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[ PERÍODO 2. LA MARINA DE LOS REYES CATÓLICOS Y LOS AUSTRIAS ]
CAPÍTULO IV. AUGE
1. FELIPE II:
Y DECADENCIA DEL PODER NAVAL.
Cerdeña, mientras que por su ascendencia borgoñesa
heredaba los Países Bajos, el Franco Condado y
Luxemburgo.
EL AUGE DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA
LOCUCIÓN: FELIPE II,
EL AUGE DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA.
Cuando incorporó a su corona el reino de Portugal,
con sus extensos dominios en América, África y Asia,
Felipe II rigió un ente geopolítico marítimo y universal,
cuyo poder era intolerable para el rey francés
Enrique II de Valois79 y el Papa Pablo IV80, ambos enemigos de la casa de Hagsburgo, que concertaron una
alianza militar contra Felipe II para obligarle a renunciar
a sus derechos en Italia y Flandes.
Pocas figuras históricas han merecido tan constante atención y suscitado juicios tan contradictorios como
Felipe II, del que la leyenda negra antiespañola hizo de
él motivo principal de su icono. Su reinado, pródigo en
acontecimientos religiosos, políticos y bélicos de gran
trascendencia, ha sido descrito, frecuentemente, con
sombrías tintas en las que la pasión nublaba la necesaria objetividad. Sin embargo, el reinado del monarca
representa el auge de la monarquía hispánica, y resulta de especial interés para el hombre de hoy, por ser un
período en el que las ideologías se interfieren con otras
lealtades en una época de eminentes personalidades
tales como la reina Isabel II, Guillermo, el Taciturno,
Catalina de Médicis, el sultán Solimán, el Magnífico,
Juan de Austria y otros muchos que conformaron el
espíritu del siglo.
Tan notables como las personas, fueron los hechos,
entre los que se incluyen la rebelión de los Países
Bajos, la matanza de San Bartolomé, la batalla de
Lepanto y la derrota de la Gran Armada. Felipe II aparece demasiado ligado con estos acontecimientos y los
hombres que los propiciaron, para que no resulte de
alguna manera afectado por las interpretaciones que de
ellos hace la posteridad.
En la guerra sostenida con Francia, el dominio del
mar por parte de las escuadras de galeras españolas
permitió al duque de Alba81 el traslado de fuerzas a los
lugares necesarios para bloquear Ostia, sin que las
escuadras francesas pudieran contrarrestarle. Una vez
más, desde que el reino de Aragón se vio implicado en
el contencioso político con Francia en torno a la posesión
de Nápoles y Sicilia, la supremacía naval española
demostró ser una inigualable ventaja en las campañas
militares.
Tras la abdicación de Carlos I, en 1555, delegó sus
reinos periféricos europeos y territorios ultramarinos,
en su hijo Felipe, éste era rey de Nápoles y Sicilia,
duque de Milán y rey consorte de Inglaterra. Por su
ascendencia española, Felipe II78 heredó los reinos de
Castilla y Granada con los virreinatos de Nueva
España y Perú, y las Audiencias de Santo Domingo,
Panamá, Guatemala, Venezuela, las islas Filipinas y
Carolinas, así como Navarra y las Islas Canarias, más
los presidios africanos de Melilla y Túnez. Igualmente,
recibió los reinos de Aragón, Valencia, Sicilia,
Mallorca, Cerdeña y Nápoles, el Principado de
Cataluña y las dependencias del Rosellón y la
La batalla de San Quintín, con el triunfo de las armas
españolas y, la habilidad del duque de Alba en Italia,
afirmaron la hegemonía española en esta Península consolidada con la adhesión a Felipe II de los principales
señores de la misma (Farnesio, Colonna, Medicis y
Doria), pero Felipe II no era un rey guerrero como su
padre y no supo explotar el éxito desde la victoria de
San Quintín. Los franceses se repusieron y la paz concertada con la Santa Sede no puso fin a la guerra
y el sultán otomano aprovecha esta circunstancia para
intervenir con su armada.
2. EL
TURCO FRENADO:
LEPANTO
Hasta 1556, el gran teatro de operaciones navales
mediterráneo, estuvo en poder de los turcos que extendían su dominio por todas las costas septentrionales de
África, atacando toda la navegación cristiana y las cos-
(78) Felipe II. Hijo y heredero del emperador Carlos I, subió al trono en 1556. Se convirtió en la punta de lanza de la contrarreforma católica. En 1588, fracasó el intento de invasión de Inglaterra, por medio de la Armada Invencible; sin embargo, obtuvo una gran victoria en su guerra contra los turcos, en la batalla de Lepanto (1571). A estos problemas externos, hay que unir
los problemas internos tanto religiosos, institucionales o económicos. Fue un gran conocedor de las matemáticas y otras ciencias.
(79) Enrique II de Valois. Rey de Francia (1519-1559). Hijo de Francisco I, subió al trono en 1547. Públicamente defendía el catolicismo, pero firmó alianzas también con el imperio turco y con Alemania en su enfrentamiento con Carlos V. Su mayor derrota la sufrió en la batalla de San Quintín y en 1559 firmó la Paz de Cateau-Cambrésis con Felipe II.
(80) Papa Pablo IV. Nació en Avellino en 1476 y murió en Roma en 1559. Pertenecía a una familia noble de Nápoles y fue nombrado Pontífice en 1555. Se opuso siempre a la política española y reforzó la inquisición persiguiendo a los judíos.
