Download 15-11-10 Investigación sequedad ocular

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Transcript
El resultado de esta investigación se ha publicado esta semana en la
prestigiosa revista Nature Medicine
Un equipo de investigadores de la UMH descifra el mecanismo de acción
de la sequedad ocular
NOTA DE PRENSA
Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH)
de Elche, liderado por el profesor Carlos Belmonte, ha descubierto la
importancia de los receptores térmicos del frío en la regulación de la
producción basal de lágrimas. Los resultados se publican esta semana en la
prestigiosa revista Nature Medicine. La investigación cuenta con financiación
del Ministerio de Ciencia e Innovación.
La humedad de la superficie ocular, así como la de otras mucosas
expuestas al medio ambiente, se mantiene gracias a una continua secreción de
fluido acuoso producida por glándulas exocrinas. La alteración de este proceso
puede conducir a la sequedad ocular, bucal o vaginal; síndromes que son
particularmente comunes en personas de edad avanzada.
En el ojo, el flujo lacrimal es continuo y se ajusta a las condiciones del
medio ambiente (temperatura, humedad) y a la frecuencia de parpadeo, pero
se desconocía hasta ahora cómo se mantenía y regulaba esta secreción
lagrimal basal. El estudio describe por vez primera las estructuras neurales
responsables de sentir la sequedad ocular y a través de qué mecanismos
moleculares se lleva a cabo tal regulación. Los receptores térmicos del frío se
activan con reducciones moderadas de temperatura, dando lugar a
sensaciones de frío. Están presentes en toda la superficie del cuerpo y también
en la del ojo, pero su función en éste constituía un misterio, ya que no parecían
contribuir de manera importante a la evaluación consciente de la temperatura
como hacen los termorreceptores de frío de la piel.
En el estudio, que se ha realizado en ratones, comprobando después
sus resultados en humanos, han participado, además del profesor Belmonte,
los investigadores del Instituto de Neurociencias (centro mixto de la UMH y el
CSIC) Juana Gallar, Mary Carmen Acosta, Andrés Parra, Diego Echevarria,
Félix Viana y Cruz Morenilla, así como científicos de la Fundación de
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Investigación Oftalmológica del Instituto de Oftalmología Fernández-Vega en
Oviedo, de la Universidad de Chile y de la de Washington.
Los investigadores han demostrado que la evaporación de la película
lagrimal, que en el intervalo entre dos parpadeos produce descensos graduales
de temperatura en la superficie ocular de 1-2º C, excita en el ratón a las
terminaciones nerviosas de la córnea sensibles a la temperatura, que funcionan
por tanto como ‘detectores de humedad’.
La alta sensibilidad de los receptores del frío de la córnea depende
fundamentalmente de la expresión de un canal transductor del frío llamado
TRPM8. Cuando se construyen ratones en los que se ha eliminado de manera
selectiva con herramientas genéticas el canal TRPM8, los receptores de frío de
la córnea permanecen inactivos e insensibles al enfriamiento. En estos
animales, la tasa de lagrimeo basal está considerablemente reducida. Sin
embargo, el lagrimeo causado por estímulos irritantes, que depende de las
fibras nerviosas de dolor de la superficie ocular, que poseen otros canales
llamados TRPV1 y TRPA1, se mantiene intacta. En ratones normales en los
que se puede silenciar de modo natural los receptores del frío, elevando la
temperatura de la cornea de 33ºC a 36ºC se consigue igualmente al hacerlo,
reducir la secreción lagrimal.
El mecanismo de regulación de la secreción lagrimal basal por los
receptores de frío está también presente en los seres humanos. Cuando éstos
son expuestos experimentalmente a ambientes cálidos (43º C), la tasa de
lagrimeo basal desciende significativamente en comparación con la que hay a
temperaturas ambiente de 18-25º C.
Aplicaciones en el tratamiento de la sequedad de las mucosas
Estos hallazgos indican que la expresión del canal TRPM8 en los
receptores del frío de la córnea es esencial para mantener el flujo basal de
secreción lagrimal, sugiriendo que la actividad de los termorreceptores del frío
juega un papel importante en la regulación del grado de sequedad de la
superficie ocular.
El estudio desvela un papel, hasta ahora desconocido, para los
receptores térmicos, como reguladores de la humedad en las mucosas
expuestas a los cambios ambientales externos. La esencial contribución de una
única molécula, el canal TRPM8, a la regulación del flujo lagrimal que descubre
este trabajo, abre nuevas posibilidades para la comprensión y el tratamiento de
enfermedades como el ojo seco, que padece un 15% de la población mundial,
así como de otras afecciones como la sequedad vaginal y bucal que vienen
frecuentemente asociadas a la sequedad ocular y suelen presentar síntomas
similares.
Elche, 15 de noviembre de 2010