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NUEVE DÍAS CON EL HERMANO POLICARPO
DECRETO DE HEROICIDAD DE VIRTUDES DEL HERMANO
POLICARPO
En los meses de febrero y sobre todo marzo se celebra con
hermanos, educadores y alumnos la fiesta del Hermano Policarpo.
En 2009, con ocasión del 150 aniversario se publicaron en la
Provincia novenas tanto para los hermanos como para los alumnos.
Puede utilizarse ese material si se desea.
Dado que la novena al Hermano Policarpo se celebrar, muy a
menudo en cuaresma, no es bueno sustituir la oración de la Liturgia
de las horas propias del tiempo, por otras. Por eso se presenta este
sencillo material. Se trata de un material del Decreto de Heroicidad
de virtudes por el que se declara Venerable al H. Policarpo. Se trata
de un material sencillo y muy valioso.
Se ha dividido el documento en 9 apartados (uno por cada día de
la novena). En cada uno hay un texto biográfico y otra más bien
explicativo, en los dos casos extraídos del Decreto. El texto que
puede ser leído después de laudes o vísperas.
Al final se presentan dos oraciones, conocidas por todos, para los
días de la novena.
Que estos días sean días propicios para rezar por nuestros
enfermos. Para ellos deseamos lo mejor.
1
1 Nacido el Hermano Policarpo en La Motte-en-Champsaur en la
diócesis de Gap, el 21 de agosto de 1801, fue bautizado el mismo día
de su nacimiento y recibió el nombre de Juan Hipólito. Ya en su
niñez, se reveló un muchacho dócil, inteligente, piadoso, trabajador,
ejemplar en todo, conservándose igualmente, con dedicación personal
constante, durante toda su juventud.
Y eso no fue sino el comienzo. En todo su vida se nos
manifiesta la perfección excepcionalmente deslumbradora de sus
virtudes, engarzadas, cual piedras preciosas de rara belleza, en una
espiritualidad eminentemente cristocéntrica, basada en el, amor al
Señor Jesús quien, a través de su Corazón adorable, fuente de vida
y santidad, transmite al mundo, la misericordia infinita de Dios.
2 El año 1822 consiguió, no sin sacrificios, en la Academia de
Grenoble, el diploma que le habilitaba para la enseñanza en las
clases elementares. Profundamente convencido de la importancia que
reviste una sana, cristiana y cuidada formación de los niños, abrió
una escuela en el pueblo de La Motte, revelándose como maestro
capaz, enteramente dedicado a su misión, ganándose la estima de sus
conciudadanos.
En la Iglesia, nunca han faltado quienes, investidos de lo alto
por una especial misión y apremiados por una caridad operante,
siempre atentos a las necesidades concretas de los hombres, se han
dedicado de diferentes formas y con distintos medios, a la
educación integral de los niños y de los jóvenes, ofreciendo, de
esta forma, un valioso servicio a la comunidad ciudadana y
eclesial. Siendo así que «entre todos los medios, reviste una
importancia particular la escuela», es en ésta, donde no pocos
hombres y mujeres, a menudo insignes por su ciencia y virtud, han
transmitido abundantemente y con fruto las riquezas de su espíritu
y de su amor. Entre éstos, es justo incluir al Siervo de Dios,
Policarpo Gondre.
3 Al no poder seguir los estudios sacerdotales, dada la pobreza de
su familia y, aspirando, a pesar de todo, vehementemente, a una vida
de particular perfección en la imitación de Cristo, supremo modelo de
2
santidad, maduró el propósito de consagrarse por entero a Dios en
un Instituto laico. Así, después de haber reflexionado, orado y pedido
consejo, el 27 de junio de 1827, ingresó en Lyon en la reciente
Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón, fundada en
1821 por el sacerdote lionés Andrés Coindre.