(81) Duque de Alba. Uno de los mayores generales de su tiempo, es también uno de los ejemplos ilustrativos del servicio que prestaba la nobleza a la Corona. En 1567, fue nombrado gobernador en los Países Bajos, con los Tercios españoles, para atajar
cualquier rebelión protestante.
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tas de Italia y España y, aunque fueron rechazados en
Malta en 1565, el Mediterráneo Oriental podría ser considerado casi como un lago otomano.
Tras el socorro de Malta, los turcos rehuyen la batalla naval, y al poco tiempo se produce el nombramiento
de Juan de Austria como capitán general de las Fuerzas
Navales, que tiene como asesor al veterano general del
Mar, Luis de Requesens.
Selim II, hijo de Solimán, el Magnífico, sigue la
misma política agresiva que su predecesor y se forma la
Santa Liga83 a impulsos del Papa Pío V84. En principio,
fue nombrado jefe de la flota que constituye Marco
Antonio Colonna, almirante del Pontífice, pero más
tarde, para zanjar ciertas polémicas, Pío V nombra
generalísimo de la flota a Juan de Austria85, cuya alta
alcurnia satisface a todos. Juan de Austria se incorpora
a la flota con más barcos facilitados por Felipe II, adherido ya a la Liga sin reticencias, y recibe en Nápoles el
estandarte de la Liga que le es entregado, en nombre
del Papa, por el cardenal Granvela.
La batalla de Lepanto. Combate naval entre
la Santa Liga y el imperio otomano
(Museo Naval. Madrid).
Puede decirse, por tanto, que el reinado de Felipe II
empieza con mala estrella en el Mediterráneo. Se produce
el fracaso de la expedición del duque de Medinacelli, virrey
de Sicilia, en los Gelves, a pesar de la heroica defensa del
maestre general de las Tropas de Tierra, Álvaro Sande; se
produce el tremendo naufragio de la herradura en la costa
malagueña a consecuencia de un violento temporal, con
pérdida de más de 5.000 hombres, pero el nombramiento
de García de Toledo como capitán general del Mar, marca
el inicio de la recuperación. Organizó las fuerzas navales y
comenzaron las victorias, como la conquista del Peñón de
Vélez de la Gomera, en la que tomaron parte en la acción
93 galeras y 60 buques de otras clases. Se distinguieron
notablemente en la empresa, Álvaro de Bazán, el Mozo82
(que después sería el primer marqués de Santa Cruz) y
Juan Andrea Doria, que con su valor personal se rehabilitó
de la deshonra de Gelves.
Las fuerzas se reúnen en Messina y la integran unas
215 galeras y una escuadra de naos a cuyo cargo están
los servicios logísticos del conjunto. Las tropas españolas embarcadas son las más numerosas; sin embargo,
en cuanto a las galeras predominan las de Venecia que
también aporta 6 galeazas86.
Juan de Austria se reserva el mando directo del principal grupo de galeras, que formará el centro de combate (66 galeras). El ala derecha la forman 54 galeras al
mando de Juan Andrea Doria y, a la izquierda, 54 al
mando del veneciano Sebastián Venero. Álvaro de
Bazán, mandará la reserva y a su cargo estará la decisión en el socorro que haya de darse a cada fuerza. En
todos los grupos se alternan los buques de las distintas
naciones, cuyas galeras llevan grimpolones87 de distintos colores.
La flota navega hacia Corfú, elegido como punto de
partida de la campaña, y se reciben las últimas informa-
(82) Álvaro de Bazán, el Mozo. Hijo de Álvaro de Bazán, el Viejo y segundo marqués de Santa Cruz (1571-1646). Fue capitán
general de la escuadra de Nápoles y dirigió la escuadra española que cubrió desde el mar la acción militar del duque de Alba
para la incorporación del reino de Portugal.
(83) Santa Liga. El ataque otomano a Chipre provocó la formación de la Santa Liga entre el Papa, España y Venecia
(25 de mayo 1571); las fuerzas navales coaligadas al mando de Juan de Austria derrotaron a los turcos en Lepanto (Grecia)
el 7 de octubre de 1571, distinguiéndose Álvaro de Bazán, Juan de Cardona y Luis de Requesens, entre otros españoles. A
pesar de la victoria, la Santa Liga fue disuelta en 1573.
(84) Papa Pío V. Nació en Bosco en 1504 y murió en Roma en 1572. Fue nombrado Pontífice en 1556 y en 1570 excomulgó a
Isabel I de Inglaterra. Organizó la Santa Liga para luchar contra el turco en la batalla de Lepanto.
(85) Juan de Austria. Hijo natural de Carlos I de España y de Bárbara de Blomberg. Nació en 1545 y fue reconocido por Felipe II
en 1559. Con 21 años fue nombrado capitán general de la Armada y en 1571, mandó la escuadra conjunta cristiana, integrada por España, el Papa Pío V y Venecia, contra los turcos en Lepanto. En 1576, es nombrado gobernador capitán general de
los Países Bajos, donde fallece en el sitio de Namur en 1578.
(86) Galeaza. Barcos de remos con tres mástiles y provisto de una vela latina triangular, por lo que podían efectuar cualquier clase
de maniobra sin depender del viento.
(87) Grimpolón. Especie de gallardete grande que se colocaba en el tope o en un penol y que servía de señal en las escuadras y
divisiones. También servía para señalar la dirección del viento (grímpola).
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ciones de la flota enemiga. Juan se decide a salir a su
encuentro, sabedor de que se halla en el golfo de
Lepanto y hacia allí se encamina con sus fuerzas. En
dicho golfo, encuentra a la poderosa flota turca desplegada en media luna, con los cuernos a poniente.
