Transcript
Impreso por Joan Lopez Alegre. Propiedad de Unidad Editorial. Prohibida su reproducción. Miércoles 4 febrero 2015 Expansión 29 ECONOMÍA / POLÍTICA Roberto Casado. Londres El gigante de la inversión BlackRock manifestó ayer su convicción de que el Gobierno griego alcanzará en las próximas semanas un acuerdo para refinanciar su deuda, en una muestra de la buena acogida que ha recibido entre los inversores internacionales la última propuesta realizada por Yanis Varoufakis. Michael Krautzberger, director de inversiones en renta fija europea de la mayor gestora de fondos del mundo, dijo en Londres que “la solución a la disputa entre el nuevo Gobierno griego y sus socios europeos puede estar cerca”, ya que existe “terreno común” que puede propiciar un pacto. En un encuentro con periodistas, valoró de forma positiva la intención de Varoufakis de efectuar un canje de la actual deuda por bonos ligados al crecimiento económico. Añade que lo más positivo, cárselo a Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, a quien visitará en Bruselas. Y aunque los detalles clave se desconocen, la prolificidad mediática de Varoufakis ha dejado pistas. En una entrevista publicada en el diario El Mundo antes de las elecciones, el ministro griego proponía sustituir toda la deuda actual por deuda nueva del mismo valor y con los mismos vencimientos. Llegado un plazo, si Grecia no crecía un 7% nominal, devolvería solo una tercera parte. Si crecía menos del 5%, da Grecia, debe evitarse someter las actuales exigencias a una subasta a la holandesa. Se podrán cambiar los métodos, pero no las exigencias de fondo. Ceder en lo esencial, equivaldría a arruinar las perspectivas de recuperación en un país baqueteado por las vacilaciones y demoras en operar un ajuste real de amplio espectro. Se destacan los sacrificios impuestos cuando en buena parte se limitan a poner coto a situaciones de privilegio que una economía carente de fuelle no puede permitirse. Se olvida que las condiciones persiguen recuperar mínimos niveles de eficacia en unos mercados que siguen cautivos y es que “ha disminuido el nivel de ruido que había por ambas partes” desde que Syriza ganó las elecciones griegas y accedió al Gobierno con la promesa de reestructurar la deuda. El principal fondo de renta fija que gestiona Krautzberger tiene activos valorados en 4.000 millones. Aunque no tiene posiciones en Grecia, alrededor del 25% del fondo estaba al final de 2014 invertido en bonos de España y Portugal, países cuya prima puede verse afectada por lo que suceda en Atenas. El ejecutivo de BlackRock cree que el riesgo de contagio está contenido. Los bonos preferidos por Krautzberger son los de Portugal, “ya que es posible que las agencias de ráting suban su calificación este año, y además hay más estabilidad política que en España, al no haberse producido el auge de partidos populistas”. pagaba cero. A vencimiento, lo pagado, bien pagado está. Y lo que no, aquí no ha pasado nada. Ayer Matteo Renzi, primer ministro italiano, recibió a Tsipras en Roma, y dijo que “se dan las condiciones” para alcanzar un acuerdo con Grecia, informa Efe. Si la idea es sustituir una deuda por otra con unos vencimientos más largos, o incluso bajar intereses, no habrá problema, pero si se parece más a lo que esbozó Varoufakis, mejor buscar un plan B. Editorial / Página 2 trufados de rigideces, más una administración anclada en el clientelismo. No existe alternativa. Ante la manifiesta incapacidad para ejecutar lo prometido, el mercado se ha encargado de efectuar el ajuste mediante un implacable proceso de destrucción de empleo y su corolario hundimiento de la confianza y la demanda doméstica. Es pues en este frente donde deben concentrarse los esfuerzos. Nada resultaría más nefasto que suplir con demagogia estas profundas carencias y, menos, si se pretende financiar tales larguezas con nuestros impuestos. Economista EQUILIBRISMO PARA CONTENTAR A BRUSELAS, A LOS MERCADOS Y A SUS VOTANTES. Los tres cubiletes y la pelotita de Yanis Varoufakis ANÁLISIS por Miquel Roig (Bruselas) Pelo rapado, chaquetas de cuero, camisas por fuera y Yamaha de 1300 centímetros cúbicos. Yanis Varoufakis es la nueva estrella mediática de la crisis del euro. El ministro de Finanzas griego se ha sentado frente a la mesa donde su predecesor estaba jugando la partida de ajedrez con la UE y de un manotazo ha enviado el tablero a la otra punta de la habitación. No quiere el sucio dinero de la Troika. No quiere ni hablar con la troika. Y le da igual quedarse sin programa de rescate el 1 de marzo y correr el riesgo de que el BCE corte el grifo de liquidez a los bancos griegos y provoque una salida de facto de la zona euro. Y mientras los líderes de la eurozona observaban con los ojos como