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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
SANTIAGO DE CHILE DE CARA
A LA GLOBALIZACIÓN:
¿OTRA CIUDAD?1
Carlos A. de Mattos
Pontificia Universidad Católica de Chile
RESUMO
Este trabalho propõe-se a identificar e caracterizar a “outra cidade” resultante das transformações que
afetaram a área metropolitana de Santiago do Chile em função da assunção, a partir de meados de 1975, de
uma nova estratégia macroeconômica, onde tanto uma crescente liberalização econômica, como uma ampla abertura externa, favoreceram a progressiva globalização da economia nacional. Nesse contexto,
observa-se como junto a importantes modificações na base econômica metropolitana começou a processarse na grande Santiago uma radical reestruturação de seu mercado de trabalho e uma maior dispersão
territorial das atividades produtivas e da população. Nesse novo cenário, analisa-se como as transformações que afetaram a cidade emergente incidiram na afirmação, de um lado, de uma morfologia social donde
persiste a polarização social e a segregação residencial e, de outra, de uma morfologia territorial onde
impera a periurbanização e a policentralidade, transformações essas que correspondem às tendências que
atualmente se observam nas grandes áreas metropolitanas tanto dos países centrais como das economias
emergentes.
PALAVRAS-CHAVE: globalização; informalidade; metropolização; periurbanização; policentrismo; segregação residencial.
I. NUEVA ESTRATEGIA MACROECONÓMICA:
LIBERALIZACIÓN Y DESREGULACIÓN
Ocurre con cierta frecuencia que algunos visitantes que retornan a Santiago después de una
ausencia prolongada, al observar el conjunto de
cambios producidos durante las últimas décadas
en esta ciudad, sinteticen su impresión afirmando
que se han encontrado con “otra ciudad”. Con
ello, aluden a la magnitud de las diferencias
percibidas entre la ciudad que conocieron en un
pasado no demasiado lejano y la que surgió
asociada a las transformaciones ocasionadas por
la aplicación de una estrategia macroeconómica
1 Este trabajo fue elaborado para ser presentado en el
Seminario Internacional “El desafío de las áreas metropolitanas en un mundo globalizado – una mirada a Europa y
América Latina”, realizado en Barcelona durante los días 4,
5 y 6 de junio del 2002, organizado por el Institut Catala de
Cooperacio Iberoamericana, el Institut d’Estudis Territorials
de la Universitat Pompeu Fabra y el Instituto de Estudios
Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica
de Chile.
Recebido em 3 de julho de 2002.
Aprovado em 12 de novembro de 2002.
radicalmente diferente a la de la época de
crecimiento hacia adentro vía industrialización
sustitutiva de importaciones, que había estado
vigente desde la década de los años treinta.
En el ámbito latinoamericano, Chile se ubica
como uno de los países que más temprano adoptó
políticas basadas en los lineamientos teóricoideológicos de lo que posteriormente se propagó
ampliamente bajo la etiqueta del Consenso de
Washington y, más popular e imprecisamente, bajo
la de “modelo neoliberal”. Cuando menos en sus
instancias iniciales, estas políticas respondieron a
un enfoque sumamente ortodoxo de liberalización
económica, ajustado a los dictados de la escuela
monetarista de Chicago y, también, a las
recomendaciones formuladas por algunos
organismos multilaterales (en especial FMI y
Banco Mundial) como receta para los países en
desarrollo (MELLER, 1996). Cuando algunos años
más tarde los gobiernos de Thatcher y de Reagan
se inclinaron por este enfoque de política
económica en Gran Bretaña y Estados Unidos
respectivamente, el mismo se difundió por el
mundo entero, adquiriendo el carácter de un nuevo
Rev. Sociol. Polít., Curitiba, 19, p. 31-54, nov. 2002
31
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
“saber convencional dominante” (KRUGMAN,
1996) y tuvo una decisiva incidencia en la
gestación de las transformaciones que iban a
caracterizar a esta nueva fase modernizadora.
De hecho, estas políticas comenzaron a ser
aplicadas sistemáticamente en Chile a partir de julio
de 1975 y desde entonces, más allá de algunos
cambios de énfasis, la concepción general a la que
responden ha mantenido su vigencia hasta el
presente. Ello ha ocurrido con sus ejes centrales
(liberalización económica, desregulación,
subsidiaridad del Estado, apertura externa,
flexibilización salarial etc.), aún cuando desde
entonces ocurrieron importantes cambios políticos
(en especial, fin del Régimen Militar y comienzo
de un nuevo período democrático). Más allá de
ciertas persistencias y continuidades esenciales,
la aplicación de estas políticas provocó un
conjunto de rupturas y mutaciones que permiten
afirmar que entonces se desencadenó una nueva
fase de modernización capitalista en este país.
En ese proceso, la economía chilena recuperó
sus principales equilibrios macroeconómicos y
comenzó una fase de sostenido crecimiento que
se prolongó desde la mitad de la década de los
años 80 hasta finales de la de los 90. Fue así que
entre 1986 y 1998 la tasa media de crecimiento
del Producto Interno Bruto (PIB) se situó en
alrededor del 7%, con un crecimiento equivalente
del sector industrial, lo que estuvo acompañado,
entre otros, por un significativo crecimiento de la
tasa de inversión que la llevó a alcanzar valores
superiores al 30% del PIB hacia mediados de la
década de los noventa, por una progresiva caída
de la tasa de inflación y de la tasa de desocupación.
Este exitoso desempeño se interrumpió hacia
mediados de 1998 cuando, bajo los impactos de
la crisis internacional iniciada en el sudeste asiático,
declinó fuertemente el ritmo de crecimiento, cayó
la tasa de inversión y comenzaron a aumentar los
niveles de desocupación. Sin embargo, los
cambios a los que se refiere este trabajo ya se
habían materializado, originando un escenario
diferente al que había predominado en las décadas
precedentes y los elementos básicos de la “otra
ciudad” ya estaban configurados. Por ello, en lo
que sigue focalizaremos la atención
fundamentalmente en las transformaciones
ocurridas durante el lapso 1985-1998, en el
entendido de que fue en este período que se
establecieron los rasgos básicos de esa “otra
ciudad” que aquí se intentará caracterizar.
32
Con el propósito de identificar y caracterizar a
esta “otra ciudad”, analizaremos las transformaciones que afectaron en este período al Área
Metropolitana de Santiago2 (AMS), observando
en primer término las provocadas por el cambio
de estrategia macroeconómica, donde tanto una
creciente desregulación compatible con el principio
de subsidiaridad estatal, como una amplia apertura
externa, favorecieron la progresiva globalización
de la economía nacional. Con este punto de partida,
observaremos como junto a importantes
modificaciones en la arquitectura productiva
dominante y en la correspondiente base económica
metropolitana, que se fueron procesando asociadas
a la globalización, el Gran Santiago comenzó a
presenciar una radical reestructuración de su
mercado de trabajo y una mayor dispersión
territorial de las actividades productivas y de la
población, más allá de la mancha metropolitana
continua.
Al mismo tiempo, tendremos en cuenta la
incidencia del cambio de enfoque de gestión
pública y, en particular, de gestión urbana,
establecido conforme al principio de subsidiaridad
del Estado, sobre las estrategias de los actores
urbanos más relevantes desde el punto de vista
del impacto de sus decisiones y acciones en la
vida y en la morfología urbanas, y como esto
incidió en importantes cambios en el funcionamiento y en la estructura metropolitana.
Finalmente, veremos como en este nuevo
contexto las transformaciones que afectan a la
ciudad emergente incidieron en la afirmación, por
una parte, de una morfología social donde persiste
la polarización social y la segregación y, por otra
parte, de una morfología territorial en la que
impera la periurbanización y la policentralidad. Con
ello, trataremos de mostrar como estas transformaciones siguen las tendencias que actualmente
se están manifestando en las grandes áreas
metropolitanas tanto de los países centrales como
2 El Area Metropolitana de Santiago (AMS) forma parte de
la Región Metropolitana de Santiago (RMS), que es una de
las 13 regiones en que está dividido administrativamente el
territorio chileno. La RMS está dividida en 5 provincias y en
51 comunas. La Provincia de Santiago está dividida en 32
comunas, las que conjuntamente con las Comunas de Puente
Alto (Provincia de Cordillera), San Bernardo (Provincia de
Maipo) y Padre Hurtado (Provincia de Talagante) conforman
actualmente el AMS o Gran Santiago.
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
de las economías emergentes.
II. GLOBALIZACIÓN, NUEVA BASE ECONÓMICA METROPOLITANA Y NUEVO ENFOQUE DE GESTIÓN URBANA
II.1. Apertura externa, globalización y base
económica metropolitana
La evolución de la economía chilena durante
estos años muestra que a medida que se fue
restableciendo el equilibrio de las principales
cuentas macroeconómicas y cobró impulso una
nueva fase de crecimiento, se produjo una
progresiva mejoría de la imagen del país en el
contexto económico internacional. Esto se tradujo
tanto en las respectivas calificaciones de riesgopaís3 , así como también en los rankings de
competitividad, en los que Chile ha logrado
ubicarse regularmente por encima del resto de los
países latinoamericanos. Fue así que, con relativa
rapidez, se logró mejorar el nivel de atractividad
de la economía chilena con respecto a unos capitales que entonces intensificaban aceleradamente
su movilidad.
De esta manera se profundizó el nivel de
articulación de Chile en la dinámica económica
internacional, lo cual se reflejó ante todo en los
indicadores de comercio internacional: entre 1982
y 1997 las exportaciones de bienes pasaron de 3
710 a 16 923 millones de dólares y las importaciones de 3 643 a 18 218 millones. Al mismo
tiempo, y en la misma dirección, se produjo un
importante crecimiento de la inversión extranjera
directa (IED): mientras que la acumulada durante
el período 1974-1989 llegó a US$ 5 105 millones,
la correspondiente a 1990-1998 ascendió a US$
24 594 millones. Pese a la ubicación marginal de
la economía chilena en el mundo y a su modesta
dimensión, la estabilidad lograda y los niveles de
crecimiento alcanzados en este período permitieron
que la relación entre IED y PIB para el período
1990-1996 terminase siendo la más elevada entre
las economías emergentes latinoamericanas. Otros
indicadores apuntan en la misma dirección.
3 Así, por ejemplo, en 1991 Chile ya ocupaba el lugar 35
entre 139 países según la Guía Internacional de Riesgo País
(El Diario, 27.set.1991). Posteriormente, en 1993, Chile era
el país latinoamericano con menor riesgo para invertir de
acuerdo según las clasificaciones realizadas por Standard &
Poor y Moody’s (El Mercurio, 11.ago.1993).
Estos niveles de IED tuvieron como lógica
consecuencia un persistente aumento de la
participación del capital y de las empresas
extranjeras en sectores-clave de la economía
nacional, tales como minería, telecomunicaciones,
finanzas, electricidad, distribución comercial,
consumo, turismo etc. Frente a esta situación, y
considerando que, desde el punto de vista económico, la globalización puede entenderse “ante todo
[como] una cuestión de integración organizacional, que reposa sobre la coordinación de tareas y
de funciones y la movilidad de recursos productivos interdependientes al interior de redes de
producción transfronterizas (RPTF)” (GUILHON,
1998, p. 97), se puede concluir que lo que comenzó
a desencadenarse en Chile desde mediados de la
década de los años setenta fue la progresiva
irrupción de diversas redes de este tipo, impulsando con ellos cambios fundamentales en la
organización y el funcionamiento de la economía
nacional.
