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EVOLUCIONISMOS Y ONTOLOGÍA EN ARQUEOLOGÍA
Carlos R. Belotti López de Medina
CONICET, Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti (FFyL-UBA)
[email protected]
Palabras claves: arqueología, ontologías, evolucionismo, materialismo, sistemismo.
Key words: archaeology, ontologies, evolutionism, materialism, systemism.
Introducción
Todas las teorías científicas están fundadas en una ontología especial que puede ser opaca
para los propios investigadores, sobre todo si se trata de una teoría ampliamente difundida y
aplicada. Esto no implica ninguna dificultad especial para la investigación científica o
tecnológica, siempre y cuando los problemas bajo estudio puedan acomodarse a las
predicciones de la teoría, aunque sea con la intervención de hipótesis ad hoc, y en tanto no
se encuentre frente a hechos que puedan ser explicados por dos teorías contradictorias y
competitivas. Estas condiciones se realizan plenamente en pocos campos, y menos aún en las
ciencias sociales.
Cuando nos enfrentamos a teorías competitivas, la comparación y evaluación de sus méritos
relativos puede proceder en distintas direcciones: examinar su campo de referencia, su poder
explicativo (consecuencias experimentales y aplicaciones prácticas), su coherencia con otras
teorías referidas a los mismos hechos, la economía de mecanismos y entes hipotéticos, etc.
La estrategia sugerida aquí es explicitar sus hipótesis metafísicas. Se espera así indagar en
los límites y ventajas relativas de cada teoría, y quizá indicar el camino a seguir para formular
una síntesis superadora.
Como caso de estudio se proponen distintas teorías evolucionistas (arqueología evolutiva,
ecología del comportamiento, materialismo dialéctico y arqueología conductual). Los
supuestos ontológicos de estas teorías pueden analizarse de acuerdo a un marco de referencia
construido sobre dos ejes: 1) materialismo-idealismo; 2) individualismo-holismo.
Marco de referencia ontológico
Un marco de referencia es, en sentido estricto, un conjunto de objetos y procesos
independientes a un acontecimiento bajo estudio, que hacen posible la medición de sus
cambios de estado. Aquí haremos un uso metafórico del marco de referencia: como ideas o
tesis que definen un espacio cartesiano en el que se distribuyen las teorías científicas. Nuestro
mapa se construirá sobre dos ejes, cada uno definido por una dupla de tesis metafísicas
cardinales y contradictorias; cada ontología –general o especial- y cada teoría debería poseer
una posición definida en este espacio.
Una ontología es una teoría sobre lo que existe y sobre sus propiedades más generales. La
extensión de la ontología general es todo lo real, conocido o no, mientras que una ontología
especial se limita a un subconjunto de hechos.
Eje 1. Materialismo-Idealismo
Materialismo: incluye una amplia variedad de ontologías especiales y generales. El postulado
básico del materialismo general es que sólo lo material es real. El naturalismo es una variante
que afirma que todo lo que existe es parte de la naturaleza. Una definición tradicional de
materia es todo lo que tiene masa y energía (fisicalismo). Una concepción más reciente es
que el mundo se compone de individuos sustanciales que poseen propiedades mutables,
cuyos valores en un instante definen el estado de los entes. La única propiedad común a todos
los entes es la energía, que hace posible los cambios de estado (Bunge 2010, 2011). Las ideas
sólo existen como procesos cerebrales, que se evocan en otros cerebros por medio de
objetivaciones culturales o artefactos. El tratamiento de una idea como un ente es una ficción
práctica, una idea no posee propiedades ni estados, y de ella sólo se pueden predicar atributos
(e.g. siete es un número primo). Son materialismos especiales, por ejemplo, el determinismo
tecno-económico (Harris 1979) y las teorías de la praxis (Marx 2004).
Idealismo: es también una familia que abarca distintas ontologías. El idealismo puede ser
gnoseológico u ontológico. Un primer tipo de idealismo –realista- es el que afirma la
existencia autónoma y primacía de las ideas –formas, universales, etc.- (e.g. platonismo, cf.
Russell 2007: 119-132). Debe señalarse que ninguna teoría social moderna adhiere al
platonismo. No obstante, distintas corrientes tratan a la sociedad y la cultura como
emergentes de mecanismos cognitivos, pero haciendo abstracción de cualquier base
biológica o determinación extrínseca de estos. También serían idealistas las filosofías que
tratan a la mente como una realidad primitiva (idealismo subjetivo), como dato primero y
cierto (Descartes 2010a) o como constitutiva de los fenómenos (Kant, 2010). Ejemplo de
idealismo especial: el racionalismo económico.
