Concupiscencia
En la teología cristiana, se llama concupiscencia -que se puede entender como sentir deseos (o exceso de deseos) no gratos a Dios (de acuerdo con su etimología a continuación)- (del latín concupiscentĭa, de cupere, desear, reforzado con el prefijo con) a la propensión natural de los seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.La especial insistencia de la enseñanza moral cristiana en centrarse en las cuestiones de conducta sexual, ha producido un cierto sesgo en el significado, dotándolo de ese contenido, que se observa en expresiones como «miradas concupiscentes». Sin embargo, el concepto es más general, y atañe a todas las dimensiones de la conducta. Según el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia Española) la concupiscencia es, ""en la moral católica, deseo de los bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos"".Por lo general, en la lengua castellana el término es aplicado a enseñanzas morales católicas, pero cabe destacar que es un término bíblico y, por ende, más propio del cristianismo en general que exclusivamente católico.