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Transcript
CONFLICTOS
LA CRISIS MUNDIAL DE LOS ALIMENTOS
EL PROBLEMA
NUMERO
NÚMERO UNO DEL MUNDO
La Cumbre de la FAO en Roma puso el tema en primer plano: ya no
hay dudas de que existe una crisis mundial de alimentos y todo se
agravará si no se toman medidas inmediatas y profundas. Khatchik
DerGhougassian, uno de los especialistas en relaciones internacionales
más reconocidos del país, analiza las raíces y el futuro del problema.
POR KHATCHIK
DERGHOUGASSIAN*
El Programa Alimentario
Mundial
(PAM) de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) fue el
primero en sonar la alarma. Hacia fines de
febrero pasado, el organismo, que alimenta
a 73 millones de personas en 78 países donde vastos sectores de la población no tienen
los medios para asegurarse la mínima cantidad de calorías necesarias para subsistir, declaró que podría verse obligado a reducir las
raciones que repartía a los más necesitados.
Ante el drástico aumento mundial de los
precios de los alimentos –83% desde 2005,
según el Banco Mundial (BM)–, el PAM reclamó 755 millones de dólares adicionales
para poder cumplir con su misión. Otro factor que amenaza obstruir seriamente, si no
paralizar, el programa de la ONU, es el incremento del precio del petróleo: el PAM
opera con una flota de 30 barcos, 70 aviones
y 5.000 camiones que necesitan combustibles para poder llevar la ayuda allí donde
más se necesita. Hoy la crisis mundial de los
alimentos se ha convertido en el “problema
número uno” de la ONU, según declaró su
director de Comunicaciones, Michael Meyer. Unos 100 millones de seres humanos
podrían morirse de hambre, advirtió el secretario general de la organización, Ban KiMoon, mientras en Egipto, Sudáfrica, Burkina Faso, Malasia y Haití la escasez ha provocado protestas y estallidos sociales. El gobierno del primer ministro de Haití,
12 Junio 2008
Edouard Alexis, fue la primera víctima, pero
muchos analistas temen que la crisis de los
alimentos provoque conflictos aún más violentos.
Los analistas coinciden en considerar que
“no se trata de un problema pasajero”, como
escribió en una columna de opinión el presidente del BM Robert B. Zoellick que en la
Argentina se publicó en Clarín el 17 de mayo pasado. El precio de los alimentos interactúa con otros factores como las realidades
demográficas, los cambios climáticos, las
nuevas dietas, el precio de la energía y los
biocombustibles. Por lo tanto, Zoellick hizo
un llamado en nombre del BM “a forjar un
nuevo acuerdo en
bustibles y los alimateria de política
La crisis mundial de los
mentos parece ser
alimentaria munalimentos señala el
la más determidial” no sólo para
nante para las deenfrentar los des- agotamiento de un modelo.
cisiones políticas
afíos del hambre y La combinación de factores de
relevantes a una
desnutrición y trasolución de metar los problemas naturaleza estructural descarta
diano plazo a la
de acceso a y abas- cualquier solución de orden
crisis. La razón
tecimiento de ali- tecnocrático ya que se trata
fundamental, por
mentos, sino tammás que de simples ajustes de
supuesto, remite
bién para tomar en
al debate que geconsideración la mercado, o fenómenos
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combustibles que
mismos con los
embargo, no va a ser fácil, ni
en su forma más
factores mencionasimplista contrados más arriba. Se necesariamente en una dirección
pone los objetivos
entiende, claro, que evite nuevos estallidos.
de llenar el tanque el BM piensa
que de un coche, preferiblemente una 4x4...
en esta suerte de un nuevo New Deal en el
o llenar la panza de un ser humano. Pero la
contexto de la Ronda de Doha.
reflexión sobre la vinculación entre el auDe todas estas interacciones, sin embarmento del precio del barril y la crisis mungo, la vinculación entre el precio de los com-
dial de alimentos trasciende ese debate y
apunta a sus consecuencias más estructurales y a largo plazo. De hecho, hace algo más
de treinta años el mundo ya conoció una crisis similar que se creyó superada definitivamente con la liberalización global de los
mercados...