Esta transformación debe ser analizada teniendo
en cuenta que, como señala Lafay (1996, p. 37ss),
en el nuevo escenario son las empresas las que
producen y efectúan lo esencial de las relaciones
económicas entre los territorios, básicamente
mediante tres mecanismos diferentes, el comercio
internacional inter-empresas, la inversión directa
en el extranjero y la organización internacional en
red. Desde esta perspectiva, puede afirmarse que
lo que ocurrió en Chile fue que las empresas
multinacionales comenzaron a aprovechar las
reglas del juego establecidas por la estrategia de
liberalización económica que, justamente,
establecía como uno de sus objetivos centrales
explícitos transformar al capital privado en el
protagonista central del proceso de acumulación
y crecimiento. En otras palabras, el conjunto de
arreglos institucionales que se derivaron de las
políticas impulsadas desde 1975 lograron
configurar un ámbito especialmente favorable para
el arribo y desembarque en territorio chileno de
distintos tipos de redes transfronterizas,
especialmente productivas, comerciales y
financieras, en una evolución que continúa hasta
ahora.
De esta manera, al crecer la presencia de estas
empresas y actividades en el aparato productivo
chileno, comenzó a ganar importancia una nueva
arquitectura productiva caracterizada por el
predominio de la organización empresarial en red.
En su conjunto, estas transformaciones configuran
33
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
lo que Veltz denomina un “modelo celular en red”,
donde como denominador común se imponen tres
evoluciones fundamentales: la descomposición de
las grandes empresas integradas verticalmente, la
externalización creciente de las actividades
consideradas como no estratégicas y la multiplicación al interior de las fábricas de unidades
elementales semi-autónomas (VELTZ, 2000, p.
178ss).
A medida que la propia modernización
capitalista comenzó a perfilar en Chile un modelo
productivo de esta naturaleza, la localización en el
AMS de la mayoría de los nodos o eslabones de
variadas redes – principalmente productivas,
comerciales y financieras – incidió en una profunda
transformación de la base económica metropolitana, donde un relativo declive de la industria abrió
paso a una ascendente participación de los
servicios, todo lo cual continuó acentuando la
urbanización de la economía. En especial en sus
instancias iniciales, esta transformación estuvo
asociada a un irreversible agotamiento de la
industria sustitutiva, que había sido el protagonista
central de la economía metropolitana por varias
décadas.
La progresiva terciarización en este período
de la economía nacional y, en particular, de la
economía metropolitana, se puede observar en la
estructura del PBI y del empleo: en los últimos 20
años la industria disminuyó su aporte al PIB de la
RMS desde alrededor del 27% a alrededor del 20%,
en tanto el sector servicios pasó de menos del
62% a cerca del 70% (Cuadro 1). En el sector
servicios los cambios se observan básicamente
en la ganancia de participación de transporte y
comunicaciones, servicios financieros, y servicios
personales, mientras perdió participación la
administración pública (BANCO CENTRAL DE
CHILE, 1998). Por otra parte, continuó el repliegue
de los sectores que se habían ubicado como
sectores líderes a lo largo del período industrialdesarrollista, como es el caso de algunas de las
más importantes industrias volcadas al mercado
interno, como textiles y metalmecánica, que
disminuyeron su participación en el PIB y el
empleo, en comparación a la que tenían al
comienzo de esta fase.
CUADRO 1 – Cambios en la estructura del PIB de la RMS
Sector
Agropecuario, Pesca y Minería
Industria
Construcción
Servicios
PAÍS
Promedios trienales (en %)
1960-62
1970-72
1980-82
1985-87
1990-92
1994-96
3,7
3,0
3,9
4,1
4,2
3,7
26,3
26,8
20,8
21,2
21,6
20,8
8,0
5,9
6,2
4,7
5,6
5,5
61,9
64,3
69,0
69,8
68,7
69,9
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
Fuente: Elaborado con base en CIEPLAN-SUBDERE (1994) y Banco Central de Chile (1998).
Al mismo tiempo se fue constituyendo una
industria más moderna y dinámica, con capacidad
para competir en un mercado en el que se estaba
produciendo una invasión de mercaderías industriales a bajo precio, especialmente de procedencia
asiática. En cualquier caso, pese a estas transformaciones, en la industria metropolitana emergente
todavía predominan sectores tradicionales
orientados a la producción para el mercado interno
y al procesamiento de recursos naturales (semimanufacturas) para la exportación, lo que indica que
más que en la estructura interindustrial, la
modernización se produjo principalmente en el
plano organizacional (especialmente externaliza-
34
ción y flexibilización laboral) y en la renovación
de maquinaria y equipamientos.
Como consecuencia de estas transformaciones, bajo una persistente urbanización de la
economía y de la población, comenzó a reactivarse
el crecimiento económico metropolitano que había
permanecido estancado por un largo período,
recuperando progresivamente el AMS su
importancia en el ámbito nacional. En esta
situación, junto al desencadenamiento de un nuevo
impulso de expansión periurbana, se produjeron
diversos cambios en el funcionamiento, la
morfología y la apariencia del AMS, iniciando la
evolución hacia “otra ciudad”.
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
II.2. Atractividad y concentración productiva
metropolitana
En lo esencial, tanto los nodos de las redes
globales, como las actividades productivas
orientadas al mercado interno, escogieron
preferentemente al AMS como localización, debido
al peso de un conjunto de factores que otorgaron
a este lugar mayor atractividad que las restantes
ciudades chilenas; en este sentido se destaca la
incidencia de mejores y más expeditos sistemas
de comunicaciones, la proximidad física de otras
empresas importantes, la disponibilidad de
servicios a la producción, las condiciones para
una amplia y fluida comunicación directa cotidiana,
el acceso a una parte significativa del mercado
interno, la presencia de contingentes amplios y
capacitados de recursos humanos, la existencia
de un tejido industrial relativamente diversificado
etc. (DE MATTOS, 2001). Tendieron así a
localizarse en el Gran Santiago especialmente:
a) las funciones de comando del nuevo poder
económico, incluidas las involucradas en el manejo
de las relaciones con la economía global, así como
en la gestión y coordinación de la parte central del
proceso de acumulación, tales como las sedes
corporativas y las oficinas centrales de las
empresas multinacionales, de los principales
grupos económicos chilenos y de las más
importantes empresas nacionales;
b) la parte más importante de los servicios a las
familias (comercio, educación, salud,
esparcimiento etc.), así como de los servicios a
las empresas (servicios financieros, asistencia
jurídica, consultoría, publicidad, marketing,
informática etc.) y el comando de las actividades
asociadas a las nuevas tecnologías de la
información y las comunicaciones (NTIC);
c) la parte más moderna y dinámica de la industria
manufacturera, que desde la mitad de los años 80
recuperó su tendencia a localizarse preferentemente
en esta parte del territorio, con lo que tanto el PIB
regional como el industrial de la RMS lograron
recuperar la participación que tenían en el período
de auge del modelo sustitutivo (DE MATTOS,
1999), y
d) las actividades orientadas a un mercado interno
metropolitano en progresiva reactivación, como
consecuencia de la presencia en el AMS de una
demanda diversificada y sofisticada, asociado a la
localización y al crecimiento en este lugar de la
nueva base económica metropolitana y, por tanto,
de la mayor parte de los trabajos mejor remunerados del país.
Pese a su indudable profundidad, la ola
modernizadora que impulsó esta transformación
de la base económica metropolitana se produjo en
forma relativamente rápida y, aún cuando alcanzó
la mayor parte del territorio nacional, fue
especialmente en el AMS donde tuvo su expresión
más generalizada y amplia, dado que fue aquí donde
se emplazó la mayoría de los eslabones de las
RPTF. Este proceso fue acompañado por un
igualmente rápido desarrollo de la infraestructura
requerida para asegurar el funcionamiento
globalizado de estas actividades (red telefónica
digitalizada y de comunicaciones electrónicas, red
de conexiones aéreas, aeropuerto internacional con
el equipamiento requerido por las líneas aéreas
internacionales, red de circuitos financieros con
creciente incorporación de nuevos productos,
incluida una red de cajeros automáticos bancarios
de cobertura nacional etc.).
Al materializar este conjunto de transformaciones, esta aglomeración metropolitana inició su
evolución hacia un tipo de ciudad cuyo rasgo
medular es que “[…] se ha tornado en el lugar en
el que las redes tendencialmente planetarias de
variada naturaleza – de las redes técnicas de
transportes y de comunicaciones a las empresasredes transnacionales, a las redes de las
universidades y de la investigación, de las medias,
del mercado financiero – concentran sus ‘nodos’
para realizar conexiones y sinergias recíprocas”
(DEMATTEIS, 1998-1999, p. 2), lo que establece
la diferencia medular con la ciudad de la época del
fordismo: “las metrópolis modernas no son más
sistemas autocentrados, sino poderosos entrecruzamientos de redes múltiples” (VELTZ, 1997, p.
61).
Mas allá de las diferencias que naturalmente
tiene con las ciudades de los países desarrollados,
en esta nueva dinámica Santiago fue adquiriendo,
a su escala, la mayor parte de los rasgos que
identifican a las ciudades que funcionan bajo la
dinámica de la globalización en todas partes del
mundo, adscribiéndose a la caracterización de
Marcuse y Kempen (2000) para lo que denominan
como una globalizing city; de esta manera, el AMS
comenzó a funcionar como el principal lugar
estratégico en Chile para las operaciones económicas globales (SASSEN, 1994).
35
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
Así, a medida que Chile fue mejorando su
posición en los rankings internacionales de
competitividad, también Santiago poco a poco fue
logrando ubicarse mejor en la red mundial de
ciudades en vías de globalización, como lo
muestra, por ejemplo, la clasificación realizada por
la Globalization and World Cities Study Group and
Network (GaWC) de la Loughsborough University
del Reino Unido, que la sitúa en un lugar destacado
con relación a las restantes ciudades latinoamericanas consideradas (BEAVERSTOK, SMITH &
TAYLOR, 1999; FOSSAERT, 2001). Lo mismo
ocurre en otros rankings de ciudades, como los
realizados por la consultora internacional William
Mercer o por las revistas Fortune o América
Economía. En lo esencial, lo que estos antecedentes ponen en evidencia es la creciente articulación de esta ciudad en la red mundial de ciudades
en globalización.
