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Transcript
Restauración ecológica o tragedia humana.
Roberto Fermín Bertossi
Investigador CIJS / UNC
El día 4 de noviembre ppdo. entró en vigencia el Acuerdo Ambiental de Paris, con
un alerta de Naciones Unidas donde se nos advierte sobre una “tragedia humana”
si no se baja contundentemente la emisión de gases.
A esta conclusión arribó un estudio de Naciones Unidas Ambiente: “Informe sobre
disparidad de emisiones”, el cual revela: “entre los incumplimientos de compromisos
políticos y la realidad de los gases que se acumulan en la atmósfera, se incrementa
una brecha enorme, que no alcanza para sostener la vida tal y cual la conocemos en
la tierra hasta ahora”.
Efectivamente, ante el fracaso por inejecutoriedad de acuerdos –arduamente
logrados- en sucesivos eventos de Naciones Unidas para recomponer un ambiente
sano, se viene poniendo en jaque, no solo a la diversidad de especies vitales
vegetales y animales, sino a la propia raza humana.
En septiembre de 2015, después de la encíclica papal Laudato si´, la Asamblea
General aprobó La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Sus objetivos
reemplazan los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a partir de 2016 y
orientarán el trabajo de Naciones Unidas en los próximos 15 años. Según la Cepal,
esta Agenda 2030 es civilizatoria porque pone a las personas en el centro, tiene un
enfoque de derechos y busca un desarrollo sostenible global dentro de los límites
planetarios. Es universal ya que busca una alianza renovada donde todos los países
participan por igual. Es indivisible ya que integra los tres pilares del desarrollo
sostenible (económico, social y medioambiental), presentando así una visión
holística del desarrollo. La erradicación de la pobreza y la reducción de
desigualdades son temas centrales en la nueva agenda, y prioritarias para América
Latina y el Caribe.
La Agenda implica un compromiso común y universal. No obstante y puesto que
cada país enfrenta retos específicos en su búsqueda del desarrollo sostenible, los
Estados tienen soberanía plena sobre su riqueza, recursos y actividad económica, y
cada uno fijará entonces, sus propias metas nacionales, subordinándose a estos
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dispone el texto aprobado por la
Asamblea General.
Los ODS incluyen, entre otros puntos, erradicar el hambre y lograr la seguridad
alimentaria; garantizar una vida sana, una educación de calidad -ambiental y para
el consumo-; asegurar el acceso al agua potable, al saneamiento, a energías verdes
y al trabajo decente; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; promover
la paz y facilitar el acceso a la justicia, mediante fiscalías ambientales y la
ejecutoriedad de dichos ODS.
Satisfacer estos últimos, exigirá superar mezquindades asumiendo una determinada
voluntad ético-moral y la adhesión activa de organizaciones pro ambiente sano, de
comunidades científicas, culturales y espirituales vg., “el aporte” del Papa Francisco:
“Laudato si”; los del Consejo Mundial de Iglesias ´Justicia, Paz e Integridad de la
Creación´, etc.
Cuidado, si no somos capaces de escuchar el alerta máximo de la ONU, observando
neciamente sin discernir “señales simultáneas en los signos de los tiempos”; si no
reducimos hasta revertir de manera urgente y radical las emisiones de gases con
efecto invernadero; seremos hombres insensatos que haremos padecer a la
humanidad una inédita tragedia, cuya alta ruina que supone reflejará más una
estúpida matemática humana que algún devenir escatológico.
Sin más patéticas miserabilidades, es hora de gestos cooperativos globales
comenzando con declarar una “Emergencia ecológica planetaria” e incentivando una
nueva economía e infraestructura verdes, basadas en la sustentabilidad sin
externalidades negativas; impulsando un rotundo cambio en la mentalidad para
transformar los modos actuales de producción, industrialización, comercialización,
servicios y consumos, etc.; todo ello mediante un hacer-haciendo personal,
comunitario y organizacional, institucionalizando ecológicamente principios y
valores humanos, como liturgia =operativa, precautoria y remediatoria= de
aplicación inmediata, para cohabitar finalmente una Casa común, más hospitalaria,
más verde y más vivible.