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Nottebohm, Fernando
Descripción:
Nació en Buenos Aires en 1942.
Los canarios -especialmente los machos- utilizan su repertorio de cantos como elemento de atracción sexual.
Las combinaciones de sonidos que emiten varían año a año. Fernando Nottebohm verificó que estos cambios
anuales se producen por un crecimiento y decrecimiento estacional de las células cerebrales; había
descubierto la neurogénesis: comprobó que las neuronas de los canarios se reproducen, pudiendo generarse
veinte mil nuevas cada día. Y lo más sorprendente: incluso en las hembras se da la neurogénesis y éstas
adquieren la capacidad del canto, cuando son inyectadas con hormonas masculinas.
El argentino Fernando Nottebohm es un zoólogo, neurólogo y ornitólogo de gran trayectoria, especializado en
el canto de las aves. Ha ganado prestigio mundial con este gran descubrimiento, que lo ubicó en el cuadro de
honor de la ciencia internacional. La neurogénesis, el proceso por el cual las neuronas se reproducen y el
tejido nervioso se regenera va en contra de lo que hasta el momento era casi un dogma central en la
neurología: las neuronas sólo pueden morir, nunca reproducirse.
Nació en Buenos Aires, realizó sus primeros estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en 1959
marchó a Estados Unidos para estudiar agronomía en la Universidad de Nebraska. Pero el canto de las aves,
su variación o fijeza según las especies o las estaciones del año -tema que lo atraía mucho desde la
adolescencia- logró torcer la dirección de su carrera. Se inscribió entonces para cursar zoología en la
Universidad de California, donde estudió bajo la dirección una autoridad mundial en la comunicación verbal
animal, el botánico inglés Peter Marler.
Entre sus mayores logros puede contarse el de haber descubierto que, igual que los seres humanos, las aves
tienen el cerebro lateralizado: cada una de sus partes predomina sobre la otra en determinadas funciones
corporales.
Con el descubrimiento de la neurogénesis se ha abierto un camino para el desarrollo de investigaciones que,
de ser exitosas, permitirían inducir la regeneración de neuronas en los seres humanos con lesiones cerebrales
hasta ahora irreversibles. Su hallazgo fue para él "tan inesperado y tan increíble que no encontraba palabras
para describirlo". Algunos de estos estudios, proyectados a la esfera de la vida humana, podrían tener
influencia en los desarrollos para combatir las enfermedades neurodegenerativas, como el Mal de Alzheimer.
Fernando Nottebohm tiene una intensa actividad en el ámbito científico norteamericano y es un referente
mundial ineludible en temas relacionados con la etología y la neurología. Se desempeña actualmente como
Director del Milbrook Research Center de la Universidad Rockefeller, de New York, donde dirige el Laboratorio
de Conducta Animal, y su nombre se escucha a la hora de hablar de candidatos a ganar el Premio Nobel.
El canto de las aves
00:17 21/12/2010
Héctor Ciapuscio (*)
Los primeros avances en la investigación sobre el canto de los pájaros, entonces un tema novísimo (1), fueron
explicados aquí en 1986 por un científico argentino y en una circunstancia especial: el coloquio internacional
que, en ocasión de la Feria del Libro y con la participación de varios ilustres compatriotas emigrados y tres
premios Nobel en Ciencias (Leloir, Watson y Rubbia), organizó, celebrando la democracia recuperada en
1983, un comité presidido por Luis Federico Leloir y Manuel Sadosky.
Nacido en 1942 y con bachillerato en el Colegio Nacional de Buenos Aires, Fernando Nottebohm relató
entonces lo que hacía en Estados Unidos y lo que dijo fue una historia de la que muchos tomamos nota.
Previno que estudiar el cerebro del hombre como órgano de aprendizaje o creación era algo del futuro. Como
no se puede experimentar con cerebros humanos, los neurobiólogos, asumiendo que el funcionamiento
general es el mismo, lo hacían con animales. Él había ubicado, relacionándola con el canto de las aves, la
parte del cerebro que en éstas controla esa actividad, abrió una ventanita en el de canarios y se aplicó a
contar las neuronas para ver qué pasaba a lo largo del tiempo. Se dice que cuando el canario quiere
conquistar a la hembrita cambia el canto, crea uno nuevo. Él pudo ver que ese cambio se correspondía con un
aumento del número de neuronas en el centro del canto. Cuando creaba uno nuevo había nuevas neuronas y
las había contado; en primavera eran 40.000, en verano 25.000. Algo importante: la creación parecía estar
asociada a una base material. Advirtió finalmente que si bien esto es válido para las aves, no sabemos si
ocurre en otros animales; quizá no suceda en los humanos aunque, en la medida en que tengamos fe en que
los principios que usaron algunas especies para sus negocios son comunes a la mayoría de ellas –la asunción
inicial–, tal vez en el ser humano no sea diferente, algo que aclarará el porvenir.