II.3. Subsidiaridad estatal y nuevo enfoque para
la gestión urbana
En las mutaciones que comenzaron a producirse en el funcionamiento, la organización y la
morfología de Santiago a lo largo de este proceso,
incidió fuertemente el substancial cambio de
enfoque de la gestión urbana que acompañó a la
política de liberalización económica; en efecto,
desde el momento en que comenzaron a producirse
los cambios que impulsaron la reconfiguración del
aparato productivo metropolitano y en que, con
esa base se inició una nueva fase de crecimiento y
expansión del AMS, el proceso respectivo estuvo
regido por una concepción de gestión urbana
compatible con el discurso teórico-ideológico que
sustentaba esta fase de modernización capitalista,
donde la subsidiaridad del Estado se ubicaba como
principio rector. En lo esencial, este enfoque
redefinió las reglas del juego a favor de aquellos
actores sociales que tienen capacidad para llevar
a cabo las intervenciones urbanas de mayor
impacto que, en última instancia, son las que
marcan la dirección de la transformación de la
ciudad.
Ya desde El Ladrillo, documento que
constituyó la base de la política económica del
Gobierno Militar, se preconizaba la necesidad de
implementar “un modelo de desarrollo basado en
una economía descentralizada, en que las unidades
productivas sean independientes y competitivas
para aprovechar al máximo las ventajas que ofrece
un sistema de mercado” (El Ladrillo, 1992, p.
36
62), donde “dentro del marco de la
descentralización, la acción del Estado tiende a
ser indirecta. […]” (idem, p. 63). Estos principios
fueron incorporados a la Política Nacional de
Desarrollo Urbano sancionada por Gobierno Militar
en 1979; en los documentos respectivos elaborados
por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo
(MINVU), al mismo tiempo que se reafirmaba la
importancia de consolidar el rol subsidiario del
Estado, se establecía que “es el sector privado el
principal encargado de materializar las iniciativas
del desarrollo urbano que demanda la población,
mediante la generación de una adecuada oferta de
bienes y servicios” (MINVU, 1981a, p. 19). Así
mismo, entre los principios básicos que cimentaban esta nueva política se precisaba que “el suelo
urbano no es un recurso escaso”, que “el uso del
suelo queda definido por su mayor rentabilidad”
(MINVU, 1981b, p. 11-12). Aún cuando las
disposiciones ortodoxamente libre-mercadistas
solamente alcanzaron a estar vigentes por un
período relativamente breve, sus fundamentos
teóricos se han mantenido hasta ahora como base
de la gestión urbana en Chile.
En lo fundamental, este enfoque se propuso
explícita y deliberadamente remover, debilitar o
neutralizar las regulaciones contempladas por la
concepción más intervencionista de planificación
urbana que había dominado en la fase anterior.
Tales regulaciones, habían pretendido – en la
mayor parte de los casos infructuosamente –
controlar o regular el despliegue de “la multitud
de procesos privados de apropiación de espacio”
que, como afirma Topalov (1979, p. 20)
caracterizan la dinámica de la urbanización
capitalista. Con ello, en lo esencial, el nuevo
enfoque contribuyó a mejorar las condiciones para
la afirmación de una lógica estrictamente
capitalista en la producción y reproducción
metropolitana.
En consecuencia, desde entonces, se impuso
una mayor libertad para la materialización de las
preferencias locacionales de las empresas y de las
familias, haciendo que sus estrategias, decisiones
y acciones pasasen a jugar un papel aún más
importante en el funcionamiento, la morfología y
la imagen de la ciudad. En definitiva, esto puede
interpretarse como que de esta forma se
establecieron condiciones para el más adecuado
funcionamiento en el Gran Santiago de lo que
Molotch (1976) denominó y caracterizó como la
“urban growth machine”; esto es, de una coalición
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
de miembros de élites directa o indirectamente
relacionadas con los negocios inmobiliarios, que
buscan asegurar las precondiciones para el
crecimiento de su ciudad y que conducen las
correspondientes políticas urbanas con el propósito
de expandir la economía local y acumular riqueza
(JONAS & WILSON, 1999).
Al reducirse las intervenciones e inversiones
públicas bajo el imperio de un Estado subsidiario,
la maximización de la plusvalía urbana se
consolidó como el principal criterio urbanístico,
con lo que la “máquina del crecimiento urbano”
se encontró frente a condiciones más favorables
para poder sobrepasar muchas de las regulaciones
aún vigentes. En particular, desde el momento en
que el capital inmobiliario, fuese cual fuese su
procedencia, percibió que la reactivación económica del AMS la transformaba en el lugar de
residencia de la parte más moderna y dinámica
del aparato productivo nacional y, consecuentemente, de las capas sociales receptoras de los más
altos ingresos, el suelo metropolitano pasó a ser
considerado como un medio privilegiado para la
valorización de sus capitales, por lo que las
inversiones tuvieron un significativo y sostenido
aumento en este ámbito territorial. En la medida
que las principales nuevas intervenciones urbanas
resultaron fundamentalmente de iniciativas
privadas motivadas por la ganancia esperada para
cada una de ellas, el crecimiento de la ciudad se
hizo mucho más fragmentario.
De esta manera, los negocios inmobiliarios
articulados en forma dinámica con las preferencias
de los principales actores urbanos pasaron a jugar
un papel todavía más importante en el fortalecimiento de las tendencias a la expansión metropolitana. Además, bajo las condiciones generadas
por la apertura externa y la globalización, se acentuó
la influencia de dos factores en el desencadenamiento de la nueva dinámica urbana y, por lo tanto,
en la configuración de la “otra ciudad”:
a) el significativo crecimiento del número de
vehículos motorizados y la generalización de su
utilización en el transporte individual y colectivo,
con un fuerte impacto en la reducción de la fricción
de la distancia en las decisiones de localización de
muchas familias y empresas y sin lo cual sería
difícil explicar la tendencia a la metropolización
expandida. Este fenómeno generó una demanda
creciente por nuevas carreteras y autopistas, las
cuales ganaron una creciente importancia como
ejes para la expansión urbana, contribuyendo a
afirmar una morfología urbana de tipo tentacular,
y
b) la adopción generalizada de las NTIC, que
también contribuyó significativamente a reducir
la importancia de la distancia en las decisiones
sobre localización de las empresas y de las familias
y estimuló el crecimiento del periurbano como
lugar alternativo de residencia, así como también
de localización de numerosas actividades productivas.
Bajo estas condiciones, diversos procesos
productivos, así como también una parte importante de la población, dejaron de tener la necesidad
de concentrarse en el área urbana contigua, aún
cuando manteniendo siempre su preferencia por
una razonable proximidad al lugar donde se situaba
la mayor aglomeración de actividades y de
población. En lo fundamental, en una situación
caracterizada por la mayor presencia del transporte
automotor y por la difusión generalizada de las
NTIC, se produjo una significativa extensión del
campo de externalidad metropolitano hacia un
ámbito territorial cada vez más amplio, lo que
constituye uno de los cambios fundamentales para
explicar las nuevas tendencias expansivas
metropolitanas; como destaca Dematteis (1998,
p. 25), “actualmente los nuevos campos de
externalidad no tienen ya una forma de área
compacta, ni un radio tan limitado, sino que se
configuran como retículas articuladas en centros
y sistemas urbanos pequeños o grandes, en
extensiones territoriales macrorregionales”. Bajo
esta dinámica, la difusión de la organización
productiva en red redundó en la formación de un
verdadero sistema productivo central, donde la
metrópoli emergente aparece como el resultado
de un proceso simultáneo de articulación entre
distintos puntos del territorio a través de una
intrincada red de flujos y de dispersión de las
actividades y la población en un área cada vez
más extensa (MENDEZ, 2001, p. 146).
En el caso del AMS, el respectivo sistema
productivo central ha ido incorporando al espacio
central de flujos a diversos centros urbanos
situados en su proximidad, en un área de influencia
de extensión regional. En suma, se puede afirmar
que bajo el impacto de la liberalización económica
y de la desregulación, se consolidaron en Santiago
condiciones y factores análogos a aquellos que
impulsaron e impulsan el sprawl en las grandes
37
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
ciudades norteamericanas, por lo que también en
esta ciudad comenzó a desplegarse una modalidad
similar de expansión metropolitana. Podría afirmarse, como conclusión que sería este conjunto
de condiciones y factores lo que produjo el cambio
de referente urbano de Santiago, imponiendo en
los hechos una tendencia que ha sido calificada
como de “angelinización” (SARLO, 1994, p.
14ss), en la medida que parece replicar la que
caracteriza la evolución de Los Angeles.
social de la ciudad y el otro sobre la morfología
físico-territorial, efectos que si bien ya habían
comenzado a manifestarse en la fase anterior,
ahora presentan síntomas de incontrolable
generalización:
a) una polarización social, que se expresa en una
estructura urbana en la que la acentuación de las
desigualdades y la segregación residencial tienen
una clara lectura territorial, y
b) una expansión metropolitana, que se manifiesta
en una estructura policéntrica de dimensión
regional, que se prolonga en todas las direcciones
posibles a través de una periurbano difuso, de
densidad decreciente, que no parece encontrar
límites.
¿Cuáles serían los principales efectos de los
cambios en la dinámica económico-productiva y
en el enfoque de la gestión urbana sobre la
organización y el funcionamiento metropolitano?
En lo esencial, cabría destacar dos tipos de
efectos, uno que incide sobre la configuración
GRÁFICO 1 – Impactos metropolitanos de la globalización
GLOBALIZACIÓN
GLOBALIZACIÓN
Transformación del
funcionamiento de la economía
nacional y mundial
Ó
Î
Dispersión – centralización
“Modelo celular en red”
Ð
Nodos o eslabones de las
empresas-red
Ô
Í
Empresas-red
(cross-border networks)
ƒ productivas
ƒ comerciales
ƒ financieras etc.
Ð
Transformación mercado
metropolitano de trabajo
Í
AREA
METROPOLITANA DE
METROPOLITANA
DE
SANTIAGO
SANTIAGO
Ð
Î
Nueva base económica
metropolitana
(desplazamiento núcleo dinámico
desde industria hacia servicios)
Ð
POLARIZACION SOCIAL
POLARIZACION
SOCIAL
SEGREGACIÓN
SEGREGACIÓN
RESIDENCIAL
RESIDENCIAL
III. LA OTRA CIUDAD: POLARIZACIÓN
SOCIAL Y SEGREGACIÓN RESIDENCIAL
En la medida que la estructura y la morfología
de cada ciudad expresa los rasgos y las peculiaridades de la estructura del mercado de trabajo en
torno al que se ha constituido y evolucionado y,
por lo tanto, de las segmentaciones y polarizaciones
que le caracterizan, resulta fundamental observar
cuales fueron los efectos de las transformaciones
consideradas precedentemente sobre el mercado
de trabajo del AMS.
Para analizar el caso del AMS, ante todo debe
tenerse en cuenta que en este período los cambios
38
Dispersión metropolitana
actividades productivas
Ð
PERIURBANIZACIÓN
PERIURBANIZACIÓN
POLICENTRISMO
POLICENTRISMO
CIUDAD
DIFUSA
CIUDAD DIFUSA
y la evolución de su mercado laboral estuvieron
encuadrados por la liberalización y flexibilización
de la relación salarial, impulsada por el Código de
Trabajo sancionado por el Gobierno Militar en
1979 y cuya vigencia se ha mantenido hasta ahora
con muy ligeras modificaciones. Al respecto,
importa destacar que esta reforma laboral estuvo
orientada a desmantelar los arreglos institucionales
establecidos en el período anterior, que eran
considerados como obstáculos para el proceso de
acumulación y crecimiento, y a sustituirlos por
una mayor flexibilización de la relación salarial.
