojo.
Conforme salía el Sol por el oriente, el cielo se iluminó de rojo carmesí.
Andresito y sus acompañantes llegaron al malecón por el embarcadero, las
palmeras bailaban con el viento.
Entonces, mientras él se imaginaba encontrando un tesoro enterrado por algún
pirata, un rayo de luz brilló a lo lejos en la arena, más por curiosidad que por creer
que realmente se tratara de un cofre escondido, Andresito echó a correr hacia la
playa para averiguar qué era eso que atrajo su atención.
Como El Güero y El Firus no sabían lo que pasaba, corrieron tras él dejando sus
huellas atrás.
Pero, ¿qué creen que encontraron? ¿Ya adivinaron?
¡Era un hermoso caracol!
Andresito lo tomó entre sus manos y con un poco de precaución lo acercó cada
vez más hasta su oreja. Quería escuchar el mar, pero lo que se oyó desde su
interior fue el canto de las sirenas. Andresito se quedó inmóvil. No sabía qué hacer
con tanta emoción. Escuchaba todo distinto y hasta comprendía lo que El Güero y
El Firus le ladraban: “¡canta Andresito, canta!”. De inmediato pensó en Manuelita,
su mejor amiga de la escuela y compañera de juegos, mientras sonreía, sentía
cómo le revoloteaban flores en el estómago y empezó a cantar un hermoso son
que le nació del corazón.
Dicen que en ese momento su corazón quedó encantado y se convirtió en un son.
Yo sólo sé que cuando lo escuché cantar, mi corazón volvió a latir como el de un
niño ¿será por tanta emoción?
Son corazón, son corazón.
Andresito se encontró un caracol en la arena.
En la arena se encontró, Andresito, un caracol.
Y de su interior salió el canto de las sirenas,
y el corazón de Andresito, en un son se convirtió.
Son corazón, un corazón de niño.
Son corazón, es el que siento yo.
Son corazón, para amar a las flores.
Son corazón, y al canto del ruiseñor.
Y pensando en Manuelita estos versos le cantó.
Andresito está tocando este son del corazón.
Escúchame, baila conmigo este son,
que Andresito me enseñó,
para cantarle a los niños.
¡Me sale del corazón!
Son corazón, un corazón de niño.
Son corazón, es el que siento yo.
Son corazón, para amar a las flores.
Son corazón, y al canto del ruiseñor.
Andresito está tocando este son del corazón.
Manuelita está bailando, ha conocido el amor
y, de sus ojos de niña, un lucero despertó,
y el cuerpo de Manuelita en un pez se convirtió.
Son corazón, es el que tengo yo…