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Teoría de la Conciencia Mabel Levato Freud en 19231 define a la conciencia como la superficie del aparato anímico. Se trata de una definición tópica, porque espacialmente es el primer contacto desde el mundo exterior. La función que le adscribe es la atención2. Siempre que Freud se refiere a la conciencia lo hace en su vinculación con la cualidad. En su punto de partida3 encaró el problema de la conciencia como el pasaje de una argumentación neurológica y biológica (combinatoria de la teoría de la neurona con la cantidad)4 a la exposición psicológica en que predominan conceptos como representación, afectos, juicios, vivencias y defensas. En los apartados 7 y 8 del Proyecto de Psicología, Freud5 se refiere a la cualidad y a la conciencia con una significación particular. A pesar que el psicoanálisis puso en evidencia la eficacia de los procesos psíquicos inconscientes, la investigación de la naturaleza y el origen de la conciencia tiene un lugar de importancia en la especulación freudiana, que se puede comprobar no sólo en los inicios, sino en lo 1 Freud, S. "El yo y el ello"(1923)). Obras Completas, Tomo 19, Ob. Cit. Freud, S. “La interpretación de los sueños" (1900) Cap. 7º "La regresión" (p.531-34). Obras Completas, Tomo 5, Ob. Cit. 2 3 Freud, S. "Proyecto de Psicología" (1950[1895]). Obras Completas, Tomo 1, Ob. Cit. 4 Maldavky,D. “Estructuras Narcisistas”(1986) Ob. Cit. Freud, S. " Proyecto de Psicología" (1950[1895]). Obras Completas. Tomo 1, Ob. Cit. 5 81 expuesto en 19206. Allí, precisamente, refiere que si el primer gran cambio ocurrido en la Tierra fue el surgimiento de la Vida, uno posterior del mismo tipo fue la aparición de la Conciencia. En ambos casos hubo un arquetipo similar, basado en una intervención de fuerzas, que todavía nos resulta enteramente inimaginable. Desde el principio Freud7 establece su diferencia, tanto con las teorías que pretenden que todo lo psíquico es conciente, como con aquellas otras que entienden que la conciencia es un mero añadido “cuya ausencia no cambiaría nada en el decurso psíquico”. Para Freud lo psíquico se deslinda de la conciencia y, además, es importante recordar que “la ausencia de la conciencia no deja inalterado el acontecer psíquico, sino que incluye la ausencia de la contribución del sistema ω”8, es decir, del sistema de la percepción. Según Freud, entonces, una percepción sólo es eficaz si se le añade conciencia -aspecto éste que retomaré más adelante. En 19409 Freud redobló esta afirmación de la siguiente manera: “Una orientación extrema como el conductismo nacido en EEUU cree poder edificar prescindiendo de este hecho básico.” Para Freud existen dos tipos de conciencia. La primera es un derivado de la percepción, un efecto de la organización del sistema nervioso. La segunda, lógica y cronológicamente posterior, surge como consecuencia de la activación de ciertas huellas mnémicas o del esfuerzo en expresar un pensamiento. 6 Freud, S. "Mas allá de principio del placer" (1920) Obras Completas. Tomo 1, Ob. Cit. 7 Freud, S. " Proyecto de Psicología" (1950[1895]). Obras Completas, Tomo 1, Ob. Cit. Ibíd. Ps. 355-356 9 Freud, S. “Esquema del psicoanálisis” (1940[1938]). Obras Completas, Tomo 23, Ob. Cit. 8 82 En un principio, el primer tipo de conciencia surge en el interior de procesos alucinatorios, cuando percepción y memoria aún no se encuentran diferenciadas. La vivencia de satisfacción, por ejemplo, es una forma clara de entender esta conciencia en sus inicios10 . Allí, justamente, explica de la siguiente manera la inscripción del signo perceptivo inconciente en base a la asociación por simultaneidad. Con el auxilio ajeno que opera el trabajo de la acción específica, el individuo desvalido es capaz de consumar en el interior la operación requerida para cancelar el estímulo endógeno generador de tensión. Esto constituye la vivencia de satisfacción que tendrá las más hondas consecuencias para el desarrollo de las funciones en el individuo. Tres procesos fundamentales suceden en el interior del sistema psíquico: 1) se opera una descarga duradera, y así se pone término al esfuerzo que había producido desplacer en ω, o sea, en el sistema de neuronas de percepción; 2) se genera en el manto la investidura de una neurona o varias que corresponden a la percepción