Download Prodavinci

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
1
Prodavinci
Hay que defender a esa luz que vino de Atenas; por
Fernando Mires
Fernando Mires · Friday, March 3rd, 2017
Adolf Hitler posiciona sus tropas en el congreso del partido Nazi. Núremberg,
Alemania. 10 de septiembre de 1935
Muchos hablan de populismo para referirse a movimientos políticos que han signado a
la política de América Latina durante los dos últimos decenios y a la de Europa de los
tiempos actuales. Pero no hay populismo sin apellidos. Así lo aprendimos de Ernesto
Laclau, teórico del populismo por excelencia.
Laclau vio incluso en el fascismo una forma de populismo. Hay populismos
democráticos y antidemocráticos, formuló hace un par de años Chantal Mouffe,
apuntando en la misma dirección que Ernesto.
Esa es la razón por la cual algunos hemos decidido renunciar al uso exagerado del
Prodavinci
-1/4-
03.03.2017
2
concepto populismo. Son en verdad muy diferentes las realidades a las que alude.
Seguir denominando como populista a un movimiento fascista y a uno democrático a
la vez, oscurece en lugar de aclarar.
Lo dicho vale para la Europa de 2017 donde estamos asistiendo al surgimiento de
fenómenos de masas que portan consigo características similares a las de los
movimientos fascistas y comunistas que hicieron su puesta en escena durante las
décadas de los veinte y de los treinta del siglo pasado. Populistas, los llaman.
Neofascistas, he denominado sin vacilar a algunos de ellos en diferentes artículos. Y lo
he hecho no para insultarlos sino porque en sus más diferentes versiones contienen
tres elementos propios al fascismo originario:
1. Relación directa entre masa y líder (sin mediaciones interestatales)
2. Identificación de un enemigo común.
3. Revuelta en contra de la democracia liberal y sus instituciones.
Tanto Putin, Erdoğan, Trump, Orbán, Wilders, Le Pen y Petry, desde distintas
naciones, gobiernos y partidos, coinciden en su enemistad declarada a la democracia
liberal, a los valores que representa y a las instituciones que la sostienen. La política
es concebida por ellos como una relación directa entre masa y líder. Todos se declaran
enemigos de la división de los poderes, según ellos, un impedimento para el
decisionismo del poder supremo. Por eso Putin, Orbán, Erdoğan, Trump, y en América
Latina, Maduro, Morales y Ortega, gobiernan mediante decretos.
El objetivo común a todos esos autócratas y aprendices de autócratas, al igual que los
defensores de los totalitarismos de ayer (comunistas y/o fascistas) es la destrucción
del Estado democrático y su sustitución por uno autocrático. Steve Bannon, ideólogo
de Trump, lo ha dicho de un modo radicalmente sincero: “Hay que destruir al Estado”.
La tesis de la destrucción del Estado —propia a los movimientos neofascistas de
nuestro tiempo— no es nueva. Marx la adoptó de su amigo/enemigo, el anarquista
Bakunin, e intentó darle, aunque sin éxito, un formato científico. Los liberales
económicos y sus hijos, los neoliberales, mucho más cerca del anarquismo que del
liberalismo político, imaginaron a su vez que la economía debía ocupar el lugar del
Estado. Y así como Lenin, ordenó ¡todo el poder a los Sóviets! (sin parlamento y sin
justicia) los neoliberales corearon después: ¡todo el poder a las empresas!
Para comunistas, fascistas y liberales económicos, es la gran paradoja, la tesis de la
supresión del Estado fue elaborada no para suprimir el poder sino para fortalecerlo.
Pues al Estado también pertenecen instituciones de contra-poder como son el
parlamento y una justicia independiente, destinadas a contrarrestar y controlar al
ejecutivo. Así se explica por qué algunos dictadores de nuestro tiempo, desde Putin,
pasando por Erdoğan, hasta llegar a Maduro, orientan sus esfuerzos a destruir a los
parlamentos y a la justicia, es decir, a la sustancia misma del estado democrático.
La utopía de las dictaduras ha sido y es la de crear gobiernos-estados: el poder librado
a su más brutal expresión ejecutiva (y militar). Esa es la razón por la cual la tarea de
los demócratas ha sido, es y será, la de defender al Estado. Pues sin Estado no puede
haber política.
Prodavinci
-2/4-
03.03.2017
3
Defender al Estado y a sus instituciones es defender a la razón y al sentido de la
política de sus enemigos. Sean ellos fascistas y comunistas como ayer, o putinistas,
erdoganistas y maduristas como hoy. E incluso —si las cosas se dan en los EE.UU. de
acuerdo a las palabras de Bennon— trumpistas.
La democracia de nuestro tiempo surgió, no hay que olvidarlo, de un pacto no firmado
entre tres tendencias políticas de la modernidad: la democracia social, el liberalismo
político (no confundirlo con el económico) y el conservativismo de inspiración
cristiana. Sus representantes son hoy atacados y ridiculizados por los enemigos del
Estado democrático. En cambio los líderes antiestablishment (antiestado) en su
mayoría personajes incultos y brutales, son elevados como modelos frente a los
políticos (“la élite” en el lenguaje neofascista) es decir, frente a los defensores del
Estado y sus instituciones, caracterizados por ellos como complacientes, progres y
buenistas.
Hoy como ayer asistimos a una rebelión antipolítica hecha en nombre de la política
pero en contra de la política.
Hace ya muchos siglos la barbarie espartana logró destruir a la democracia, a la
cultura y a las instituciones de los atenienses. Según Hannah Arendt, el ideal de la
armonía que cultivaban los atenienses terminó por volverse en contra de Atenas. Hoy,
sin embargo, los demócratas tenemos una segunda chance. Ha llegado la hora de
pasar a la ofensiva, identificar a los enemigos de la democracia y combatirlos donde
estén. Frente a ellos no se puede ser buenistas.
Se avecinan batallas políticas decisivas en Holanda, Francia y Alemania. De la suerte
de las elecciones en esos tres países dependerá —creo que no exagero— el futuro de
la democracia en Europa. Y tal vez en el mundo entero. Hay que salvar a la luz de
Atenas frente a la oscuridad que avanza desde las Espartas del siglo XXl.
♦
LEA TAMBIÉN:
Nunca más populismo. Argumentos a favor de la supresión de un concepto
inútil; por Fernando Mires
♦
Suscríbete al canal de Prodavinci en Telegram haciendo click aquí
This entry was posted
on Friday, March 3rd, 2017 at 9:30 am and is filed under
You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can
skip to the end and leave a response. Pinging is currently not allowed.
Prodavinci
-3/4-
03.03.2017
4
Prodavinci
-4/4-
03.03.2017