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Programación de área
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
BACHILLERATO
C. Fernández Martorell – P. Montaner Lacalle
Hermes Editora General, S.A.
Teléfono Atención Profesorado: 901 12 00 76
Objetivos generales de la materia de Historia de la filosofía
El Real Decreto 3474/2000 de 29 de diciembre del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
establece el currículo de Historia de la filosofía, como materia común para el segundo curso de
Bachillerato, esto es, sus objetivos generales, contenidos y criterios de evaluación.
Seguidamente se citan los objetivos generales que el alumnado debe alcanzar a través de los
contenidos de esta materia:
1. Conocer y comprender los grandes periodos en que se divide la historia de la filosofía
occidental, así como su relación con otras formas de expresión cultural.
2. Reconocer y comprender los problemas filosóficos analizados en el curso anterior, en tanto que
cuestiones surgidas a lo largo de la historia.
3. Comprender las distintas soluciones que se han propuesto a estos problemas filosóficos,
situándolas en su contexto histórico y cultural, a fin de poder entender su vinculación con otras
manifestaciones teóricas y prácticas de la circunstancia que las ha originado.
4. Consolidar la actitud crítica ante opiniones contrapuestas, sometiéndolas a una reflexión
racional, y analizar los preconceptos, prejuicios y posiciones ideológicas que puedan existir
como condicionantes.
5. Conocer y valorar el esfuerzo de la razón humana en su intento incesante por plantear y
resolver las grandes cuestiones filosóficas.
6. Comprender la historia de la filosofía como un avance espiral, que ha retomado los problemas
con un creciente nivel de radicalidad metodológica.
7. Valorar la capacidad de la reflexión filosófica a lo largo de la historia para acercarse, de modo
progresivo, a los problemas éticos, sociales y humanísticos.
8. Aprender a leer de modo comprensivo y crítico textos filosóficos de autores diversos y opuestos,
compararlos entre sí y descubrir la importancia del diálogo racional como medio de
aproximación a la verdad.
9. Valorar el debate de posiciones contrapuestas como medio de practicar el respeto a los demás y
la tolerancia positiva contra cualquier forma de discriminación.
10. Aprender a exponer correctamente, de modo oral o por escrito, el pensamiento filosófico de los
autores estudiados, así como a elaborar los propios puntos de vista de modo coherente.
2
Contenidos de la materia de Historia de la filosofía
El mencionado Real Decreto distribuye los contenidos de Historia de la filosofía en dieciocho unidades
didácticas, organizadas en los siguientes apartados:
1. La filosofía griega
Las principales cuestiones que cabe considerar son el tránsito del mito al logos entre los
presocráticos; los primeros intentos metafísicos de Parménides y Heráclito; la significación de los
filósofos pluralistas; Sócrates y los socráticos menores; el nacimiento de la polis y de la democracia
en Atenas, el proyecto ético del epicureísmo y del estoicismo, etc. En cualquier caso, se estudiará a
Platón y Aristóteles de modo específico, ya que resultan imprescindibles para comprender la
historia de la filosofía occidental.
UNIDAD 1. Platón.
UNIDAD 2. Aristóteles.
2. La filosofía medieval y renacentista
Debe contextualizarse la filosofía medieval mediante los grandes problemas que se suscitan en
torno a la necesidad de poner de acuerdo la fe, representada por las religiones monoteístas, y la
razón, representada, sobre todo, por las filosofías de Platón y Aristóteles. El platonismo cristiano
tiene su expresión más completa en el pensamiento de san Agustín, en tanto que la síntesis entre
cristianismo y filosofía aristotélica quedó modelada en el de Tomás de Aquino. A partir del siglo xiv,
se inicia la crisis de la escolástica medieval, que es consecuencia, por un lado, de la filosofía de
Guillermo de Ockam y, por otro, de los desarrollos científicos del siglo xiv (Oresme, Buridan,
Sajonia).
El pensamiento renacentista supone la introducción de nuevos temas de reflexión: la
matematización de la naturaleza, un nuevo concepto del hombre o la fundamentación moderna de
la política. En este último caso, adquiere un relieve especial la figura y la obra de Maquiavelo.
Entre los autores que se citan a continuación, el profesorado elegirá dos para su estudio
pormenorizado:
UNIDAD 3. San Agustín.
UNIDAD 4. Santo Tomás de Aquino.
UNIDAD 5. Guillermo de Ockam.
UNIDAD 6. Nicolás Maquiavelo.
3. La filosofía moderna
El eje fundamental es el nuevo concepto de racionalidad que surge en los siglos xvi y xvii y se
caracteriza por la secularización del pensamiento, el nacimiento de la ciencia moderna, la
búsqueda de una nueva antropología basada en el sujeto consciente y una nueva forma de
organizar el gobierno basada en la democracia. En este contexto se deben considerar las grandes
corrientes constituidas por el racionalismo y el empirismo, entre cuyos representantes se puede
mencionar a Descartes, Spinoza, Locke y Hume. A lo largo del siglo xviii, o Siglo de las Luces,
surgen diferentes formas de interpretar la Ilustración. En el campo de la filosofía política, adquiere
especial relevancia la fundamentación que realiza Rousseau de la democracia. Por otro lado,
aparece un nuevo racionalismo crítico con Kant, que realizará una síntesis acabada y completa de
los supuestos gnoseológicos y éticos de las corrientes racionalista y empirista.
3
En este periodo histórico, el profesorado seleccionará dos autores de entre los propuestos:
UNIDAD 7. Descartes.
UNIDAD 8. Spinoza.
