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TEMA MONOGRÁFICO
PATOLOGÍA CERVICAL (I)
Consideraciones anatómicas
D. Roig Escofet
Jefe del Servicio de Reumatología. Ciutat Sanitària i Universitària de Bellvitge. L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
Profesor Asociado del Departamento de Medicina. Universidad de Barcelona.
P
ara interpretar correctamente los síndromes cervicales es importante tener un conocimiento de la anatomía básica de la columna y de las estructuras que forman con ella una unidad funcional1-3.
VÉRTEBRAS
De las siete vértebras cervicales, las dos primeras tienen una forma
muy particular; las cinco restantes adoptan el patrón clásico de las
vértebras con algunas particularidades diferenciales.
El atlas es la primera vértebra cervical (fig. 1a). Está constituido
por un arco anterior, uno posterior y dos masas laterales, que en
conjunto se disponen en forma de anillo. De las masas laterales sobresalen las apófisis transversas correspondientes. Carece de cuerpo vertebral. Las masas laterales tienen, en su parte superior, una
carilla articular cóncava que se articula con los cóndilos del occipital y otra inferior, destinada al axis. Como en todas las vértebras
cervicales, en la base de la apófisis transversa existe un agujero por
el que pasan la arteria y las venas vertebrales. En la cara posterior
del arco anterior, hay una carilla articular que se corresponde con
la apófisis odontoides del axis. El arco posterior es más convexo
que el anterior y presenta una prominencia posterior, a la manera
de una apófisis espinosa rudimentaria (tubérculo posterior). En la
cara superior del arco posterior se encuentra un canal, a cada lado,
para el paso de la arteria vertebral y el primer nervio cervical
El axis, o segunda vértebra cervical, está formado, como las
vértebras cervicales típicas, por un cuerpo y un arco posterior
(fig. 1b). El cuerpo se prolonga hacia arriba por la apófisis odontoides, eminencia vertical que ocupa el lugar que correspondería al
cuerpo del atlas y que sirve de pivote para la rotación de este hueso. Constituye la pared anterior del conducto raquídeo en el ámbito de la primera vértebra. A ambos lados de la implantación de la
odontoides, en la cara superior del cuerpo, se hallan las carillas ar-
ticulares para el atlas. Las apófisis transversas también tienen un
agujero para los vasos vertebrales. La apófisis espinosa es horizontal y muy prominente. En el axis ya existe una apófisis articular inferior que se articula con la articular superior de la tercera vértebra, constituyendo la primera articulación posterior o interapofisaria. También la cara inferior del cuerpo está en relación con el
disco correspondiente, como en cualquier vértebra típica.
En la cara superior de los cuerpos de la quinta a la séptima vértebras y en sus extremos laterales hay dos eminencias de orientación vertical: las apófisis unciformes (figs. 1c y d). En la cara inferior, cóncava hacia abajo, hay dos escotaduras que se corresponden
con las apófisis unciformes de la vértebra subyacente y constituyen
lo que se denomina espacio uncovertebral. Las apófisis transversas
tienen en su base un agujero para el paso de la arteria y venas vertebrales; son cortas y anchas, y en su cara superior presentan una
concavidad en la que se sitúan los nervios raquídeos. Las apófisis
espinosas tienen su extremo bifurcado. La correspondiente a la
séptima vértebra es muy prominente y sirve de punto de referencia. Como en el resto de la columna, a cada lado de la vértebra hay
dos apófisis articulares, una superior y otra inferior, con las carillas
de las articulaciones posteriores o interapofisarias.
ARTICULACIONES
Se distinguen tres tipos de articulaciones: las intersomáticas o discales, las interapofisarias o posteriores y las occipitoatloidoaxoideas.
Las articulaciones intersomáticas están formadas por las plataformas, ligeramente excavadas, de dos vértebras contiguas. Están
cubiertas por una placa de cartílago hialino y el resto del espacio
está ocupado por el disco intervertebral. El disco consta del anillo
fibroso y el núcleo pulposo. El anillo fibroso es la parte más periférica del disco y está constituido por laminillas concéntricas de fi-
Arco anterior
Apófisis
transversa
Apófisis
Apófisis
transversa unciforme
Carilla
articular
Odontoides
Cuerpo
Apófisis
transversa
Carilla
articular
Arco
posterior
a
Cuerpo
b
Apófisis
transversa
Apófisis
espinosa
Apófisis
espinosa
c
Cuerpo
Carilla
articular
Apófisis
articular
superior
Apófisis
espinosa
Apófisis
articular
inferior
d
Figura 1 a) Vista del atlas por arriba. b) Vista del axis por arriba. c) Vértebra cervical. Vista por arriba. d) Vértebra cervical. Vista lateral.