EL ANTECEDENTE: LA CRISIS EN LOS
’70 Y SUS CONSECUENCIAS. En su artículo “La inseguridad alimentaria mundial”
del 29 de abril de 2008, en la página web
www.opendemocracy.net, Paul Rogers, de
Bradford University, compara la crisis actual
de los alimentos con su antecedente inmediato en 1973-74, y considera que pese a todo el progreso que supuestamente suponían
la globalización, el crecimiento económico y
los avances tecnológicos, muy poco ha cambiado desde aquella época. En aquel entonces también los expertos se sorprendieron
por el advenimiento de la crisis luego de una
década prometedora. La llamada “revolución verde” había generado grandes esperanzas de progresos radicales en la agricultura tropical que finalmente iban a permitir
a los campesinos más pobres ser autosuficientes. Sobre una población total de 3.700
millones en el mundo en 1970, más de 400
millones todavía padecían de mala nutrición, pero había un optimismo generalizado
con respecto a un sustancial mejoramiento
de su condición. En pocos años, sin embargo, el optimismo se disipó. En 1974 ya la
ONU advertía que más de 40 millones de seres humanos en 30 países se encontraban
en una situación de riesgo, y que podría ocurrir una catástrofe diez veces peor que la recordada hambruna de Bengala de 1943-44.
Se necesitaban por lo menos 10 millones de
toneladas de granos en un año para estos países que carecían de medios para pagar esta
ración adicional que necesitaban para alimentar a su población. Para enfrentar la cri-
sis, la ONU organizó en noviembre del mismo año una sesión especial en Roma bajo el
auspicio de la Organización por la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en
inglés) con la intención de pedir a los países
ricos que asumieran la responsabilidad de
pagar para las necesidades inmediatas de los
países en crisis, así como para establecer
procedimientos que evitaran la repetición de
la misma en el futuro.
La conferencia de Roma identificó tres
tendencias a largo plazo que habían interactuado con factores coyunturales para generar la situación de crisis. La primera de estas
tendencias era de orden demográfico: la mayoría de la población en los países afectados
por la crisis estaba por debajo de los 14 años,
una edad que sin contribuir demasiado a la
producción alimentaria tiene sin embargo
una mayor necesidad nutricional. La segunda tendencia era la relativa negligencia del
desarrollo rural en los ’50 y ’60, cuando el
Junio 2008 13
mo lo ha demostrado Eric Schlosser en su ya
énfasis se puso sobre la urbanización y la inclásico libro Fast Food Nation (Nueva York:
dustrialización. La última remitía al incremento del consumo de carne en los países
Perennial, 2002), cuando los ingredientes
desarrollados como consecuencia del creciquímicos en el alimento crean adicción. Camiento económico de los ’60 y su impacto
be recordar que en los ’90 las empresas del
ecológico –se necesitan diez kilos de proteífast food, en particular McDonald’s, habían
nas provenientes de plantas para producir
sido casi símbolos de la globalización.
un kilo de proteína de carne–. Estas tendenLas características de la crisis actual de los
cias a largo plazo interactuaron con eventos
alimentos, sin embargo, sugieren una relacoyunturales, en particular: condiciones meción mucho más directa entre su antecedenteorológicas desfavorables en el mundo; aute y la liberalización de la economía en los
mento en los precios de los fertilizantes; la
’80 en una lógica teorizada
crisis petrolera de 1973, y un fracaso parcial
por Naomi Klein en su últide la revolución verde ya que muchos agrimo libro La Doctrina del
cultores en países subdesarrollados no suShock: el auge del capitalispieron o no tenían los medios para cultivar
mo de desastre (Barcelona:
las nuevas variantes de plantas.
Paidós, 2007). De hecho,
Reflexionando sobre las lecciones de los
mucho antes de la alarma
’70, Rogers señala sin embargo dos tendenpor una crisis alimentaria
cias actuales que no se manifestaban en
mundial, organizaciones
aquel entonces. La primera es el rol del seccomo La Vía Campesina y
tor financiero globalizado y sus especulacioactivistas como Jim Goodnes en el mercado de los alimentos que lleman ya habían empezado a
varon al aumento de los precios junto con la
advertir sobre las conseintensificación del hambre, de la pobreza y
cuencias desastrosas del sisla inestabilidad. La segunda es el impacto
tema alimentario global didesastroso de la degradación ambiental soseñado por grandes conglomerados como
bre la producción alimentaria. Cabe obserCargill, Monsanto y ADM a raíz de la crisis
var que ambas tendencias son consecuencia
alimentaria de los ’70. Este sistema, fuertedirecta o indirecta del cambio estructural en
mente promovido, como lo denuncian estas
la economía mundial que sobrevino en los
organizaciones, por el BM y el Fondo Moneprincipios de los ’80
tario Internacional
La vinculación entre el precio (FMI) en su agenda
y se conoció como la
globalización.