UNIDAD 9. Locke.
UNIDAD 10. Hume.
UNIDAD 11. Rousseau.
UNIDAD 12. Kant.
4. Filosofía contemporánea
Entre las corrientes filosóficas del siglo xix se pueden estudiar el liberalismo utilitarista de John
Stuart Mill, el materialismo histórico-dialéctico del marxismo, el vitalismo de Nietzsche, que suponen
una culminación de los problemas de la filosofía y, a la vez, constituyen un antecedente del
pensamiento actual. Mientras que el liberalismo utilitarista propone una concepción individualista
que legitima el sistema económico en el que aún estamos inmersos, el marxismo se centra, sobre
todo, en el análisis de las contradicciones del sistema económico y político propios del capitalismo
industrial. Desde otra perspectiva, el vitalismo de Nietzsche se ocupa del ocaso de la cultura
occidental, dominada por los valores racionalistas de los griegos y los valores morales del
cristianismo.
La aparente dispersión de las corrientes filosóficas del siglo xx se puede articular desde la
preocupación constante por el sentido del conocimiento y de la ciencia; por el análisis del lenguaje
en todas sus formas naturales y artificiales –Wittgenstein, el positivismo lógico y la filosofía
analítica–. También se produce una evidente preocupación por la existencia y esencia del ser
humano, tanto en el plano ontológico como en el axiológico –Heidegger, Max Scheler, Sartre, etc.–.
Por su relevancia y presencia en la filosofía española, deberemos tener en cuenta la figura de José
Ortega y Gasset.
De las unidades siguientes, el profesorado elegirá dos autores para su estudio específico:
UNIDAD 13. J. Stuart Mill.
UNIDAD 14. Marx.
UNIDAD 15. Nietzsche.
UNIDAD 16. Wittgenstein.
UNIDAD 17. Heidegger.
UNIDAD 18. Ortega y Gasset.
A continuación ofrecemos un esquema de la distribución y desarrollo de los contenidos conceptuales
de la materia, tal como aparecen en nuestro libro de texto. Por lo que se refiere a su distribución
temporal, creemos que el primer bloque (La filosofía en la Antigüedad y en la Edad Media) debería
impartirse durante el primer trimestre del curso. El segundo bloque (La filosofía en la edad moderna),
por su mayor densidad y extensión, necesitará del segundo trimestre y de alguna semana más.
Finalmente, el bloque dedicado a la filosofía contemporánea ocupará la última parte del curso escolar.
Contenidos conceptuales
Bloque 1: La filosofía en la Antigüedad y en la Edad Media
Unidad 1
El origen de la filosofía occidental
1. La Grecia antigua
4
2. Del mito al logos
– La mitología griega
3. Los filósofos de Mileto
– Tales (625 a. de C.)
– Anaximandro (610-547 a. de C.)
– Anaxímenes (565-500 a. de C.)
4. Los pitagóricos
– Pitagorismo y religión
– Matemáticas y realidad
5. Heráclito y Parménides
– Heráclito de Efeso (536-470 a. de C.)
– Parménides de Elea (540-450 a. de C.)
6. Los filósofos pluralistas
– Empédocles de Agrigento (490-430 a. de C.)
– Anaxágoras (500-428 a. de C.)
– Leucipo y Demócrito (hacia el 460 a. de C.)
7. Los sofistas y Sócrates
– Los sofistas y el lenguaje
– Gorgias de Leontinos (483-375 a. de C.)
– Protágoras de Abdera (485-410 a. de C.)
– Sócrates (470-4399 a. de C.)
