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R.A. 2.1 Interpreta las diferencias entre crecimiento y desarrollo económico de acuerdo a la macroeconomía/MACROECONOMÍA CRECIMIENTO ECONÓMICO El crecimiento económico es el aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una economía (generalmente de un país o una región) en un determinado periodo (generalmente en un año). A grandes rasgos, el crecimiento económico se refiere al incremento de ciertos indicadores, como la producción de bienes y servicios, el mayor consumo de energía, el ahorro, la inversión, una balanza comercial favorable, el aumento de consumo de calorías per cápita, etc. La mejora de estos indicadores debería llevar teóricamente a un alza en los estándares de vida de la población. Medida del crecimiento económico Habitualmente el crecimiento económico se mide en porcentaje de aumento del Producto Interno Bruto real o PIB; y se asocia a la productividad. El crecimiento económico, así definido, se ha considerado (históricamente) deseable, porque guarda una cierta relación con la cantidad de bienes materiales disponibles y por ende una cierta mejora del nivel de vida de las personas; sin embargo, algunos autores han señalado que el crecimiento económico depende del PBI per cápita, es decir el ingreso de los habitantes de un país. El crecimiento total en un período compuesto de varios períodos parciales es ligeramente superior a la suma de los crecimientos de los períodos parciales. Ejemplos: El crecimiento económico de un país se considera importante, porque está relacionado con el PIB per cápita de los individuos de un país. Puesto que uno de los factores estadísticamente correlacionados con el bienestar socio-económico de un país es la relativa abundancia de bienes económicos materiales y de otro tipo disponibles para los ciudadanos de un país, el crecimiento económico ha sido usado como una medida de la mejora de las condiciones socio-económicas de un país; sin embargo, existen muchos otros factores correlacionados estadísticamente con el bienestar de un país, siendo el PIB per cápita sólo uno de estos factores. Lo que ha suscitado una importante crítica hacia el PIB per cápita como medida del bienestar socio-económico, incluso del bienestar puramente material (ya que el PIB per cápita puede estar aumentando cuando el bienestar total materialmente disfrutable se está reduciendo). Otro problema tiene que ver con que el valor de los bienes producidos o consumidos no está directamente relacionado con el bienestar, por ejemplo, podemos imaginar una sociedad en la que se produce tabaco u otra droga con efectos negativos para la salud y que contribuyen al PIB con una cantidad N, y que simultáneamente se producen tratamientos médicos que compensan los efectos por una cantidad P. Comparando con una economía idéntica a la anterior pero en la que no se produzcan los productos de efectos adversos ni el tratamiento médico compensatorio y con PIB Y0, la segunda tendría un PIB más elevado Y0 + N + P, sin embargo, en ambas sociedades el bienestar general sería el mismo, ya en la segunda que los efectos adversos han sido compensados por los tratamientos médicos. Crecimiento a corto y largo plazo La variación a corto plazo del crecimiento económico se conoce como ciclo económico, y casi todas las economías viven etapas de recesión de forma periódica. El ciclo puede confundirse puesto que las fluctuaciones no son siempre regulares. La explicación de estas fluctuaciones es una de las tareas principales de la macroeconomía. Hay diferentes escuelas de pensamiento que tratan las causas de las recesiones, si bien se ha alcanzado cierto grado de consenso (véase keynesianismo, monetarismo, economía neoclásica y neokeynesiana) Subidas en el precio del petróleo, guerras y pérdidas de cosechas son causas evidentes de una recesión. La variación a corto plazo del crecimiento económico ha sido minimizada en los países de mayores ingresos desde principios de los 90, lo que se atribuye en parte a una mejor gestión macroeconómica. El camino a largo plazo para el crecimiento económico es un asunto fundamental del estudio de la economía; a pesar de las advertencias enumeradas anteriormente, el aumento del PIB de un país suele considerarse como un aumento en el nivel de vida de sus habitantes. En períodos largos, incluso pequeñas tasas de crecimiento anual pueden tener un efecto significativo debido a su conjugación con otros factores. Una tasa de crecimiento del 2,5% anual conduciría al PIB a duplicarse en un plazo de 30 años, mientras de una tasa de crecimiento del 8% anual (experimentada por algunos países como los cuatro dragones asiáticos) llevaría al mismo fenómeno en un plazo de sólo 10 años. Cuando una población aumenta para ver mejoras en el nivel de vida el PIB tiene que crecer más rápido que esa población. Este