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TEMA 8: LA ECONOMÍA A LO LARGO DEL TIEMPO. SITUACIÓN ACTUAL
1. LA ECONOMÍA A LO LARGO DEL TIEMPO
Hasta ahora hemos estudiado los problemas económicos sin considerar lo que ocurre a lo largo del tiempo. Sin
embargo, a medida que transcurre sabemos que varían nuestras necesidades y las condiciones sociales,
culturales y políticas de la sociedad, así que igualmente cambian las relaciones económicas.
Lo que normalmente ocurre es que a medida que pasa el tiempo las economías van teniendo mayores
capacidades económicas, mejores condiciones para hacer frente a los problemas económicos. Aunque
también sucede que muchas economías se estancan, o incluso que ven empeorar su situación económica.
El crecimiento económico
Llamamos crecimiento económico al incremento en la capacidad productiva de la que dispone una economía
para hacer frente a las necesidades de su población a lo largo del tiempo.
Las economías logran crecer siempre y cuando dispongan de suficientes factores de crecimiento y los utilicen
adecuada y provechosamente.
Entre los factores que más han influido en la historia para impulsar el crecimiento de las economías
más avanzadas se encuentran los siguientes.
- Los recursos naturales.
- La población.
- El conocimiento y la tecnología.
- La buena utilización de la intervención estatal.
- La mentalidad emprendedora y la cultura creativa.
La medición del crecimiento económico
Para medir el crecimiento económico de una economía se suele recurrir a la comparación de los datos del
Producto Interior Bruto entre dos momentos determinados. De esa forma se puede obtener una tasa de
crecimiento económico como en el siguiente ejemplo:
Producto interior bruto del año 2010: 1.000 €
Producto interior bruto del año 2011: 1.050 €
𝑇𝑎𝑠𝑎 𝑐𝑟𝑒𝑐. 𝑃𝐼𝐵 2011 =
PIB 2011 − PIB 2010
x 100 = 5%
𝑃𝐼𝐵 2010
Decimos en este ejemplo que la tasa de crecimiento del PIB en el año 2011 respecto al del año 2010
ha sido del 5%.
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Las limitaciones del concepto de crecimiento
Puesto que las necesidades humanas van en aumento y cada vez suele haber más población que satisfacer,
es fundamental que las economías aumenten su capacidad productiva con el paso del tiempo. Pero si este
necesario incremento de la actividad se mide solo a través del crecimiento que registra el PIB no se dispondrá
de una información rigurosa sobre el grado de satisfacción humana que se va alcanzando.
La tasa de crecimiento del PIB es una expresión bastante vaga de lo que ocurre en una economía porque no
nos proporciona información sobre la naturaleza de los procesos que están generando crecimiento económico.
Aunque sepamos que una economía tiene una tasa de crecimiento muy alta, no podremos sacar demasiadas
conclusiones. No sabremos, por ejemplo, la calidad de esos procesos de crecimiento, qué factores están
provocándolo y quién se está beneficiando en mayor medida de él.
Puede ocurrir, por ejemplo, que se esté dando mucho crecimiento económico a costa de destrozar el medio
ambiente, o de crear mucha pobreza y poco empleo, o generando mucha desigualdad social.
Desarrollo y subdesarrollo económico
Para evitar esas limitaciones tan importantes del concepto tradicional de crecimiento económico es preferible
utilizar el concepto de desarrollo económico.
Entendemos por desarrollo económico el proceso en virtud del cual una economía no sólo crece
cuantitativamente sino que mejora las condiciones de vida de todos sus ciudadanos.
Esto es muy necesario porque en los últimos decenios se ha comprobado que muchos países han registrado
tasas de crecimiento muy altas pero que siguen siendo países en subdesarrollo, porque en su interior no se
han producido las mejoras cualitativas necesarias para garantizar una vida digna y un mínimo bienestar a toda
su población.