Unidad 2
La filosofía en la época clásica: Platón
1. La filosofía de Platón (427-347 a. de C.)
– Vida y obra
– La teoría de las Ideas
– El problema del conocimiento
– El alma. Conocimiento y ética
– De la filosofía a la política: el Estado utópico
– Después de Platón
Unidad 3
La filosofía en la época clásica: Aristóteles
1. La filosofía de Aristóteles (384-322 a. de C.)
– Vida y obra
– Pensamiento y realidad (logos y Ser)
– Filosofía de la naturaleza. Física y metafísica
– Filosofía de la vida. Biología y Psicología
– La filosofía de las cuestiones humanas. Ética y política
– El saber productivo. Retórica y Poética
– La posteridad de Aristóteles
5
Unidad 4
El pensamiento en el periodo helenístico
1. Características del periodo helenístico
2. Las escuelas filosóficas de la polis
– Escepticismo
– Epicureísmo
– Estoicismo
3. La ciencia alejandrina
– La recopilación del saber en el Imperio romano
4. Filosofía y religión
– Judaísmo y filosofía
– La fundación del cristianismo
5. El último vestigio de la filosofía helenística: neoplatonismo
6. Presencia de la mujer en la filosofía antigua
Unidad 5
El pensamiento medieval: filosofía y teología
1. Cristianismo y filosofía
– San Agustín (354-430)
2. Filosofía escolástica
– El platonismo en la filosofía medieval. Siglos VI-XI
– Aristóteles en la escolástica. El siglo XIII
– Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
3. La crisis de la escolástica
– Duns Escoto (1265-1308)
– Guillermo de Ockam (1298-1350)
4. El papel de la mujer en la mística de la Edad Media
Bloque 2: La filosofía en la edad moderna
Unidad 6
Origen del pensamiento moderno: Renacimiento y revolución científica
1. Renacimiento y humanismo
– El Renacimiento en Italia
– Los humanistas
– El realismo político: Maquiavelo
– Mujeres humanistas
– La nueva imagen del cosmos: Cusa, Copérnico, Bruno
– La «gran renovación» del conocimiento. Bacon
2. La revolución científica
– Johannes Kepler (1571-1630)
– Galileo Galilei (1564-1642)
– Isaac Newton (1642-1727)
3. El nacimiento del individuo moderno
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Unidad 7
La filosofía racionalista
1. Los filósofos racionalistas
2. René Descartes (1596-1650)
– La unidad del saber
– La física mecanicista
– La duda metódica y la primera verdad: el sujeto racional
– Las ideas del sujeto y la racionalidad
– Moral y psicología
– El papel de Descartes en la historia del pensamiento
3. Baruch Spinoza (1632-1677)
– La naturaleza divina
– La unidad del ser humano
– Una filosofía para la vida
4. G. W. Leibniz (1646-1716)
– Filosofía de la naturaleza
– Hacia una nueva lógica
– El problema de la ciencia
Unidad 8
La filosofía empirista
1. Empirismo inglés frente a racionalismo continental
2. Thomas Hobbes (1588-1679)
– La filosofía como sistema unitario
– Mecanicismo: de la física al conocimiento
– Filosofía política
3. John Locke (1632-1704)
– Teoría empirista del conocimiento
– Filosofía política
4. Georges Berkeley (1685-1753)
5. David Hume (1711-1776)
– El conocimiento: de la teoría empirista al escepticismo
– Leyes de asociación de ideas
– Crítica de los conceptos metafísicos
– Filosofía moral
– La repercusión histórica del problema de la inducción
Unidad 9
La Ilustración
1. La filosofía en la época de la Ilustración
2. La Ilustración inglesa
3. La Ilustración francesa
– Jean Jacques Rousseau (1712-1778)
4. La Ilustración en Alemania
5. La Ilustración en España
6. El pensamiento de la mujer en el mundo moderno
7
Unidad 10
La filosofía crítica de Kant
1. La filosofía de Immanuel Kant (1724-1804)
– Viejas y nuevas preguntas
– Filosofía crítica y trascendental
– Teoría del conocimiento
– Ética formal
– La síntesis estética
– La influencia del pensamiento kantiano
Unidad 11
El idealismo alemán
1. Del prerromanticismo al idealismo
2. La filosofía idealista
– Idealismo y romanticismo
3. El idealismo absoluto de Hegel
– El saber filosófico
– El sistema dialéctico
– Los tres enigmas: historia, arte y lenguaje
Bloque 3: La filosofía contemporánea
Unidad 12
La filosofía en el nuevo orden burgués
1. El esplendor de la sociedad industrial
2. El positivismo
– La filosofía positivista de Comte
– El positivismo evolucionista
3. El utilitarismo
– El utilitarismo humanista de Stuart Mill
4. El historicismo de Dilthey
5. Ortega y Gasset y el vitalismo
– El raciovitalismo de Ortega
– El vitalismo de Bergson
Unidad 13
Crisis de la conciencia moderna
1. La miseria de la sociedad industrial
2. Karl Marx (1818-1883)
– Las fuentes del pensamiento de Marx
– El materialismo histórico
– Crítica de la sociedad capitalista
– Hacia la sociedad socialista
– Marx en el siglo XX
8
3. El individuo en Schopenhauer y Kierkegaard
– Arthur Schopenhauer (1788-1860)
– Sören Kierkegaard (1813-1855)
4. F. W. Nietzsche (1844-1900)
– El nihilismo y la vida
– Crítica de la cultura
– Crítica del lenguaje
– Crítica de la moral judeo-cristiana
– El nuevo hombre
– Después de Nietzsche
5. Sigmund Freud (1856-1939)
– La Viena del cambio de siglo
– La nueva terapia del psicoanálisis
– El individuo y la cultura
– Freud en la filosofía
Unidad 14
Siglo xx: filosofía de la ciencia y filosofía del lenguaje
1. Pensar la ciencia / pensar el lenguaje
2. El neopositivismo
– Los precursores: empiriocriticismo y atomismo lógico
– Ludwig Wittgenstein (1889-1951)
– El Círculo de Viena
3. El racionalismo crítico de Popper (1902-1993)
– El falsacionismo
– El progreso de la ciencia
– Consecuencias del falsacionismo
4. La nueva filosofía de la ciencia
5. La filosofía analítica
Unidad 15
Siglo xx: filosofía del ser y filosofía de la existencia
1. Fenomenología y existencialismo
– Edmund Husserl (1859-1938) y la fenomenología
– Martin Heidegger (1889-1976)
2. Filósofos de la existencia
– Jean-Paul Sartre (1905-1980)
3. La hermenéutica filosófica
– Hans-Georg Gadamer (1900-2002)
Unidad 16
Siglo xx: filosofía de la sociedad
1. La filosofía como crítica social
– La Escuela de Frankfurt
2. Estructuralismo
– La lingüística estructural
– La antropología estructural
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–
–
–
–
–
–
Crítica literaria y semiología
La estructura del inconsciente
Una nueva lectura de Marx
Foucault y el análisis de los discursos
Crítica deconstructiva
La filosofía como pensar intempestivo
3. Mujeres filósofas en el fin de milenio
– Hannah Arendt (1906-1975)
– María Zambrano (1904-1991)
4. Hacia el siglo XXI
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Contenidos procedimentales
Hemos optado por trabajar los procedimientos de manera progresiva a lo largo del curso y orientar al
alumnado sobre los pasos o aspectos que debe tener en cuenta en el momento de aplicarlos. Un
posible desarrollo de estos contenidos podría ser el siguiente:
Obtención de información
1. Lectura atenta del libro de texto y subrayado de la información relevante.
2. Confección de fichas, esquemas y resúmenes.
3. Toma de notas y apuntes.
4. Definición de conceptos.
Aplicación de la información obtenida
1. Uso del vocabulario filosófico básico, adquirido a lo largo del ciclo completo de formación
filosófica.
