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EL DESAFÍO ACTUAL DE LAS EMPRESAS AUTOGESTIONADAS
NUCLEADAS EN LA FEDERACIÓN DE COOPERATIVAS
AUTOGESTIONADAS PARA OTRA ECONOMÍA
Buscamos, a partir de nuestra organización, poder desarrollar
una metodología de redes que permita construir a través de las
cadenas de valor en la producción y los servicios, un nuevo tipo de
economía, basada en la solidaridad y la colaboración, que se
diferencia de la lógica del lucro. Porque en una economía capitalista, si
bien producimos y trabajamos en forma autogestionada, la terminal de
llegada para nuestros productos y servicios es el mercado de capital,
que se basa en la lógica del lucro y la competencia. Esto nos indica
que cuánto más eficaces seamos en nuestra producción y mayores
oportunidades tengamos de intercambiar entre nosotros productos y
servicios, más cerca estaremos de cambiar la lógica de reproducción
del capital.
Si bien FEDECABA es una Federación joven, en muy poco
tiempo nos hemos metido de lleno en la realidad de las experiencias
autogestionadas. El cambio de gobierno que sufrimos en la Argentina
en este último año, significó para nuestras empresas un impacto muy
profundo en lo económico. Estamos atravesando el regreso de las
políticas neoliberales a nuestro país, lo cual poco a poco nos lleva a
tener que modificar nuestras estrategias de gestión de lo ofensivo a lo
defensivo. El modelo de Estado que instaló el kirchnerismo durante los
últimos 12 años, nos permitió crecer y desarrollarnos como empresas
sustentables, y encontrar una alternativa viable en cada una de las
empresas quebradas por la especulación de mercado y el vaciamiento
por parte de las patronales. Incluso, un modelo de economía basada
en el consumo con una latente intervención del Estado, nos dio la
pauta de hacer de la autogestión una alternativa viable para el
desarrollo de las personas, más allá de lo que considere como “viable”
el mercado capitalista. Es imposible imaginar un proceso de
producción pro positivo y transformador sin contar con el rol de Estado
como activo dinamizador de la economía.
El pronto regreso de viejas políticas impactó rápidamente en
nuestras empresas. La retracción de la demanda, y el comienzo de
una visión del Estado que busca no intervenir en las variables macro
económicas, sumado a la impresionante transferencia de recursos
hacia sectores concentrados, hacen muy difícil que nuestras empresas
crezcan en el corto plazo. Incluso en muchos casos se hace imposible
la supervivencia diaria. La suba de tarifas (en la mayoría de los casos
aumentos violentos de más de un 700%) y el vacío en políticas
públicas, sumado a la apertura indiscriminada de importaciones,
ponen a la gestión de los trabajadores en una posición muy dificultosa.
Porque la competencia en el mercado se hace más dura, el costo de
vida aumenta, pero también aumenta el costo de producción
indiscriminadamente. La variable de ajuste, una vez más somos los
trabajadores.
Es un nuevo contexto que afecta no solo a nuestro país, sino a
toda Latinoamérica en su conjunto con el fortalecimiento de la
“derecha”, funcional a los intereses de las grandes corporaciones
internacionales. A través de la aplicación de medidas similares de
corte neoliberal, hace que los derechos sociales que las clases
populares conquistamos en los últimos años estén en franco
retroceso: endeudamiento, acuerdos de libre comercio, elaboración de
medidas que apuntan a la flexibilización laboral y a la baja de salarios,
sumado a una ausencia del Estado para garantizar el acceso a los
derechos más básicos, como la educación y la salud. Políticas
imposibles de aplicarse rápidamente sin el apoyo de los medios
masivos de comunicación, que cumplen un rol fundamental en la
construcción del discurso hegemónico y operan como principal
cómplice de los grupos económicos, allanando el camino para la
aplicación de estas medidas anti-populares y desprestigiando a las
organizaciones obreras y políticas, con el objetivo de lograr
despolitizar a la sociedad en su conjunto.
Este escenario implica un compromiso muy importante para
nuestra organización. En primer término, porque no podemos
descansar y dejar que las experiencias de trabajo que tanto
defendimos y supimos levantar y hacer funcionar en estos últimos
años, se despedacen dentro del juego perverso del mercado.
Debemos saber coordinar las variables económicas que estén a
nuestro alcance para mejorar nuestros procesos de producción. Y aquí
las experiencias más maduras y consolidadas tienen un deber
prioritario con las más débiles. El poder mejorar los procesos, es un
plan de acción que se plasma en tres ejes tan simples como
específicos y relevantes: la capacitación, el financiamiento y la
generación de nuevas oportunidades de trabajo intercooperativas.
Y como segunda cuestión, tenemos la obligación de saber
promover y defender las políticas públicas que precisamos, las que ya
alcanzamos y las que todavía no, para poder lograr mejores
condiciones. Para esto, en algunos casos se darán correlaciones de
fuerza favorables para negociar, y en otros será simplemente la
organización en la calle de nuestras experiencias en conjunto con
muchas otras organizaciones del campo popular lo que nos permitirá
no perder lo que nos corresponde por derecho legítimo de la historia.
Es fundamental que el modelo de desarrollo alternativo que
proponemos desde el sector asociativo para combatir esta nueva
embestida del capitalismo, sea necesariamente regional. En este
sentido, hay que avanzar en mayores instancias de diálogo y
encuentro entre nuestros países, donde se puedan lograr acuerdos no
solamente en el plano político, sino también en el económico, a través
de una estrategia en común.