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Lesbos, capital de Europa
Fernando Vidal
Lesbos es la capital de Europa. Salvaron a los armenios en 1922 y a todos sus
judíos en 1944. Ahora, los vecinos enseñan con su propia vida cuál es el alma
de Europa a todo el continente. Los vecinos de Lesbos se merecen el premio
Nobel de la Paz al que han sido nominados en 2016. Nos han hecho
comprender una nueva idea de los Héroes Griegos: héroe es el que ama. Se
han convertido en símbolo de solidaridad y dignidad para el planeta y,
especialmente, para toda Europa. Toda la vieja isla se ha convertido en una
abuela que nos tiene que enseñar no sólo a ayudar sino incluso a vivir.
Ahora asombran al mundo por su solidaridad con los refugiados de Medio
Oriente pero ya la habían demostrado durante el terrible siglo XX a favor de
armenios en 1922 y judíos en 1944. Lesbos no es un milagro de hoy sino
que tiene una fuerte tradición de solidaridad con los perseguidos y es
ejemplo de lo mejor de Europa. Lesbos es la Abuela de Europa.
Lesbos es un manto de 11 millones de olivos alrededor del monte Olimpo,
sede de los viejos dioses griegos. Su forma se dice que es la de un ángel
volando en medio del Mediterráneo y hoy es el ángel de Europa. Ya era un
lugar en la Odisea y, como entonces, sus habitantes siguen subsistiendo
principalmente gracias a los frutos del olivo, el árbol de la paz. En la isla
saben de paz desde sus remotos orígenes pero también saben desde hace
siglos, dolorosamente, de violencia. Allí vivió la poeta Safo pero también
nació el pirata Barbarroja.
Solidaridad con los armenios en 1922
Los viejos dioses parecen haber bajado del Olimpo para atender a los miles de
refugiados que llegan de la guerra. Siempre la misma guerra, la de los
hombres. Pero no es la primera vez que bajan. En otoño de 1922 –tercer año
de la guerra greco-turca- los turcos saquearon e incendiaron Smyrna tras
vencer a la armada griega. Cientos de miles de griegos y armenios salieron
huyendo hacinados en botes precarios y miles llegaron a la isla de
Lesbos donde fueron acogidos (Niarchos, 2015). Muchos de ellos quedaron
para siempre. Como el mundo quiso olvidar el genocidio turco de los
armenios, también Lesbos fue olvidada.
Solidaridad con los judíos en 1944
Cuando en la primavera de 1944 los Nazis llegaron a Lesbos para detener a
sus judíos y deportarlos a Auschwitz, el comandante de la SS llamó al obispo
Chrysostomos y al alcalde Carrer y les dio 24 horas para entregarle a todos.
Cuando al día siguiente el comandante abrió la lista que ellos le dieron, sólo
halló dos nombres escritos: el del obispo y el alcalde. “Si detienes a
alguien, iremos con él y compartiremos su destino”, le advirtieron. A la vez,
el obispo y el alcalde habían avisado a la comunidad judía y todos fueron
escondidos en las aldeas, granjas y hogares de los cristianos haciéndolos
pasar por miembros de sus propias familias. La SS pidió instrucciones a
Berlín y Himmler ordenó buscar y presionar. Pero en los meses
siguientes ningún judío de Lesbos fue delatado y como consecuencia ni un
solo judío fue deportado durante la II Guerra Mundial (Eptakili, 2014).
Lesbos, capital de Europa en 2016
Lesbos se ha ganado de nuevo un lugar como símbolo de nuestro siglo en la
historia: son 90.000 habitantes pero han visto llegar a su isla 450.000
refugiados ya sólo en 2015. Desde 2014, por cada habitante de Lesbos han
llegado a la isla 6 refugiados. La comunidad de la isla se ha visto
absolutamente sobrepasada aunque ya desde 2000 llevaba siendo puerta de
Europa con una afluencia diaria de 2.000-5.000 refugiados. Un solo dato da
idea de la precariedad: sólo tenía dos ambulancias y eso en verano, cuando la
población crece por los turistas. La solidaridad de los vecinos de Lesbos se
multiplica en numerosas historias pero podemos representarlas en cuatro de
ellas.