Amanecía el domingo 7 de octubre de 1571.
Mandaba la flota otomana Alí Pachá, y la componían
210 galeras y 63 galeotas con 35.000 hombres de guerra, de ellos 2.500 de aguerridos jenizaros88. Mandaba el
cuerno derecho (54 galeras y 2 galeotas), Mohamed
Sirocco, virrey de Alejandría y el cuerno izquierdo, Uluch
Alí con 61 galeras y 32 galeotas. El centro o batalla lo
dirigía Alí Pachá en persona con 87 galeras y 32 galeotas89. Al frente de la reserva se encontraba el conocido
corsario Murat Dragut (8 galeras y 21 galeotas). Los
2 caudillos buscaban el choque directo venciendo la
resistencia de algunos remisos o más conservadores.
Los buques de la Liga desplegaron con una gran
línea de frente las galeazas, 2 delante de cada grupo, y
aunque soplaba un ligero viento favorable a los turcos,
los remeros de la Liga echaban el resto. Cuando los turcos estuvieron a tiro las galeazas cristianas rompieron el
fuego, pero el gran choque no se produjo hasta el
mediodía en que las galeras de la Liga rompieron el
fuego en el momento mismo del abordaje, los turcos
también respondieron con su artillería, menos efectiva.
La galera de Alí Pachá abordó con fuerza a la de Juan
de Austria, empotrando su roda90 en el 4.º banco de
remeros. Se había generalizado el fuego de arcabucería
y los turcos disparaban nubes de flechas. Se pasó al
abordaje, formándose en el centro un gran campo de
combate flotante al reforzar a las capitanas reales,
abarloándose a ellas otras capitanas que navegaban a
sus flancos.
En el ala izquierda cristiana, Barbarigo combatía
muy cerca de tierra, para no ser envuelto por los turcos
que pugnaban por hacerlo, venciendo al fin en la lucha
a costa de su vida, pues llevaba la visera levantada y
una flecha le entró por el ojo, matándolo. En el ala derecha, Juan Andrea Doria se alejaba del centro excesivamente al señuelo de Uluch Alí, que pretendía separarlo
de Juan de Austria para virando de pronto, envolverlo.
No pudo hacerlo por la oportuna intervención de Bazán
y también, por el apoyo del de Austria, que había
resuelto victoriosamente el gran combate central. Uluch
Alí por su parte, se retiró hacia el sur sin poder ser
alcanzado.
El combate del centro había finalizado con la muerte de Alí Pachá, al que alguno de la flota cristiana le
había cortado la cabeza, clavándola en una pica. Este
acto fue reprobado duramente por Juan de Austria, que
dio por terminada la batalla tras la huída de las pocas
embarcaciones supervivientes.
Se retiraron los barcos de la Santa Liga al golfo de
Petala, para reparar las averías, curar a los heridos y
sepultar en la mar a los muertos. Faltaban 12 galeras
hundidas, exiguo número para tan gran victoria. Los turcos habían perdido 152 y les habían apresado 190. De los
cristianos hubo 7.600 muertos, de ellos 2.000 españoles
y los turcos por su parte rebasaban los 30.000 muertos.
La batalla de Lepanto no fue rotundamente decisiva,
pero mostró que los turcos no eran invencibles en la
mar. Desde luego supuso un freno a sus incursiones, así
como a la de sus satélites africanos, aunque tampoco
anuló la acción de estos totalmente.
3. EL
IMPERIO HISPANO-PORTUGUÉS
Los últimos 20 años del reinado de Felipe II, van a
suponer un cambio profundo de actitud en el tratamiento de los permanentes conflictos a los que tiene que
hacer frente. La política de contención se volverá claramente ofensiva y varios y muy diversos serán los determinantes de este viaje. Quizás, entre ellos, la incorporación de Portugal a la monarquía filipina marque un
auténtico punto de partida.
Muerto el rey Sebastián91, en la batalla de
Alcázarquivir y fallecido también, el infante Enrique, su
tío, Felipe II, hizo valer sus derechos a la corona portuguesa como nieto del rey Manuel, pero también la pretendía Antonio, Prior de Crato, hijo bastardo del infante
Luis, que contaba con numerosos partidarios por lo que
Felipe II tuvo que recurrir a las armas.
El duque de Alba mandaba un ejército de unos 26.000
hombres y Álvaro de Bazán sus fuerzas navales, consistentes en 87 galeras, 30 naos y algunos pataches92.
(88) Jenizaro. Soldado de infantería de la antigua guardia del sultán de los turcos.
(89) Galeota. Barcos de remos con un mástil y provisto de una vela latina triangular, por lo que podían efectuar cualquier clase de
maniobra sin depender del viento. Se considera una galera menor, de 16 a 20 remos por banda y un solo hombre en cada
remo.
(90) Roda. Pieza delantera de la proa, donde encastran los extremos de las tracas. La cara exterior de la roda, que está debajo del
nivel del mar recibe el nombre de tajamar.
(91) Sebastián. Rey de Portugal. Nació en Lisboa en 1554 y murió en la batalla de Alcázarquivir en 1578. Subió al trono a la edad
de 3 años bajo la tutela de su abuela Catalina de Austria, hermana de Carlos V.
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Bazán sometió a los pueblos del Algarve, entró en el Tajo
y llegó a Setúbal. Allí estaban las tropas y embarcándolas las llevó a Cascaes. Su gobernador era partidario del
de Crato, pero vencido en combate se refugió en el castillo que fue tomado por las tropas españolas, con el
apoyo del fuego naval.
