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PACIENTES
La razón de ser de cualquier sistema sanitario es el paciente. Esta
razón es también la que da sentido a la medicina y al médico. El paciente es
el eje de nuestro sistema sanitario y todo gira o debe girar a su alrededor.
Hasta aquí todo correcto, aunque todo lo cambia la crisis y para mantener
ese pilar fundamental, de primerísima línea en nuestro estado de bienestar
que es la sanidad, se quiere meter la mano en el bolsillo del paciente –
ciudadano para que vuelva a refinanciar una sanidad insuficientemente
presupuestada durante años y por tanto gravemente endeudada, hasta
límites insoportables que la amenazan seriamente en sus formas y
contenidos.
Hay unanimidad en defender el “Estado de Bienestar”, pero
diferencias en como hacerlo. Los ciudadanos están al límite y el Sistema
Nacional de Salud también, pero en las difíciles circunstancias actuales
apelar de nuevo a la economía del ciudadano es pedir demasiado. Sin
embargo, lamentablemente no haya otra alternativa. Esto unido a medidas
de eficiencia, de racionalidad, de austeridad y de contención junto a unas
reformas adecuadas y ponderadas, quizás evite los recortes que ponen en
peligro todo lo conseguido hasta ahora en nuestro Sistema Sanitario.
Ante esta dramática situación solo queda pedir el esfuerzo y la
responsabilidad de todos. Un esfuerzo solidario, comprometido, duro y
difícil, en un marco económico y social que ha llegado hasta el límite, con
unas deudas e insuficiencias financieras que nos llevan al borde del abismo,
en donde más de cinco millones de desempleados tiran de nuestra
economía hacia el fondo y los desajustes y agujeros en múltiples sectores
de nuestra economía y finanzas, dibujan un panorama desolador y
amenazante.
También nos preocupa mucho el estupor y la perplejidad que se han
instalado en la sociedad, que temerosa hasta la desesperación llega a
aceptar cualquier cosa. Algo parecido le sucede a la profesión médica que
al fin y al cabo forma parte de esa misma sociedad y que ha de rebelarse
contra el conformismo, desde la responsabilidad, el compromiso y el
esfuerzo. Esto o lo salvamos entre todos o no lo salva nadie.
Los médicos esperamos de los pacientes, de los ciudadanos a los que
al fin y el cabo está destinado nuestro sistema sanitario que se movilicen a
nuestro lado o por su cuenta exigiendo la continuidad de nuestro sistema de
salud, de sus prestaciones y de calidad de la atención sanitaria. Porque sería
injusto que nos tocara a los médicos luchar en solitario por algo que
esencialmente es de la sociedad, de los pacientes, de todos y por estas
razones todos debemos defender una sanidad de la que hasta ahora estamos
tan orgullosos y también tan necesitados.
José R. Huerta Blanco
Abril 2012