de los combustibles y los de reformas neolien los ’80 y
alimentos parece ser la más berales
’90, incentivó a los
LA AGRICULTURA
determinante para las agricultores orienEN TIEMPOS DE
GLOBALIZACIÓN. decisiones políticas relevantes tar su producción
la exportación
El impacto de la cria una solución de mediano hacia
y seguir la lógica del
sis del petróleo soplazo a la crisis. La razón mercado. Políticas
bre los cambios estructurales de la ecofundamental, por supuesto, de apertura econónomía mundial a
remite al debate que mica con todas sus
implicaciones, despartir de mediados
generaron los biocombustibles de el recorte de subde los ’70 es ampliaque en su forma más sidios para la agrimente reconocido. A
cambio, poco y nada
simplista contrapone los cultura, la introducción de alimentos
se ha dicho sobre el
objetivos de llenar el tanque genéticamente morol que jugó la crisis
de un coche o llenar la
dificados y, en genealimentaria en el adral, una aceptación
venimiento de la glopanza de un ser humano.
de la lógica de la
balización. A lo suoferta y demanda sin intervención estatal
mo se conocen algunas conclusiones que
mediante, a los pequeños y medianos agrisacaron los promotores de la industria de la
cultores no les quedó otra alternativa que la
comida rápida. El aumento del tamaño de
reacomodación a las nuevas condiciones eslas hamburguesas y los incentivos para
tructurales. A muchos les resultó más rentaagrandar el combo, por ejemplo, han sido
ble vender o alquilar su tierra a grandes emdecisiones que se tomaron para evitar una
presas multinacionales y aceptar trabajos
caída en el consumo del fast food a raíz de
asalariados, o emigrar a las grandes ciudaesta crisis. La lógica del nuevo marketing ha
des. El sistema, como demuestra la actual
sido la siguiente: cuanto más se coma, más
crisis, no resolvió el problema, pero lo hizo
ganas de comer se generan, y, por lo tanto,
“olvidar”. La hambruna en Etiopía y otros
se incentiva a consumir más. Sobre todo, co14 Junio 2008
Stratfor (“Palcing the Terrorist Threat to the
Food Supply in Perspective”, 22 de abril de
2008) reconocen que ataques terroristas sobre la cadena de alimentos han sido raros, y
actualmente no parecen figurar en la estrategia de Al Qaeda. Tampoco es fácil planificar un ataque terrorista de esta naturaleza.
Pero aunque una campaña de este tipo tenga un éxito limitado, podría tener importantes repercusiones sociales, advierten.
De toda manera, el conflicto que se perfila en un eventual caso de profundización de
la crisis de los alimentos es fundamentalmente de orden interno en forma de estallidos y rebeliones que en un caso extremo podrían llevar a cambios de régimen o hasta
revolucionarios. En el orden internacional, la perspectiva de
una situación conflictiva depende esencialmente de la naturaleza de las soluciones que brindarán los actuales procesos de negociación en el contexto de la
ONU.
LOS CAMBIOS QUE SE VISLUMBRAN. La Conferencia de
Los biocombustibles, responsables en gran parte de la crisis alimentaria mundial.
países africanos en los ’80, o en Somalia en
los ’90, por ejemplo, fue tratada en una perspectiva filantrópica. Recitales de rock, compromiso ético de gente famosa y, en general,
una movilización internacional de la sociedad civil aseguraron soluciones inmediatas.
Los problemas de fondo, de naturaleza estructural, sin embargo permanecieron. De
hecho, desde hace casi dos décadas prácticamente todos los países africanos se proponen la autosuficiencia en alimentos sin jamás lograr su objetivo.
El sistema, evidentemente, benefició a las
grandes empresas multinacionales y, en
cierta medida, a los países exportadores. En
2007, año en que empezaron a aparecer los
primeros indicios de la crisis, la exportación
de alimentos desde Estados Unidos alcanzó
un récord de 85 mil millones de dólares y el
precio del trigo en el mercado aumentó 130
por ciento. Cargill registró ganancias del orden del 86 por ciento, y las ventas de herbicidas e insecticidas de Monsanto crecieron
como nunca antes. Estas cifras, sin embargo, no significan que la sociedad en su conjunto haya sido la beneficiaria. El aumento
de los precios de los alimentos no está causando estallidos en Estados Unidos, escribe
John Nichols en The Nation el 24 de abril
p a s a d o ( w w w. t h e n a t i o n . c o m / d o c /20080512/nichols), pero los bancos de alimentos están luchando para responder a
una demanda creciente por el incremento
de la desocupación. Mientras el presidente George
W. Bush anunció una ayuda
de emergencia al PAM de
200 millones de dólares, el
senador Sherrod Brown llamó a colocar
otros 100 millones en los programas alimentarios nacionales.