1.La Mesa del Capitán
Mellinda McRostie y su marido llevan 22 años casados y son los dueños del
restaurante Captain’s Table –la Mesa del Capitán-, en Lesbos. Desde 2010
llevaba viendo llegar refugiados a las playas y tanto ella como su familia y
empleados les llevaban desde el restaurante té caliente y ropa seca. Pero a
comienzos de 2015 llegó la gran huida y de dos o tres botes a la semana, pasó
a llegar 50 al día (Hope, 2015). En octubre desembarcaron 135.000 personas y
en un solo día de noviembre se contabilizó la llegada de 6.000. Ante la
catástrofe, el matrimonio movilizó a sus redes de familia, vecinos y amigos y
a encauzar su ayuda. Gracias a su apoyo dedicaron su restaurante a dar de
comer diariamente a cientos de refugiados. Finalmente, esa gran red de
vecinos liderada por el Table’s Captain ha creado una ONG local llamada
Starfish (Estrella de Mar), una gigantesca Mesa que ayuda a miles de
personas. Cuando se le pregunta a Mellinda por qué ese nombre, cuenta una
historia: una niña se encontró miles de estrellas de mar varadas en una playa y
comenzó a echarlas de nuevo una a una al mar. Un hombre que estaba en la
misma playa creyó aquel gesto inútil y advirtió a la niña que no podría salvar
a todas. Ella levantó otra estrella de mar de la arena y le dijo: a ésta sí.
2.El hotel de los refugiados
La familia Vati tiene un pequeño hotel en la playa de Molyvos, Lesbos,
desde 1989. Han atendido más de un centenar de botes con aproximadamente
70-150 personas cada uno. Cuando llegan los refugiados a la playa, la familia,
todo el personal del hotel e incluso algunos huéspedes, se lanzan a ayudar para
proporcionarles ropa seca, agua potable, comida y orientarles. Hasta limpian
la playa de todos los restos. Todo lo sufragan con su propio dinero, pese a la
gran caída de ingresos del hotel por el bajón de turismo ante la afluencia de
refugiados. “Es triste cada vez que les ves venir en un bote, no sabes quiénes
son pero ellos son gente como tú y como yo. Tienen una madre, un
padre”, dice la hija de la familia Vati. “Las autoridades tienen que
ayudar, Europa no debería habernos dejado a nosotros solos” Vovou
(2015).
3.El pescador de hombres
El pescador Stratis Valiamos tiene 40 años y junto con un amigo han salvado
a muchos refugiados de perecer ahogados. Todo comenzó un otoño. “Estaba
cocinando y escuché en la radio que el guardacostas pedía ayuda para salvar
una nave de 300 personas naufraga en alta mar. Las condiciones eran muy
peligrosas ese día, pero me dije a mí mismo: incluso aunque sólo salvemos a
una sola persona, vale la pena”. Cuando llegó se cruzó numerosos cadáveres
flotando –bebés, niños y adultos- pero “salvamos a tanta gente como
pudimos” (Mistilis, 2016). Ante la gran afluencia, decidieron dejar de ganar
dinero y dedicar cada vez más tiempo a rescatar refugiados en peligro en el
mar Egeo. “Cada vez que salimos, sabemos que algo va a pasar. Ha sido así
los últimos 10 años. Ayudar se ha convertido en un estilo de vida” (Mistilis,
2016). “La gente dice que eres un héroe pero no es heroísmo, es la forma
normal de actuar. No puedo pretender no escucharles”, declaró en octubre
de 2015 tras haber salvado un bote con 240 náufragos.
4.Las abuelas del biberón
Emilia Kamvisi tiene 85 años y no deja de preguntarse ante el elogio del
mundo, “¿Qué he hecho? Yo no he hecho nada” (Tagaris, 2016). Emilia fue
fotografiada en otoño de 2015 junto dos de sus amigas –de 89 y 85 añosmientras alimentaban con el biberón a un niño refugiado (Parsalis, 2015).