En el escenario que se fue configurando desde
entonces, las elevadas tasas de crecimiento
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
económico del período 1985-1998 tuvieron
importantes efectos en la evolución del empleo y
de la estructura ocupacional. Es así que durante
el período 1986-1996 (OIT, 1998) se produjo la
creación neta de más de 1 400 000 empleos, lo
que estuvo asociado a una fuerte baja de la tasa de
desocupación, desde 10,4% en 1986 hasta 5,4%
en 1996. Por otra parte, al mismo tiempo se
registró un significativo aumento del ingreso por
habitante, que ascendió de US$ 1 360 en 1985 a
US$ 5 050 en 1996.
registrado y la intensificación de las políticas
sociales, las cifras para este período documentan
la persistencia de una situación de aguda
polarización social, así como la aparición de
síntomas de mayor segmentación y precarización
del mercado de trabajo. La mayor parte de los
estudios sobre el tema reconocen que las desigualdades sociales heredadas no se modificaron
sustancialmente (Cuadro 2), por lo que Chile
continúa ubicado entre los países latinoamericanos
con una más regresiva distribución del ingreso
(VALDES, 1999, p. 10-11).
En cualquier caso, pese a esta mejoría general
y no obstante el elevado crecimiento económico
CUADRO 2 – Distribución del ingreso autónomo de los hogares, por decil del ingreso autónomo per cápita
del hogar4 (Chile, 1990-1998)
Decil 5
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Total
9+10/
1+2
1990
1,4
2,7
3,6
4,5
5,4
6,9
7,8
10,3
15,2
42,2
100,0
14,0
1992
1,5
2,8
3,7
4,6
5,6
6,6
8,1
10,4
14,8
41,9
100,0
13,2
1994
1,3
2,7
3,5
4,6
5,5
6,4
8,1
10,6
15,4
41,9
100,0
14,3
1996
1,3
2,6
3,5
4,5
5,4
6,3
8,2
11,1
15,5
41,6
100,0
14,6
19986
1,2
2,5
3,5
4,5
5,3
6.4
8,3
11,0
16,0
41,3
100,0
15,5
Fuente: Encuestas de Caracterización Socio-económica (CASEN), del MIDEPLAN (1999).
¿Qué efectos tuvo el crecimiento registrado en
este período sobre la estructura social
metropolitana? El hecho más relevante es que, de
igual forma a como ocurrió a escala nacional, los
niveles de pobreza y de indigencia disminuyeron
de manera significativa en la RMS durante el
período 1990-1998: la pobreza se redujo desde
38,6% hasta 15,4% de la población respectiva,
mientras que la indigencia descendió de 9,6% a
3,5% (MIDEPLAN, 1999). Además, en razón del
fuerte crecimiento registrado entre 1985 y 1998 y
de los efectos de las políticas sociales aplicadas
desde 1990, en este período todos los indicadores
muestran un sustantivo crecimiento del ingreso
4 Se excluye al servicio doméstico puertas adentro y su
núcleo familiar.
5 Deciles construidos a partir del ingreso autónomo per
cápita del hogar.
6 Cifras preliminares.
real mensual por familia y por habitante, así como
de los gastos de las familias y de las personas
(INE, 1999).
Asimismo, los índices de pobreza en la RMS
son más débiles que los de otras regiones del país:
14,8% en 1996 en comparación, por ejemplo, con
36,5%, 33,9% y 32,5% que corresponden
respectivamente a las regiones IX (Araucanía),
VIII (Bio Bio) y VII (Maule). Sin embargo, si se
compara la polarización de los ingresos entre el
20% más rico y el 20% más pobre de la población
de cada región, se puede comprobar que la
correspondiente a la RMS es una de las más
contrastadas del país (Cuadro 3).
La regresiva distribución del ingreso se refleja
en una distribución de la población de Santiago
que ha ido dibujando un mapa donde la segregación
residencial tiene una nítida expresión territorial
(RODRÍGUEZ & WINCHESTER, 2001). Este
fenómeno de segregación, que tiene orígenes
lejanos, tendió a acentuarse aún más con las
39
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
CUADRO 3 – Distribución ingreso monetario promedio mensual de hogares – porcentaje del ingreso total
regional por quintiles (Chile, 1996)
Quintiles
Región
20% más rico/
20% más pobre
I
II
III
IV
V
Tarapacá
4,8
9,6
14,9
21,5
49,2
10,3
Antofagasta
5,3
10,5
15,5
21,7
47,0
8,9
Atacama
4,1
8,0
11,6
17,6
58,8
14,3
Coquimbo
5,1
9,9
13,3
18,4
53,3
10,5
Valparaíso
5,4
10,3
13,4
21,8
49,1
9,1
O’Higgins
4,8
9,6
13,5
18,9
53,2
11,1
Maule
4,7
9,0
13,3
17,9
55,1
11,7
Bío Bío
4,2
8,1
11,8
18,5
57,5
13,6
Araucanía
4,4
8,9
13,2
18,5
55,0
12,5
Los Lagos
5,0
8,5
12,9
17,7
55,8
11,2
Aisén
5,3
9,8
14,8
20,9
49,2
9,3
Magallanes
5,4
10,3
14,0
20,5
49,8
9,2
Metropolitana
4,3
8,0
11,6
18,8
57,3
13,3
Fuente: elaboración propia, en base a MIDEPLAN (1999).
erradicaciones llevadas a cabo por el régimen
militar, por las cuales se desplazó a importantes
contingentes de población de bajos ingresos
localizada hasta entonces en algunos barrios ricos,
para reinstalarlos en áreas más pobres de la periferia
del AMS.
En este sentido, los resultados de la Encuesta
CASEN de 1998 muestra como se ha ido
estableciendo la distribución territorial de la
población por comunas según su nivel de ingreso:
mientras los niveles de pobreza eran
respectivamente de 0,8%, 1,1% y 1,2% en las 3
comunas más ricas del AMS (Providencia, Las
Condes y Vitacura), en las 3 comunas más pobres
(Huechuraba, Renca y Pedro Aguirre Cerda) los
niveles de población por debajo de la línea de
pobreza alcanzaban al 38,4%, 37,1% y 32,7%.
En la misma dirección, el cálculo de un Índice
de Desarrollo Humano (IDH) por comunas para
el caso de Chile (PNUD-MIDEPLAN, 1999; 2000)
permite una mejor aproximación a la forma en que
40
se distribuye territorialmente la población
metropolitana a través de un indicador más amplio
que el de niveles de pobreza, por cuanto considera
además la situación en salud, educación e ingresos
(Cuadro 4). De esta manera, se puede comprobar
que los sectores que tienen un IDH más elevado
tienden a residir predominantemente en un cono
que tiene su vértice en la Comuna de Santiago y
que se va abriendo hacia el nor–oriente, abarcando
las comunas de Vitacura, Providencia, Las Condes,
Lo Barnechea, a las que se podrían agregar las
comunas de La Reina, Ñuñoa y La Florida,
habitadas principalmente por sectores de clase
media (Mapa 1). Por otra parte, al poniente de
una línea imaginaria que cruza la ciudad de norte
a sur a la altura de la Comuna de Santiago se
despliega un conjunto de comunas donde se
distribuyen los sectores de menores ingresos,
donde se puede apreciar que niveles
extremadamente bajos del IDH se concentran en
dos comunas de la periferia del AMS (Cerro Navia
y Lo Espejo).
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
CUADRO 4 – Índice de Desarrollo Humano en el AMS – diferencias por comuna
Bajo
0,65 a 0,699
Cerro Navia
Lo Espejo
Medio-bajo
0,7 a 0,749
Peñalolén
San Joaquín
Est. Central
Recoleta
San Bernardo
Conchalí
Quinta Normal
La Granja
Independencia
Talagante
Pudahuel
El Bosque
Pedro A. Cerda
Padre Hurtado
Huechuraba
Quilicura
San Ramón
Renca
La Pintana
Medio
0,75 a 799
La Cisterna
Macul
San Miguel
Maipú
Cerrillos
Puente Alto
Alto
0,8 a 0,899
Las Condes
Lo Barnechea
La Reina
Ñuñoa
Santiago
La Florida
Muy alto
0,9 a 1
Vitacura
Providencia
Fuente: PNUD-MIDEPLAN (2000).
MAPA 1 – Índice de Desarrollo Humano del Gran Santiago
FONTE: Rodríguez Vignoli (1993) y Ducci, De Mattos y Gonzalez (2002).
41
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
cuadro de creciente liberalización y desregulación,
no disponen de instrumentos efectivos para
hacerles frente.
La persistencia de la polarización y de la
segregación residencial, agravada por una
acentuada desocupación juvenil en las comunas
más pobres de la ciudad, ha tenido una importante
incidencia en un aumento de los fenómenos
relacionados con el consumo y la comercialización
de la droga, con el crecimiento de la delincuencia
y con la agudización de cierto tipo de conflictividad
social, que se expresa en todo tipo de
manifestación callejera y, especialmente, en los
espectáculos deportivos masivos. Todos estos
fenómenos están teniendo una creciente influencia
tanto en la organización de la vida urbana como
en la apariencia de la metrópoli que, en muchos
de sus barrios, se muestra como una ciudad
asediada, temerosa y vigilada y que está dando
lugar a la aparición de recintos cerrados y
protegidos en diversas zonas residenciales. El
agravamiento de problemas de esta naturaleza está
configurando una agenda para la gestión urbana
frente a la cual los gobiernos comunales, en un
IV. LA OTRA CIUDAD: METROPOLIZACIÓN
EXTENDIDA, POLICENTRISMO, PERIURBANIZACIÓN
El AMS ya había experimentado una fuerte
expansión territorial durante los años de mayor
auge de la industrialización sustitutiva de
importaciones, pues fue especialmente en las
décadas de los años 1950 y 1960, cuando el
desborde de su mancha urbana alcanzó mayor
impulso (Cuadro 5); esto ocurrió fundamentalmente como consecuencia de un fuerte desplazamiento de población rural hacia esta ciudad, al
mismo tiempo que la industria sustitutiva mostraba
una marcada propensión a concentrarse en la
proximidad del mercado interno de mayor
dimensión, esto es, del que se había conformado
en torno al Gran Santiago.
CUADRO 5 – Tasas crecimiento superficie y población AMS
Anos
Tasa media
crecimiento
superficie AMS
Tasa media
crecimiento
población AMS
1940-1952
2,8
a
3,1
c
1952-1960
4,1
a
4,1
c
1960-1970
4,2
a
3,1
c
1970-1982
2,4
a
2,7
a
1982-1992
1,6
a
1,9
a
1991-2000
2,5
b
1,3
a
Fuente: a) calculado a partir cifras INE (s/d; 1987; 1995; 2002); b)
calculado base datos investigación DIPUC (apud DUCCI, DE MATTOS
& GONZALEZ, 2002); c) Rodríguez Vignoli (1993).