El presente
A tantos años de entonces, el hombre sigue trabajando. En el predio de Millbrook, cerca de Nueva York,
donde viven en jaulas más de mil canarios y pinzones, Fernando Nottebohm le preguntó hace unos años a un
periodista de la "Smithsonian Magazine" que lo entrevistaba: "¿Oyes como ése está cantando con todo el
corazón? Tiene más de una docena de canciones. Les está diciendo a los machos "Éste es mi territorio" y
luego les dirá a las hembras "Hola, mírenme". El periodista explicó que Fernando es un amante de los pájaros
desde su infancia en Buenos Aires y que él le ha dicho que oír a los pájaros era su hobby, que mientras otros
chicos tenían autitos él tenía pajaritos a los que siempre trataba de identificar por sus cantos. Este Centro
para Investigación de Campo en Etología y Ecología del cual es director y comprende 1.200 hectáreas de
ambientes naturales, permite realizar observaciones de la conducta, la anatomía y la biología molecular de
animales libres. Sirve para complementar observaciones de laboratorio sobre estudios de genes y células
madre, ecología, sociobiología y evolución del aprendizaje vocal.
Nottebohm, que es profesor en la Rockefeller University, realiza allí estudios sobre canarios, pinzones y otros
animales silvestres. El Laboratorio de Conducta Animal es el escenario de sus investigaciones sobre biología
del aprendizaje vocal y biología del reemplazo neuronal. Allí fue el primero en alcanzar evidencia acerca del
hecho revolucionario de que nuevas células nerviosas nacen constantemente en el cerebro de vertebrados
adultos donde, dependiendo de qué especie y qué parte del cerebro se trate, pueden agregar células a la
población existente o reemplazar células más viejas que han muerto. Se ha supuesto que con ese hallazgo de
la neurogénesis –que lo ubicó en el cuadro de honor de la ciencia internacional y hasta hizo suponer a
algunos su candidatura al Nobel– Nottebohm abrió el camino para el desarrollo de investigaciones que, de ser
exitosas, permitirían inducir la regeneración de neuronas fallidas en seres humanos y hasta tener influencia en
el combate de males como el Parkinson o el Alzheimer.
Esto es, sin embargo, una prognosis que él toma con pinzas. Admite que la regeneración definitivamente
existe pero previene que hay que ser cauto en cuanto a las posibles bendiciones porque no se deben dar
falsas esperanzas a la gente. Estamos, ha dicho, sólo al comienzo de algo y no sabemos hasta dónde vamos
a llegar ni cuándo.
Apreciación
Un juicio de la prensa científica sobre la significación de lo logrado por este investigador (formulado en
ocasión de recibir en el 2006 la Benjamin Franklin Medal in Life Science, uno de los premios mayores
obtenidos desde su elección para la National Academy of Science en 1988) resalta que durante los últimos
treinta años varios descubrimientos fundamentales han venido desde una dirección inesperada, la
investigación del canto de las aves. Han conducido al hallazgo particularmente sorprendente de que la
neurogénesis continúa ocurriendo en el cerebro adulto, un hallazgo que desautorizó la creencia firmemente
establecida de que la proliferación, migración e integración de neuronas nuevas en adultos es imposible.
El trabajo del investigador nacido en Argentina es reconocido como clave en sendas que han obligado a un
reexamen general de los principios establecidos de la neurociencia. Su labor pionera sobre el control neural
del canto de las aves ha conducido a descubrimientos mayores con amplio impacto en los campos de la
conducta animal y lo ha colocado a él entre los fundadores de la neuroetología, una de las ramas científicas
de porvenir más amplio.
Como se ve, parece que a la historia sobre el canto de los pájaros con la que Fernando Nottebohm nos
embelesó en aquel lejano coloquio augural de la ciencia en democracia le han crecido alas y le sobra cielo.
(1) Ya no lo es. En estos días, por ejemplo, se publicó en un diario porteño un reportaje a Gabriel Mindlin,
físico y profesor de la Facultad de Ciencias de la UBA, en el que explica sus ideas sobre el canto de los
pájaros, un tema del que se ocupa en razón de que es complemento de sus investigaciones matemáticas en
dinámica no lineal. Lo resalta como un campo importante de la biología porque constituye un modelo animal
sobre cómo el cerebro aprende.
(*) Doctor en Filosofía