análisis busca entender porque existen tasas muy dispares de crecimiento económico en algunas regiones del mundo. Hasta finales del siglo XIX no existieron estadísticas suficientemente detalladas para calcular el crecimiento económico. Para el pasado, A. Maddison (2001) presentó cálculos estimativos que en consonancia con otras fuentes muestran que el crecimiento económico durante la Edad Media y hasta el siglo XIX fue lento. De 1870 hasta la Primera Guerra Mundial el crecimiento fue muy rápido. Durante la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial el crecimiento se ralentizó algo, aunque siguió siendo alto con respecto a las tasas observadas antes del siglo XIX. Tras el final de la última Guerra Mundial llegó la época dorada del crecimiento económico entre 1945 y 1970, con una expansión sin parangón histórico. De 1970 a 2007 fue más lento, pero aun así alto; presentándose eso sí un aumento de la diferencia de crecimiento entre países ricos, que crecieron algo más rápido, y países pobres. Históricamente el crecimiento antes del siglo XIX entre países ricos y pobres había sido más equilibrado. Crecimiento económico sostenido Es un concepto relativamente nuevo dentro de la historia humana. El crecimiento del PIB por años fue muy bajo por lo que no se tomó a consideración en los pensadores de la época. Fue hasta después de 1800 que el PIB per cápita podía cambiar el nivel de vida en tan solo una o dos generaciones. Las tasas de crecimiento difieren entre naciones y una variación en la misma en el periodo de un año tiene gran impacto sobre el nivel de ingreso per cápita en un periodo prolongado. El crecimiento de los ingresos se puede dividir en dos categorías principales: crecimiento por aumento de las rentas (p.ej. capital, trabajo) y aumentos de productividad (p. e. las nuevas tecnologías). A largo plazo, el progreso tecnológico es necesario a fin de mejorar los niveles de vida, ya que no es posible aumentar las rentas indefinidamente mediante el trabajo, y el intento de añadir capital al proceso de producción constantemente topará necesariamente con amortizaciones marginales en disminución. Desarrollo económico El desarrollo económico se puede definir como la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de promover y mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes. Podría pensarse al desarrollo económico como el resultado de los saltos cualitativos dentro de un sistema económico facilitado por tasas de crecimiento que se han mantenido altas en el tiempo y que han permitido mantener procesos de acumulación del capital. Evidentemente que los saltos cualitativos no se dan exclusivamente si se dan acumulaciones cuantitativas de una única variable, pues los saltos pueden ser incluso de carácter externo y no solo depender de las condiciones internas de un país.1 Se conoce el estudio del desarrollo económico como la economía del desarrollo. La política pública generalmente apunta al crecimiento continuo y sostenido económico, y la extensión de la economía nacional de modo que «los países en vía de desarrollo» se hagan «países desarrollados». El proceso de desarrollo económico supone ajustes legales e institucionales que son hechos para dar incentivos para fomentar innovaciones e inversiones con el propósito de crear un eficiente sistema de producción y un sistema de distribución para los bienes y los servicios. Para entender por qué ahora solo 1/5 del mundo se considera «desarrollado» (principalmente Japón, Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, y pocos más), se debe tener en cuenta que el mundo, desde el punto de vista de un país desarrollado, es un mundo de pobreza y escasez y por lo tanto es fundamental el reconocimiento de que no es que los otros 4/5 del mundo están retrasados, es más bien que el primer mundo ha tenido el «milagro» del desarrollo industrial-capitalista que se originó en Gran Bretaña hacia el fin del s. XVIII y el comienzo del s. XIX y después se difundió a otros países del primer mundo. El crecimiento económico es una de las metas de toda sociedad y el mismo implica un incremento notable de los ingresos, y de la forma de vida de todos los individuos de una sociedad. Existen muchas maneras o puntos de vista desde los cuales se mide el crecimiento de una sociedad, se podría tomar como ejes de medición la inversión, las tasas de interés, el nivel de consumo, las políticas gubernamentales, o las políticas de fomento al ahorro; todas estas variables son herramientas que se utilizan para medir este crecimiento. Y este crecimiento requiere de una medición para establecer que tan lejos o que tan cerca estamos del desarrollo. Economía del desarrollo La economía de desarrollo surgió como una rama de economía debido a la preocupación después de la Segunda Guerra Mundial sobre el bajo nivel de vida en tantos países de