Así, al culminar la fase industrial-desarrollista
ya era evidente la preocupación por la progresiva
concentración de un porcentaje mayoritario y
creciente del PIB y de la población en la Región
Central de Chile: “el alto grado de primacía y el
rápido crecimiento relativo de la Región Central
comparada con el resto del país corresponde casi
exclusivamente a la primacía y desarrollo de la
ciudad de Santiago” (CIDU, 1972, p. 10). Casi
dos décadas más tarde, un estudio sobre la Región
Capital confirmaba la continuidad de esta evolución
y subrayaba que “Santiago concentra más del 60%
de las actividades económicas del país, 40% de la
población y de la fuerza de trabajo nacional, y
sobre el 80% del movimiento financiero […]”
42
(MINGO, CONTRERAS & ROSS, 1990, p. 8).
Entonces ya se vislumbraba la tendencia hacia la
formación de una ciudad-región, a la que su propia
dinámica expansiva terminaría por anexar a algunos
centros urbanos aledaños que hasta ese momento
habían funcionado en forma relativamente
independiente (San Bernardo, Maipú, Puente Alto,
Quilicura, Lo Barnechea), al mismo tiempo que
articularía al funcionamiento metropolitano
cotidiano a otros bajo la modalidad de ciudades
satélites y/o ciudades dormitorio (Rancagua,
Melipilla, Talagante, Colina).
Con esta evolución como antecedente, al
transformarse durante las últimas décadas la base
económica de la ciudad bajo los efectos de la
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
globalización y comenzar a operar una modalidad
de gestión urbana basada en la liberalización y la
desregulación, la expansión metropolitana logró
un nuevo impulso, pero ahora materializándose en
una organización y en una morfología más
compleja que la que había comenzado a esbozarse
en la fase precedente. Más allá de sus diferencias
con las ciudades de los países desarrollados,
Santiago comenzó a vivir un proceso de transformación que, en términos generales, sigue la misma
dirección señalada por Ascher (1995, p. 19) para
el caso de los países de urbanización más antigua:
“la metropolización opera más por una dilatación
de las principales zonas urbanas, y por la
integración al funcionamiento metropolitano
(migraciones alternantes y relaciones económicas
cotidianas al interior de un mismo espacio
metropolitano) de ciudades periféricas, aún del
conjunto de una región”. Y, además, donde también
“la pérdida eventual de población de sus ciudades
centros, interpretado erróneamente como la
declinación de las grandes ciudades, no es en nada
contrario a la metropolización, pero expresa más
bien la recomposición funcional y social de los
espacios metropolitanos” (ibidem).
En el caso de Santiago los síntomas de la
transformación hacia una ciudad en continua
dilatación pueden ser percibidos en varios
fenómenos y tendencias que comienzan a
manifestarse como rasgos de esa “otra ciudad”
en formación, habida cuenta siempre de ciertas
peculiaridades inherentes a su pertenencia a una
economía emergente:
a) pérdida de población de las áreas centrales, en
beneficio de un mayor crecimiento periurbano,
donde destaca el de las comunas del borde de la
mancha urbana;
b) mayor crecimiento relativo de la mayoría de
las provincias y de los centros urbanos que rodean
al AMS;
c) creciente policentralización de la estructura, de
la organización y del funcionamiento metro-
politano;
d) aparición de áreas intersticiales configuradas
como un espacio híbrido, ni estrictamente urbano,
ni estrictamente rural, y
e) proliferación de nuevos artefactos urbanos de
gran capacidad estructurante.
IV.1. Pérdida de población del núcleo central y
crecimiento de los bordes
Cuando se analizan los cambios que han
afectado exclusivamente a la mancha urbana
central del Gran Santiago durante los últimos 20
años se comprueba que mientras las comunas
centrales perdieron población o ralentizaron su
crecimiento, las comunas periurbanas crecieron
en forma persistente. Así, durante el período 19821992 esto ocurrió en la mayoría de las comunas
más importantes del núcleo histórico de la ciudad
(Santiago, Estación Central, Independencia, La
Cisterna, Ñuñoa, Pedro Aguirre Cerda,
Providencia, Quinta Normal, Recoleta, San
Joaquín y San Miguel), en tanto que varias de las
comunas del borde urbano crecieron a una tasa
promedio anual muy elevada: La Florida: 5,55%;
La Pintana: 7,31%; Lo Barnechea: 6,95%; Maipú:
8,14%; Puente Alto: 8,10%; Quilicura: 5,87%; San
Bernardo: 3,79% (RODRIGUEZ VIGNOLI,
1993).
Esta tendencia se mantuvo y acentuó en el
período 1992-2002, cuando de las 22 comunas
del área central de la ciudad solamente dos
(Providencia y Renca) aumentaron ligeramente su
población, mientras las 20 restantes registraron
pérdidas, en algunos casos significativos (Cuadro
6). Mientras tanto, ganaron población las 13
comunas que forman el periurbano inmediato del
Gran Santiago, algunas de ellas con una variación
porcentual intercensal sumamente elevada, como
es el caso de Quilicura (207,7%), Puente Alto
(96,7%), Maipú (80,7%), Lo Barnechea (44,5%)
y Pudahuel (40,9%). Estas tendencias ilustran
sobre la fuerza que ha adquirido el proceso de
metropolización expandida.
43
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
CUADRO 6 – Crecimiento de las comunas – área central y comunas periurbanas (1992-2002)
Comunas área central
Comunas
Comunas periurbanas
Variación
1992-2002 (%)
Comunas
Variación
1992-2002 (%)
Santiago
-10,8
Borde Norte
Cerrillos
-0,8
Huechuraba
19,9
Cerro Navia
-4,2
Quilicura
207,7
Conchalí
-12,5
El Bosque
-0,2
Borde Poniente
Estación Central
-7,0
Pudahuel
40,9
Independencia
-16,4
Maipú
80,7
La Cisterna
-10,2
Padre Hurtado
28,0
La Granja
-0,1
Lo Espejo
-6,5
Borde Sur
Lo Prado
-6,6
San Bernardo
28,0
Macul
-7,6
La Pintana
14,9
Ñuñoa
-6,3
Puente Alto
96,7
Pedro Aguirre Cerda
-12,9
Providencia
7,8
Borde Oriente
Quinta Normal
-10,4
Lo Barnechea
44,5
Recoleta
-14,7
Las Condes
17,5
La Reina
5,4
Renca
0,6
San Joaquín
-13,9
Peñalolén
20,4
San Miguel
-5,3
La Florida
11,0
San Ramón
-5,7
Vitacura
-2,9
Fuente: Elaboración propia, con información INE (2002).
En cualquier caso, importa destacar que el
crecimiento de las comunas del borde no se debe
solamente al aumento de la población, sino
también, y especialmente, a un incremento de las
migraciones al interior de la ciudad7. En este
sentido, una reciente investigación realizada en la
Universidad de Chile comprobó que entre 1987 y
1992 se registraron 855 mil cambios de comuna
y que “los espacios de la periferia de la ciudad
7 Este fenómeno es análogo al observado en Estados Unidos,
para el que un estudio reciente (KOLANKIEWICZ &BECK,
2001) comprobó que el sprawl de sus 100 principales áreas
urbanizadas puede ser explicado por mitades, por una parte,
por el uso y consumo de tierra que conduce a un aumento
del promedio de la cantidad de tierra urbana por habitante y,
por otra parte, por el aumento del número de habitantes en
esas 100 áreas urbanizadas.
44
alcanzan los niveles más altos de concentración
de migrantes intraurbanos” (U_noticias, 2002).
Este fenómeno debe ser analizado en relación al
hecho de que el crecimiento de la población
metropolitana se ha ido haciendo más lento debido,
por una parte, a que con un nivel de urbanización
que hoy supera el 86%, hay una fuerte
disminución de las migraciones rural-urbanas y,
por otra parte, a que se ha comprobado “una
tendencia descendente del crecimiento de la
población del Gran Santiago, que se explicaría en
virtud de una disminución de la tasa bruta de
natalidad más intensa que la reducción de la tasa
bruta de mortalidad” (RODRIGUEZ VIGNOLI,
1993, p. 44). En esta situación, ya no parece posible
esperar tasas de crecimiento de la población
metropolitana de la magnitud de las que se
observaron en la fase culminante de la
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
industrialización sustitutiva en las décadas de los
años 1950 y 1960 cuando llegaron a valores
superiores al 4% anual (Cuadro 5, supra) y cuando
las migraciones rural-urbanas alcanzaron su
máxima expresión y la tasa de crecimiento de la
población era mucho más elevada.
En todo caso, las migraciones intrametropolitanas, según las cuales una parte
considerable de la población desplaza su lugar de
residencia hacia las comunas del borde,
intensificando la redistribución de la población al
interior del espacio metropolitano, igual
contribuyen a mantener la dinámica expansiva de
la mancha urbana principal. Esta tendencia, que
en parte importante está motivada por la
preferencia de las familias por la vivienda
unifamiliar, asegura la continuidad de la
metropolización expandida; la persistencia de este
fenómeno, significa que aún con una disminución
de la población, o con un crecimiento muy bajo,
la mancha urbana podría seguir ampliándose, tal
como Geddes (1997) ha mostrado para el caso de
las ciudades norteamericanas.
Según un estudio basado en la comparación
de las imágenes satelitales del AMS para los años
1991 y 2000, en este período el área de la superficie
urbana contigua de la misma creció 12 016,4
hectáreas (DUCCI, DE MATTOS & GONZALEZ,
2002), crecimiento que se situó en un anillo
irregular en casi todo el perímetro del AMS. Esto
significa que el área de Santiago se expandió en
24% en un lapso de algo menos de 10 años,
alcanzando una superficie total de 62 177
hectáreas, sin considerar el crecimiento
experimentado por el periurbano no contiguo que,
como veremos, también lo hizo en forma
significativa. Si se compara la tasa de crecimiento
anual correspondiente a esta expansión con las
calculadas por el Instituto Nacional de Estadísticas
(INE) para los distintos períodos intercensales8,
es posible inferir que nuevamente la tasa de
crecimiento de la superficie de la unidad urbana
estaría superando a la tasa de crecimiento de la
población (Cuadro 5, supra, y Gráfico 2).
GRAFICO 2 – Evolución de las tasas de crecimiento anual de la población y superficie AMS
4,5
4
3,5
3
2,5
2
1,5
1
0,5
0
1940-1952
1952-1960
1960-1970
1970-1982
Tasa crecimiento población
1982-1992
1991–2000
Tasa crecimiento superficie
FONTE: Rodríguez Vignoli (1993) y Ducci, De Mattos y Gonzalez (2002).
IV.2. Mayor crecimiento de provincias y centros
periurbanos
La información sobre el crecimiento de la
población al interior de la RMS en los dos últimos
períodos intercensales, permite identificar otra
faceta del proceso de expansión periurbana: la que
afecta a las áreas no conurbadas al exterior
inmediato de la unidad urbana. Así, mientras en el
período 1982-1992 la Provincia de Santiago,
núcleo originario de la ciudad y componente
principal de la misma, donde se ubican 32 de las
35 comunas que actualmente forman el AMS,
8 Aún cuando la metodología utilizada por el INE es diferente
a la de este estudio, en términos generales esta comparación
resulta válida para el análisis de tendencias.