Desde su juventud, el Hermano Policarpo, ávido de perfección
evangélica, progresó continuamente en el seguimiento de Cristo y,
sin hechos llamativos, vivió en grado heroico los deberes de su
estado acomodándose, día tras día, de manera ejemplar y con gran
docilidad y a las llamadas del Señor, sin anhelar otra cosa que la
propia santificación y la de las personas a él confiadas.
4 El 16 de septiembre de 1827, tomó el hábito religioso y recibió
el nombre de Hermano Policarpo. Terminados, con fruto, los dos
años de noviciado, el 26 de septiembre de 1829 emitió los votos
religiosos perpetuos. Desempeñó laudablemente el servicio de
maestro de novicios
Sus Hermanos, que le amaban entrañablemente, se dejaban
conquistar por su personalidad sencilla, lineal, límpida,
inmensamente bondadosa, acogedora con todos y llena de espíritu
sobrenatural. Competente y seguro intérprete del espíritu de su
Congregación, cultivó con paternal solicitud la formación de los
novicios y tuvo el consuelo de ver multiplicados los miembros del
Instituto, tanto que, cada año, se pudieron fundar nuevas casas.
5 Clausurado el noviciado durante la revolución de 1830, fue
nombrado director de la escuela de Vals, cerca de Le Puy-en-Velay,
donde non sólo destacó como excelente maestro y religioso, sino que,
en los siete años de su permanencia, adoptó las medidas necesarias
para organizar un grupo de novicios, formados por él mismo, con
particular esmero.
El Hermano Policarpo, en tiempos difíciles, caracterizados por
graves acontecimientos sociales y políticos, alcanzó la perfección
de la caridad, armonizando admirablemente en sí mismo la
práctica alegre y fiel de los consejos evangélicos con una solícita
3
acción educativa .en favor de los niños, una ferviente y rica vida
interior con una dedicación iluminada y generosísima a su
Instituto -religioso que amó y sirvió con todas sus fuerzas hasta el
punto de ser considerado el Segundo Fundador.
6 Elegido segundo asistente general de la Congregación en 1835 y
primer asistente y director general en 1840, en el Capítulo de 1841, el
Siervo de Dios que, gracias a su labor formativa, prudente y
constante, había cimentado en los años precedentes el renacer del
Instituto, fue elegido Superior General por un período de cinco años.
Cuando tomó las riendas de la Congregación ésta atravesaba un
momento muy difícil debido a una profunda crisis espiritual y a un
preocupante desconcierto financiero.
Con suma bondad, serenidad, claridad de ideas, se preocupó,
sobre todo, de robustecer la vida espiritual de los Hermanos del
Sagrado Corazón, fortaleciendo la disciplina y restableciendo la
confianza mutua entre los religiosos y el Superior. Para alcanzar
estas metas, estuvo en constante relación con cada Hermano, sin
escatimar las visitas a las distintas casas. Se preocupó de darse
cuenta personalmente de las situaciones particulares y no dejó de
escribir muchas y eficientes circulares y cartas personales.
7 Multiplicó y mejoró las agotadoras y provechosas visitas a las
casas, que vio crecer y multiplicarse de manera extraordinaria en
Francia y en Estados Unidos de América. Consolidó el noviciado,
perfeccionó ulteriormente la legislación del Instituto, se ingenió para
que los Hermanos consiguieran los diplomas necesarios para la
enseñanza y, respetuoso con los carismas y talentos de cada uno,
favoreció la especialización en las materias preferidas por los
mismos.
Amó la Regla y observó, con espíritu pronto y diligente, todo
lo dispuesto en la misma, inculcando su observancia a los
Hermanos por todos los medios a su alcance. Por espacio de
muchos años, dio ejemplo a los mismos de profunda y ardiente fe,
intrépido celo apostólico, esmerada fidelidad a la gracia, filial y
eficaz amor a Dios, absoluta disponibilidad hacia el prójimo,
4
esperanza ilimitada en el Señor, sobrenatural prudencia en el
gobierno de sí mismo y del Instituto, admirable serenidad interior,
sorprendente paciencia y fortaleza en las dificultades, bondadosa
firmeza en las decisiones, diálogo atento y respetuoso con sus
Hermanos, amor a la abnegación propia y a las mortificaciones,
absoluto desprendimiento de los bienes terrenos, vigilante custodia
del corazón y de los sentidos, sincero respeto hacia la autoridad,
sobre todo eclesiástica, y admirable equilibrio entre las virtudes
humanas y religiosas.