UN ESCENARIO CONFLICTIVO. La crisis
mundial de los alimentos señala el agotamiento de un modelo. La combinación de
factores de naturaleza estructural descarta
cualquier solución de orden tecnocrático ya
que se trata más que de simples ajustes de
mercado, o fenómenos coyunturales. La
transición, sin embargo, no va a ser fácil, ni
necesariamente en una dirección que evite
nuevos estallidos.
En una remarcable columna en la revista
Time el 14 de abril pasado (“How Hunger
Could Topple Regimes”), Tony Karon recurre a las descartadas teorías de Karl Marx para observar que una vez más es el propio sistema capitalista el que está generando su crisis. La sociología de los alimentos es bastante sugestiva, escribe. Los más necesitados
suelen odiar a los regímenes corruptos y
despóticos, pero su preocupación cotidiana
se reduce a asegurar el alimento de todos los
días para su familia. La bronca y el estallido
ocurren cuando esta necesidad básica no está satisfecha. El resentimiento crece aún
más cuando estos sectores se dan cuenta de
que no hay escasez de alimentos para satisfacer sus necesidades básicas sino incapacidad de adquirirlos. O, como Josette Sheeran
del PAM describe: “Hay comida en las tiendas pero la gente no la puede comprar”. Históricamente la falta de alimentos ha causado
violencia, pero, observa Karon, nunca ha sido una condición suficiente para cambios
radicales. Los conflictos más serios se articulan cuando existe una organización capaz de
politizar la crisis y encuadrar las masas hacia objetivos precisos. En este sentido, preocupa menos la renuncia del primer ministro
de Haití que el estallido en Egipto, donde el
régimen autoritario de Hosni Mubarak enfrenta una oposición activa y organizada bajo el liderazgo de los sectores islamistas.
En tiempos marcados por la “Guerra contra el Terrorismo”, algunos expertos hacen
acordar episodios del pasado, como el envenenamiento de las naranjas exportadas desde Israel a los Países Bajos y Alemania de
parte de la Organización de Abu Nidal en
1978, o la inyección de cianuro a uvas exportadas de Chile a Estados Unidos en 1989.
Fred Burton y Scott Stewart, del sitio de análisis de asuntos de estrategia y seguridad
Alto Nivel de la Agencia de la
ONU para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) celebrada
en Roma probablemente responda a la necesidad inmediata
de ayuda masiva que pidió Ban
Ki-Moon para los 100 millones
de personas que se encuentran
en una situación de alto riesgo por mala nutrición. Pero los cambios más profundos llevarán un tiempo antes de concretarse. En
este sentido, es importante determinar los
distintos aspectos y abordajes de la crisis.
Así, para Zoellik, el BM y, en general, los
defensores del sistema de libre comercio, la
crisis proporciona una nueva oportunidad
para reclamar un desenlace rápido de la
Ronda de Doha que actualmente se encuentra casi al borde del fracaso. Pero más apertura por lo menos en lo inmediato significará un incremento mayor del precio de los
granos, como hace acordar el economista
Dani Rodrik, de Harvard, y como lo confirma en el caso del arroz un estudio del propio... BM. La crisis, eventualmente, puede
entenderse como una oportunidad para exigir a las economías desarrolladas, en particular la Unión Europea, mayor apertura de
sus mercados para los productos agrícolas
de los países en desarrollo. Pero es muy difícil que los dirigentes europeos logren convencer a sus ciudadanos acerca de una reforma de la Política Agraria Común. Con que el
proceso actual evite mayores monopolios,
como podría ser la creación de un cartel de
países exportadores del arroz que distorsioJunio 2008 15
La cumbre de la FAO en Roma. En primer plano, la Presidenta de la Argentina.
a las multinacionales y, además, han detenen aún más los precios, será ya un logro.
riorado el medio ambiente. Sin embargo,
Es prudente considerar que la seguridad alihasta en Francia, la enmienda 252 que resmentaria probablemente ya forme parte de
tringe el cultivo de ese tipo de alimento está
la agenda de todos los gobiernos.
en un proceso de modificación que muchos
Un segundo aspecto que impone otro
legisladores de la derecha quisieran llevar a
abordaje a la crisis de los alimentos son los
su extremo: la eliminación.
temas de carácter más bien técnico. Se trata
El tercer aspecto, finalmente, es el carácen primer lugar de los biocombustibles, y en
ter estructural de la crisis y los abordajes
segundo lugar de los alimentos genéticadesde esta perspectiva. En este sentido, la
mente modificados. En el primer caso, por
cuestión fundamenlo menos, la deciMucho antes de la alarma
tal es saber si, como
sión es fundamenen el caso del petrótalmente política.