45
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
mostró una variación del orden de 16,3%
ligeramente menor al 17,8% de Chile, dos de las
cinco provincias adyacentes incrementaron su
población con la mayor variación de todo el país
(Cordillera, 109,7% y Chacabuco, 58,9%) en
tanto que las tres restantes también tuvieron una
variación muy superior al promedio nacional
(Maipo 39,6, Talagante 23,9 y Malipilla 23,6). Este
fenómeno se mantuvo en el período intercensal
1992-2002; la variación de la Provincia de Santiago
cayó al 8,2%, en tanto las provincias de Cordillera
y de Chacabuco, que continúan siendo las de
mayor crecimiento de todo el país, alcanzaron
91,1% y 46,0% respectivamente, en tanto que las
tres restantes provincias de la RMS continúan
teniendo un crecimiento muy superior al del país
en su conjunto (Cuadro 7).
CUADRO 7 – Crecimiento provincias y comunas Gran Santiago (1982-2002)
PROVÍNCIA Comuna
CHILE
RMS (52 comunas)
SANTIAGO (32
comunas)
CHACABUCO
Colina
Lampa
Til-Til
TALAGANTE
Talagante
El Monte
Isla de Maipo
Padre Hurtado
Peñaflor
MELIPILLA
Melipilla
Alhué
Curacaví
María Pinto
San Pedro
CORDILLERA
Puente Alto
San José Maipo
Pirque
MAIPO
San Bernardo
Buin
Calera de Tango
Paine
11 329 736
4 318 097
3 694 939
13 348 401
5 257 937
4 295 593
15 050 341
6 038 974
4 647 444
Variación
(1982-1992 –
%)
17,8
21,7
16,3
57 022
28 776
17 834
10 412
130 279
32 193
17 201
18 712
62 167
95 708
64 267
7 329
14 329
3 415
6 328
132 275
113 211
2 731
16 333
207 874
129 127
8 936
28 021
41 790
90 640
52 769
25 033
12 838
166 654
44 908
21 882
20 344
29 333
50 187
118 802
80 255
4 013
19 053
8 735
6 746
277 687
254 673
11 646
11 368
293 021
190 857
52 792
11 843
37 529
132 324
77 647
40 098
14 579
214 215
59 383
25 758
24 897
37 543
66 634
139 267
92 991
4 414
24 146
10 211
7 505
530 718
501 042
13 188
16 488
375 006
244 354
62 851
17 996
49 805
58,9
82,5
38,8
21,8
23,9
35,9
24,1
5,4
23,2
23,6
24,6
-46,2
31,5
155,7
4,7
109,7
124,8
323,43
-30,8
39,6
46,0
487,23
-58,2
-10,5
Población
(1982)
Población
(1992)
Población
(2002)
Variación
(1992-2002 –
%)
12,8
14,9
8,2
46,0
47,1
60,2
13,6
28,5
32,2
17,7
22,4
28,0
32,8
17,2
15,9
10,0
26,7
16,9
11,3
91,1
96,7
13,2
45,0
28,0
28,0
19,1
52,0
32,7
Fuentes: datos 1982: INE (1987); datos 1992 y 2002: INE (2002).
Este mayor crecimiento periurbano concierne
especialmente a la mayoría de los centros urbanos
ubicados en esas provincias circundantes del AMS,
que tienen una relación funcional con el Gran
Santiago y que aún no han sido absorbidos por la
mancha urbana en expansión; en efecto, para el
período 1982-1992 estos centros con muy pocas
excepciones muestran una tasa de crecimiento
anual muy superior a la del país en su conjunto y
a la del AMS, así como también a la de la mayor
parte de los centros de más de 100 000 habitantes
(MARTINEZ PIZZARRO, 1997). Si se observa
46
en particular la evolución de los centros de más
de 2 500 habitantes que se encuentran ubicados
dentro de un radio de 60 kilómetros desde el centro
del AMS, se comprueba que entre 1982 y 1992
casi todos ellos mostraron una tasa de crecimiento
mucho más elevada que el promedio nacional9
(Cuadro 6, supra).
9 Aún cuando todavía no se dispone de la información
desagregada por centros urbanos para el Censo 2002, la
información preliminar ya mencionada para las provincias
adyacentes permite inferir que esta tendencia ha persistido.
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
Este fenómeno está relacionado con la actual
modalidad de expansión metropolitana, en la que
estas ciudades y pueblos se integran
funcionalmente al sistema productivo central,
comienzan a cambiar su adscripción laboral y sus
estilos de vida cotidianos, y pierden su condición
de centros independientes. Todo esto indica que
lo que ha estado creciendo hasta ahora con mayor
impulso son diversas partes del periurbano
vinculadas reticularmente a la ciudad consolidada
tradicional. En esta situación, es previsible que la
puesta en funcionamiento de nuevas líneas
ferroviarias al interior del sistema productivo
central (ramales proyectados a Melipilla y a TilTil especialmente), así como la construcción de
nuevas autopistas (Nuevo Acceso Norte, Ruta 68
a Valparaíso y Viña del Mar, autopista central,
Costanera Norte etc.) seguramente habrán de
intensificar en los próximos años esta tendencia,
dando renovado impulso a la metropolización
expandida y a la ampliación del sistema productivo
central.
Por otra parte, a medida que el transporte
automotor – y, en particular, el automóvil –
acentuó su influencia en el proceso de expansión
urbana, se intensificó la consolidación de algunos
ejes que habían comenzado a perfilarse en el
período industrial-desarrollista en torno a las
principales vías de transporte que confluían hacia
Santiago, por el norte, por el sur y por el poniente.
En la medida que algunos de estos ejes se han ido
transformando en autopistas, este efecto se ha
multiplicado, estableciendo una configuración de
desarrollo lineal en torno a la ciudad de tipo
tentacular, que contribuye a afirmar algunas de
las islas del archipiélago metropolitano.
En forma complementaria, en dirección a la
costa del Pacífico se observa la formación de un
borde urbano de cerca de 200 kilómetros, desde
Santo Domingo al Sur hasta Cachagua al Norte10,
donde inversiones inmobiliarias destinadas
principalmente a segunda residencia de familias
del AMS tienden a ir cubriendo las numerosas
discontinuidades y vacíos todavía existentes. Al
mismo tiempo, como parte del sistema productivo
central, se continúa afirmando la conurbación
10 Corresponde a la modalidad de desarrollo urbano por
filamentos de la que hablan Dematteis y Governa (2001),
que tiene manifestaciones generalizadas en todo el mundo.
económica con el área metropolitana de ValparaísoViña del Mar, que incluye importantes ciudades
medias como Quilpué, Villa Alemana y Limache;
en su conjunto, esta conurbación parece estar
destinada a funcionar como aglomeración
complementaria del AMS.
IV.3. Creciente policentrismo en la estructura y
funcionamiento metropolitano
La evolución de la metropolización expandida,
especialmente desde mediados de la década de los
años ochenta, ha estado asociada a un progresivo
debilitamiento del papel y de la importancia del
centro histórico de la ciudad, lógica consecuencia
del continuado aumento de la dimensión y de la
extensión metropolitana, bajo la creciente difusión
del automóvil y de las NTIC.
Atendiendo las dificultades que se derivaban
de la expansión territorial de la aglomeración, el
Plan Regulador Metropolitano de 1994 incluyó una
propuesta orientada a establecer y consolidar 11
centros o subcentros, conforme a un esquema
general de organización urbana que se proponía
suministrar y mejorar las condiciones de
accesibilidad a servicios públicos y privados en
materia de educación, salud, recreación y otros
servicios y, al mismo tiempo, reducir los traslados
al centro histórico de la población de distintas
comunas periféricas. Sin embargo, hasta ahora
esta propuesta gubernamental registra escasos
avances en tanto que, como contrapartida, lo que
ha contribuido en mayor grado a la irrupción y
consolidación de nuevas centralidades ha sido, por
una parte, la incorporación a la unidad urbana de
pueblos y ciudades que hasta entonces habían
funcionado en forma independiente y, por otra
parte, algunas iniciativas privadas de gran
dimensión e impacto.
Ha sido así que, como resultado de la
conurbación de algunos centros urbanos cercanos,
como es el caso de Puente Alto, San Bernardo,
Maipú y Quilicura, sus centros pasaron a constituirse en subcentros del espacio metropolitano,
en general reforzando sus antiguas funciones
centrales con el agregado de nuevas modalidades
comerciales. Por otra parte, algunas intervenciones
privadas de gran envergadura, como es el caso de
algunos shopping malls, de algunas grandes
superficies comerciales, así como de ciertas áreas
de concentración de funciones empresariales,
también han incidido en la estructuración de nuevas
centralidades, como ha ocurrido especialmente
47
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
con el Mall Plaza Vespucio, concebido
explícitamente como town center en La Florida o
el Mall Parque Arauco en Las Condes. A esto cabe
agregar que una creciente dispersión de distintos
tipos de comercios y de otros servicios, están
también inciden en una configuración urbana más
extendida y des-centrada, funcional a la creciente
difusión y utilización del automóvil, marcando una
evolución similar a la que se ha impuesto en las
grandes ciudades norteamericanas.
Cabe destacar, sin embargo, que las principales
intervenciones privadas con efectos estructurantes
en la morfología urbana y en la configuración de
nuevas centralidades, en la mayor parte de los
casos se han realizado en forma inconexa y
fragmentaria y, por lo general, no han mostrado
mayor preocupación por considerar las
localizaciones más apropiadas desde el punto de
vista de la organización y el funcionamiento de la
ciudad en su conjunto.
Aun cuando el centro histórico del AMS todavía
conserva una elevada concentración de funciones
en el área de servicios, el paulatino fortalecimiento
en las últimas dos décadas de la dotación de
servicios en varios de estos nuevos centros, ha
redundado en que para algunas dimensiones de la
vida cotidiana aquel haya perdido gravitación y
que su utilización sea decreciente para numerosas
familias santiaguinas.
IV.4. Formación de áreas periurbanas híbridas
Un fenómeno que ha comenzado a marcar su
presencia en la “otra ciudad” es la aparición de un
tipo de espacio ubicado en los intersticios del
archipiélago urbano que aún cuando finalmente
corresponde a una extensión de los estilos de vida
urbanos difícilmente puede calificarse como
estrictamente urbano o rural si es que se atienden
a las definiciones clásicas al respecto. En lo
esencial, resulta de dos tendencias diferentes: por
una parte, de la sustitución del trabajador rural
tradicional por otro que se mantiene dedicado a
labores rurales, pero en diferentes condiciones
laborales y residenciales y, por otra parte, del
aumento de habitantes urbanos que se desplazan
hacia el periurbano en busca de un hábitat diferente,
más relacionado con el medio natural (ARMIJO,
2000).