Avanzaron las fuerzas del duque de Alba sobre
Lisboa, donde se encontraba el pretendiente, flanqueadas aquéllas por los buques de Bazán. La batalla
fue corta, Antonio huyó con una cuchillada en la cabeza y Bazán se apoderó de sus barcos; 2 galeones,
9 galeras y 31 naves. Felipe II fue proclamado rey de
Portugal en las cortes de Thomar93, y llegó a Lisboa a
bordo de una galera escoltada de otras muchas, siendo recibido entre aclamaciones de sus nuevos súbditos.
Los partidarios del prior94 de Crato se habían retirado hacia Coimbra, donde fueron vencidos y dispersados por las fuerzas de Sancho Dávila95. Un buen
número se embarcaron para las islas Azores, cuyo
gobernador era partidario del pretendiente, pero la isla
de San Miguel quedó para Felipe II de España y III de
Portugal.
Francia e Inglaterra no reconocieron la anexión de
Portugal a España y sus respectivas reinas se pronunciaron a favor de Antonio, ya refugiado en las Azores.
María de Medicis envió para apoyarle una fuerte escuadra con bandera francesa al mando de Felipe Strozzi,
que se apoderó de una parte de la isla de San
Miguel. Pero Felipe II envió una escuadra, al mando de
Bazán, que habría de ser reforzada por otra mandada
por Recalde, pero los grandes temporales impidieron a
ésta llegar a tiempo.
La batalla se libró, por tanto, entre fuerzas navales
muy desiguales. El 26 de julio de 1582, se enfrentaron
25 buques españoles contra 60 franceses. Sin embargo,
la victoria española fue resonante. Los españoles no
perdieron un solo barco y tuvieron 224 muertos y 570
heridos. Los franceses perdieron 10 de los mayores,
entre ellos, la Capitana de Strozzi, de el que prisionero
y gravemente herido, murió cristianamente asistido en
el galeón San Martín, la capitana del marqués de Santa
Cruz. Los prisioneros franceses fueron tratados como
piratas y la represión fue muy dura.
El de Crato al saber el resultado de la batalla, huyó
a Inglaterra donde la reina Isabel lo seguía reconociendo como rey de Portugal, y el marqués de Santa Cruz
volvió triunfante a Lisboa, dejando para el año siguiente el desembarco en la isla Tercera donde eran fuertes
los partidarios del pretendiente. Se acercaba el invierno y no tenía los elementos adecuados para emprender una operación anfibia. Pero a mediados de 1583,
apareció con una fuerza de 2 galeazas, muchas galeras, 5 galeones, 31 naos, 41 carabelas, zabras96 y
pataches, con 8.000 hombres de tropas de desembarco. En las islas Tercera y Fayal había más de 9.000
hombres franceses y portugueses, más 200 ingleses,
con 14 buques bien armados y fortificados los puntos
más fáciles del desembarco, protegidos por unas 100
piezas de artillería.
Se realizó el asalto por la playa de las Molas con
Álvaro de Bazán a la cabeza. La batalla fue dura pero,
los portugueses huyeron y aunque los franceses se
hicieron fuertes en un reducto fueron derrotados
entrando los españoles triunfantes en la ciudad de
Angra.
A la isla de Fayal fue Pedro de Toledo con 12 galeras (que remolcaban a los lanchones de desembarco),
20 pinazas97 y 2.500 infantes, y fue tomada tras una
dura resistencia.
Los malos tiempos hicieron que el regreso de la
flota fuese sobre Cádiz, ya que las islas habían quedado bien guarnecidas y desbaratadas las posibles intrigas de los partidarios del pretendiente. Álvaro de
Bazán fue llamado a la corte, y el rey lo mandó a
cubrirse como Grande de España, nombrándolo capitán general del Mar Océano, con residencia en Lisboa.
Desgraciadamente, sus días estaban contados y no
podría participar en las grandes empresas marítimas
que se preparaban.
(92) Patache. Embarcación de dos palos, y antiguamente de guerra, que se destinaba en las escuadras para llevar avisos, reconocer las costas y guardar las entradas de los puertos.
(93) Cortes de Thomar. Se celebraron en 1581 y proclamaron rey de Portugal a Felipe II, con el beneplácito de nobles y eclesiásticos y de la mayor parte del pueblo.
(94) Prior. Antiguo título del cónsul más antiguo de todos los que componían un consulado, actuando de presidente del tribunal
formado por los mismos.
(95) Sáncho Dávila. Célebre general español de Tierra y Mar, muerto en Lisboa en 1583. Fue unos de los mejores capitanes que
sirvió a las órdenes del duque de Alba, famoso por sus operaciones anfibias durante la guerra en los Países Bajos.
(96) Zabra. Embarcación de 160 a 170 toneladas de porte, parecida a un bergantín y que, antiguamente, se usaba en las costas
de Cantabria.
(97) Pinaza. Embarcación aparecida en Holanda en la segunda mitad del siglo XVII. Poseía una cubierta principal y otra intermedia
situada debajo lo cual permitía su utilización como barco mercante y barco de guerra.
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4. LAS ARMADAS
LOCUCIÓN: LAS
CONTRA
HOLANDA
E
la integridad del territorio. El duque de Alba, buen conocedor de aquella guerra, siguió al mando de las tropas
mientras que Medinaceli regresaba a España. Sin
embargo, la dureza en las represiones del duque de Alba
propició su cese, y fue relevado por el más contemporizador Luis de Requesens y más tarde por Juan de
Austria y Alejandro Farnesio101.
