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El Agua y la Industria en Mexico
M. en C. Ruy Pérez de Francisco
[email protected]
La vida, como la conocemos, es imposible sin el agua. Aunque aproximadamente ¾ partes de la
superficie terrestre está cubierta por este líquido, desafortunadamente sólo el 0.4 por ciento está
disponible para el consumo humano. Por la forma en como hemos venido utilizando este recurso y por
como lo hemos contaminado el porcentaje antes mencionado se va a ir reduciendo a pasos alarmantes.
La competencia global por el agua representa grandes retos para los negocios, a la vez que establece un
escenario para la innovación. La industria necesita agua para sus procesos, pero necesita trabajadores
bien hidratados para ser productiva, y debido a que la industria representa 1/5 del consumo global1, la
estrategia de administración del agua se ha convertido en un elemento crítico para las organizaciones,
su reputación, viabilidad de operación, en sí, la continuidad del negocio.
Adoptar una estrategia de administración del agua implica reconocer varios aspectos geográficos,
sociales, culturales y temporales pues, a diferencia de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), los
impactos asociados con el consumo y disposición final del recurso hídrico difieren dependiendo de la
región y operaciones de la organización.
El agua está íntimamente relacionada con la energía además. Para el proceso de generación de energía
es necesario utilizar grandes cantidades de agua, ya sea para el proceso en si, como en una
termoeléctrica o una presa como para la elaboración del producto que generará la energía, como en una
celda fotovoltaica. Y es necesaria energía para obtener el recurso hídrico, para hacer funcionar bombas
que llenen las tuberías y posteriormente es necesaria más energía para el tratamiento del agua utilizada.
Esto hace que la aparente dicotomía entre agua y energía sea ampliamente refutada y nos demos
cuenta que sin la una no hay la otra.
Uno de los efectos esperados del cambio climático es el cambio en los patrones pluviales y de
temperatura lo cual, por una parte incremente la evapotranspiración del agua –incidiendo en la
disminución de la oferta para los procesos- y que, por otra parte, influya en los eventos
hidrometeorológicos extremos – considerando los impactos en infraestructura y activos por los dichos
eventos.
Por ello, la oferta estará aún más restringida por los impactos del cambio climático, reflejado en el
decremento de algunas fuentes naturales de almacenamiento del agua (por el derretimiento de
glaciares y capas de nieve), incremento en la escasez del líquido en algunas regiones por los cambios en
patrones pluviales, mientras en otras regiones se incrementa la intensidad de la precipitación, así como
incremento de los eventos hidrometeorológicos extremos y riesgos asociados. Lo anterior representa,
para la mayoría de las empresas, un decremento en la disponibilidad de agua así como el incremento en
su costo, y disrupciones operacionales con los costos financieros asociados.
Riesgos para la industria (necesidad de eficiencia y adaptación)
Debido a los atributos específicos tanto geográficos como temporales, las empresas deben de ser
capaces, tanto de identificar su huella hídrica como la correspondiente a su cadena de valor, y reconocer
los probables riesgos e impactos.
Los riesgos pueden establecerse en tres áreas:

Los riesgos físicos son considerados los más visibles para las organizaciones, debido al impacto
directo de los mismos. Éstos están asociados con eventos extremos, ya sea sequía o eventos
hidrometeorológicos extremos o bien la contaminación del agua que impactan tanto en los
procesos como en la infraestructura, instalaciones y salud de la población circundante.

Los riesgos regulatorios pueden darse en la modificación de un régimen normativo que implique
un incremento en el costo de la operación. Principalmente las organizaciones globales podrán
verse sujetas a distintas formas regulatorias, por ello, mantener las mejores prácticas en todas
sus locaciones permite una prevención oportuna y adecuada a la creciente exigencia de normas.

La reputación funciona como un factor del cual las organizaciones no son dueñas. Conforme la
demanda de disponibilidad de agua limpia vaya incrementando por los diferentes actores de la
sociedad, será prioritario mantener relaciones positivas con los grupos de interés para la gestión
adecuada del agua.
Los anteriores riesgos pueden verse reflejados en uno mayor y más visible para las empresas: el riesgo
financiero. Éste se puede reflejar en incremento del precio del recurso, el pago de daños por las
consecuencias de eventos extremos, pérdida de la posibilidad de operar y de la confianza de los
accionistas. Por ello, identificamos algunas acciones que pueden tomar las organizaciones para la
administración del agua:

Comprenda el uso e intensidad del agua. Aunque parezca sencillo, el World Business Council for
Sustainable Development ha identificado 19 herramientas distintas en su reporte de marzo de
2010 “Water for business”. Dentro de las más útiles, se consideran aquellas que incorporan
elementos del contexto, relacionando la disponibilidad del agua con el uso de la organización.
No sólo basta con identificar el consumo general, sino por la cantidad por unidad de producto.
Identificar la intensidad del agua, permite gestionar de manera efectiva la huella hídrica de la
organización e ilustra, de manera efectiva, el uso del recurso en los procesos.

Comprenda dónde se ubican sus operaciones. Para hacer frente a la cuestión del agua, se debe
de identificar el contexto donde ocurren las operaciones actuales y futuras. Conforme se
reconoce el riesgo de estrés hídrico en los sitios, pueden preverse limitaciones futuras.

La adaptación de instalaciones y operaciones a eventos extremos como la escasez de agua o
inundaciones, huracanes o incremento del nivel del mar, deben de ser considerandos en toda la
cadena de suministro. Tener una estrategia al respecto, significa una ventaja competitiva frente
a otros.

Conforme las diferentes presiones vayan incrementando, así como la importancia del tema, de
igual manera las inspecciones, revisiones y regulaciones lo harán. Las organizaciones que se
encuentren gestionando de manera adecuada sus recursos hídricos tendrán, mayor capacidad
de adaptarse al cambio en las mismas.

Involucrarse con los grupos de interés, incluyendo los reguladores, es necesario para mantener
la “licencia para operar” en las comunidades. En los países en desarrollo el consumo de agua es
casi el doble que los países desarrollados, por lo que mantener un diálogo abierto con los grupos
de interés permite comprender cómo debe de gestionar el agua, además de que evita
restricciones, multas y desacreditación de la comunidad.
La mejora en la productividad está directamente relacionada con el uso eficiente de los recursos. Un
análisis estratégico del consumo de agua de las organizaciones y una gestión que permita la adecuada
medición, verificación y reporte del mismo consumo, tanto de las operaciones locales como de las
globales, permitirá comprender holísticamente los riesgos y oportunidades ante un escenario de baja
disponibilidad de éste recurso.