TEMA MONOGRÁFICO
PATOLOGÍA CERVICAL (I)
Consideraciones anatómicas
D. Roig Escofet
Occipital
Ligamento
occipitoatloideo
anterior
Atlas
Ligamento
occipitoodontoideo
movimiento de flexión-extensión de la cabeza sobre el cuello. Entre la odontoides y el arco anterior del atlas hay una cavidad articular (articulación atloidoodontoidea) y otra entre la odontoides y el
ligamento transverso. Estas articulaciones permiten el movimiento
de rotación de la cabeza (fig. 2). El atlas y el axis están unidos también por dos articulaciones laterales (articulaciones atloidoaxoideas).
Membrana tectoria
Banda superior del
ligamento cruzado
LIGAMENTOS
Ligamento transverso
El occipital, el atlas y el axis se mantienen unidos entre sí por las
cápsulas de las articulaciones y por una serie de ligamentos (fig. 2).
El ligamento occipitoodontoideo se extiende del borde anterior
del agujero occipital al vértice de la odontoides; a veces, no es más
que una simple banda fibrosa. El ligamento transverso se extiende
entre las dos masas laterales del atlas. Por delante del mismo se halla la apófisis odontoides, y esta eminencia queda situada entre el
arco anterior del atlas por delante y el ligamento transverso por detrás. El ligamento occipitoatloideo anterior va de la parte anterior
del agujero occipital al arco anterior del atlas; el posterior va desde
el borde posterior del agujero occipital al arco posterior del atlas.
El atlas y el axis están unidos por tres ligamentos: lateral, anterior y
posterior. El lateral contribuye a reforzar la cápsula de la articulación atloidoaxoidea. El posterior cubre el espacio que hay entre el
arco posterior del atlas y las láminas y apófisis espinosas del axis; lateralmente, está atravesado por el nervio occipital de Arnold. Los
ligamentos amarillos se extienden entre las láminas de dos vértebras consecutivas. Por arriba, se insertan en la cara anterior de la
lámina superior; por abajo, en el borde superior de la lámina inferior. Los ligamentos amarillos, por su extremo externo, refuerzan
la cápsula de las articulaciones interapofisarias. Además de los ligamentos propiamente cervicales, en la región cervical se hallan los
ligamentos vertebral común anterior y posterior, que se extienden
por toda la columna.
Banda inferior del
ligamento cruzado
Axis
Figura 2 Principales ligamentos occipitoatloideos y occipitoaxoideos. Esquema de un corte sagital.
AGUJERO DE CONJUNCIÓN O FORAMEN
Figura 3 Estructuras que forman el agujero de conjunción.
bras cartilaginosas, que se extienden de una vértebra a otra, adheriéndose firmemente a los rodetes marginales, a la zona periférica
de la placa cartilaginosa y algunas, más superficiales, a la cara anterolateral de las vértebras. Las fibras están dispuestas en espiral y
en su recorrido describen una línea ligeramente convexa. A diferencia de los discos lumbares, en la columna cervical la parte posterior del anillo es muy delgada. El núcleo pulposo está situado en
la cavidad que circunscribe el anillo fibroso. Su composición varía
con la edad. Es una formación gelatinosa surcada por una fina red
de fibras colágenas con células semejantes a las del cordoma o mixoma y que, probablemente, representan los restos de la cuerda
dorsal embrionaria. En el varón joven, la separación entre el núcleo pulposo y el anillo fibroso está bien definida, pero, con el paso
de los años, la delimitación entre ambas estructuras cada vez es
menos clara.
Las articulaciones posteriores o interapofisarias están dotadas
de cartílago hialino, sinovial y cápsula. Las carillas articulares están
situadas en un plano transversal y son oblicuas de delante atrás y
de arriba abajo. Tienen forma oval y son casi totalmente planas.
El occipital tiene dos cóndilos situados lateralmente respecto al
agujero occipital o foramen magnum; tienen forma convexa y se
corresponden con las superficies articulares superiores del atlas
(articulaciones occipitoatloideas). Estas articulaciones permiten el
El agujero de conjunción es en realidad un conducto de sección
ovoide cuyo diámetro vertical es mayor que el diámetro anteroposterior. La pared del agujero de conjunción está formada, por arriba, por la escotadura inferior del pedículo de la vértebra superior.
La pared posterior está constituida por la apófisis articular superior
de la vértebra inferior, que a su vez está cubierta, por detrás, por la
apófisis inferior de la vértebra superior. Así resulta que la interlínea articular interapofisaria se halla en relación con el agujero de
conjunción, y su cápsula está por el ligamento amarillo. La cara anterior está formada por la cara posterior del disco y de las dos vértebras contiguas (fig. 3). Las apófisis unciformes, situadas en posición posterolateral, están en relación directa con el agujero de conjunción. Las raíces de los nervios raquídeos constituyen el
principal contenido del agujero de conjunción. Están separadas de
la pared por tejido celuloadiposo, venas, linfáticos y la arteria radicular.