2. Aplicación de los conceptos adquiridos a la interpretación de textos filosóficos y a la realización
de trabajos monográficos sobre los temas, filósofos y sistemas que se estudian en la materia.
Lectura y comentario de textos breves de carácter filosófico
1. Lectura, subrayado, comprensión y resumen del texto.
2. Análisis del texto: identificación del tema y la tesis; reconocimiento de la estructura expositiva y
argumentativa del texto.
3. Establecimiento de relaciones entre el texto y la filosofía del autor, la época, la corriente
filosófica a la que pertenece, sus antecedentes y consecuentes, otras posiciones distintas, etc.
4. Elaboración de un esbozo del comentario del texto que incluya: aspectos que deben valorarse,
punto de vista, argumentos y conclusiones.
5. Redacción final del comentario en cuestión.
Composición de textos, orales y escritos
1. Elección del tema y del punto de vista. Planificación de la composición escrita o de la
disertación.
2. Orientación correcta del contenido. Desarrollo coherente con la planificación.
3. Claridad expositiva.
4. Argumentación correcta de las ideas que se defienden o critican.
5. Uso apropiado del vocabulario específico.
Preparación y realización de exposiciones orales y debates orientados a fomentar la coherencia y el
rigor en la expresión y argumentación de ideas, en la escucha activa y en la toma de conciencia de la
complejidad de los problemas
1. Creación de guiones con ordenación lógica de las ideas.
2. Búsqueda, selección y clasificación de la información.
3. Elaboración de la redacción y el trabajo, que se expondrá si se considera necesario.
4. Participación ordenada en los debates.
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Realización de trabajos monográficos
1. Realización individual de trabajos escritos.
– Elaboración de guiones previos o planes de trabajo con ordenación lógica y distribución
temporal.
– Búsqueda, selección y clasificación de la información.
– Redacción del trabajo.
– Presentación material del trabajo.
2. Realización en equipo de trabajos escritos.
– Elaboración de guiones previos o planes de trabajo con ordenación lógica y distribución
temporal.
– Reparto de tareas.
– Búsqueda, selección y clasificación de la información.
– Intercambio de información, opiniones y puntos de vista.
– Elaboración de conclusiones comunes.
– Redacción del trabajo.
– Presentación material del trabajo.
3. Realización de trabajos de síntesis.
– Elaboración individual o en equipo de resúmenes de algún momento o periodo de la historia
de la filosofía, exponiendo las relaciones, semejanzas y diferencias entre los sistemas
estudiados.
– Elaboración de tablas sincrónicas en las que se pongan en relación los filósofos estudiados
con otros acontecimientos históricos (políticos, artísticos, literarios, científicos, etc.).
Contenidos de actitudes, valores y normas
Con la materia de Historia de la filosofía en el Bachillerato se pretende reforzar la actitud crítica de los
alumnos, ofreciéndoles contenidos y argumentos. Éste ha de ser también nuestro propósito, desde el
comienzo y a lo largo de curso. Por tanto, no se trata de distribuir temporalmente las actitudes, valores
y normas que sugiere el programa oficial, sino de lograr que estén presentes en todas las actividades
que realicen los alumnos y, también, en el clima del aula y en la manera de hacer del profesor. En
este sentido, cabe recordar que los contenidos actitudinales de nuestra asignatura son los siguientes:
Apertura a nuevos conocimientos
1. Curiosidad intelectual: interés por todo tipo de conocimiento.
2. Pensamiento personal: conciencia de la distinción entre pensamiento personal y mera subjetividad.
3. Creatividad intelectual.
Actitud crítica y racionalidad
1. Hábito de informarse antes de juzgar, decidir y actuar.
2. Predisposición para descubrir y superar los propios prejuicios con el fin de acceder al
conocimiento de forma más objetiva.
3. Relativización de las propias opiniones y creencias personales y de la cultura y civilización
propias.
4. Tendencia a evitar actitudes dogmáticas e introducción del «respecto a» en toda evaluación y
valoración.
5. Cautela razonada en relación a las posibilidades y límites del conocimiento.
6. Predisposición a no aceptar opiniones contradictorias o claramente refutadas por los hechos.
7. Aceptación del papel necesario, pero no suficiente, de la racionalidad de las creencias para
conseguir la racionalidad de las acciones.
8. Hábito de racionalidad en las acciones.
12
Tolerancia crítica, objetividad e imparcialidad
1. Actitud receptiva ante las opiniones ajenas e interés por conocer sus razones, causas y motivos.
2. Actitud de respeto democrático por las decisiones y conductas ajenas no democráticas, no
violentas y respetuosas con los derechos humanos.
3. Interés por conocer la historia y las razones, causas y motivos de las conductas «distintas».
4. Imparcialidad, objetividad y ausencia de sectarismo y fanatismo en evaluaciones y valoraciones.
Coherencia y rigor intelectual
1. Exposición clara de las ideas y precisión de los objetivos.
2. Predisposición para justificar las opiniones, dar razón de ellas y examinar su verdad y solidez.
3. Rigor intelectual en el planteamiento de los problemas frente a la superficialidad o la
improvisación.