“Estos refugiados llegaban mojados, empapados, los niños temblaban de frío,
estaban solos, parecían muy pobres y nosotras sólo íbamos por las tardes a
hacerles compañía. Hemos visto cosas parecidas a cuando los Nazis
ocuparon la isla” (TVM, 2016). Una joven refugiada tenía nerviosa a su bebé
en brazos, que no paraba de llorar y una de las tres abuelas que hacían
compañía a los refugiados le ofreció tomar el bebé en brazos. Le dijo en
griego que sabía cómo calmar al bebé. Ella lo acunó y el bebé dejó de
llorar. Después, le dio de comer (González, 2015). En ese momento, el
fotógrafo Lefteris Parsalis tomó la famosa instantánea. Esa fotografía
expresaba mejor la solidaridad de toda Europa que las decepcionantes
cumbres en las que los políticos no dejan de jugar al miedo del poder. Como
ese niño refugiado, las nuevas generaciones de europeos necesitan ser
educados y alimentados con el biberón que dan esas abuelas de Lesbos: la
buena leche de la hospitalidad.
Custodios de la Humanidad
Estos y otros miles de compromisos de base los reconoció el Papa Francisco
en su visita a Lesbos el sábado 16 de abril: “Quisiera expresar mi admiración
por el pueblo griego que, a pesar de las graves dificultades que tiene que
afrontar, ha sabido mantener abierto su corazón y sus puertas. Muchas
personas sencillas han ofrecido lo poco que tenían para compartirlo con
los que carecían de todo. (…) Vosotros, habitantes de Lesbos, demostráis
que en estas tierras, cuna de la civilización, sigue latiendo el corazón de una
humanidad que sabe reconocer por encima de todo al hermano y a la
hermana, una humanidad que quiere construir puentes y rechaza la ilusión de
levantar muros con el fin de sentirse más seguros. (…) Gracias a vosotros,
porque sois los custodios de la humanidad” (Francisco, 2016).
Un movimiento mundial de conciencia desde Lesbos
Qué importante es no perder y cultivar la tradición de solidaridad y
hospitalidad. ¿Es lo más importante de Europa? En Lesbos no la han perdido,
igual que tras la glaciación de Europa Lesbos seguía siendo un lugar al que el
hielo no llegó a apagar el fuego. Los vecinos, las familias y las abuelas están
haciendo lo que ya hicieron sus padres y abuelos: acoger y defender la vida de
los perseguidos. Son héroes clásicos de la más humana tradición: el amor al
prójimo. Hoy la capital de Europa no es Bruselas ni París ni Londres ni Roma
ni Atenas: es Lesbos. Jerónimo, arzobispo de Atenas, dijo en el campo de
refugiados de Moria: “Desde esta isla, Lesbos, espero que comience un
movimiento mundial de conciencia… para devolver la paz y la seguridad a
cada hogar, cada familia y cada ciudadano” (Jerónimo, 2016). Con su forma
de ángel volando en el Mediterráneo, Lesbos anuncia lo que es y debe seguir
siendo Europa.
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Referencias
Eptakili, Tassoula (2014) The Greek island that hid its Jews from the
Nazis. Kathimerini (July 6, 2014).
Francisco (2016) Encuentro con la población y con la comunidad católica.
Memoria de las víctimas de las migraciones. Lesbos: Librería Editrice
Vaticana (April 16, 2016).
González, Lucía (2015) La historia de la foto del bebé refugiado y las tres
abuelas griegas. El País, Verne (October 20, 2015).
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Hope, Kerin (2015) I’ve helped thousands of Syrian refugees. Financial Times
Magazine(December 11, 2015).
Jerónimo, Arzobispo de Atenas y de todo Grecia (2016) Visita a los
refugiados del campo de refugiados de Moria. Lesbos: Librería Editrice
Vaticana (April 16, 2016).
Mistillis, Kia (2016) Meet the Heroic Greeks Rescuing the Refugees the EU
Has Abandoned. The Nation (February 24, 2016).
Nianias, Helen (2016) Refugees in Lesbos: are too many NGOs on the
island? The Guardian(January 5, 2016).
Niarchos, Nicolas (2015) A tragedy unfolds on Lesvos. The New
Yorker (October 23, 2015).
Parsalis, Lefteris (2015) Greek hospitality, three grandmothers are taking care
of a baby migrant. Rizopoulos Post (Octubre 18, 2015).
Tagaris, Karolina (2016) Greek grandmother, fisherman among Nobel Peace
nominees. Reuters(February 1, 2016).
TVM (2016) Greek fisherman tells ahow hetried to rescue toodlers from
rough seas. TVM(February 3, 2016).
Vovou, Sissy (2015) The generous solidarity to the refugees, in Molyvos. To
Mov (September 27, 2015).