Download TUTANKAMÓNEL MISTERIO DEL FARAÓN NIÑO. El antiguo Egipto

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TUTANKAMÓNEL MISTERIO DEL FARAÓN NIÑO.
El antiguo Egipto constituye un epicentro de atención para miles de estudiosos amantes de esta
fascinante civilización mediterránea. Y, acaso, uno de los principales atractivos sea la vida de un
enigmático faraón perteneciente a la XVIII dinastía y que pasó a la historia por el descubrimiento
en el siglo XX de su tumba con los tesoros que en ella moraban.
En realidad sabemos muy poco sobre el transitar de Tutankamón por la tierra. Según se cree,
nació en Tebas hacia 1342, siendo hijo del faraón Akhenatón (Amenophis IV) y de su segunda
mujer Kiya. En 1333 accedió al trono casándose con su hermanastra Ankhesenamón, para más
tarde abolir, asesorado por sus consejeros, el culto religioso monoteísta implantado por su
progenitor. Su breve vida en la corte de las «Dos Tierras» no destacó por nada en especial, salvo
por la manipulación que sobre él ejercieron los prebostes cortesanos, falleciendo en Menfis
(Egipto) en 1323 con sólo diecinueve años y sin un descendiente que asegurara la continuidad
dinástica.
El regreso de Tutankamón a la vida pública llegó cuando, en noviembre de 1922, el arqueólogo
aficionado Howard Carter, quien trabajaba en el Valle de los Reyes bajo el patrocinio de un
excéntrico conde llamado lord Carnarvon, se topó con su tumba inviolada y cuajada de los más
deslumbrantes tesoros. Hasta esa fecha, casi todos los sepulcros correspondientes a mandatarios
egipcios habían sido víctimas de la rapiña bandidesca o del expolio interesado. Mucho se ha
especulado sobre la supuesta maldición del faraón niño. Desde que Carter le devolviera a este
valle de lágrimas, los incidentes, desastres y muertes no pararon de acontecer para mayor
ensalzamiento de la misteriosa momia. Lo cierto es que la simple casualidad acudió en beneficio
de la duda, primero, con la fatal neumonía que se cebó en Carnarvon ocasionándole la muerte;
luego, con el desgobierno que sufrió Egipto y las desconcertantes muertes de algunos personajes
relacionados con el descubrimiento. Sea como fuere, y maldiciones al margen, lo que nos
interesa es conocer cómo murió realmente este joven faraón que devolvió al pueblo egipcio el
culto al dios Amón, estableciendo la capital de su reino en Tebas. Aunque, según afirman
egiptólogos ortodoxos, pudo abrazar en sus últimos años a una deidad única contraviniendo así
los intereses de la casta sacerdotal egipcia, lo que provocaría un fatal desenlace con su muerte
por asesinato.
En 1968 se realizó una radiografía a la momia y en ella se advirtió lo que bien pudiera ser una
fractura en el cráneo. Des-de entonces se incrementó la versión del magnicidio, con el sumo
sacerdote Ay -sucesor en el trono de Tutankamón, y nuevo esposo de la viuda del faraón
desaparecido- como principal sospechoso. En 1997 se publicó en la prensa británica una
investigación forense efectuada por el eminente neurorradiólogo Ian Isherwood, trabajo que fue
complementado por el inspector de Scotland Yard, Graham Melvin. Según sus averiguaciones no
había lugar para la especulación confirmándose la muerte cruenta del faraón. El médico valoró a
conciencia las radiografías obtenidas de la momia dando crédito a la hipótesis criminal. Por su
parte, el policía elaboró una lista de posibles sospechosos en la que figuraba en primer lugar el
sumo sacerdote antes mencionado e inmediatamente después Horembeb, general de los ejércitos
egipcios, sucesor de Ay e iniciador de la XIX dinastía faraónica.
Como vemos, esta extendida teoría sobre la muerte trágica de Tutankamón fue la más favorecida
a lo largo de los años y, a estas alturas, eran muy pocos los que discutían su verosimilitud
histórica. Sin embargo, el 5 de enero de 2005, un grupo de investigadores compuesto por nueve
egipcios, dos italianos y un suizo examinó minuciosamente con escáner los restos momificados
del faraón y, tras analizar con pulcritud todas las radiografías, se descartó la hipótesis del
asesinato. Los expertos concluyeron que no existía fractura craneal provocada, ya que el
huesecillo encontrado en el interior de la cabeza podría tener origen en un movimiento brusco
del cuerpo cuando fue extraído por Carter o bien en la propia actuación de los embalsamadores
mientras manipulaban el cadáver del faraón durante el proceso de momificación. Estos mismos
analistas observaron los rastros de una fractura en el fémur de la pierna izquierda, lo que
confirmaría la evidente cojera que padecía el adolescente tal y como se refleja en los dibujos y
relieves de la época. Además, no se debería descartar una más que posible infección generalizada
por causa de esta herida crónica, la cual, al ser imposible su total curación, habría marcado los
últimos meses de existencia de este legendario faraón. No obstante, lo más seguro es que nunca
faltarán comentarios o análisis exhaustivos que avalen las dos teorías sobre el fallecimiento del
proclamado Hijo del Sol.