4. Corrección lógica y ausencia de falacias.
5. Corrección gramatical.
Solidaridad y defensa de los derechos humanos
1. Actitud crítica ante todo intento de justificación de las desigualdades sociales.
2. Valoración positiva de todo empeño por conseguir una efectiva igualdad de oportunidades para
todos, independientemente de la raza, el sexo, las creencias u otras características individuales o
sociales.
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Comentario sobre los materiales del libro de texto
Nuestro libro de texto desarrolla todos los contenidos del currículo de la materia de Historia de la
filosofía, los distribuye en dieciséis unidades didácticas y se acompaña de una gran cantidad de
actividades de trabajo y de textos para comentar.
Las unidades didácticas se agrupan en tres bloques: filosofía antigua y medieval, filosofía moderna y
filosofía contemporánea. Cada bloque cuenta con una introducción que pretende trasladar al lector
una visión global del periodo que se estudia.
Cada unidad didáctica se abre con un mapa conceptual de la época, autor o sistema que trata, y con
los objetivos de aprendizaje, de manera que, desde el comienzo, la tarea del profesor o profesora y
los alumnos queda suficientemente orientada.
Los apartados en los que se divide cada unidad presentan el contexto histórico-cultural de la época,
los autores y doctrinas más importantes, y profundizan en los aspectos centrales del pensamiento de
los filósofos más destacados. A menudo aparecen comentarios críticos sobre el tema que se está
estudiando, así como enlaces con las ideas de otras épocas y filosofías o, también, anticipaciones de
cuál será su desarrollo posterior. Las ilustraciones que acompañan al texto y los consiguientes pies de
imagen quieren ser un elemento más para el estudio y la reflexión.
Las actividades que se proponen en el libro de texto y en esta guía didáctica son muy variadas.
Algunas sirven para que el alumno o alumna se represente mentalmente el tema y advierta alguna de
sus implicaciones y desarrollos. Otras son una demanda de definiciones, clasificaciones y
comparaciones entre conceptos, autores y sistemas de pensamiento. Algunas son propuestas
controvertidas que pretenden provocar el diálogo. Abundan las actividades que implican el uso de
estrategias de pensamiento creativo por parte del alumnado, con la intención de que éste se haga
preguntas, tantee posibles respuestas, proponga hipótesis resolutivas, las contraste, obtenga
conclusiones y las argumente. Se trata de facilitar el desarrollo de un pensamiento reflexivo y creativo,
sin el cual no puede existir verdadera actitud ni actividad filosófica.
En cada unidad didáctica hay abundantes textos filosóficos, que conviene leer y comentar a la luz
de lo que se ha estudiado en el tema. En general, los textos escogidos son los que podríamos
considerar «canónicos» en relación a su autor, aunque en las actividades de ampliación incluidas en
esta guía aparecen textos menos conocidos o que invitan a reflexiones más profundas. En cualquier
caso, los textos se acompañan de preguntas que, además de las exigencias típicas del comentario de
texto, sugieren interpretarlo y valorarlo desde la sensibilidad y la opinión del alumnado.
No se pretende que todos los alumnos estudien sistemáticamente todos los contenidos del libro de
texto. Algunos temas se pueden obviar; otros pueden tratarse superficialmente. En nuestra opinión,
hay que profundizar sólo en aquellos que despierten mayor interés entre lo alumnos, en función, por
ejemplo, de la modalidad de Bachillerato que estén cursando. Lo mismo debe hacerse con las
actividades. Una selección cuidadosa de actividades es más que suficiente para que los alumnos
consigan los objetivos previstos.
Algunas actividades, pues, deberán realizarlas todos los alumnos, fundamentalmente aquellas que
facilitan la adquisición de las habilidades señaladas por los criterios de evaluación: definición y uso
adecuado de conceptos, localización de filósofos y contextualización de sus teorías, exposición
ordenada del pensamiento de los filósofos estudiados, lectura, análisis y comentario de textos,
interpretación y valoración crítica de teorías, realización de resúmenes, esquemas y cuadros
sinópticos.
14
Otras actividades deberán realizarlas sólo aquellos alumnos que lo necesiten para reforzar sus
aprendizajes (básicamente las que aparecen en esta guía como actividades de refuerzo); otras,
finalmente, sólo las trabajarán aquellos alumnos especialmente interesados y con una buena
motivación y capacidad (las actividades de ampliación de esta guía).
Algunas observaciones sobre la guía didáctica
Esta guía didáctica pretende potenciar todas las posibilidades que ofrece el libro de texto,
proporcionar una ayuda para confeccionar la programación de la asignatura, ofrecer nuevas
actividades de trabajo y, sobre todo, facilitar el proceso de evaluación del alumnado.
En las páginas siguientes, además de orientaciones didácticas de carácter general sobre metodología
y evaluación, aparece un desarrollo pautado de las distintas unidades didácticas de que consta el
libro. Para cada una de ellas se especifican los objetivos de aprendizaje, los contenidos conceptuales,
los procedimientos y las actitudes que hay que promover, una serie de actividades de refuerzo y otras
de ampliación, una propuesta para evaluar la unidad y algunas sugerencias bibliográficas para el
profesorado.
15
Orientaciones metodológicas
Las distintas unidades didácticas del libro de texto intentan generar un conocimiento suficiente de las
vicisitudes del pensamiento humano a lo largo de la historia sobre los grandes temas que se ha
planteado la filosofía de todos los tiempos: el conocimiento, la realidad, el ser humano, la acción y la
sociedad. Se trata de los temas ya estudiados en el primer curso de Bachillerato, pero que ahora se
abordan desde su dimensión histórica, esto es, observando cómo surgen, se formalizan
lingüísticamente y evolucionan a lo largo de la historia del pensamiento.