Las características de estos países subdesarrollados suelen ser las siguientes:
a) Tienen un ingreso por habitante muy bajo, muy poca productividad como efecto de que apenas si
han tenido desarrollo tecnológico y un sector industrial muy débil. Su capacidad de ahorro es muy pequeña y
su producción suele estar vinculada a algunos pocos productos.
b) Las condiciones de vida están muy deterioradas para la inmensa parte de la población, incluso
aunque tengan grandes riquezas naturales, como consecuencia de la gran desigualdad existente. Suele haber
muchas carencias en sanidad, escolaridad y servicios esenciales de todo tipo. Eso provoca gran mortalidad
infantil y una esperanza de vida muy baja.
c) La gran mayoría de la población apenas tiene cultura, hay niveles de analfabetismo muy altos y no
se actúa socialmente con dinamismo e iniciativa.
d) Las instituciones sociales y políticas son muy débiles y a menudo corruptas pues están directamente
al servicio de las minorías más ricas e influyentes.
Para hacer frente a estos problemas, el Programa para el Desarrollo de la Naciones Unidas (PNUD)
afirma que deben aplicarse políticas basadas en un “concepto integral de desarrollo humano” entendido como
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un proceso que permite ampliar el abanico de opciones que se ofrece a los individuos mejorando sus
posibilidades de acceso a la educación, a la sanidad, incrementando sus ingresos y oportunidades de empleo
y, además, proporcionándoles mayor libertad en lo político y económico.
Los motores del desarrollo económico
Hasta hace unos años, se creía que el desarrollo económico era una cuestión de tiempo. Es decir, que al igual
que las naciones más adelantadas habían logrado desarrollarse en su momento, que igual le sucedería más
adelante a las que están más atrasadas. Hoy día se ha comprobado que los procesos de desarrollo no se dan
así. Más bien ocurre que la riqueza y el progreso de las economías más avanzadas, se produce
constantemente a costa de las más atrasadas. Por eso no basta con que las cosas sigan igual y se trate de
incrementar la velocidad de crucero de todas las economías potenciando solo el crecimiento económico, sino
que es necesario modificar el modo de crecer de las economías que lo hacen empobreciendo a las demás. Eso
significa que para conseguir el desarrollo de todas las naciones es preciso repartir mejor la riqueza y las
oportunidades y que los países y los grupos sociales más avanzados renuncien a algunos de sus grandes
privilegios para darles también oportunidades a los más retrasados.
El ciclo económico y las crisis
Otro de los problemas más importantes que sufren las economías a medio y largo plazo es el de la existencia
de ciclos económicos, es decir, de fluctuaciones más o menos regulares que se suelen dar en la actividad
económica a lo largo del tiempo.
Si seguimos la evolución de las principales magnitudes económicas observamos prácticamente siempre que
siguen una senda cíclica, es decir, que a momentos de alza siguen otros de caída y después de nuevo alzas y
así sucesivamente.
Las fases del ciclo económico
En ese movimiento cíclico se detectan siempre las mismas fases:
- Expansión. Es el periodo en el que crecen las magnitudes económicas. Las rentas se elevan y se
crea empleo. Aumenta el consumo, la inversión y, en general, la producción y la demanda agregada.
- Crisis, cima o auge. Es el momento en el que la expansión llega a su momento más alto y a partir del
cual las magnitudes comienzan a mostrar signos de deterioro.
- Recesión. Es la fase, que puede ser más o menos larga, en la que toda la economía se deteriora.
Cae el empleo y la producción. Se debilita la inversión y las rentas bajan, lo que provoca la caída del consumo
y de la demanda agregada.
- Depresión. Es el momento más bajo de la recesión y a partir del cual la economía comienza de nuevo
a recuperarse.
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Ejercicio 1: Lee el texto de forma comprensiva y responde a las siguientes cuestiones:
a)
b)
c)
d)
Cuántas crisis se analizan en el texto.
Al margen de casos particulares, ¿cuál o cuáles son las causas comunes a todas ellas?
Atendiendo a lo que dice el autor, ¿es posible que en el futuro se repitan más crisis?
¿Qué soluciones podrías proponer para que esto no vuelva a ocurrir?