8 En la segunda etapa de su gobierno, la primera preocupación
del Hermano Policarpo fue la formación espiritual de los Hermanos,
siempre atento a formar educadores hábiles, auténticos testimonios y
creíbles dispensadores de los valores humanos y cristianos,
verdaderos servidores de la escuela y de los niños.
Aprovechaba toda ocasión para inculcar a los Hermanos
absoluta disponibilidad a la voluntad de Dios, confianza en la
divina Providencia, desinteresado espíritu misionero, amor
vehemente y diligente a nuestro Señor y a su Corazón Sacratísimo,
a la Eucaristía, a la Virgen María, a la oración, al sacrificio, a la
Regla, a la penitencia, a la caridad fraterna, al servicio recíproco y
a las virtudes cristianas, que son el fundamento y constituyen el
espíritu de la vida consagrada.
Quería que sus hermanos fueran, al propio tiempo educadores
y apóstoles comprometidos esforzadamente en la adquisición dela perfección de la caridad y de la gloria de Dios: educadores
entusiastas de la cosas que conciernen al Padre celeste y del
crecimiento cultural y religioso de los hombres; educadores fieles
a la Iglesia y a su vocación específica, desprendidos de sí mismos,
animados del espíritu de las bienaventuranzas evangélicas,
humildes, mortificados, pobres, castos, obedientes, amantes de la
vida comunitaria y de la vida religiosa.
9 La vida del Siervo de Dios, cuya salud hacía ya tiempo era un
tanto débil e inquietante a causa de los muchos trabajos afrontados al
servicio de los Hermanos del Sagrado Corazón, se apagó dulcemente
5
en el alba del domingo, 9 de enero de 1859, en Paradis, cerca de Le
Puy-en-Velay.
Si bien el Hermano Policarpo gozó durante Su vida, en su
muerte y después de su muerte de grande, consistente y
permanente fama de santidad en diferentes partes del mundo, su
causa de beatificación, por razones extrínsecas a la misma, se
inició únicamente en 1929 con el Proceso ordinario en la curia
episcopal de Le Puy-en-Velay.
«Aparece evidente que el Siervo de Dios Policarpo Gondre ha
practicado en grado heroico las virtudes de Fe, Esperanza y
Caridad para con Dios y para con el prójimo, así como las
virtudes cardinales de Prudencia) Justicia, Fortaleza, Templanza
y las demás anexas en el caso y para el fin de que se trata.».
6
ORACIÓN FINAL

Sagrado Corazón de Jesús
que has inspirado al Hermano Policarpo
un amor ardiente a tu Corazón
y un celo incansable por la educación de la juventud.
Haz que por intercesión de tu siervo
obtengamos las gracias que te pedimos
para que él sea glorificado en tu Iglesia
y nosotros imitemos sus virtudes,
especialmente su amor a tu amadísimo Corazón.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Corazón de nuestro divino Salvador,
tú que escuchaste al Hermano Policarpo
y le enseñaste a descubrir las fuentes de agua viva de tu Corazón
para los tiempos difíciles de su Congregación y de la Iglesia,
haz que por intercesión de tu fiel servidor,
nuestros corazones se llenen de tu amor,
descubran las riquezas de la gracia de nuestra fundación,
progresen en los caminos evangélicos
y se muestren disponibles para la misión
que el Espíritu quiera manifestarles en bien de los niños y jóvenes.
Así, Corazón amante del Salvador,
podremos alabarte por la santidad del Venerable Hermano Policarpo y
por las gracias de renovación que nos concedes por su intercesión.
Amén.
7