Cabe un desarrollo temático, a la vez que histórico, de la asignatura, mostrando cómo se plantean
dichos temas en cada época y autor, y atendiendo al contexto cultural en que aparecen. Es posible,
también, una narración fundamentalmente histórica, pero que se detenga en los distintos temas a
medida que aparecen en cada uno de los filósofos estudiados. Ambas opciones son válidas siempre
que se respete, además, la posibilidad de una lectura actualizada de los temas estudiados.
El pensamiento filosófico no es un pensamiento aislado y, por tanto, debe presentarse en interacción
con otras manifestaciones de la actividad humana (sea ciencia, religión, arte, política o economía). En
ocasiones habrá que mostrar la identidad de autores y problemas (entre filósofos y políticos, o entre
filósofos y científicos, por ejemplo), así como la conjunción de esfuerzos para hacer frente y
solucionar los problemas a los que se enfrentan. Pero, además, el pensamiento filosófico no es una
realidad fosilizada. Por este motivo no es suficiente con que
la historia de la filosofía se limite a narrar la actividad filosófica del pasado, sino que, además, debe
despertar y facilitar en los alumnos la práctica reflexiva sobre asuntos que continúan vivos en los
debates del presente. El reto didáctico fundamental ha de ser, por tanto, conseguir, a través de las
actividades de enseñanza-aprendizaje, que el alumnado practique las formas básicas del
pensamiento reflexivo, contando con los recursos conceptuales y los modelos teóricos que le ofrece la
historia de la filosofía.
En esta línea, consideramos que las actividades programadas han de estar al servicio del aprendizaje
de los alumnos y no al revés. Y que este aprendizaje debe ser máximamente funcional. En
consecuencia, las explicaciones del profesor o profesora, la lectura y comentario de textos, la
realización de trabajos de investigación, el planteamiento de preguntas y la búsqueda de soluciones,
el visionado de películas, o los debates y exposiciones orales no se justifican por sí mismos. En unos
casos, y no en otros, estarán mejor o peor indicados. Por otra parte, es obvio que cualquiera de estas
actividades precisa de un aprendizaje previo, y que el alumnado debe disponer de información
suficiente e instrucciones concretas sobre lo que ha de hacer y cómo hacerlo. El cumplimiento de
estas exigencias es la condición necesaria de un aprendizaje significativo y un trabajo provechoso.
Dado que el objetivo es posibilitar la reflexión filosófica, los procedimientos y las actitudes son de la
mayor importancia. Si quizá se podría prescindir de ellos para aprender historia de la filosofía, no
parece que sea así en el momento de aprender a filosofar. En ese sentido, los procedimientos que
recomendamos se han pensado como una manera de ejercitar la reflexión filosófica. Durante el primer
trimestre podríamos centrarnos en la definición de conceptos y su aplicación al análisis de problemas
filosóficos. En este sentido, se ofrecerán al alumnado medios para la práctica de la definición, se le
facilitará y entrenará en la lectura comprensiva y el resumen de textos cortos y se le proporcionarán
orientaciones básicas para el trabajo con fichas, elaboración de esquemas y toma de apuntes,
fomentando actitudes intelectuales de curiosidad, claridad, coherencia y rigor.
16
Un procedimiento de mayor envergadura, común a todos los bloques, pero que podría trabajarse con
más intensidad durante el segundo trimestre, será la lectura y comentario de textos filosóficos
pertenecientes a los autores que se estudian en la materia. En este punto servirá la preparación
adquirida en la lectura comprensiva y el resumen de textos cortos, realizados durante el primer
trimestre. Hay que advertir, no obstante, de la dificultad que entraña tanto la selección de fragmentos
como su correcta interpretación. En efecto, los autores utilizaban los conceptos según el uso que de
ellos se hacía en su época, uso que no es fácil reconocer desde la forma de pensamiento actual;
dirigían sus escritos a una comunidad culturalmente formada, que tenía creencias y valoraba las
cosas de manera muy diferente a como pueda hacerlo un adolescente de hoy. Por otra parte, no
acostumbraban a hacer exposiciones sistemáticas de su ideario, sino que escribían obras largas y
complejas que hemos tenido que diseccionar para hacerlas llegar al alumnado, lo que las priva de
unidad.
Pero, una vez hechas estas observaciones –que deben ayudarnos a matizar nuestro grado de
exigencia–, es necesario que los alumnos se enfrenten a los textos filosóficos e identifiquen en ellos
los problemas que plantean, conceptos y términos específicos, así como su estructura expositiva y
argumentativa. Tras esto, el alumnado deberá tratar de comprender e interpretar el sentido de los
textos, relacionándolos con su contexto social y cultural, y diferenciándolos, si es oportuno, de otras
posiciones sobre el tema. Finalmente, que aprenda a valorar, de acuerdo con sus opiniones y
sensibilidad, las aportaciones que recibe de la lectura de esos textos es, quizá, el objetivo último que
se pretende conseguir.