INGLATERRA
ARMADAS CONTRA HOLANDA E INGLATERRA.
Felipe II mandó desempolvar sus planes de guerra
contra Inglaterra, que dormían en sus archivos desde
años atrás. Ya en 1583, el marqués de Santa Cruz,
Álvaro de Bazán había presentado al rey un esbozo de
lo que podría ser una futura guerra contra Inglaterra
para destronar a la mujer hereje y poner la corona en
las sienes del rey Español. La respuesta del rey no
había sido muy esperanzadora:
«...La situación no permite hablar con fijeza del
momento... pero doy órdenes para que se traigan provisiones de bizcochos de Italia y para que se acelere la
construcción de galeones y el alquiler de navíos en
Vizcaya y cuanto parezca necesario para la preparación,
en vistas a la oportunidad favorable; también mando
que Flandes esté listo para lo que os proponéis.»
Decidido ya a la campaña, Felipe II mandó al
marqués de Santa Cruz, que redactase un plan detallado de operaciones y otro tanto pidió a Alejandro
Farnesio.
Las acciones navales más importantes tuvieron lugar
en el escalda y el golfo de Zuyderzée frente a Flesinga, y
en muchos casos suplió la falta de barcos, el heroísmo y
el espíritu de sacrificio de los infantes que, en la marea
baja, se metían entre el fango y vencían a los enemigos
embarcados tras dura lucha. Pero después del refuerzo
llevado por Medinaceli, se hizo más difícil la navegación a
Flandes y hubo que utilizar la ruta terrestre desde Génova
por el Milanesado. Los ingleses, favorecedores de la
sublevación de los Países Bajos, creaban también serias
dificultades, y sus constantes piraterías y depredaciones,
(que llegaron a interceptar los caudales que al duque de
Alba se enviaban para el pago de las tropas, habiendo
sublevación de éstas), complicaban mucho la situación.
El desarrollo de los Países Bajos, bajo el dominio
del rey Felipe II, estuvo principalmente condicionado
por dos factores determinantes: la formación y evolución de una poderosa burguesía mercantil y el impacto de la adopción del calvinismo98 por los norteños en
una curiosa interpretación de política de autodefensa.
Las tendencias secesionistas se agudizaron cuando el
rey español ordenó la observancia de los Decretos
Tridentinos99 y surgió la rebelión en toda su fuerza.
El gobernador general, duque de Alba, reacciona
contra los sublevados no sólo por tierra sino por mar,
pero su ejército estuvo durante algún tiempo falto de
cobertura naval. El duque de Medinaceli, que en 1572
fue enviado para relevarlo, llevó consigo una escuadra
de al menos 7 barcos grandes y bien artillados y un
buen refuerzo de tropas con las del tercio del famoso
Julián Romero. Dicho socorro llegó muy oportunamente,
pues la sublevación de Zelanda y las acciones de los
gheux100 —mendigos del mar—, ponían en franco peligro
Se generalizó la lucha naval y anfibia en 1584, cuando Farnesio sitió Amberes, bloqueando las entradas del
Escalda, con la construcción de un puente con lanchas
tomadas a los adversarios. Tenía 400 metros de largo y
lo defendió con afiladas perchas102, para impedir el acercamiento de las lanchas enemigas.
Los holandeses lanzaron contra el puente un gran
barco incendiario cargado de explosivos, apoyándole el
fuego de los cañones de otros más pequeños. La explosión fue enorme, pero los españoles tenazmente reconstruyeron lo destruido. Lanzaron también los holandeses,
sin éxito, un conjunto de 5 buques grandes amarrados
entre sí, a los que llamaron el fin de la guerra, apoyado
igualmente en el fuego de otros barcos, pero fueron
derrotados en su empeño. Se rindió la plaza de Malinas
que dejó completamente aislada a Amberes, a la que
forzó a capitular y, con la ocupación de la ciudad y el
dominio del buque Escalda cambió radicalmente la situación de los Países Bajos, reducida la insurrección a las
provincias e islas del Norte a las que Farnesio pensaba
también someter. En estos combates, los holandeses
1(98) Calvinismo. Doctrina inspirada en el pensamiento de Juan Calvino (1509-1564) el cual, de religión protestante, derivó sus
ideas hacia otra corriente nueva, cristianismo reformado, a la que llamó calvinismo, donde primaba ante todo la reforma de
la Iglesia. Calvino, a diferencia de Lutero, dejó su doctrina escrita en un tratado completo de dogmática, la Institutio. Sus
ideas se divulgaron por toda Europa, sobre todo por Inglaterra, Francia, Escocia y Países Bajos debido, sobre todo, a un amplio
intercambio epistolar por parte de Calvino.
1(99) Decretos Tridentinos. Decretos establecidos en el Concilio Ecuménico celebrado en la ciudad de Trento a partir del año 1545.
(100) Gheux. Pertenecientes a la pequeña nobleza y burguesía, ya fueran católicos o protestantes.
(101) Alejandro Farnesio. General español, duque de Parma. Nació en Roma en 1545 y murió en Arras en 1592. Su educación la
recibió en Madrid por parte de su madre la princesa Margarita, hija de Carlos I. A la muerte de Juan de Austria, se encargó
del gobierno de los Países Bajos.
(102) Perchas. Palo o madero puesto de manera que sirva para sostener o suspender algo. Se utilizaba sobre todo para las arboladuras de los buques.
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perdieron 8.000 hombres y muchos barcos, y Farnesio
tuvo unos 5.000 muertos y otros tantos heridos.