pelotas de ping pong desde el otro lado de la mesa, Varoufakis sacaba tres cubiletes, una pelotita y les invitaba a jugar a un nuevo juego. En un cubilete guarda su mensaje para los mercados. El lunes se lo dejó bien clarito a los cerca de cien inversores y banqueros de la City que fueron a escucharle a Londres. No tienen nada que temer: los bonos en manos de los inversores privados van a ser devueltos íntegramente. Los contribuyentes del resto de Estados de la zona euro, que han prestado a Atenas 195.000 millones de euros (245.000 millones si se tienen en cuenta los bonos en manos del BCE y bancos centrales nacionales), ya tal. Además, según cuentan los asistentes al diario Financial Times, Varoufakis prometió un superávit fiscal primario de entre el 1% y el 1,5% del PIB (austeridad, vaya), aunque sea a costa de incumplir el programa electoral. El resultado, formidable: el índice general de la Bolsa de Atenas subió ayer un 11,27%. En el segundo cubilete está precisamente el mensaje para lo que en la jerga se conoce como Sector Oficial. Es decir, BCE, Eurogrupo (entendido como los gobiernos de la zona euro) y Fondo Monetario Internacional (FMI). Suena todo como muy burocrático y lejano, pero en realidad el sector oficial somos todos, los que financiamos con nuestros impuestos estas estructuras supranacionales y los préstamos a los países que lo necesitan. Aquí Varoufakis propone canjear una parte de la deuda actual con los países del euro por otra ligada al crecimiento del PIB. Y la del BCE, unos 27.000 millones, por deuda perpetua. Varoufakis no aclara si los nuevos bonos garantizarán la devolución de los 195.000 millones o, en cambio, su valor nominal será inferior. En el segundo caso, sería una quita encubierta y los principales Gobiernos de la zona euro ya han descartado esa opción. En el caso de que la propuesta de Varoufakis solo pretenda devolver el mismo dinero en condiciones más ventajosas, alargando vencimientos o bajando tipos, sí sería algo tolerable por la eurozona. Pero en ese caso a quien estaría El titular de la cartera de Finanzas se ve obligado a matizar que no ha dado un giro de 180º en su política sector oficial ya no se le pide una quita sino un canje de deuda (sin especificar si eso es o no una quita encubierta). Los medios en Atenas interpretaron el mensaje como una giro de 180 grados del Gobierno, con lo que el Ministerio de Finanzas se vio obligado a emitir un comunicado en el que se aseguraba que “ni el Gobierno ni el ministro de Finanzas se van a rendir, independientemente de lo afligida que alguna gente se muestre por nuestra determinación”. Varoufakis fue algo más claro, sin pasarse, en su cuenta de Twitter: “Nuestra deuda será sostenible, incluso si cambiamos las quitas por eufemismos y canjes. ¡No hay giro de 180 grados!”. Es decir, se eliminará la palabra quita de la ne- Dreamstime BlackRock ve muy probable un acuerdo Grecia-Troika LA CRISIS GRIEGA/ EL MINISTRO DE FINANZAS DE SYRIZA SE VE OBLIGADO A HACER UN EJERCICIO DE El Gobierno griego promete superávits fiscales aunque sea a costa de incumplir su programa electoral dando gato por liebre es a sus votantes y a una parte importante de Syriza, el partido dominante de la coalición que Gobierna Grecia desde el 26 de enero. A ellos les había prometido una quita y se encontrarían, en cambio con una reestructuración light que, además, no necesitan, ya que los tipos de interés que paga Grecia ahora ya son bajos. Y eso nos lleva al tercer cubilete, que se reserva para consumo doméstico. Cuando empezaron a salir las noticias sobre la conferencia de Varoufakis en Londres, fueron los griegos los que enarcaron las cejas. Ahora Varoufakis decía que si hace falta incumplir programa electoral para lograr superávit, pues se incumple (primer cubilete) y que al gociación, pero habrá que ver si es una concesión real de los griegos o solo eso, un eufemismo. Alexis Tsipras, el nuevo primer ministro, sabe que tiene que ir con mucho cuidado en este asunto. Aunque el resultado electoral le ha dado más autoridad para domar a los más radicales de su partido, no hay que olvidar que Syriza es lo que su propio nombre dice que es: una Coalición de Izquierda Radical. Tanto por lo de coalición, por lo de izquierda, y por lo de radical. El gran problema de Varoufakis es que hay tres cubiletes pero solo una pelotita. Dos, incluso, si se pone estupendo. Por lo tanto, alguno de los tres vasitos se va a tener que quedar sin premio. A los banqueros ya les ha prometido que no será el suyo, así que, o decepciona a sus votantes o a sus acreedores. Y todo esto suponiendo que el griego no ha sobrevalorado la predisposición del BCE a jugar su juego. Si Mario Draghi desenchufa a la banca griega de la liquidez de emergencia, game over.