de un objeto; y 3) llegan a los lugares del manto las noticias de descarga del movimiento reflejo desencadenado, inherente a la acción específica. Entre estas investiduras y las neuronas se forma una facilitación. Freud le adscribe una función fundamental a la asociación por simultaneidad que se afirma en la actividad ψ pura, esto es, el recordar reproductor, porque constituye la base de todas las conexiones entre neuronas ψ. Y es aquí, precisamente, donde Freud describe a la conciencia “como la investidura 10 Freud, S. " Proyecto de Psicología" (1950[1895]). Obras Completas,. Tomo 1, Ob. Cit. 83 cuantitativa de una neurona psíquica”. Es sorprendente, por lo demás, que no haga referencia a la percepción. Al continuar explicando el proceso, alude al pasaje de la investidura de una neurona a otra; es decir que, por una investidura simultánea de a y b queda facilitada una barrera contacto. Lo investido, entonces, es para Freud lo facilitado. La vivencia de satisfacción, pues, genera una facilitación entre dos imágenesrecuerdo. Con la descarga de satisfacción la Qη es drenada de las imágenesrecuerdo, y con el reafloramiento del estado de esfuerzo o de deseo, la investidura traspasa ambos recuerdos y lo anima. La animación del deseo produce inicialmente el mismo efecto que la percepción, o sea, una alucinación. Por este rodeo podemos ver claramente que este primer tipo de conciencia, que Freud describe como más ligada a lo sensorial, no obstante está diferenciada de la percepción. Otra problemática relacionada con la teoría de la conciencia es el de la cualidad del período neuronal. En efecto, Freud11 se pregunta cómo y dónde se generan las cualidades. En el mundo exterior no pueden generarse porque allí sólo existen masas en movimiento. Tampoco en el sistema φ de neuronas pasaderas. Según Freud, se generan en el sistema ψ . En la percepción actúan juntos el sistema φ y el sistema ψ. En cambio el recordar o reproducir se consuma exclusivamente en ψ, que carece de cualidad. El recuerdo no produce de norma, nada que posea la naturaleza particular de la cualidad-percepción. Freud considera que hay un tercer sistema de neuronas ω (P) que es excitado a raíz de la percepción, pero no a raíz 11 Ibíd. 84 de la reproducción, y cuyos estados de excitación dan por resultado las diferentes cualidades que son sensaciones concientes. Con Freud, entonces, se podría afirmar que la arquitectura del sistema nervioso consta de unos dispositivos para mudar la cantidad externa en cualidad. Y es precisamente esta mudanza la que responde a una tendencia originaria del sistema, consistente en el apartamiento respecto de la cantidad. Muchos años después, Freud12 retoma esta problemática cuando considera la pantalla de protección antiestímulo, a la que compara con la hoja de celuloide en la “pizarra mágica” como dispositivo de escritura. Se trata de una cubierta que protege a la superficie donde quedan registrados los signos. En suma, es otra forma de aludir a la hipótesis según la cual, el aparato psíquico de percepción consta de dos estratos: una protección antiestímulo externa destinada a rebajar la magnitud de las excitaciones y, bajo ella, la superficie receptora de estímulos –el sistema P-Cc.13 Mientras el sistema ψ está protegido contra grandes cantidades, cabe conjeturar que el sistema ω es movido por cantidades menores. Así, Freud14 vislumbra que el carácter de la cualidad, esto es, la sensación conciente, sólo se produce donde las cantidades están lo más desconectadas posible. Con esto se observa que la condición de pasadero de un sistema, depende de la injerencia de cantidad. Con el cambio de vía del contenido, con la fugacidad de la conciencia, con el fácil enlace de cualidades percibidas simultáneamente, sólo armoniza la plena condición de pasaderas de las neuronas ω. 12 13 Freud, S. "Notas sobre la ´Pizarra Mágica´"(1925[1924])). Obras Completas, Tomo 19, Ob. Cit. Freud, S. "Mas allá de principio del placer" (1920) Obras Completas, Tomo1, Ob. Cit. 85 Ahora bien, si estas condiciones no provienen de las cantidades, Freud se pregunta entonces, de dónde derivan. Con este interrogante revisa el supuesto sobre el decurso de cantidad, que considera en términos de transferencia de Qη de una neurona a otra. A ese proceso le confiere un carácter de naturaleza temporal al que denomina