CONDUCTO RAQUÍDEO
El conducto raquídeo “duro” está limitado por la cara posterior de
los cuerpos vertebrales y de los discos, los pedículos, las apófisis articulares, las láminas y la base de las apófisis espinosas. En el atlas
está limitado por la apófisis odontoides y por el arco posterior del
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atlas. Este conducto está tapizado en su interior por el ligamento común posterior y por los ligamentos amarillos. Estas
ligamentos constituyen la pared “blanda” del conducto raquídeo, que es el que delimita el espacio útil del mismo. El
centro del conducto raquídeo está ocupado por la médula.
Entre ésta y la pared del conducto se hallan las envolturas
meníngeas, los vasos que irrigan las raíces y la médula, las
venas epidurales y tejido graso. El agujero occipital o foramen magnum representa el extremo superior del conducto
raquídeo. Su borde anterior está constituido por el límite
posterior de la superficie basilar o clivus, que se dirige oblicuamente hacia arriba y adelante. Lateralmente, está limitado por las masas laterales del occipital, en cuya cara exocraneana están situados los cóndilos occipitales que se articulan
con las masas laterales del atlas. Por detrás, limita con la concha o lámina del occipital, que es casi completamente horizontal, y donde se insertan gran cantidad de músculos del
plano posterior del cuello.
MÚSCULOS
El músculo más superficial de la región cervical es el trapecio. Se inserta, por una parte, en el occipital y en las apófisis
espinosas de las vértebras a través del ligamento cervical
posterior y, por otra, en la espina del omóplato, acromion y
tercio externo de la clavícula. Este músculo dirige la cabeza
hacia atrás y la gira al lado opuesto. En un plano más profundo se sitúa el esplenio
El esplenio, situado en un plano más profundo, se dirige
desde las apófisis espinosas de la séptima cervical y de las
cinco primeras dorsales hasta el occipital y la mastoides por
su porción interna, y hasta las apófisis transversas del atlas y
axis por su porción externa. En conjunto, tiene una dirección
oblicua y, por ello, cuando se contrae el de un solo lado, extiende
la
cabeza
y
la
gira;
cuando
se contraen conjuntamente los de ambos lados, extienden la
cabeza. El angular cruza al esplenio por debajo. Se extiende
desde el ángulo interno del omóplato hasta las apófisis transversas de las primeras vértebras cervicales. Inclina la columna cervical hacia el lado correspondiente. Por debajo de los
dos músculos anteriores, se sitúan tres músculos de disposición longitudinal: el complexo mayor, el complexo menor y
el transverso del cuello.
Por debajo de los complexos se halla un grupo de pequeños músculos: los rectos, los oblicuos, el transverso espinoso
y los intertransversos posteriores. En la región prevertebral
se sitúan los rectos anteriores mayor y menor de la cabeza y
el largo del cuello. El músculo esternocleidomastoideo que
se extiende desde la apófisis mastoides hasta el esternón y la
clavícula, al contraerse, produce la rotación de la cabeza hacia el lado opuesto. Su importancia funcional es manifiesta,
pero, además, en él pueden localizarse lesiones congénitas o
adquiridas que condicionan el cuadro de tortícolis. Los escalenos constituyen un conjunto muscular, sujeto a variaciones
individuales, que se inserta en las apófisis transversas de las
vértebras cervicales y en las dos primeras costillas.
ARTERIA VERTEBRAL Y TRONCO BASILAR
La arteria vertebral nace de la subclavia y se dirige hacia
arriba, pasando por delante de la apófisis transversa de la
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séptima vértebra cervical; a continuación, se introduce en el
agujero de la apófisis transversa de la sexta vértebra y de las
restantes. Al salir de la apófisis transversa del axis, describe
una curva de concavidad interna, hasta alcanzar el agujero
de la apófisis transversa del atlas; después rodea las masas
laterales de este hueso introduciéndose, a continuación, en
el espacio intradural, entre el arco posterior del atlas y el
contorno del agujero occipital; penetra en el cráneo por delante del bulbo y, dirigiéndose hacia delante y adentro, se
une con su homónima del otro lado constituyendo el tronco
basilar. Éste está situado en la línea media, por delante de la
protuberancia, y en el borde anterior de la misma; se divide
en dos ramas terminales: las cerebrales posteriores derecha
e izquierda.
RAÍCES NERVIOSAS CERVICALES
Los elementos de la columna cervical están en íntima relación con las raíces nerviosas a su paso por el agujero de
conjunción. Éstas tienen una patología particular, que viene
condicionada precisamente por esta estrecha relación de
contigüidad. Bibliografía general
Bland JH, Boushey DR. Anatomy and physiology of the cervical spine. Semin Arthritis Rheum 1990; 20: 1-20.
Lipson SJ. The cervical spine. En: Kelley WN, Harris ED, Ruddy S, Sledge CB, editores. Texbook of rheumatology (4.ª ed.). Filadelfia: Saunders, 1993; 1798-1807.
Roig Escofet D. Clínica y radiología de la columna cervical. Barcelona: Toray, 1970.