La primera fase de la batalla de los Países Bajos
había finalizado, pero Felipe II no podrá llegar en vida
hasta el final de la pesadilla, que habrá de prolongarse
aún durante los dos reinados siguientes.
Desplazado el centro de atención mediterráneo
por la exigencia atlántica, los mares nórdicos van a
seguir manteniendo presencia naval española con
uno u otro signo. Una guerra abierta, aunque no
declarada, contra España y su imperio con ataque a
sus territorios ultramarinos y continuadas acciones
piráticas por parte de la Inglaterra de Isabel
Tudor 103, tenía que forzar a Felipe II a la adopción de
medidas eficaces para contrarrestarlas. Cuando la
decisión estuvo tomada, el rey escuchó los consejos
de sus dos jefes militares de más prestigio: Álvaro
de Bazán, marqués de Santa Cruz y Alejandro
Farnesio, duque de Parma. El primero, propuso al
monarca reunir una flota de 300 naves y mandarlas
desde la Península con soldados para desembarcar
en las islas Británicas, mientras que el segundo, se
mostraba partidario de la sorpresa como única posibilidad de éxito y, por ello, proponía realizar un asalto desde Flandes.
Felipe II, estudió los 2 planes y decidió combinarlos
con el trazado de uno nuevo de mayor complejidad.
Una flota saldría desde Lisboa con dirección a Flandes,
embarcaría allí a las tropas dispuestas y atravesando el
canal iniciaría el desembarco en las costas británicas.
La flota, tras una serie de largos preparativos, comenzó a reunirse en Lisboa llegando a contar con hasta 150
naves entre galeones104, galeras, galeazas, urcas105, pataches, etc., con unos 2.340 cañones y alrededor de 30.000
hombres, entre soldados y marineros. En principio, la
mandaría Álvaro de Bazán, pero tras la muerte de éste,
Felipe II designó como jefe supremo al duque de Medina
Sidonia, buen cortesano, pero pésimo marino. Confesado
por él mismo, y que tenía a su lado gente tan curtida en
Alejandro Farnesio (duque de Parma)
(www.ed-dolmen.com).
la mar y en tierra como los Leyva, Moncada, Recalde,
Bobadilla, Mendoza y Oquendo106.
Zarpó la Armada de Lisboa, en junio de 1588; el mal
tiempo la hizo arribar a Galicia con escasez de víveres y
menos aún de municiones. En julio se pudo agrupar de
nuevo, arribando a las costas inglesas en agosto. Al cruzar frente a Plymouth, el duque vio fondeada a la flota
inglesa, pero sus órdenes eran de no combatir, sino llegar a Flandes para trasladar los tercios de Alejandro
Farnesio. Los españoles navegaban con cierto desbarajuste; los ingleses comenzaron a hostigarlos desde lejos.
Isabel de Inglaterra había reunido a una escuadra
considerable, nombrando generalísimo de la misma a
Carlos Howard107, duque de Nothingam, que tenía a sus
(103) Isabel Tudor. Último miembro de la dinastía de los Tudor e hija de Enrique VIII y Ana Bolena, que tuvo uno de los reinados
más importante de la historia de Inglaterra. Su madre fue ejecutada cuando ella contaba con tres años y estuvo encarcelada durante el reinado de su hermana María. Tras la muerte de ésta, subió al trono en 1558, durante el cual, tuvo que afrontar varias luchas contra los católicos. En 1588, su Armada derrotó a la Armada Invencible y apoyó a corsarios –como Francis
Drake– que lucharon en contra de la hegemonía naval de España.
(104) Galeón. Bajel de alto bordo, más largo y estrecho que la nao, paro más corto y ancho que la galera. La forma de su casco
tenía semejanza con las galeras y de ahí el nombre. Los galeones fueron navíos tanto de guerra como mercantes, aunque
muchos de los que formaban parte de los convoyes al Nuevo Mundo, eran mercantes artillados.
(105) Urca. Especie de fragata de carga, o construida a propósito para ello, con menor eslora que la fragata de guerra pero igualmente armada si estaba al servicio real.
(106) Oquendo. Almirante general del Mar Océano. Se enfrentó en aguas inglesas contra la escuadra holandesa en 1629; dirigió a
sus naves al refugio de Dunkerque tras el desastre de Downs, que aniquilaría casi un siglo de poder naval de España.
(107) Carlos Howard. Primer conde de Nottingham, Lord almirante. En la época de la Armada Invencible, se le conocía como Lord
Howard de Effingham.
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[ PERÍODO 2. LA MARINA DE LOS REYES CATÓLICOS Y LOS AUSTRIAS ]
órdenes marinos tan avezados como Drake108, Hawkins
y Frobisher. Al pasar por los bancos de Flandes, para
que se uniese Farnesio, —con el que existía una total
descoordinación—, la Armada fue azotada por un furioso temporal y Medina Sidonia en lugar de pretender dar
batalla franca, ante la persecución de los ingleses, ordenó la retirada a España, arrumbando muy al Norte para
remontar Escocia y tomar la vuelta por el Oeste de
Irlanda, viaje lleno de peripecias e incluso de hechos
meritorios a pesar del frío y falta de aguada109 o bastimentos110.
El resto de tan numerosa Armada fue entrando en
los puertos del Cantábrico y si bien, ninguna de las
naves fue rendida y apresada en combate, tan sólo se
salvaron la mitad de ellas, después de una jornada que
duró catorce meses a través de toda clase de penalidades y naufragios.