La crisis económica general que se desató internacionalmente en 2008 es una Gran Depresión. Fue iniciada por una
crisis financiera en EE UU, pero no fue la causa. La crisis es una fase absolutamente normal a largo plazo de la
acumulación capitalista, en la que se suceden ondas largas expansivas y depresivas.
En su justamente reconocida obra La Gran Crisis de 1929, John Kenneth Galbraith señaló que si la Gran Depresión de
los años 1930 fue precedida por una creciente especulación financiera, fue sin embargo el débil y frágil estado de la
economía en 1929 lo que permitió que el derrumbe de los mercados bursátiles desencadenase el colapso económico.
Lo mismo sucede hoy. Aquellos que prefieren considerar cada uno de estos episodios como acontecimientos
excepcionales, han olvidado la dinámica histórica que intentan explicar. Y en el proceso olvidan también,
convenientemente, que es la misma lógica del beneficio la que nos condena a repetir esta historia una y otra vez.
Los ciclos económicos son el elemento más evidente de esta dinámica capitalista. Los ciclos cortos (de 3 a 5 años) son
el resultado de la perpetua oscilación de la oferta y la demanda agregadas, y el ciclo medio (de 7 a 10 años) son el
producto de una fluctuación más lenta de la capacidad de producción y de la oferta agregadas. Pero estos ciclos
económicos se apoyan en un ritmo mucho más lento por el que se suceden las ondas largas expansivas y depresivas de
acumulación. Los distintos ciclos económicos se articulan en estas ondas largas de fondo. La historia del capitalismo
siempre transcurre en un escenario en movimiento.
Tras la Gran Depresión de los años 1930 vino la Gran Stagflación de los años 1970. La crisis subyacente quedó oculta
por una inflación rampante. Pero ello no impidió una perdida sustancial de puestos de trabajo, una depreciación
profunda del valor real del índice de los mercados bursátiles y una ola general de quiebras bancarias e industriales. El
gran temor del momento era que se desarticulasen el sistema financiero y económico. Baste ahora para nuestros
propósitos señalar que en países como EE UU y Gran Bretaña la crisis produjo un alto nivel de paro, ataques contra el
movimiento sindical, los subsidios de paro y las políticas públicas de lucha contra la pobreza, y una inflación que
rápidamente erosionó tanto los salarios como el valor real de las bolsas. Otros países, como Japón, optaron por unas
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tasas de paro bajas y una deflación gradual de activos que prolongó la duración de la crisis, pero evitó que alcanzase la
profundidad de la que sufrieron EE UU y Gran Bretaña.
Más allá de estas diferencias, en los años 1980 comenzó un nuevo boom en los principales países capitalistas, ayudado
por una caída sustancial de la tasa de interés que permitió elevar considerablemente la tasa neta de ganancias, es decir,
aumentó la diferencia neta entre la tasa de ganancias y la tasa de interés. La caída de la tasas de interés también facilitó
la expansión del capital en todo el mundo, promovió un incremento sustancial de las deudas de consumo e infló
internacionalmente las burbujas inmobiliarias y financieras. La desregulación de las actividades financieras en muchos
países fue promovida por las propias entidades financieras y, con la excepción de unos pocos países como Canadá, el
empeño tuvo bastante éxito. Al mismo tiempo, en países como EE UU y Gran Bretaña hubo un aumento sin precedentes
en la explotación de la fuerza de trabajo, a través de una reducción del crecimiento de los salarios en relación con la
productividad. Como siempre, el resultado directo fue un importante aumento de la tasa de ganancias. El efecto colateral
normal de una desaceleración de los salarios hubiera sido un estancamiento del gasto real en consumo. Pero con unas
tasas de interés decrecientes y un crédito cada vez más fácil, el gasto en consumo y en otros aspectos continuó
creciendo, como una boya en un mar de deudas. Todos los límites parecían superados, todas las leyes de
funcionamiento suspendidas. Y entonces se produjo la crisis y el desplome. La crisis inmobiliaria en EE UU fue solo el
detonante inmediato. El problema real era que la reducción de la tasa de interés y el crecimiento de la deuda que había
alimentado el boom habían alcanzado sus límites.