En el caso de la población que se mantiene
vinculada a tareas rurales en el ámbito
metropolitano, en lo fundamental se observa que
48
ella ha debido hacer frente a importantes cambios
con respecto a las condiciones en que trabajaba y
habitaba la población rural tradicional en el pasado:
por una parte, en su mayor parte se encuentra
bajo el predominio del trabajo estacional y precario
vinculado a las empresas agro-exportadoras y, por
otra parte, está afectada por una creciente
urbanización, dado que buena parte de ella reside
en las ciudades y pueblos del periurbano
metropolitano ubicados en la proximidad de sus
lugares de trabajo, lo que a su vez influye en el
mayor crecimiento de algunos centros urbanos
medianos o pequeños del entorno metropolitano.
En estas circunstancias, como afirma Armijo
(idem, p. 132), “el asentamiento de la población
rural presenta una tendencia general hacia la
conglomeración con una clara difusión de valores
urbanos”.
Por otra parte, al mismo tiempo, en los últimos
años se ha intensificado el crecimiento de la
ocupación de áreas rurales situadas en la
proximidad de la unidad urbana del Gran Santiago
por parte de sectores de ingresos medios y altos
de la población urbana, que buscan en un hábitat
semi-rural condiciones de vida diferentes de las
que puede ofrecer la ciudad consolidada. Este es
el mundo de las llamadas “parcelas de agrado”,
que se ha extendido vigorosamente hacia el sur y
hacia el norte del Gran Santiago, dando lugar a un
negocio inmobiliario en ascenso, que ha llevado al
loteamiento de grandes extensiones de tierra
periurbana, que hasta no hace mucho estaban
plenamente dedicadas a tareas agrícolas.
IV.5. Amplia presencia de nuevos artefactos
urbanos
La nueva base económica, predominantemente
terciarizada que emergió junto a la globalización,
generó una sostenida demanda por cierto tipo de
artefactos urbanos o de nuevas “formaciones
socio-espaciales” (MARCUSE & KEMPEN, 2001,
p. 252), cuya irrupción y multiplicación en el Gran
Santiago se produjo desde comienzos de la década
de los años ochenta. Si bien en muchos casos se
trata de un tipo de configuración que ya se había
desarrollado y difundido en plena fase fordista en
los países centrales y, especialmente, en los Estados
Unidos, su irrupción en Chile y en el AMS se
produjo solamente cuando las condiciones
generadas a partir de la apertura externa y de la
globalización justificaron su presencia y otorgaron
viabilidad económica a su funcionamiento.
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
Estos artefactos aparecen fundamentalmente
como resultado del propio desarrollo de un sector
servicios globalizado, que a medida que se
despliega a escala planetaria plantea la necesidad
de un tipo de soporte material-arquitectónico que
facilite su adecuado funcionamiento y destaque
su presencia urbana; desde esta perspectiva,
pueden ser observados como imágenes
representativas de las transformaciones que
caracterizan el proceso de la globalización de la
ciudad (esto es, de su transformación en una
“globalizing city”). Así, el AMS ha presenciado la
progresiva aparición de la mayoría de los tipos
más representativos de estos artefactos, donde en
particular cabe destacar los siguientes:
a) centros comerciales diversificados y/o
especializados, especialmente shopping malls,
cuyas configuraciones de última generación se han
adecuado a las prácticas comerciales impuestas
por la globalización, de manera de poder albergar
a los nodos de numerosas empresas y cadenas
globales y, en un proceso de creciente
terciarización, suministrar una mixtura servicios
análogos a los de las economías centrales: tal es el
caso, en especial de los malls Parque Arauco, Plaza
Vespucio y Alto Las Condes, que han sido
concebidos para cumplir el papel de verdaderos
town centers, en la medida que además de incluir
los tradicionales patios de comida y complejos de
salas de cine, se les han ido incorporando o
anexando centros médicos, instalaciones para
eventos culturales etc. En estas condiciones, han
logrado tener una influencia creciente en la
articulación de la vida urbana de sus respectivas
áreas de influencia y en la configuración de nuevas
centralidades basadas en el potencial de sus
espacios públicos de propiedad privada socialmente
estratificados;
b) grandes superficies comerciales, tanto para el
consumo diversificado (super e hipermercados)
como especializado (artículos domésticos y/o para
la construcción, el automóvil, la informática etc.)
y tiendas de diversos tipos (en especial, numerosos
eslabones de cadenas de marcas internacionales),
entre las cuales en Santiago de destaca el
crecimiento sostenido y la multiplicación de locales
de gran dimensión de 3 grandes cadenas de tiendas
por departamentos;
c) complejos empresariales y edificios
corporativos, concebidos con las más modernas
tecnologías (“edificios inteligentes”), muchos de
los cuales suelen constituirse en imágenes
destacadas de la “otra ciudad”. En este sentido,
cabría destacar al complejo de grandes edificios
corporativo-empresariales que se construyó en
una parte del terreno en el que estuvo ubicada la
fábrica de la Compañía Cervecerías Unidas en la
Comuna de Providencia y cuya construcción
marcó uno de los primeros pasos del
desplazamiento del centro de negocios de Santiago
hacia el oriente de la ciudad. Igual papel ha
cumplido el terreno del antiguo Fundo San Luis
en la Comuna de las Condes, que al ser ocupados
por grandes proyectos inmobiliarios ha tenido una
importante influencia en la conformación de uno
de los subcentros más dinámicos de la ciudad.
Más importante aún por su impacto potencial en
la morfología urbana, ha sido la aparición en el
AMS de un tipo de complejo empresarial integrado
y planificado, del tipo del que Marcuse y Kempen
denominan “citadel” y ubican como uno de los
rasgos prominentes de las “globalizing cities”, que
sigue un modelo que se ha venido imponiendo en
el mundo entero siguiendo el ejemplo paradigmático
de La Defense en Paris o Canary Wharf en
Londres; en el caso de Santiago, este tipo de
configuración se materializó con la construcción
fuera de la mancha urbana consolidada de un
ambicioso proyecto denominado “Ciudad
Empresarial”, destinado a sedes de un gran número
de empresas que buscan alejarse del distrito
financiero central11;
d) hoteles de lujo y súper lujo y conjuntos para la
celebración de ferias internacionales, conferencias
y grandes eventos, en cuya multiplicación la
intensificación de la inserción externa ha tenido
una influencia decisiva;
e) configuraciones urbanas para el esparci-miento,
frecuentemente asociadas a productos vinculados
a las nuevas tecnologías en el campo de la
electrónica, entre los que destacan los complejos
de salas cinematográficas (multiplex), impulsadas
por una rentable asociación entre consumo y
cinematografía y los parques temáticos concebidos
según las modalidades introducidas por los
complejos tipo Disneylandia, y
11 Este proyecto considera una inversión prevista del orden
de los US$ 900 millones en más de 100 edificios, de los
cuales a octubre del 2000 ya se habían construído 26, lo que
determina que su impacto urbano ya sea significativo.
49
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
f) barrios cerrados protegidos y segregados,
concebidos a imagen y semejanza de los barrios
amurallados (“gated communities”) de los Estados
Unidos, cuya proliferación constituye una
respuesta del capital inmobiliario a las nuevas
demandas de las familias de ingresos altos y
medios, intensificadas por las condiciones
establecidas por el aumento de la tasa de
motorización y de la progresiva difusión de las
NTIC. Complementariamente se aprecia un
sostenido aumento de la oferta de edificios de
departamentos en altura, principalmente para
sectores de ingresos altos y medios, fuertemente
concentrados en sus comunas de residencia
habitual (especialmente Providencia, Las Condes,
Vitacura, Ñuñoa y Santiago), lo que ha redundado
en una mayor verticalización de esas comunas y,
consecuentemente, en un significativo cambio del
respectivo paisaje urbano.
No obstante su relativamente tardía irrupción
en Chile y en el AMS en comparación con las
economías centrales estas intervenciones urbanas,
en sus distintas manifestaciones, se han situado
como nuevos íconos de la modernidad y han tenido
un poderoso impacto en el funcionamiento y en la
organización de la vida urbana de la “otra ciudad”,
en la “angelinización” de su concepción e imagen
y en su reactivación económica. Por un parte, en
tanto intervenciones de presencia significativa,
contribuyeron a valorizar partes de la ciudad y a
reforzar la estructura policéntrica. Por otra parte,
también incidieron en la revalorización de la imagen
del AMS vis-à-vis otras metrópolis y, por ende,
jugaron un importante papel en la promoción de
Santiago frente a la competencia interurbana. Y,
además, en tanto su construcción y posterior
funcionamiento constituye en si mismo una
actividad productiva de considerable impacto en
la economía metropolitana, han generado
importantes efectos en su retroalimentación y, por
consiguiente, en el mayor crecimiento relativo de
esta aglomeración con relación al resto de las
ciudades del sistema urbano chileno.
V. CONCLUSIONES
Observando en su conjunto las transformaciones precedentemente consideradas, se puede
concluir que, más allá de las diferencias existentes
entre Santiago y las ciudades de los países
desarrollados, ellas muestran una evolución en la
misma dirección que la que se está imponiendo
las grandes aglomeraciones urbanas norteameri-
50
canas y europeas12 . Sin duda se trata de cambios
relevantes, que han ido estableciendo diferencias
significativas con la ciudad que había cristalizado
en la fase culminante del ciclo industrialdesarrollista; ello no obstante, debe reconocerse
que muchos de estos cambios constituyen una
acentuación y/o culminación de tendencias que
ya habían comenzado a esbozarse en la etapa
anterior, por lo que esta evolución debe entenderse
como el resultado de un proceso de continuidad y
cambio. La metamorfosis de la ciudad en cada
uno de los períodos relevantes de su historia, se
realiza invariablemente a partir de una matriz básica
que condiciona su identidad a lo largo del tiempo.
En esa dinámica, los cambios que están
llevando a la configuración de esta “otra ciudad”
pueden ser entendidos como el resultado de una
evolución en la que el nuevo impulso de
modernización capitalista reproduce y transforma
a la ciudad industrial-desarrollista configurada en
el período anterior. En un proceso de esta
naturaleza, en cualquier caso, por encima de los
impactos de la globalización, las transformaciones
resultantes están condicionadas por la identidad
que esta ciudad ha desarrollado a lo largo de su
historia; vale decir que si bien dichas
transformaciones siguen la misma dirección de lo
que está ocurriendo en otras grandes
aglomeraciones, Santiago mantiene e, incluso,
reafirma su personalidad urbana. Así, aún cuando
Santiago esté viviendo el mismo tipo de cambios
que, por ejemplo, Buenos Aires, Río de Janeiro o
Lima, seguirá siendo tan diferente de ellas como
lo ha sido hasta ahora.
Desde esta perspectiva, la metrópoli “post”
industrial-desarrollista emergente, la “otra ciudad”,
puede observarse como la lógica, previsible y
transitoria culminación de una modalidad de
12 Incluso la ciudad europea, mucho más resistente a este
tipo de evolución, ha comenzado a transitar en esta dirección,
como lo indica Dematteis cuando afirma que “con la
periurbanización y la ‘ciudad difusa’ los modelos de
suburbanización de tipo latino-mediterráneo y de tipo
anglosajón, que durante mucho tiempo han seguido caminos
diferentes, tienden ahora a converger en un modelo único
común a toda Europa de ‘ciudad sin centro’ de estructura
reticular, cuyos ‘nodos’ (sistemas urbanos singulares)
conservan y acentúan su identidad a través de procesos
innovadores de competición y cooperación” (DEMATTEIS,
1998, p. 17).
