Realismo depresivo
El realismo depresivo es una hipótesis suscrita en 1979 por las psicólogas estadounidenses Lauren Alloy y Lyn Yvonne Abramson y desarrollada posteriormente por otros autores. Según esta hipótesis, los individuos depresivos hacen inferencias del mundo más realistas o acertadas que los individuos no deprimidos. Aunque se piensa que las personas deprimidas muestran un sesgo cognitivo negativo que provoca pensamientos recurrentes negativos de forma natural, así como conductas inadaptadas y creencias disfuncionales acerca de la realidad, el realismo depresivo argumenta que esta negatividad no solo refleja una mayor precisión en la valoración de las cosas, sino también que las evaluaciones de los individuos no deprimidos sugieren un sesgo positivo no del todo realista. O, en otras palabras, que los sujetos ""normales"", los que no padecen depresión, lo ven todo ""más brillante"" de lo que es, mientras que los sujetos deprimidos ven el mundo más aproximado a como es en realidad. «Lo que indican esas líneas de investigación es que parece que de forma normal los no deprimidos sobreestimamos, por ejemplo, nuestra capacidad para realizar tareas o la suerte que vamos a tener en determinado evento del azar o en la capacidad para controlar ciertos eventos. [...] Lo más llamativo que plantea esta hipótesis es, pues, que las personas de forma ""normal"" tendemos a ser poco realistas».Esta teoría sigue siendo muy controvertida, ya que pone en cuestión el mecanismo de corrección que la terapia cognitivo-conductual defiende para combatir la enfermedad depresiva. Aunque actualmente existe alguna evidencia que sustenta la plausibilidad o certeza de los sentimientos que caracterizan el realismo depresivo, su efecto puede que se restrinja a unos pocas situaciones muy concretas.