período. De modo tal que, las neuronas ω, incapaces de recibir Qη, se apropian del período de la excitación; y éste, su estado de afección por el período dado un mínimo llenado de Qη, es el fundamento de la conciencia.15 A las neuronas ψ también le adjudica un período, sólo que éste carece de cualidad, o sea, es monótono. La diferencias del período las dan los órganos de los sentidos, que no sólo actúan como pantalla, sino también como filtros. Según el punto de vista freudiano, los procesos perceptuales implicarían por su naturaleza misma la conciencia, y sólo producirían otros efectos psíquicos después de volverse concientes. Para continuar con el tema que nos convoca –la conciencia-, voy a referirme a otros contenidos de la misma. Además de la serie de las cualidades sensibles, “derivadas de los períodos objetivos”, existe también otra serie muy diferente de aquella; me refiero a las sensaciones de placerdisplacer. En esta época Freud16 considera que la tendencia de la vida psíquica consiste en evitar el displacer, que se suma a una tendencia primaria a la inercia. El displacer 14 Freud, S. " Proyecto de Psicología" (1950[1895]). Obras Completas, Tomo 1, Ob. Cit. Ibíd. 16 Ibíd. 15 86 se coordina con una elevación del nivel de Qη, mientras el placer corresponde a la sensación de descarga. Por último, cabe señalar que para Freud, percepción y conciencia sensorial son inseparables, pero no por ello idénticas. Por eso no los unificó como conceptos, sino que los mantuvo como términos articulados pero diferentes. Además, téngase en cuenta que, lo que específicamente constituye el sistema es la percepción, y la conciencia es el fenómeno. Cuando el aparato psíquico está constituido y la conciencia es inseparable de la percepción, ambos constituyen un sistema.17 Lo común es que se originan en el registro de cualidades. Pero mientras la percepción constituye la faz objetiva de este proceso, o sea, aquella ligada al proceso por el cual el sistema nervioso queda afectado por el período exterior, la conciencia constituye la faz subjetiva, aquella consistente en el registro de la modificación neuronal promovida por el estímulo. A continuación desarrollo lo concerniente al segundo tipo de conciencia que, como ya hemos señalado, deriva de la activación de ciertas huellas mnémicas. A este respecto, cabe recordar que en 191418 y 193919, Freud distingue entre impresiones y vivencias. A las primeras las relaciona con percepciones externas, y a las otras con las sensaciones corporales. Sobre éstas últimas Freud desarrolla la hipótesis de otro tipo de conciencia, que no lleva necesariamente a la descarga. Ello se debe a que la inscripción de ciertas representaciones preconcientes, permiten tornar en cualidad, en conciencia-pensar secundaria, a los procesos 17 Maldavky,D. “Estructuras Narcisistas”(1986) Ob. Cit. Freud, S. "Recordar, repetir y reelaborar" (1914) Obras Completas, Tomo 12, Ob. Cit. 19 Freud, S. “Moisés, y la religión monoteísta”(1939[1934-38]). Obras Completas, Tomo 23, Ob.Cit. 18 87 pulsionales cuantitativos.20 Este tipo de conciencia es lógica y cronológicamente posterior y su emergencia depende de la activación de los restos mnémicos del lenguaje. En efecto, como toda representación, la palabra surge de la percepción y como tal porta un resto de cualidad, pues toda palabra fue en su origen palabra oída. Cuando la representación-palabra es investida en el preconciente tiene la capacidad de despertar nuevamente conciencia (pensar secundaria) que, específicamente, cuenta para la posibilidad de captación de procesos o ilaciones de pensamiento. Por eso Freud21 señala que por su enlace con representacionespalabra los pensamientos inconcientes adquieren la posibilidad de hacerse concientes. Y a ello se debe que con la emergencia del lenguaje claudica en el aparato psíquico el mecanismo proyectivo como recurso para hacer conciente los procesos inconcientes22,23. 20 Freud, S. "Fragmento de la correspondencia con Fliess" (1950[1892-99]) Carta 52. (p.437). Obras Completas, Tomo1, Ob. Cit. 21 Freud, S. “Lo inconciente” (1915). Obras Completas, Amorrortu Editores. Tomo 14, Tercera Reimpresión, traducción Etcheverry. Buenos Aires (1992). 22, 23 Freud, S. “Tótem y Tabú” (1913[1912]) (ps. 69-70) Obras Completas, Tomo 13, Ob. Cit. Imbriano, A. “Donde Ello Era” (2000) Cap. 8. Ob. Cit. 88