La actual crisis esta aun en pleno desarrollo. Se han creado enormes cantidades de dinero en todos los principales
países avanzados, que se han canalizado hacia el sector privado empresarial para reactivarlo. Pero la mayor parte de
este dinero se ha quedado allí. Los bancos no quieren aumentar el crédito en un clima de incertidumbre y riesgo en el
que no están seguros de recuperar su dinero con una tasa de interés rentable. Otros sectores, como la industria
automovilística tienen problemas similares debido al peso de los grandes inventarios de mercancías invencidas a las que
necesitan dar salida antes de pensar en nuevas inversiones. Por todo ello, la mayor parte de la ciudadanía no ha visto el
menor beneficio de las grandes cantidades de dinero que se han arrojado al mercado y las tasas de paro siguen altas. A
este respecto, resulta cuanto menos chocante lo poco que se ha hecho para crear empleo a través de programas de
inversión pública, como hizo la Administración Roosevelt en los años 1930.
Lo que plantea una pregunta fundamental: ¿cómo es posible que el sistema capitalista, cuyas instituciones, regulaciones
y estructuras políticas han cambiado tanto a través de su evolución, sea capaz de reproducir ciertas tendencias
económicas recurrentes? La respuesta reside en el hecho de que estas tendencias particulares nacen de la búsqueda de
beneficios, que sigue siendo el regulador central de la actitud empresarial a través de la historia.
Anwar Shaikh.
2. SITUACIÓN ACTUAL
Desde la 2ª mitad del S. XX, la economía ha entrado en unos profundos cambios, promovidos por distintas políticas
económicas, siendo las conservadoras neoliberales las que han imperado desde los años 70, que impusieron la
autodenominada revolución conservadora, que se fundamentaba en dos grandes objetivos: la reducción de la inflación y
la disminución del déficit público, lo que inexorablemente ha llevado al desmantelamiento del Estado del Bienestar que
había sido uno de los pilares básicos de las sociedades desarrolladas desde el final de la 2ª Guerra Mundial.
Para llevar a cabo las ideas neoliberales se aplicaron las recetas de M. Friedman y que se fundamentaban en:



Confianza en el mercado como mecanismo de equilibrios automáticos de máxima eficiencia.
Se acabó con el sistema de protección social que protegía a los más desfavorecidos.
Se fundamentó un sistema de valores sociales antiigualitarios e individualistas.
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El Nobel de Economía James Tobin dejó claro en 1981 cuáles fueron los únicos resultados de estas políticas
conservadoras: la redistribución de la renta, riqueza y el poder del Estado a las empresas privadas, de los trabajadores a
los capitalistas y de los pobres a los ricos.
Hoy día estamos viendo que esas premoniciones de Tobin se están cumpliendo ante el dominio absoluto de las doctrinas
neoliberales y que han desembocado en la crisis actual, si bien es verdad que cada vez salen más voces en contra,
sobre todo, de economistas críticos.
LA ECONOMÍA EN EL CAMBIO DE SIGLO
Los efectos de los cambios producidos son variables según desde el punto de vista que se mire. Así, si lo hacemos
desde los beneficios empresariales o de la inversión privada, los resultados han sido muy positivos, pero si lo hacemos
desde el punto de vista del bienestar social se puede observar que la pobreza y la desigualdad económica y social han
crecido.
Estado actual del sector industrial
En los países desarrollados una de las actividades básicas es la industria que ha supuesto la columna vertebral de
las economías desde el S. XVIII. Pero desde los años 70 del pasado siglo entró en crisis y los cambios que esta
produjo, ha conducido a una situación dispar según los tipos y la zona geográfica. De manera simplificada
distinguimos:
a) Industrias tradicionales: han dejado de ser competitivas para lo que han buscado tres soluciones:
- Gozar de protección (subvenciones) para poder vender a costes altos. Esto sólo se ha llevado a cabo
en alguna zona geográfica, como Europa y con la situación de crisis es una política cada vez menos
usada.