Dualismo: una solución intermedia entre las tesis materialista e idealista (e.g. Descartes
2010b).
Eje 2. Individualismo – Holismo
Individualismo: todo lo que existen son individuos o colecciones de individuos (Bunge 1995,
2000). En su versión radical “los individuos no tendrían propiedades particulares fuera de
asociarse a otros individuos, para conformar individuos más complejos” y cualquier
clasificación o agrupamiento sería puramente convencional (nominalismo) (Bunge 2000). Su
variante moderada admite la existencia de propiedades intrínsecas y la posibilidad de
construir clases naturales. El individualismo favorece las estrategias analítica y reduccionista
(reduccionismo epistemológico y ontológico) en investigación (Bunge, 2000, Lombardi and
Labarca, 2005).
Holismo: postula la existencia de totalidades organizadas, la importancia de las interacciones
o enlaces y la emergencia de propiedades novedosas. Afirma además la preeminencia y
dominación de las totalidades sobre sus componentes, pone en un mismo nivel al todo y la
parte (Bunge 1995, 2000). Todas las cosas estarían conectadas o interactuarían de alguna
manera. En su versión extrema, el holismo es anti-analítico y favorece la explicación
macroreduccionista (la parte por el todo, determinismo arriba-abajo).
Sistemismo: las limitaciones relativas de una y otra hipótesis han favorecido la aplicación de
estrategias intermedias –holoindividualismo, individuo-holismo- en investigación (Bunge
2000), sobre todo como hipótesis o concesiones ad-hoc al individualismo por adherentes del
holismo, y viceversa. Una propuesta que busca superar la dicotomía individualismo-holismo
en el campo del materialismo es la ontología sistémica propuesta por diversos filósofos, como
Bunge (1995, 2012) y Ferrater Mora (1979). Para el sistemismo todo lo que existe es un
sistema o un componente potencial o actual de un sistema. Los sistemas se caracterizan por
su composición, estructura (enlaces entre sus componentes), y entorno (colección de cosas
que interactúan con el sistema sin ser parte de este). La mayoría de los sistemas se forman
por auto-ensamblaje, pero también hay sistemas artificiales, diseñados ex professo. Los
sistemas poseen propiedades emergentes, ausentes en sus precursores. Otras tesis del
sistemismo son el pluralismo, procesualismo y evolucionismo.
Metafísica de los evolucionismos
Como caso de estudio elegimos las teorías evolucionistas. El evolucionismo puede
entenderse como una tesis ontológica -todo lo que existe es el producto de un proceso
evolutivo. La evolución ha sido definida como cambio estructural en el tiempo (Harris 1979),
como cambio diacrónico de composición o propiedades de ensambles (Fracchia y Lewontin,
1999), y como aparición y difusión de cosas cualitativamente nuevas, y extinción de otras
(Bunge 1995, 1999). Los modelos evolucionistas han sido clasificados como variacionales y
transformacionales (Fracchia y Lewontin 1999), según describan cambios de distribución
estadística de propiedades o como mutaciones de un ente en el tiempo.
Existen diversas teorías evolucionistas en ciencias sociales. La mayoría se reclama
materialista, lo que no siempre es del todo cierto, y adhieren alternativamente al holismo, al
individualismo o a alguna solución intermedia entre ambas. En la Tabla 1 se ofrece una
clasificación provisoria.
Materialismo

Holismo
Arqueología
social
latinoamericana.
Holoindividualismo
Individuo-holismo
Sistemismo
materialismo)
(sólo

Arqueología
conductual.
Dualismo
Idealismo
Individualismo

Seleccionismo

Ecología
evolutiva
Seleccionismo: también denominada arqueología evolutiva, es una corriente teórica cuyo
objetivo es aplicar al estudio del registro arqueológico algunas ideas derivadas de la teoría
sintética de la evolución. La cultura se concibe como un mecanismo de transmisión o
herencia de comportamientos, y a los artefactos como parte del fenotipo conductual de las
poblaciones pasadas, cuya variación en el tiempo sería explicable de acuerdo a mecanismos
análogos a la selección natural, el flujo genético, la mutación y la deriva, operando sobre
dimensiones como materia prima, forma, técnica de producción y estilo (Dunnell 1989;
O'Brien y Lyman 2000, 2002; Ramenofsky 1997). La arqueología evolutiva es
indiscutiblemente materialista. Asimismo, es individualista al enfocarse en las variaciones
de frecuencias de caracteres, tipos de artefactos, etc. Es sintomático que autores como
Ramenofsky confunden materialismo e individualismo, expresado en un “pensamiento
poblacional” que afirmaría el carácter infinitamente variable de la naturaleza (Ramenofsky
1997). Un corolario es que las unidades –designación que incluiría en este caso a los
conceptos de clase- no serían otra cosa que construcciones o convenciones, relevantes sólo
en función de un problema de investigación (nominalismo) (Ramenofsky y Steffen 1998).
