Download Filosofar en femenino. El Pensamiento silenciado

Document related concepts

Mujeres filósofas wikipedia , lookup

Hipatia wikipedia , lookup

Ágora (película) wikipedia , lookup

Filosofía helenística wikipedia , lookup

Sinesio de Cirene wikipedia , lookup

Transcript
Filosofar en femenino
El pensamiento silenciado
Umberto Eco
El Mundo - Traducción de Helena L. Miralles
El semiólogo italiano reflexiona sobre la escasez de mujeres en el ámbito del
pensamiento y se sorprende, a raíz de la lectura de un libro recién publicado
en Francia, de la existencia de filósofas ya en el mundo clásico, a pesar de que
las grandes enciclopedias no las citen
La antigua afirmación filosófica según la cual el hombre es capaz de pensar el infinito,
mientras que la mujer da sentido al infinito, puede leerse de muchas maneras: por
ejemplo, puesto que el hombre no sabe hacer hijos, se consuela con las paradojas de
Zenón.Ahora bien, basándose en afirmaciones de este tipo se ha difundido la idea de
que la Historia (por lo menos hasta el siglo XX) nos ha dado a conocer a grandes
poetisas y a narradoras superlativas, así como a científicas de varias disciplinas, pero
no a mujeres filósofas ni a mujeres matemáticas.
En distorsiones de este tipo se ha fundado durante mucho tiempo la convicción de que
las mujeres no tenían aptitudes para la pintura, a no ser por las habituales Rosalba
Carriera o Artemisia Gentileschi. Es natural que, mientras la pintura consistiera en
frescos de iglesias, subirse a un andamio con faldas no fuera algo decente ni fuera
oficio de mujer dirigir un taller con 30 aprendices, pero las mujeres pintoras han
aparecido en cuanto se ha podido hacer pintura de caballete.
Algo así como decir que los judíos han sido grandes en muchas artes pero no en
pintura hasta que no apareció Chagall. Es verdad que la cultura judía era
eminentemente auditiva y no visual, y que no debía representarse a la divinidad
mediante imágenes, pero hay una producción visual de indudable interés en muchos
manuscritos judíos. El problema es que era difícil, en los siglos en que las artes
figurativas estaban en manos de la Iglesia, que un judío se sintiera alentado a pintar
vírgenes y crucifixiones, y sería como asombrarse de que ningún judío haya llegado a
ser Papa.
Las crónicas de la Universidad de Bolonia citan a profesoras como Bettisia Gozzadini y
Novella d'Andrea, tan bella que tenía que dar clase detrás de un velo para no turbar a
los estudiantes, pero no enseñaban Filosofía. En los manuales de filosofía, no
encontramos a mujeres que enseñaran Dialéctica o Teología. Eloísa, brillantísima e
infeliz alumna de Abelardo, tuvo que conformarse con convertirse en abadesa.
Tampoco hay que tomarse a la ligera el problema de las abadesas, y le ha dedicado a
ello muchas páginas una mujer-filósofo de nuestro tiempo como Maria Teresa
Fumagalli. Una abadesa era una autoridad espiritual, organizativa y política, además
de desarrollar funciones intelectuales importantes en la sociedad medieval.Un buen
manual de filosofía tiene que incluir entre los protagonistas de la Historia del
pensamiento a grandes místicas, como Caterina de Siena, por no hablar de Hildegarda
de Bingen, con cuyas visiones metafísicas y perspectivas sobre el infinito seguimos
lidiando todavía hoy en día.
La objeción de que la mística no es filosofía no es sostenible porque las historias de la
filosofía reservan espacio a grandes místicos, como Suso, Tauler o Eckhart. Y decir que
gran parte de la mística femenina se centraba más en el cuerpo que en las ideas
abstractas sería como decir que de los manuales de filosofía debe desaparecer, qué sé
yo, Merleau-Ponty.
Las feministas eligieron hace ya tiempo como heroína a Hipatia, que, en la Alejandría
del siglo V, era maestra de Filosofía Platónica y de Matemáticas. Hipatia se ha
convertido en un símbolo, pero desgraciadamente de sus obras sólo ha quedado la
leyenda, puesto que se perdieron como se perdió también ella, hecha literalmente
pedazos por una turba de cristianos exacerbados, soliviantados según algunos
historiadores por aquel Cirilo de Alejandría al que se le hizo santo, aunque no por eso.
Pero, ¿Hipatia era la única?
Recientemente, se ha publicado en Francia un librito, Histoire des femmes philosophes.
Si nos preguntamos quién es el autor, Gilles Ménage, descubrimos que vivía en el siglo
XVII, que era un latinista preceptor de Madame de Sévigné y de Madame de Lafayette
y que su libro, aparecido en 1690, se titulaba Mulierum philosopharum historia. Con
que Hipatia era la única: aunque esté dedicado, sobre todo, a la edad clásica, el libro
de Ménage nos presenta una serie de figuras apasionantes: Diótima la socrática, Arete
la cirenaica, Nicarete la megárica, Hiparquia la cínica, Teodora la peripatética, Leontion
la epicúrea, Temistoclea la pitagórica.Hojeando los textos antiguos y las obras de los
padres de la Iglesia, Ménage encontró citadas a 65 filósofas, aunque su concepto de
filosofía era bastante amplio.
Si calculamos que en la sociedad griega la mujer estaba confinada entre las paredes
domésticas, que los filósofos preferían entretenerse, más que con buenas mozas, con
mozalbetes y que, para disfrutar de notoriedad pública, la mujer tenía que ser
cortesana, se entiende el esfuerzo que tuvieron que hacer aquellas pensadoras para
poderse afirmar. Por otra parte, a Aspasia se la recuerda como cortesana, aunque de
calidad, olvidando que era experta en retórica y filosofía y que (nos lo cuenta Plutarco)
Sócrates la frecuentaba con interés.
He ido a hojear por lo menos tres enciclopedias filosóficas de hoy en día y, de estos
nombres (salvo Hipatia), no he encontrado ni rastro. No es que no existieran mujeres
que filosofaban. Es que los filósofos han preferido olvidarlas, quizá tras haberse
apropiado de sus ideas.