- Rebajar costes de producción, lo que ha llevado a la generalización de la reducción de salarios con las
repercusiones que esto conlleva, como menos ingresos, bajada del consumo, de recaudación de
impuestos...
- Deslocalización, esta ha sido y es la solución más empleada, que consiste en relocalizar las industrias
en zonas geográfica donde el nivel salarial puede llegar a ser hasta setenta veces más bajo y por lo
tanto abandonar los países de origen.
Esta es una política que consigue un aumento de los beneficios empresariales, una reducción del
precio del producto, pero también hace que aumente el paro y empeoren las condiciones de los
trabajadores en las áreas afectadas por la deslocalización y obliga a buscar soluciones en el aumento
de la competitividad que se tiene que hacer con lo que algunos autores llaman la “chinarización” de la
economía (trabajar más por menos y en peores condiciones).
Además, en los países del “Sur”, donde se instalan las industrias no conlleva a una mejora sustancial
en la condición de vida de los trabajadores.
b) Industrias de vanguardia: estas son las únicas que se salvan de este círculo de bajos salarios, pero debido al
nivel de competencia entre las empresas, se ven obligadas a una elevada inversión, que no siempre dan los
mejores resultados y a una inestabilidad que se refleja en cambios de empleo y de crecimiento económico “a
saltos”.
La limitada actuación de los Estados
Ante el peso, cada vez menor, de los Estados en la economía y la enorme importancia de los mercados en la toma de
decisiones, las políticas nacionales se encuentran muchas veces con las manos atadas y a expensas de las decisiones
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de instituciones supranacionales que a su vez se hallan a merced de intereses financieros particulares. Un ejemplo claro
de todo esto, es el escaso margen que poseen los gobiernos de los países llamados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia,
Grecia y España) ante la crisis actual.
La financiarización de las economías
Uno de los rasgos distintivos de las economías actuales es el inmenso y desproporcionado crecimiento de los flujos
monetarios, motivado entre otras cosas, por la gran cantidad de activos financieros que acumularon las empresas
multinacionales y los bancos, el enorme endeudamiento familiar y empresarial, la facilidad para operar en los mercados
a tiempo real gracias a las nuevas tecnologías y la plena libertad que afecta a los movimientos internacionales de
capital.
Lo adecuado hubiese sido que estas inmensas cantidades de capital se dedicaran a financiar a la economía productiva o
real con los consiguientes beneficios para el bienestar de países y ciudadanos. Pero los altos y rápidos beneficios que se
pueden generar con la simple especulación, ha llevado a ese capital a moverse de forma independiente (y nada solidaria)
en los mercados financieros.
En esto ha influido el escaso poder y tal vez interés, de controlar los flujos financieros desde las instituciones nacionales
y supranacionales a través de leyes que impidiesen tal despropósito.
Queda claro que en esta falta de interés juega un papel muy importante las conexiones entre políticas económicas
neoliberales, gobiernos y especuladores.
Las políticas de contención de la inflación
El hecho de considerar cómo un enemigo la inflación, ha llevado en épocas de recesión, como en los años 80 y en la
actualidad a desarrollar políticas encaminadas a controlar el nivel de precios sobre 1 - 2% y por lo tanto a bajarlos. Pero
este intento de solución tiene unos efectos negativos.
La bajada de precios provoca una reducción de la actividad económica, lo que lleva al paro y a una disminución de la
inversión privada. Ante esto, los Estados tienen que aumentar el gasto público (gasto social, infraestructuras, subsidios a
las empresas en crisis), reducir la presión fiscal sobre los beneficios o sobre el consumo privado, lo que lleva a menos
ingresos.
En definitiva, esto provoca un aumento del déficit público, que aunque podría ser financiado por los Bancos centrales, no
lo hacen ante el miedo a la inflación. De esta forma, se acude a los bancos comerciales que adquieren los títulos de
deuda, lo que a su vez causan dos efectos negativos:
1. Los bancos reducen su capacidad de conceder créditos al dedicar una parte importante de sus recursos a la
compra de deuda. Esto lleva a mayor disminución del consumo y la inversión.