El duque de Parma dio cuenta al rey del desastre en
larga carta, pero las noticias del embajador Mendoza llegaron antes. El rey acogió la mala nueva con serenidad
resignada, imputándosele la famosa frase de que «...no
había mandado las naves a luchar contra los elementos», que probablemente no pronunció nunca, y murió
siempre aferrado a la idea de mandar una nueva expedición contra su gran enemiga, Inglaterra.
5. EL
COMBATE EN EL MAR Y LA TIPOLOGÍA DE LOS BARCOS
La forma de combate en el mar durante el siglo XVI,
dependía del diseño y estructura de los barcos. Las
galeras para combatir, presentaban la proa111 al enemigo y las naos o galeones el costado112, pues de ese
modo, podían emplear el mayor número de su artillería
gruesa. No obstante, aún se utilizaba la forma del abordaje113, que durante mucho tiempo habría de ser la
acción resolutiva. Las galeras, generalmente, disparaban sus cañones una sola vez, como hicieron en
Lepanto, lo que se simultaneaba con el choque de las
proas. Para ser más exacto, se trataba de embestir al
enemigo por la amura114, menos fuerte que la proa y el
adversario naturalmente hacía lo propio.
Las galeras iban al choque en formaciones frontales,
a veces en tres filas con una estrategia estudiada. La
primera pasaba entre los huecos de la fila enemiga y se
revolvía para atacar al contrario por la espalda. La
segunda fila combatía proa con proa y la tercera formaba una reserva para alimentar con sus hombres, los
buques propios de las otras.
En cuanto a las galeazas, lo esencial era aprovechar
el fuego de sus abundantes piezas de artillería para desbaratar la línea enemiga al cruzarla. Si tenían que combatir contra naos o galeones presentaban su banda a los
buques enemigos como hacían aquéllos. Los buques de
vela no formaban aún filas para combatir, seguían a su
capitana115 y secundaban sus movimientos.
Tras el combate de Lepanto, se utiliza ya la artillería
como arma principal de los buques. No obstante, esta
tendencia artillera las galeras siguieron al servicio de
España hasta el siglo XVIII. En Inglaterra, la inquietud del
combate artillero se hizo realidad cuando la Gran
Armada, aprovechando el alcance de sus culebrinas116,
también abundantes en los buques ingleses.
La mejor artillería era la de bronce, pero para más
facilidad en la obtención de piezas se comenzó a
estudiar el hierro. En el tipo nao, los cañones no
habrían de pasar de las 30 libras. Abundaban en toda
clase de buques las medias culebrinas, (más manejables a bordo por ser más cortas. Además se usaban
medios cañones, falconetes117 y esmeriles118 con
(108) Francis Drake. Marino y corsario inglés, con el apoyo de Isabel I de Inglaterra, que se dedicó a atacar los barcos españoles
que hacían la ruta de las Indias. Efectuó un viaje alrededor del mundo, a bordo del Golden Hind, en 1580, siendo el segundo
marino que la efectuaba. Participó en la derrota de la Armada Invencible en 1588. Murió durante un viaje alrededor de las
Indias Occidentales.
(109) Aguada. Acción y efecto de aprovisionarse de agua potable un buque.
(110) Bastimento. Provisiones para el sustento de la tripulación de un buque.
(111) Proa. Parte delantera de la nave con la que se va cortando las aguas en el avance del buque.
(112) Costado. Cada uno de los lados del casco de un buque correspondiente a la obra muerta, denominándose estribor al lado
derecho y babor al lado izquierdo, mirando de popa a proa.
(113) Abordaje. Ataque de una tripulación de un buque contra otro después de aferrarse al costado del mismo.
(114) Amura. Ancho del buque en la octava parte de la eslora a partir de la proa y parte externa del costado en ese sitio.
(115) Capitana. Nave en que va embarcado y arbola su insignia el jefe de una escuadra.
(116) Culebrina. Pieza de artillería, larga y de poco calibre, la de mayor alcance de su tiempo.
(117) Falconete. Pieza de artillería parecido a la culebrina y que disparaba balas de hasta un kilo y medio.
(118) Esmeril. Pieza de artillería pequeña, algo mayor que el falconete.
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balas desde 68 libras. Y se dispuso, que el artillero de
mar fuera también buen marinero, para estar así
familiarizado con el movimiento del buque y disparar
la pieza en el momento más oportuno.
Las operaciones de desembarco se hacían con lanchones119, que eran remolcados por las galeras cerca de
las playas. En los buques había tropas de infantería, ya
que en esta época era muy importante el fuego de la
mosquetería120 y la arcabucería. No obstante, en los
abordajes los primeros en pasar al barco enemigo eran
los marineros, por ser más ágiles que los soldados y
estar más familiarizados con el medio.
La gente de mar, era la de mayor importancia para
asegurar una buena maniobra del buque, y los marineros veteranos eran también combatientes. Algunos
almirantes, como Diego Brochero121, defendieron en
esta época la importancia de la gente de mar, ya que
mientras que un marinero podría ser un buen soldado, raramente un soldado se conseguía que fuese un
buen marinero.
Una primera clasificación que puede hacerse de los
buques de la época, son los propulsados solamente a
vela (mancos122) y los de vela y remo, capaces casi de
independizarse de la dirección del viento. Los primeros,
eran más aptos para los océanos y los segundos, para
espacios de mar más limitados.
El tipo genuino de la marina rémica era la galera,
cuya capitana podría ser de 27 bancos, aunque las ordinarias tenían algunos menos. Se remaba con un hombre en cada remo, o a la galocha123 con remos más largos y accionando cada uno varios hombres. Bogaban
esclavos, prisioneros de guerra, condenados por la justicia, y los buenos boyas124, voluntarios a sueldo, aunque eran los menos. También las galeras llevaban marineros dedicados al aparejo y otras maniobras en las que
se necesitase pericia profesional.