Arqueología social latinoamericana: es una corriente marxista ortodoxa. Entre sus
exposiciones más acabadas se encuentra el análisis de la dinámica social a partir de las
dualidades contenido-forma, general-particular, esencia-fenómeno (Bate 1984, 1998; Vargas
Arenas 1985). Las categorías de este análisis son: Formación Económico-Social (FES),
Modo de Vida y Cultura. El nivel más esencial es la FES, que abarca la base material (modo
de reproducción y de producción) y la superestructura (psicología social e institucionalidad).
La evolución social está determinada por la unidad inarmómica entre relaciones de
producción y fuerzas productivas del modo de producción, que determina los antagonismos
de clases y sus expresiones ideológicas y políticas. Se afirma además la unidad
epistemológica, ontológica y ética de la arqueología social como posición teórica. Si bien el
despliegue de las contradicciones se refleja en la conciencia y se concreta en la praxis de los
actores, la arqueología social es holista.
Ecología conductual: surge de la aplicación de modelos de elección racional al estudio de la
evolución biológica, reinterpretados en términos de selección natural. Por ejemplo, los
modelos de depredación óptima predicen la evolución filogenética de una estrategia
predatoria a partir de ciertos parámetros ambientales. La ecología evolutiva es individualista.
Pese a su adhesión formal al darwinismo, su reinterpretación por la antropología
sociocultural se aproxima al formalismo económico y, por lo tanto, al idealismo. Esta
reinterpretación supone que la selección natural dotó a los seres humanos de mecanismos
cognitivos inconscientes que le permitirían adecuar su comportamiento en base a la
experiencia, con la función de optimizar su aptitud biológica (Kelly 1995).
Arqueología conductual: esta corriente se propone estudiar la variabilidad de la vida social a
partir de las interacciones entre personas y objetos materiales (LaMotta y Schiffer 2001,
Schiffer 1984). La unidad básica de análisis es la conducta, definida como “la interacción de
uno o más individuos vivientes con elementos del mundo material”. Las conductas pueden a
su vez conformar sistemas estructurados, que comprenden actividades vinculadas entre sí y
con otros sistemas conductuales por el intercambio de energía, materia e información
(LaMotta y Schiffer 2001). Su análisis de la tecnología puede considerarse evolucionista. Se
distinguen tres áreas o problemas en la investigación del cambio tecnológico: invención,
comercialización, adopción (LaMotta y Schiffer 2001; Schiffer 1996). La invención es el
proceso por el cual surge un nuevo tipo de artefacto, que incluye variación estimulada, i.e.
condiciones externas promotoras la experimentación con nuevas materias primas, técnicas,
productos finales, etc. La comercialización incluye la transformación de los prototipos en
bienes de uso, su diseño, promoción y ponerlos a disposición de consumidores potenciales.
La adopción (que los tecnólogos denominan innovación o difusión) es la incorporación de
una actividad o tecnología por los actores o grupos sociales. La arqueología conductual es
materialista y se aproxima al sistemismo.
Discusión
Cada una de estas teorías aporta ideas interesantes a la hora de pensar el cambio en las
sociedades pasadas o presentes. Algunas diferencias son simplemente semánticas, distintos
referentes fácticos, que implican intereses y problemas de investigación independientes, y
nada impide combinar sus hipótesis a la hora de abordar un hecho complejo. No obstante, el
hecho de que supongan ontologías contradictorias, es decir, que se construyan sobre hipótesis
generales sobre la realidad que no pueden ser simultáneamente ciertas, implica que algunas
o todas estas teorías poseen un elemento de falsedad.
Al mismo tiempo, que se apliquen con éxito a la investigación de problemas históricos,
arqueológicos o sociológicos es un indicador de algún grado de verdad y que posiblemente
puedan reformularse acorde con una ontología más comprehensiva, que admita la formación
de totalidades complejas con propiedades emergentes, el carácter dual (cooperacióncompetencia) de los enlaces y la selección ambiental en distintos niveles. Se propone aquí
que la metafísica adecuada a tal fin es el sistemismo.
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