América Latina, África, Asia y Europa Oriental. Estos estudios buscaban entender, entre otros puntos, el cómo se podía lograr el desarrollo económico y social lo más rápido posible, porqué el proceso de crecimiento industrial y el desarrollo que se había visto en Europa Occidental, EEUU y Japón no se había extendido a otras naciones o regiones, proceso que con anterioridad se creía sucedería "naturalmente". Estas cuestiones se hicieron urgentes debido al proceso de descolonización en el contexto de la Guerra Fría. Casi desde un comienzo dos aproximaciones principales se hicieron notar: las corrientes que podrían ser llamadas "revolucionarias" (también llamadas el modelo cepaliano y desarrollismo que fueron inspiradas por percepciones marxistas (tales como la teoría de la dependencia) y las corrientes que se podrían llamar de ingeniería económica o de "economía tradicional" (en el sentido de ser la aproximación que se aceptaba en universidades occidentales). Las primeras aproximaciones de estas últimas a una teoría de la Economía de desarrollo asumieron que las economías de los países menos desarrollados, los LDC, (siglas en inglés por least developed countries), eran tan diferentes de los países desarrollados que la economía básica no podía explicar el comportamiento de las economías de estas últimas. Tales aproximaciones produjeron algunos modelos interesantes y hasta elegantes, pero fallaron en explicar la realidad de ningún crecimiento, el crecimiento lento, o el crecimiento y el retroceso encontrado en la LDC. Lentamente el foco intelectual se fijó en el estudio de cuáles funciones básicas de la economía se encuentran también en las LDC. Esto clarificó el área de estudio de aproximaciones que a veces bordeaban en el racismo o etnocentrismo permitiendo la creación de modelos más efectivos. La economía tradicional, sin embargo, todavía no podía reconciliar el modelo de crecimiento débil y fracasado. Mientras tanto, las aproximaciones revolucionarias ofrecían un buen marco explicativo de tal atraso o falla en el desarrollo. Sin embargo, adolecían del problema que no ofrecían un programa eficiente de acción, dado que donde se pusieron en práctica no entregaron los niveles de desarrollo que se esperaba. Se puede alegar sin embargo que el problema principal para estas aproximaciones fue político: sus propuestas no eran generalmente aceptables para los países desarrollados, en el sentido de estar generalmente asociadas con políticas "anticapitalistas". Consecuentemente, estas aproximaciones fueron destruidas por un proceso político. Todo lo anterior, más otros factores socioeconómicos, dieron motivo a que, a partir de la década de los setenta del siglo XX, se buscara una nueva aproximación como guía práctica para la acción de los gobiernos en relación a esta problemática. Esta nueva demanda se concretó en el llamado Consenso de Washington; sin embargo, esto no detuvo el interés académico. En estos días, el campo de los estudios del desarrollo económico es todavía un campo en crecimiento, que busca revisar modelos económicos básicos y construir modelos nuevos para explicar el comportamiento de economías en vía de desarrollo. Además se busca un entendimiento más amplio, incluyendo otras disciplinas para explicar este fenómeno económico. Además de los aspectos macroeconómicos y microeconómicos tradicionalmente estudiados, los economistas del desarrollo incluyeron el estudio de dos nuevas ramas de la ciencia: la Mesoeconomía y la Metaeconomía. A nivel macroeconómico se han producido importantes avances para la explicación el crecimiento de la producción, gracias a la combinación de los enfoques de oferta y demanda, como en los estudios de Klein2 y de Guisan (coordinadora),3 entre otros. Este tipo de estudios tiene en cuenta los efectos de la inversión, el comercio exterior y otros factores, así como las interrelaciones entre diversas variables. Un panorama interesante del desarrollo económico mundial se presenta en Maddison (2001).4 Ádemás se ha demostrado que el capital humano (sobre todo a través de la educación) tiene en general una importante influencia positiva en el crecimiento de la producción por habitante, de acuerdo con las contribuciones de diversos autores que se analizan en el documento de Neira y Guisán(2002),5 y en otros estudios. En este sentido destaca el trabajo pionero de Denison(1967)6 y estudios más recientes debidos a Barro y Lee y a otros autores. Otras temas de gran interés para el conocimiento del desarrollo económico son los relativos al papel del capital social (calidad de las instituciones, grado de confianza social y en el gobierno, libertad para el desarrollo de iniciativas empresariales y sociales, entre otros factores). Entre los trabajos pioneros en este sentido destacan los de varios historiadores económicos como el Premio Nobel Douglas Norhs.