Download Omar Abboud

http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/
Opinión sobre las caricaturas del Profeta
Por d. Omar ABBOUD
Secretario General del Centro Islámico de la
República Argentina
Correo-e: [email protected]
El tema de la caricaturización de Profeta
del Islam ha cobrado sin duda una
relevancia
que
supero
cualquier
expectativa. Se argumenta y se debate en
relación a temas como la libertad de prensa,
la intolerancia, y también acerca de valores
éticos y morales desde la dicotomía del
espacio de oriente y occidente.
Para poder comprender en que se
fundamentan las reacciones diversas del
mundo islámico, debemos interiorizarnos
en que espacio se sitúa el ámbito de lo
religioso en el día a día de un musulmán, y
el grado de importancia que se le otorga a
aquello que se considera perteneciente al
mundo de lo sagrado. En el occidente laico
que conocemos el poseer una creencia o
seguir un camino religioso es una parte de la vida humana. Para la concepción
islámica la vida humana es parte de un plan trascendente, por esto, la relación
de lo humano en aquello relacionado con lo divino no deja lugar para ubicar
este tipo de manifestación, como son las caricaturas, que suponen representar
a quienes los musulmanes consideran un modelo de hombre universal.
Cierto es también que desde la tradición islámica el espacio de perfección
concedido a los Profetas como agentes transmisores del mensaje divino, no
permite ninguna representación gráfica o tridimensional de los mismos, como
señal de respeto absoluto. Así Moisés, Abraham, Noe, Jesús, María y todos los
profetas que son parte de la historia sagrada del Islam no son representados
en el ámbito de lo musulmán.
Traducir esta sensación a nuestro espacio cotidiano para poder entender la
reacción que se considera desmedida, puede llegar a ser diferente. En un
intento de hacerlo, es atinado pensar que la mayoría de las personas
individualmente así como también como expresión grupal, poseen un ámbito al
que consideran inmaculado, o por lo menos lo suficientemente importante
como para resistir la invasión del mismo desde la degradación o la burla. Un
símbolo patrio, una parte del territorio, un himno, nuestros padres, pueden ser
fuertes emblemas en nuestro espacio trascendente que ante una exposición
irrespetuosa pueden generar una reacción, individual o como grupo.
Por otra parte el mundo islámico viene sufriendo un proceso que relativiza o
pone en duda creencias y valores que le son propios. Quiérase o no, se va
acumulando un efecto de insatisfacción o de mala percepción del otro por parte
de los practicantes del Islam así como también desde occidente.
Desde luego el derecho a la libertad de prensa es algo que no puede ponerse
de ninguna manera en tela de juicio. Como garantía de una sociedad
democrática, la libertad de expresión es imprescindible para los hombres que la
http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/
habiten. Pero también debería ser uno de los propósitos de la libertad, en el
mejor y más beneficiosos de los sentidos, el hecho de generar espacios de
reflexión que permitan también tener en cuenta la sensibilidad del prójimo en
cuanto a sus valores y percepciones. Si la intención original de las caricaturas
era hacer sonreír o distender a los lectores del diario cuestionado, una segunda
mirada o un mejor conocimiento del otro quizás hubiese orientado a los
dibujantes hacia otra temática. De la misma manera la violencia irracional no
debe ser respuesta en ningún caso, ya que la misma no es parte del conjunto
de recomendaciones de la religión.
Es necesario insistir con el diálogo y profundizar el mismo. El mundo
globalizado, por propia dinámica, hace que temas como este tengan una rápida
repercusión y una necesidad emergente de encontrar un ámbito de solución a
los mismos. En un mundo por demás convulsionado no nos podemos dar el
tiempo para recorrerlo, probando que cosas pueden causar o no reacciones en
el otro, o cuales son sus límites. Si realmente la aspiración colectiva de la
humanidad es vivir en un ámbito pacífico, un buen ejercicio y un deber es
encontrar soluciones racionales a sus males mayores, entre ellos es el
desconocimiento. Avanzar en términos de diálogo es la valiente y responsable
decisión que debemos tomar todos y cada uno.