El último procedimiento al que vamos a referirnos es la realización de pequeños trabajos de
investigación que lleven al alumnado a relacionar distintas posiciones filosóficas respecto a un mismo
problema y a observar cómo cambian a lo largo del tiempo, en conjunción con las transformaciones
sociales y culturales en que se ven envueltas. Asimismo, la redacción de estos trabajos –que pueden
realizarse individualmente o en equipo– debe incluir una reflexión sobre la influencia de los sistemas
filosóficos en las ideas predominantes y cambios sociales de una época. La realización de este tipo de
trabajos –por su carácter integrador– puede dar una imagen global de las capacidades del alumno o
alumna, muy útil de cara a la evaluación final. En efecto, aquellos alumnos que llevan a cabo con
solvencia un trabajo de estas características demuestran haber superado la mayoría de los criterios
de evaluación por los que se rige la asignatura.
Para la evaluación
La realización de actividades de aprendizaje es el medio para que los alumnos y alumnas alcancen
los objetivos generales de la asignatura. En este sentido, al finalizar el curso, el alumnado estará en
condiciones de:
1. Conocer y manejar correctamente el vocabulario filosófico básico, adquirido a lo largo del ciclo
completo de formación filosófica.
2. Relacionar los problemas filosóficos con las principales condiciones socioculturales en las que
aparecen y a las que han pretendido dar respuesta.
3. Situar correctamente a los principales filósofos estudiados en su contexto histórico-filosófico.
4. Exponer, de modo claro y ordenado, las grandes líneas problemáticas y sistemáticas de los
filósofos que se han estudiado de modo analítico.
5. Analizar y comentar, con rigor metodológico, textos filosóficos de las obras analizadas en el curso.
6. Comparar y relacionar textos filosóficos de distintas épocas y autores, a fin de establecer entre
ellos semejanzas y diferencias de planteamiento.
7. Mostrar la implicación de los sistemas filosóficos en el desarrollo histórico de las ideas y de los
cambios sociales.
8. Exponer, oralmente o por escrito y de modo crítico, el pensamiento de un filósofo o el contenido
de una de las obras analizadas.
9. Elaborar, individualmente o en equipo, un resumen de la historia de la filosofía, exponiendo las
relaciones, semejanzas y diferencias entre los distintos sistemas estudiados.
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10. Elaborar, individualmente o en equipo, tablas sincrónicas en las que se ponga en relación a cada
uno de los filósofos estudiados con acontecimientos históricos (políticos, artísticos, literarios,
científicos, etc.).
En este apartado sólo pretendemos precisar algunos puntos:
• Los objetivos generales de la asignatura expresan las capacidades que el alumnado debe haber
adquirido al final de curso. Constituyen, pues, el criterio externo para decidir si un alumno está o no
en condiciones de superar la materia.
• En los criterios de evaluación se especifican las capacidades que hay que evaluar. Dichas
capacidades se refieren, por un lado, a procedimientos básicos que el alumno ha de ir adquiriendo
y, por otro, a conocimientos que debe adquirir y saber aplicar. Así pues, son el referente que permite
establecer el dominio que tiene el alumno de ciertos procedimientos, conceptos y actitudes.
Expresan lo que el alumno o alumna debe saber y la actitud que debe mostrar.
• Los objetivos generales y los criterios de evaluación se concretan en cada unidad didáctica en forma
de objetivos de aprendizaje. Estos objetivos orientan el trabajo del profesorado y del alumnado y,
por tanto, son un instrumento muy valioso de cara a la regulación continua del aprendizaje. (Los
objetivos de aprendizaje aparecen al inicio de cada unidad didáctica en el libro de texto, y han
servido de referente para elaborar las pruebas de evaluación que se proponen, para cada unidad,
en esta guía.)
A continuación se relacionan los criterios de evaluación de la asignatura y la manera como los
entendemos y aplicamos en nuestra propuesta didáctica.
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Criterios de evaluación
1. Conocer y manejar correctamente el vocabulario filosófico básico, adquirido a lo largo del ciclo
completo de formación filosófica.
• Se trata de comprobar si el alumno, a medida que avanza el curso, sabe aplicar los conceptos
trabajados al análisis y evaluación crítica de problemas filosóficos, así como a la exposición –
oral y escrita– de teorías y sistemas.
• Estos procedimientos se activan desde la primera unidad didáctica de nuestro libro y están
presentes en todos los temas. Definir conceptos, relacionarlos, compararlos y distinguirlos son
tareas básicas que todo alumno debe practicar y hacer suyas.
• La comprobación de que el alumnado conoce y maneja el vocabulario filosófico básico se realiza
a través de la observación de las actividades de clase y, también, por medio de las pruebas de
evaluación que, para cada unidad, se ofrecen en esta guía didáctica.
2. Relacionar los problemas filosóficos con las principales condiciones socioculturales en las que
aparecen y a las que han pretendido dar respuesta.
3. Situar correctamente a los principales filósofos estudiados en su contexto histórico-filosófico.
• Estos criterios de evaluación establecen que la capacidad de contextualizar los problemas
filosóficos, los pensadores y sus ideas es un objetivo que todo alumno debe haber adquirido a
final de curso.
• La idea de que la reflexión filosófica es hija de su tiempo y está culturalmente condicionada, y la
idea de que los pensadores de cada época se enfrentan a los problemas filosóficos más
urgentes que se plantean sus contemporáneos (de orden cognoscitivo, ético, político,
económico, etc.) son puntos de vista que conviene reforzar, porque de ellos depende que el
alumnado comprenda el sentido de la filosofía y de su historia.
• La adquisición de estas ideas se facilita mostrando las relaciones entre el contexto de cada
época y la producción intelectual de sus pensadores y pensadoras. Esto es algo que tratamos
de hacer en nuestro libro al comienzo de cada unidad didáctica, época y autor significativo.