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 31-54 NOV. 2002
urbanización que ha evolucionado al ritmo de un
nuevo impulso de modernización capitalista. Esto
es, la ciudad industrial-desarrollista, cuya base
económica reposaba sobre la industria sustitutiva,
está dando paso a una ciudad que corresponde y
representa a transformaciones inherentes a una
economía crecientemente globalizada e
informacionalizada. En particular, ahora los
principales cambios responden, por una parte, a
la afirmación de una arquitectura productiva en
red y a la consecuente transformación de la base
económica metropolitana y de su respectivo
mercado de trabajo, donde la segmentación parece
afirmarse como un rasgo dominante y, por otra
parte, a la imposición de un nuevo enfoque de
gestión urbana, guiado por los principios de
subsidiaridad estatal.
¿Cómo podría caracterizarse entonces a esta
“otra ciudad”? En lo esencial, como una ciudad
de dinámica reticular, socialmente caracterizada
por la persistencia de una polarización que redunda
en la intensificación de una segregación residencial
ya visible en el período anterior y territorialmente
por una continuada dilatación dispersa y
discontinua del AMS, cuya mancha urbana
desborda sus límites y desdibuja su morfología,
conformando una estructura policéntrica de
fronteras móviles y marcada por la aparición
fragmentaria de un conjunto de artefactos que
juegan un papel central en la estructuración del
espacio urbano y en la jerarquización de su paisaje
e imagen. En esa dinámica, el área en expansión
incorpora al funcionamiento cotidiano del sistema
productivo central a un número creciente de
centros urbanos aledaños y ocupa de manera
parcial e incompleta las áreas rurales adyacentes
o intersticiales, como un espacio híbrido, compleja
mezcla de lo urbano y lo rural. En esta
aglomeración emergente, sin duda mucho más
imprecisa, más extendida y más difícil de delimitar
y de controlar, ya no es tan claro lo que es ciudad
y lo que no lo es, aún cuando en su ámbito
funcional los modos de vida urbanos se imponen
por doquier. Lo que hace realidad la revolución
urbana anticipada por Lefebvre, en tanto “el tejido
urbano prolifera, se extiende, consumiendo los
residuos de vida agraria” (1970, p. 10; itálico en
original).
Con lo que puede concluirse que la “otra
ciudad” que ha ido emergiendo durante estos años
parece estar adoptando en los hechos un modelo
de organización y funcionamiento cuyo mejor
ejemplo empírico sería Los Angeles, por lo que,
poco a poco, habrían comenzado a materializarse
en ella algunos de los discursos que, según Soja,
caracterizarían a la postmetrópolis: el de la flexcity,
como expresión de la emergencia de la
especialización flexible; el de la cosmopolis, como
cristalización de la globalización del espacio de la
ciudad; el de la exópolis, consecuencia de la
reestructuración de la forma urbana, caracterizada
por el de-centramiento y el re-centramiento del
espacio de la ciudad; el de la ciudad fractal,
expresión del mosaico social reestructurado,
signado por la consecuente emergencia de nuevas
formas de metropolaridad, desigualdad y
marginalización en medio de una extraordinaria
riqueza; el de la ciudad carcelaria, resultante del
ascenso de los espacios fortificados, bajo
sofisticadas formas y tecnologías de vigilancia,
en fin, el de la simcity, expresión de la
reestructuración del imaginario urbano como un
ciberespacio electrónico, donde la vida urbana se
desarrolla como si fuera un juego de computación,
donde se confunden las fronteras entre los mundos
reales e imaginarios (SOJA, 2000, p. 154ss).
Entender las razones de esta transformación
implica tener presente cuales son los factores que
guían las decisiones de localización de las
actividades productivas y de las familias, cuya
influencia es crucial en la determinación de la
modalidad e intensidad del crecimiento y la
expansión metropolitana. Ello implica, además,
aceptar que, en una sociedad capitalista
crecientemente liberalizada y desregulada, estas
decisiones difícilmente pueden ser controladas o
modificadas radicalmente por la voluntad de los
gobernantes. En estas circunstancias, es necesario
reconocer que la ciudad del pasado, muchas veces
tardíamente idealizada y añorada, ya no puede
retornar y que los intentos por recuperar dinámicas
o formas de esa ciudad, no es más que una ilusión
nostálgica sin destino. Como ha ocurrido siempre,
será sobre el resultado específico emergente de
las condiciones propias de estos nuevos tiempos,
que será posible definir alternativas para una
gestión para perfeccionar el escenario urbano y
su vida cotidiana en la ciudad de los albores del
tercer milenio.
51
SANTIAGO DE CHILE DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
Carlos A. de Mattos ([email protected]) é Pesquisador do Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales
da Pontificia Universidad Católica de Chile.
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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 157-159 NOV. 2002
ABSTRACTS
Versão dos resumos para o inglês: Miriam Adelman
DEVELOPMENT AND CAPITALIST ECONOMICS GLOBALIZATION
Francisco Luiz Corsi (Universidade Estadual Paulista – Marília)
This article proposes to take an historical inventory of the situation of the countries of the periphery
over the last thirty years, looking specifically at the impasses in development belonging to the current
phase of so-called globalization of capital. It is based primarily on the study of an extensive literature
of recent publication. We ask to what extent the return to development in the various stagnated
areas of the periphery can be considered a concrete possibility and engage in a series of reflections
around this issue, which we consider as fundamental for the present conjuncture. We seek to show
that the economic stagnation that characterizes many non-developed countries is due in part to the
social and economic crisis that began in the decade of the seventies and continues to date, efforts to
restructure capitalist society notwithstanding. Strategies and policies of a neo-liberal type have also
contributed significantly to this situation, to the extent that they have reinforced the financial knots
that have suffocated a large portion of the peripheral economies. Adding to these problems, such
countries have also been faced with the ecological limits of capitalism. Reinitiating development on
another plane, involving economic growth, social justice and the preservation of nature would mean
breaking with capitalism itself.
KEYWORDS: development; globalization; national project; social and economic crisis.
* * *
SANTIAGO DE CHILE FACES GLOBALIZATION: ANOTHER CITY?
Carlos A. de Mattos (Pontificia Universidad Católica de Chile)
This paper proposes to identify and characterize the “other city” that has sprung from the
transformations taking place in the metropolitan area of Santiago de Chile. These changes are a
result of a new macro-economic strategy adopted from the middle of 1970 in which growing economic
liberalization as well as a wide opening-up to the exterior promoted increased globalization of the
national economy. Within this context, we see that together with significant changes in the metropolitan
area´s economic base came a radical re-structuring of its labor market and a greater territorial
dispersion of productive activities and population. Against the backdrop of this new scenario, we
look at how the changes that effected this emerging city have confirmed, on the one hand, a social
morphology based on polarization and residential segregation and on the other, a territorial morphology
based on suburbanization and multiple centers. These changes correspond to the tendencies that
can be observed today in all large metropolitan areas, both within the core countries and the emerging
economies.
KEYWORDS: globalization; informality; metropolitanization; suburbanization; multiple centers;
residential segregation.
* * *
GLOBALIZATION AND DIRECT FOREIGN INVESTMENT: AN EXPLORATORY STUDY
OF THE BRAZILIAN AUTOMOBILE INDUSTRY
Ana Lucia Guedes (Pontifícia Universidade Católica do Paraná)
Alexandre Faria (Pontifícia Universidade Católica do Paraná)
This article presents preliminary results of research that aims to develop a theoretical framework to
analyze the antecedents and implications of economic globalization in Brazil. More specifically, the
article focuses on questions of governing and environmental sustainability related to the direct foreign
157
REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 19: 165-167 NOV. 2002
RÉSUMÉS
Versão dos resumos para o francês: Maria Fernanda Araújo Lisbôa
LE DEVELOPPEMENT À LA LUMIERE DE LA GLOBALISATION DE L’ECONOMIE
CAPITALISTE
Francisco Luiz Corsi (Universidade Estadual Paulista – Marília)
Cet article cherche à dresser, sous la perspective historique, le bilan de la situation des pays
périphériques dans les dernières trentes années. Pour cela, il aborde particulièrement les enjeux du
développement dans la phase de la globalisation du capital. Ce travail s’appuie surtout sur les études
de la vaste bibliographie publiée récemment. Dans quelle mesure la relance du développement
concernant plusieurs secteurs stagnés de la périphérie deviendrait-elle une réelle possibilité? Autour
de cette question, que nous trouvons centrale dans l’actuelle conjoncture, nous entamons quelques
réflexions. Nous envisageons montrer que la stagnation économique à laquelle des nombreux pays
non développés font face ne découle pas en partie d’une crise sociale et économique ouverte dans
les années soixante-dix et qui s’élargit jusqu’à nos jours malgré les tentatives de restructuration de
la société capitaliste. Les stratégies et les mesures politiques à caractère néo-liberal aussi auraient
énormément contribué à cette situation étant donné qu’elles ont renforcé les amarres financières
qui ont étranglé pour une part les économies périphériques. Outre ces difficultés, ces pays
affronteraient les limites écologiques du capitalisme. La relance du développement dans un nouveau
stade exigeant la croissance économique, la justice sociale et la préservation de la nature amènerait
à une rupture face au capitalisme.
MOTS-CLÉS: développement; globalisation; projet national; crise socioéconomique.
* * *
SANTIAGO DU CHILI FACE À LA GLOBALISATION: UNE AUTRE VILLE?
Carlos A. de Mattos (Pontificia Universidad Católica de Chile)
Ce travail a pour but d’identifier et de caractériser “l’autre ville” originaire des transformations qui
ont touché la ville de Santiago en fonction de l’assomption, à partir du milieu des années 1970, d’une
nouvelle stratégie macroéconomique, où non seulement une croissante libéralisation économique
mais aussi une vaste ouverture externe ont favorisé la progressive globalisation de l’économie nationale.
Dans ce contexte, on observe comment parallèlement aux importantes modifications de la base
économique de la ville a commencé à se mettre en place une restructuration radicale de son marché
du travail et un plus grand éparpillement territorial des activités productives et de la population. Dans
ce nouveau décor, on analyse comment les transformations qui ont touché la ville émergente ont
influencé l’affirmation, d’une part, d’une morphologie sociale où persiste la polarisation sociale et la
ségrégation résidentielle et, d’autre part, d’une morphologie territoriale où la sous-urbanisation et la
policentralité l’emportent. Ces transformations correspondent aux tendances qu’on observe
actuellement sur les aires métropolitaines non seulement dans les pays au centre mais aussi dans les
économies émergentes.
MOTS-CLÉS: globalisation, informalité; métropolisation; sous-urbanisation; policentrisme; ségrégation
résidentielle.
* * *
GLOBALISATION ET INVESTISSEMENT DIRECT ETRANGER: UNE ETUDE
EXPLORATOIRE DE L’INDUSTRIE AUTOMOBILE BRESILIENNE
Ana Lucia Guedes (Pontifícia Universidade Católica do Paraná)
Alexandre Faria (Pontifícia Universidade Católica do Paraná)
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