2. El Estado, para poder colocar su deuda, debe dar unos tipos de interés que sean atractivos, por lo que se
provoca un mayor aumento de los déficits públicos.
Los Estados se endeudan pagando unos tipos de interés muy altos, lo que ante la insostenibilidad de este estado de
cosas, puede desembocar en una disminución del gasto público, con lo que cierra un círculo perverso.
Como vemos, este tipo de políticas nos lleva a un fortalecimiento de la crisis y no precisamente a su solución.
Políticas individualistas frente al Estado del Bienestar
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Las políticas neoliberales imperantes rechazan las ideas redistributivas bien sea porque se considera que las rentas ya
están repartidas suficientemente, bien porque se cree que las políticas redistributivas son ineficaces o porque se cree
que la redistribución de la renta es un obstáculo para el crecimiento económico.
Ante situaciones de crisis, el neoliberalismo piensa que es la acción individual la que debe prevalecer, que la intervención
pública merma la libertad de elección de los ciudadanos, que el Estado del Bienestar no es bueno porque resta recursos
de unos agentes para asignarlos a otro, es decir unos agentes deben trasvasar parte de su renta para la colectividad, a
través de impuestos
En definitiva las políticas neoliberales entienden que ante una situación de malestar social se puede y debe intervenir
siempre y cuando dicha actuación no implique alteración sobre el mercado. Se trataría de una intervención puramente
humanitaria y no de justicia.
Todo esto ha llevado a una verdadera revolución en los valores sociales. El rechazo a los valores solidarios y el
individualismo más extremo ha llevado a parte de la sociedad a considerar que solucionar el problema de las
necesidades no es un problema colectivo, sino individual, y que lo que debe imperar es una carrera por solucionar cada
uno su problema, aunque sea a costa de un parte de la sociedad. Todo esto explica el rechazo de las ideas imperantes al
Estado del Bienestar.
La globalización
La economía mundial se encuentra en la fase conocida como “globalización” que significa que los procesos económicos
se mueven en un terreno de juego internacional en donde cada vez existen menos trabas para que los capitales, las
mercancías y los códigos culturales que le son propios se muevan en completa libertad.
Todo esto ha sido posible en un mundo cada vez más interconectado a tiempo real entre todos los agentes sociales a
través de las nuevas tecnologías.
Pero la globalización no es cómo parece, ya que sólo los flujos de capital se encuentran sometidos a un auténtico
régimen de libertad, que como se puede deducir de la actualidad económica, lejos de ser un beneficio, constituyen uno
de los problemas más graves de la economía mundial.
En efecto, la economía mundial no está globalizada en el estricto sentido de la palabra, ya que se haya dominada por
tres potencias (EEUU, Japón y Europa) que imponen sus criterios a los demás, especialmente EEUU. Además el Tercer
Mundo, exceptuando una pequeña parte, se haya desconectado de los centros de gravedad de las relaciones
económicas, constituyendo un submundo sometido a conflictos bélicos y hambrunas sistemáticas. Por último no es
verdad que la globalización sea un proceso integrador y que abarque a todas las relaciones económicas, sino que sólo
tiene que ver con el dominio del capital financiero y de los recursos tecnológicos, es decir, hay imposiciones de los más
poderosos sobre los más débiles.
Así, debido a las políticas neoliberales, hoy día nos encontramos con un mundo donde predomina la transferencia de
riqueza desde el trabajo al capital, desde las periferias hacia el centro y desde los grupos sociales más pobres a los más
poderosos en un montante desconocido en la historia.
Para demostrar que la globalización no existe como se intenta hacer creer, sirvan estos ejemplos:



Concentración del capital en unas pocas áreas.
Uso asimétrico de los recursos tecnológicos.
No existe la libertad de movimientos de personas, como muestra el constante miedo de que los flujos
migratorios desestabilicen a las sociedades más desarrolladas.