• La comprobación de si el alumnado ha adquirido estas capacidades puede hacerse mediante
trabajos puntuales (tablas sincrónicas, resúmenes de las distintas épocas, por ejemplo) y,
también, a través de las preguntas referidas al contexto que forman parte de las actividades de
evaluación de las distintas unidades didácticas.
4. Exponer, de modo claro y ordenado, las grandes líneas problemáticas y sistemáticas de los
filósofos que se han estudiado de modo analítico.
• Este criterio valora la capacidad del alumno para gestionar la información que recibe de una
manera adecuada a las exigencias de un trabajo sistemático. La conclusión de su trabajo debe
ser una exposición clara y ordenada de las grandes líneas de pensamiento de los filósofos
estudiados.
• Como procedimiento, el trabajo de obtener y gestionar información está presente en todas las
unidades didácticas de nuestro libro. No obstante, se trata de una habilidad que el alumno o
alumna debe aprender y mejorar a lo largo del curso. De ahí que, como criterio de evaluación, el
profesorado deba tener en cuenta la evolución del aprendizaje y los progresos del alumno. (Los
detalles sobre qué aspectos de estos procedimientos debe valorar el profesorado pueden
consultarse en la lista de contenidos procedimentales de la página 14 y siguientes de esta guía.)
5. Analizar y comentar, con rigor metodológico, textos filosóficos de las obras analizadas en el curso.
6. Comparar y relacionar textos filosóficos de distintas épocas y autores, a fin de establecer entre
ellos semejanzas y diferencias de planteamiento.
• En este caso se pretende comprobar la capacidad del alumnado para leer comprensivamente y
analizar textos de los filósofos estudiados. En ese sentido, el alumno deberá ser capaz de
identificar el tema, la tesis y la estructura expositiva y argumentativa de los textos que se le
propongan.
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8. Exponer, oralmente o por escrito y de modo crítico, el pensamiento de un filósofo o el contenido
de una de las obras analizadas.
9. Elaborar, individualmente o en equipo, un resumen de la historia de la filosofía, exponiendo las
relaciones, semejanzas y diferencias entre los distintos sistemas estudiados.
10. Elaborar, individualmente o en equipo, tablas sincrónicas en las que se ponga en relación a cada
uno de los filósofos estudiados con acontecimientos históricos (políticos, artísticos, literarios,
científicos, etc.).
• Estos tres criterios definen las actividades que los alumnos han de saber realizar correctamente
para demostrar su dominio de ciertas habilidades, como son:
– La obtención y manejo adecuado de información para llevar a cabo trabajos monográficos
según pautas.
– La elaboración de resúmenes, esquemas, cuadros sincrónicos, etc., que pongan en relación
sistemas filosóficos de lugares, épocas y formas de pensar distintos.
– La exposición oral o escrita de los resultados de dichos trabajos.
• Respecto a las pautas que deben presidir la realización de dichos trabajos (y que, por tanto, nos
aclaran los aspectos que debe tener en cuenta el profesor o profesora en el momento de
evaluarlos), nos remitimos a los procedimientos pautados en la página 14 y siguientes de esta
guía didáctica. Allá se encontrarán los requisitos que deben respetarse en la elaboración y
exposición de los trabajos, individuales y en equipo, que han de llevar a cabo los alumnos de
Historia de la filosofía de este nivel educativo.
– La realización de actividades de enseñanza-aprendizaje es el medio para que el alumnado logre los
objetivos de la asignatura y, por tanto, supere los criterios de evaluación que se acaban de
enumerar. El planteamiento de cada actividad debería ir acompañado de la explicación de los pasos
que hay que seguir para realizarla. Parece obvio, pero muchos alumnos fracasan porque no
entienden qué tienen que hacer o porque no saben cómo hacerlo.
– El éxito o el fracaso del alumnado en la realización de las actividades de aprendizaje debe servir, en
primer lugar, para mantener o reorientar la marcha de la asignatura. En segundo lugar, para
estimular al alumno y conseguir que quiera aprender. En este sentido es recomendable una
pedagogía destinada a reforzar los éxitos y no a penalizar los errores.
– Una vez realizada cada actividad, se debe informar al alumnado de sus resultados y facilitarle
recursos para que pueda superar sus dificultades.
– Algunas actividades de enseñanza-aprendizaje pueden servir, a la vez, como actividades de
evaluación. Estas actividades deben referirse a los objetivos de aprendizaje programados. La
superación o no de estos objetivos, por parte de los alumnos, facilita la tarea de emitir un juicio
sobre su situación al final de cada secuencia didáctica.
– El grado de asimilación por parte del alumno o alumna de los objetivos previstos en las distintas
unidades debe servir, en última instancia, para calificarlo. Las actividades de enseñanza-aprendizaje
que se realicen a lo largo del curso tienen que permitir la consecución progresiva de los objetivos
generales por parte del alumno y, en consecuencia, la evaluación de su rendimiento y la emisión de
una calificación final.
– La evaluación debe recoger la observación del proceso de aprendizaje y, por lo tanto, no tiene que
basarse exclusivamente en un registro puntual. Sería conveniente, pues, un seguimiento continuado
del trabajo y adquisiciones del alumno.
– Sin embargo, si se cree oportuno plantear una prueba específica de evaluación, ésta debería incluir
elementos procedimentales, conceptuales y actitudinales, referirse a los objetivos de aprendizaje
programados y cuestionar capacidades de carácter general. Además, debe poner al alumnado en
situación de aplicar los conocimientos aprendidos a situaciones nuevas, y no de repetir de manera
trivial datos o informaciones estándar.
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