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TEMA 5. LAS GRANDES POTENCIAS EN EL XIX I CAMBIOS EN POLÍTICA INTERNACIONAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL XIX Importancia de los Balcanes en la política del s. XIX, cuya primera muestra es la Guerra de Crimea (1856): Italia, Inglaterra y Francia ayudan a un débil Imperio Turco en contra de Rusia, que aspiraba a conquistarlo. Otras novedades fueron el ascenso de Alemania como gran potencia, así como el de Estados Unidos y Japón. Los choques, dentro y fuera de Europa, entre estas potencias provocaron la 1ª Guerra Mundial. II LOS IMPERIOS AUTORITARIOS Tienen en común su carácter autoritario y la multinacionalidad. El Segundo Imperio Alemán: Desde 1871, con una estructura confederal y Bismarck al frente, se convirtió en una gran potencia, con un gran crecimiento económico (aprovechando su riqueza en materias primas y su posición central en Europa) y una importante legislación social. A partir de 1890, la nueva y agresiva política del nuevo emperador Guillermo II comienza a derrumbar toda la política exterior de Bismarck, que se basaba en el consenso con Inglaterra y en el aislamiento de Francia, única posible enemiga debido a su odio a los alemanes tras arrebatarle Alsacia y Lorena en la guerra Franco-Prusiana de 1871. El Imperio Austro-Húngaro: Durante el reinado de Francisco José nace la Monarquía Dual (el rey sería emperador de Austria y Rey de Hungría) entre Austria y Hungría tras la victoria prusiana de 1866, siendo la monarquía húngara más conservadora. Había una enorme diversidad étnica, cultural y religiosa que en general fue respetada. Su posición ante Rusia (con quien rivalizaba por controlar los Balcanes) y los turcos (que con razón temía la expansión austríaca) le valieron la enemistad de Servia (que también ambicionaba expandirse a costa de Turquía), apoyada por Rusia, a principios de s. XX. Rusia: era un estado grande pero muy atrasado, con monarquía absoluta. El zar Nicolás I fue muy autoritario, pero su sucesor Alejandro II inició unas tímidas medidas liberalizadoras: emancipación (muy lenta) de los siervos en 1861, desmilitarización de la universidad, creación de los zemtvos o asambleas provinciales, inversiones extranjeras... Estas medidas no satisficieron a la casi inexistente oposición, que consiguió asesinar al zar. Sus sucesores Alejandro III y Nicolás II volvieron al autoritarismo, pero tras el fracaso en la guerra con Japón y la consiguiente revuelta popular (1905) , instauró una especie de parlamento (Duma), pero bastante ineficaz. Desde finales del XIX aparecen opositores, como los Nihilistas (terroristas), el partido KD (constitucional demócrata) el SR (socialista revolucionario) y el PSODR (el futuro partido comunista). Imperio turco En plena decadencia desde finales del XVIII, tenía una administración anticuada de carácter medieval, encabezada por un sultán que también era jefe religioso (estado teocrático). No cesa de perder territorios, por lo que surgieron intentos de modernización por parte de un grupo de reformadores llamados Jóvenes turcos. Sin embargo, tras protagonizar un golpe de estado en 1876 e imponer una constitución liberal, el nuevo sultán volvió al absolutismo, por lo que continuó el descontento, acentuado además por nuevas pérdidas territoriales y los nacionalismos (egipcios, árabes, armenios, kurdos, europeos...). Tras nuevos golpes de estado en 1908 y 1909, los Jóvenes Turcos pusieron un nuevo sultán liberal, Mohamed V, que inició un acercamiento a Alemania antes de la Primera Guerra Mundial. III LOS REGÍMENES LIBERALES Inglaterra: Bajo el largo reinado de Victoria I, se convertirá en el imperio británico: 32 millones de km2 y 450 millones de habitantes con importante expansión política, militar y colonial, siendo la primera potencia hasta la Primera Guerra Mundial. Fue primordial la política liberal con 2 partidos, el liberal y el conservador –y después también el laborista–, que se alternaban pacíficamente en el poder. El pueblo tuvo cada vez mayor representatividad en el parlamento tras sucesivas reformas electorales que lo hicieron más democrático en 1830, 67 y 84. Su mayor problema (aparte de los conflictos con Alemania a finales de siglo) fue los deseos independentistas de Irlanda, cuyos habitantes carecían de derechos y llegaron a crear una organización terrorista (el IRA) para defenderlos. El Home Rule (ley de autonomía) no llegó a aprobarse, pero Irlanda consiguió su independencia durante la 1ª Guerra Mundial, aunque conservó Irlanda del Norte, por lo que los problemas continuarán hasta nuestros días. Estados Unidos: fue un país liberal desde sus orígenes, concediendo gran importancia a la política que inspiraba su libertad e individualismo. La enorme extensión geográfica propició la desigualdad entre el norte (más poblado industrial, proteccionista, abolicionista, acreedor del sur) y el sur (menos poblado, más agrícola, no proteccionista, esclavista y deudor del Norte). La guerra de Secesión llegó en 1861-64, y terminó con la aplastante victoria del norte. A principios del s. XX se convirtió en la primera potencia mundial. Otro hecho determinante en la formación del carácter norteamericano fue la Conquista del Oeste en desigual lucha contra los indios americanos, a los que acabaron derrotando y confinando en reservas. Francia: tuvo que sobreponerse a la derrota de 1871. Reafirmó la III república gracias a un sistema educativo unificado y laico que fomentó el patriotismo. Fue una república democrática con gobiernos de centro izquierda que impulsaron la política colonial. Sus principales problemas fueron el Boulangismo (inspirado por el general Boulanger, que pretendía gobernar Francia al estilo de Napoleón III y estuvo a punto de dar un golpe de estado para conseguirlo) y el Affaire Dreyfus (oficial de familia judía que fue acusado injustamente de espiar para Alemania) que enfrentó las instituciones de la república con los prejuicios antisemitas y el patriotismo exagerado del ejército. Finalmente se demostró la inocencia de Dreyfus, que fue readmitido en el ejército. IV DEL LIBERALISMO A LA DEMOCRACIA Los principales avances que se dieron en casi todos los países occidentales (excepto Rusia) a lo largo del s. XIX fueron: la ampliación del derecho al voto (el sufragio universal masculino se había conseguido a finales del XIX o principios del XX, lo que provocó la creación de los partidos políticos de masas. Las mujeres también quisieron el mismo derecho, por lo que apareció el movimiento sufragista a finales del XIX. También se creó una sociedad de masas, que se educaba en las escuelas, era influida por la prensa, y se identificaba con su patria. Se popularizó el deporte y los sistemas de pensiones y seguridad social.
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