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Un mundo más desigual e injusto
Desde hace décadas se hacen reuniones internacionales donde se reconoce la existencia de grandes desigualdades y
donde se marcan estrategias para acabar con ellas. Pero la realidad es que muy al contrario de solucionar el problema o
siquiera tan sólo de reducirlo, la desigualdad se ha disparado y seguramente aumentará debido a las políticas
económicas dominantes, que está claro que no funcionan para conseguir estos fines.
A pesar de todo, se afirma desde los medios, que la situación económica es mejor, que ha aumentado la producción, etc.
Pero sólo basta darse una vuelta por las estadísticas de todo tipo y signo, para percatarse, que a si a nivel global esto
podría ser cierto, la distribución es tan mala, que hasta las cifras de los países desarrollados empeoran.
No podemos obviar, no obstante, que muchos indicadores sociales han mejorado, pero se ha logrado gracias a las
acciones de algunos organismos internacionales y de cientos de ONG, no por las políticas estatales o de los grandes
centros de poder financieros.
Describir esta tremenda desigualdad es difícil y necesita una gran extensión. Sirvan estas cifras a modo de ejemplo y
para que nos sirva para reflexionar.
1. Se ha identificado que el ingreso promedio por persona en los países más pobres de África ha caído en un cuarto
durante los últimos veinte años.
2. Bill Gates tiene un patrimonio neto de cerca de 50.000 millones de dólares. Eso significa que hay aproximadamente
140 naciones diferentes con un PIB anual que es menor que la cantidad de dinero que posee este multimillonario.
3. Aproximadamente 1.000 millones de personas en todo el mundo se acuestan hambrientas todas las noches.
4. El 2% más rico posee más de la mitad de todos los activos de hogares en el mundo.
5. Se estima que más de un 80% de la población del mundo vive en países en los que aumenta la diferencia de ingresos
entre ricos y pobres.
6. Según Gallup, un 33% de la población del globo dice que no tiene suficiente dinero para alimentos.
7. Mientras lees estas líneas, hay 2.600 millones de personas en el mundo que carecen de higiene básica.
8. Según el más reciente "Informe sobre la Riqueza Global" de Credit Suisse, el 0,5% más rico controla más de un 35%
de la riqueza del mundo.
9. Más de 3.000 millones de personas, cerca de la mitad de la población del mundo, viven con menos de 2 dólares por
día.
10. En el mundo hay actualmente 400 millones de niños sin acceso a agua potable.
11. Se considera que aproximadamente un 28% de todos los niños de los países en desarrollo tiene peso insuficiente o
que su crecimiento ha sido afectado como resultado de la desnutrición.
12. Se calcula que EE.UU. posee aproximadamente un 25% de la riqueza total del mundo. Mientras que todo el
continente africano posee aproximadamente un 1% de la riqueza total del mundo.
13. En 2010, aproximadamente 9 millones de niños murieron antes de llegar a su quinto cumpleaños. Aproximadamente
un tercio de todas estas muertes se debió directa o indirectamente a la falta de alimento.
14. Novecientos millones de personas adultas son analfabetas y dentro de ellas 2/3 son mujeres.
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15. 42 millones de personas viven con el virus del SIDA, de los que 39 viven en los países en vías de desarrollo.
Desastre medioambiental
La búsqueda de ganancias sin límite y sin consideración de sus efectos sociales a medio y largo plazo implica un
verdadero desastre medioambiental. Es lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo llama “emergencia
silenciosa”.
En efecto, en los informes de Naciones Unidas se advierte del agotamiento de los recursos renovables, de las
disponibilidades de agua, la destrucción de la capa forestal, el aumento de la temperatura provocada por la
contaminación generalizada, el aumento del nivel de los mares constituyen una verdadera amenaza para la seguridad
económica, alimentaria y para la salud de los más pobres a corto plazo y también para los más rico a largo plazo.
Por ello, debemos entender de que no basta con que las políticas económicas se preocupen de los desequilibrios
económicos si, al mismo tiempo, dan la espalda al bienestar humano entendido como algo más elemental: como pura
posibilidad de vivir y desarrollarse en paz.
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