La artillería principal de las galeras, iba concentrada
a proa en la corulla125 y por las bandas se utilizaban
algunos falconetes. Esta tipología de la galera, admitía
otros buques menores; galeota, galizabra126, la fusta127,
el bergantín128 y la fragata129. Había también otras galeras más panzudas en atención a la capacidad de la
carga: la galeaza (de origen veneciano) era un buque
muy grande y bien artillado por las bandas.
De los buques sólo de vela (mancos) pueden citarse la nao y el galeón. Este último, era el mejor buque
de guerra de su tiempo. Los buques de vela portaban
más artillería que las galeras. El galeón tuvo su disminución en el galeoncete, construido este tipo de barcos en La Habana por orden del general Pedro
Menéndez de Avilés. Los portugueses construyeron
también excelentes galeones, como el San Martín y
San Mateo.
(119) Lanchón. Botes grandes de remos y velas utilizados para faenar o para transporte de personas o carga entre puntos cercanos a la costa.
(120) Mosquetería. Arma de fuego antigua, semejante al fusil, pero más larga y de mayor calibre; para dispararla se apoyaba
sobre una horquilla.
(121) Diego Brochero. Almirante español nacido en Salamanca y muerto en Madrid en 1625. Fue miembro del Consejo de Guerra
y superintendente de las armadas reales. Gran Prior de Castilla y Bailío de Lora, de la Orden de Malta y embajador de ésta
en España. Fue cogido prisionero por Uluch Alí en Lepanto y liberado, posteriormente.
(122) Manco. Bajel que no disponía de remos.
(123) Galocha. Calzado de madera o de hierro que se usa en algunas provincias para andar por la nieve, el agua o el barro.
(124) Buenos boyas. Se dice de aquellos que ejecutan alguna acción de buena voluntad y de buena gana.
(125) Corulla. Espacio situado bajo la cubierta, tocando al costado de la galera.
(126) Galizabra. Embarcación de vela latina, muy usada antiguamente en el Mediterráneo, y de alrededor de 100 toneladas de
porte.
(127) Fusta. Embarcación armada, semejante a la pinaza y carabela, de porte de 300 toneladas, con tres palos y remos.
(128) Bergantín. Embarcación ligera de dos palos, mayor y trinquete y bauprés, con velas cuadradas, si bien alguno de ellos llevan también otra mayor redonda para aprovechar mejor los vientos. Empezó a conocerse en el siglo XIV.
(129) Fragata. Se afirma que fue Álvaro de Bazán quien introdujo en España el concepto del buque fragata, denominando así a
unas embarcaciones de remo y vela, desprovistas de cubierta, para acompañamiento de las galeras o grueso de escuadras.
Sin embargo, hasta el año 1650 no aparecen las auténticas fragatas.
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[ PERÍODO 2. LA MARINA DE LOS REYES CATÓLICOS Y LOS AUSTRIAS ]
Otro tipo de buques de vela eran las carracas130,
carabelas131, urcas, filobotes, zabras, pinazas, barcas132, pataches, etc. Su construcción en maderas idóneas era rápida.
Por último, en una breve incursión al arte de navegar durante el siglo XVI, tratados de astronomía y náutica salieron más de cincuenta. Se dio un gran paso en el
conocimiento de la coordenada longitud, de tanta
importancia para tener una buena situación náutica. Se
llevaban a bordo relojes con la hora del primer meridiano a comparar con la llevada por los relojes dedicados a
marcar el tiempo que se vivía, descubrimiento debido a
los cosmógrafos Alonso de Santa Cruz y Juan de Alonso.
Se usaban cartas de pergamino iluminadas y se escribieron interesantes derroteros, que facilitaban las navegaciones como fueron los del eminente navegante Pedro
Sarmiento de Gamboa133.
(130) Carraca. Antiguo barco de transporte de hasta 2.000 toneladas que fue muy usado por los italianos.
(131) Carabela. Las primeras carabelas eran navíos de vela robustos y de formas finas, de escaso bordo y calado. Estas naves,
perfeccionadas y artilladas (hasta 18 bocas de fuego de diverso calibre), se emplearon principalmente en viajes de descubrimientos, y el primer país que lo hizo fue España. Las primeras carabelas llevaban 1, 2 ó 3 palos, y su desplazamiento oscilaba entre las 50 y 60 toneladas, pero con el tiempo, se adoptó la vela redonda en su palo trinquete, conservando la vela latina en el otro u otros palos al aumentar su desplazamiento. Su hegemonía abarca desde mediados del siglo XIII, hasta mediados del siglo XVII.
(132) Barca. Nombre genérico de toda embarcación pequeña, destinada para pescar y llevar mercancías en las costas, puertos y
ríos, así como a servicios auxiliares de los buques. Las hay de varios tipos o hechuras y aparejos, y aún sin éstos o sólo como
bateas más o menos grandes.
(133) Pedro Sarmiento de Gamboa. Marino y escritor español del siglo XVI. El gobernador de Perú le confió el mando de una expedición en 1567, donde descubrió las islas de Nombre de Jesús y la de Santa Isabel. En 1581, fue nombrado gobernador y
formó otra expedición fundando la ciudad de don Felipe en el estrecho de Magallanes. Cayó prisionero en una escaramuza con
los franceses, pero fue liberado por Felipe II y nombrado, en 1592, almirante de los galeones de la Nueva España.
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