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Producciones de Investigación La formalización del aparato psíquico en la obra de Freud Mabel Levato En reiteradas ocasiones Freud, elabora la noción del aparato psíquico, a punto tal que gran parte de la metapsicología freudiana, responde al objetivo de conceptualizar (tópica, dinámica y económicamente), su funcionamiento y su articulación con el campo pulsional. Para Freud, el aparato psíquico cuenta con determinadas características que conviene distinguir: es un dispositivo compuesto por distintas instancias, cuyo ordenamiento corresponde a funciones, ocupa un espacio virtual, está regido por diferentes lógicas de inscripción y ligadura de registros, está gobernado por diferentes principios de regulación de la energía, tiene distintos modos de representar la temporalidad y su meta consiste en la captación y elaboración de los estímulos provenientes de dos exteriores, el mundo exterior y el propio cuerpo. A todo lo largo de su obra, Freud construye diferentes modelos de aparato psíquico en los cuales acentúa el ejercicio de dos funciones fundamentales (memoria y percepción), que se excluyen mutuamente. En el Proyecto de psicología(1), el aparato psíquico se compone de distintos sistemas neuronales, que elaboran y transmiten los estímulos de diferente modo, según diversas leyes de funcionamiento. Mientras el sistema de neuronas impasaderas impone una inhibición, un freno al decurso de las cantidades, el sistema de neuronas de percepción permite que fluyan libremente, y el sistema de neuronas pasaderas, vuelto hacia el mundo exterior, opera como pantalla que rebaja, disminuye las cantidades hipertróficas provenientes del exterior. En la carta 52 Freud(2) ofrece otro modelo que, coherente con el anterior, cuenta con distintos sistemas de inscripciones, de captación y descarga de los estímulos. En efecto, el aparato psíquico es un dispositivo signante con diferente lógicas de inscripción y retranscripción de signos que, en suma son marcas, huellas de lo perdido. En ese diseño del aparato psíquico pueden distinguirse varios elementos: el signo perceptivo, el signo inconciente y el signo preconciente. Todos ocupan un espacio entre dos polos, cuyas funciones son la percepción y la conciencia. En La interpretación de los sueños(3), asistimos a la presentación de otro modelo del aparato psíquico, cuyos diferentes lugares coinciden con los del esquema anterior. Freud allí nombra las diferentes tópicas como: huella mnémica, inconciente y preconciente. Los extremos del aparato psíquico son percepción y motilidad. Se puede hacer una correlación entre estos dos últimos modelos del aparato psíquico si decimos huella mnémica o signo perceptivo inconciente o signo inconciente y preconciente o signo preconciente. No obstante, es necesario destacar una diferencia. En La interpretación de los sueños, Freud sitúa la motricidad, el polo motor, en el mismo lugar donde ubica la conciencia en la carta 52. Vale interrogarse por esta sugerente diferencia. Es que Freud entiende que ese es, precisamente, el lugar por donde el aparato psíquico descarga las cantidades, los estímulos. Tanto la motricidad como la conciencia sirven al propósito de aligerar al aparato psíquico de la cantidad. Recuérdese que la principal función de la organización psíquica, consiste en mantener la tensión lo más baja posible y en un nivel constante, homeostático. La motricidad está al servicio de éste propósito, en la medida en que transforma el estímulo en acción, en el mejor de los casos como una acción transformadora de la realidad exterior. La conciencia es el lugar donde se opera una transformación de la cantidad en cualidad, a raíz de la captación del periodo, y esa propiedad de la conciencia es otro modo de promover el aligeramiento de los estímulos, de las cantidades. Al respecto, conviene recordar que para Freud, el aparato psíquico responde al modelo de funcionamiento del arco reflejo y su arquitectura obedece al propósito de descargar las cantidades, la tensión endógena. El último modelo estructural del aparato psíquico que Freud(4) elabora, es también consecuencia de una necesidad teórica y clínica. Por un lado, es necesario incluir la pulsión de muerte en la estructura anímica y al mismo tiempo, concebir en su funcionamiento la compulsión de repetición y por otro lado, Freud necesita ubicar tópicamente el lugar en el cual se generan las resistencias. Así, conceptualiza el aparato psíquico compuesto de tres instancias que, a diferencia de los anteriores modelos, no se ordenan en relación a la conciencia y donde lo inconciente excede la categoría de lo reprimido. Esas regiones psíquicas son: el ello, totalmente inconciente, el yo y el superyó, con distintos fragmentos que participan de lo inconciente, lo preconciente y lo conciente. Aquello que en la primera tópica corresponde a los distintos sistemas (inconciente, preconciente y conciente), en la segunda son adjetivos del ello, del yo y del superyó. De manera tal que esta nueva conceptualización de lo anímico no sólo no descarta a la anterior, sino que la integra y la articula en una suerte de mayor complejización, enormemente útil para dar cuenta de determinados fenómenos, con lo cual la teorización anterior resulta escasa en sus alcances. Por ejemplo, los modelos anteriores son insuficientes para situar desde el punto de vista tópico, el lugar de la resistencia y de algunos dispositivos de defensa como la desmentida y la desestimación. No obstante, hay que destacar un aspecto de gran importancia teórica y clínica. Todos los modelos del aparato psíquico que Freud diseña están atravesados por la noción de conflicto, ninguno es una totalidad íntegra, una unidad. El aparato psíquico, en suma es un compuesto de instancias en conflicto, que supone una escisión fundamental y estructural en modo alguno superable. Ahora bien, al comienzo señalé que el aparato psíquico es un sistema signante con dos polos (percepción y conciencia y/o motilidad). Es necesario tener en cuenta que cuando Freud alude al sistema P-Cc, incluye en el guión de la sigla precisamente esos sistemas de inscripciones de signos o, como también los denomina, representaciones. Desde cierto ángulo puede afirmarse que el aparato psíquico es un sistema de representaciones que determina el funcionamiento del sistema P-Cc. Resulta necesario pues, estudiar en detalle el aparato psíquico en tanto sistema de representaciones. Un estudio sobre la teoría de las representaciones en la obra de Freud supone tener en cuenta al menos, dos niveles de análisis articulados entre sí. Uno tiene que ver con cuestiones clínicas, otro con nociones metapsicológicas. Su importancia es de tal magnitud, porque Freud concibe el aparato psíquico como un sistema de representaciones conectadas por nexos, que constituyen procesos de pensamiento en tanto desplazamientos de investidura. Estas cuestiones relevantes son las que planteo como los primeros capítulos de la tesis, desde las connotaciones semánticas hasta el análisis clínico distinguiéndolo del nivel metapsicológico. Notas Bibliográficas: (1) Freud, S. "Proyecto de psicología" (1950 [1895]) Obras Completas, Volumen 1, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. (2) Freud, S. "Fragmentos de la correspondencia con Fliess" (1950 [1892-99]) Obras Completas, Volumen 1, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. (3) Freud, S. "La interpretación de los sueños" (1900 [1899]) Obras Completas, Volumen 5,Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. (4) Freud, S. "El yo y el ello"(1923) Obras Completas, Volumen 19, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. Bibliografía Freud, S. "Proyecto de psicología" (1950 [1895]) Obras Completas, Volumen 1, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. Freud, S. "Fragmentos de la correspondencia con Fliess" (1950 [1892-99]) Obras Completas, Volumen 1, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. Freud, S. "La interpretación de los sueños" (1900 [1899]) Obras Completas, Volumen 5, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992. Freud, S. "El yo y el ello"(1923) Obras Completas, Volumen 19, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3° reimpresión, 1992.