por una crisis alimentaria
leo, la producción
Entre la oportunimundial, algunas
agrícola mundial esdad que significa el
tá por alcanzar su pidesarrollo de los organizaciones ya habían
co. La pregunta, rebiocombustibles empezado a advertir sobre las
lativamente más fápara países como consecuencias desastrosas del
cil de contestar en el
Brasil y la hostilicaso del petróleo ya
dad que el tema en- sistema alimentario global
que se trata de deterfrenta por ejemplo diseñado por grandes
minar la cantidad de
en México, donde la conglomerados como Cargill,
reservas mundiales,
producción del maes mucho más difííz ya va rumbo a la Monsanto y ADM a raíz de la
cil en el caso de los
creación del etanol crisis alimentaria de los ’70.
alimentos porque
en Estados Unidos, Este sistema fue fuertemente
influyen varios facdebe existir un
promovido por el BM y el FMI
tores. Sin embargo,
equilibrio. Por ahosería altamente riesra está claro que se en su agenda de reformas
goso para la supervillegará a la solución neoliberales en los ’80 y ’90.
vencia de la humamilagrosa que pronidad no considerar algunas señales alarmetieron los biocombustibles sólo cuando
mantes como el cambio climático y la degrauna segunda generación nazca y se comerdación del medio ambiente que pueden llecialice en diez años, según los cálculos más
var no sólo a distorsiones en la producción
realistas. Las inversiones en la investigade los alimentos, sino también a su escasez
ción, por lo tanto, deben seguir, pero quizá
si la superficie de las tierras cultivables emserá prudente no apostar a los biocombustipieza a reducirse como consecuencia del
bles por ahora. La hostilidad es aún mayor
impacto de los dos factores mencionados.
de parte de los agricultores hacia los alimenUn abordaje a la crisis desde la perspectiva
tos genéticamente modificados que, según
más bien estructural, por lo tanto, impone
acusan, han servido tan sólo para enriquecer
16 Junio 2008
un cambio sistémico de la producción y el
comercio de los alimentos; lejos del dogmatismo del mercado, el sistema mundial en
formación va inevitablemente a apuntar a
un mayor rol del Estado en las decisiones
clave tanto para asegurar la alimentación de
su población como para determinar el criterio de producción y comercialización para
evitar el cortoplacismo y los daños irreversibles.
La construcción de este sistema presenta
a la Argentina una oportunidad única para
asumir un rol de liderazgo que a su vez cuide el interés nacional. Ese rol trasciende el
eventual filantropismo que se le pedirá al
país en la coyuntura actual para redefinir un
modelo de inserción global y crecimiento
sostenible. Pero por más que sea la tercera
exportador de soja del planeta, la Argentina
no puede cumplir con un rol de liderazgo
sin una acción concertada con sus socios de
la región, en particular Brasil, pero también
Chile y demás países. Más aún, la construcción de este nuevo sistema no puede ignorar
el tema energético. En otras palabras, en el
contexto actual de cambios sistémicos, Sudamérica goza de dos factores estratégicos
que les permiten a los países de la región posicionarse fuerte en los procesos internacionales. Si además estos gobiernos cuyos programas políticos reflejan una fuerte sensibilidad de justicia social se comprometen a ser
los abanderados de objetivos mundiales como “hambre cero” y asumen protagonismo
en la consagración del derecho a la alimentación como un derecho humano, la región
lograría un prestigio mundial igual a aquel
del que hoy goza la Unión Europea que se
proyecta como “potencia ética”. Estas sanas
ambiciones, lamentablemente, hoy por hoy
parecen utópicas en un país donde la polarización del conflicto del campo desde marzo
pasado ha ignorado completamente un debate que ubique la coyuntura actual argentina en el contexto más amplio de una región
en pleno auge y un mundo en transformación *Khatchik DerGhougassian hizo su Ph.D.
en Relaciones Internacionales en la University of Miami en Coral Gables, Florida (Estados Unidos), especializándose en el campo
de la seguridad internacional. Es profesor en
la Universidad de San Andrés y en la Maestría Conjunta en Relaciones y Negociaciones Internacionales de Flacso/ArgentinaUniversidad de San Andrés-Universidad de
Barcelona, así como profesor invitado en la
American University of Armenia en Ereván
(Armenia). Actualmente se desempeña también como asesor del subsecretario de Fortalecimiento Institucional de las Fuerzas Armadas en el Ministerio de Defensa.