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PRIMER CONGRESO PROFESIONAL DE LOS INGENIEROS DE MONTES Sesión 1ª : La identidad profesional Comunicación: Marketing de la profesión de Ingenieros de Montes Autor: Bartolomé Pons Rullans. Doctor Ingeniero de Montes El Diccionario de la RAE no admite el término anglosajón de marketing, sino que usa y define mercadotecnia como el Conjunto de principios y prácticas que buscan el aumento del comercio, especialmente de la demanda. Los principios son simplones: métodos de comunicación para la venta de un producto; eso sí con prácticas muy elaboradas: estadística, psicología, sociología,... Tal vez el aspecto más caro del marketing es la creación de una marca, y busca algo tan simple como la asociación en un target group (aquel estrato social que posee la decisión y capacidad de compra), entre un nombre, anagrama, soniquete, marca, situación, ídolo,... a las características de un producto o servicio. La inversión en marketing hace que una marca valga dinero en balance - y mucho por la asociación social creada, y con sólo eso absorbe demanda. IBM, McDonalds, Ford, Siemens,... no significan nada en si mismo, y sin embargo han creado una asociación entre un nombre y características de producto. Los anagramas de Nike o de la Mercedes, han conseguido llegar a significar asociación con calidades de producto. La idea es tonta, pero llegar a su realización es caro: implica definición, análisis y acotación del mercado potencial; bombardeo personalizado o indiscriminado de información,.... y tiempo. Pues bien, nuestro producto: el Ingeniero de Montes, servicio de gran calidad a venderse en el mercado potencial de las instituciones y empresas que invierten y gastan en el medio natural, tiene hoy un mal marketing. Reconozcámolo, la sociedad en su conjunto, y nuestro mercado potencial en concreto, no asocia el título con nuestras capacidades, al menos no en la amplitud que quisieramos y podemos (que otros colectivos menos preparados están absorbiendo con un marketing más consistente). 1 NO ES ACERTADO DISCUTIR SI ES MEJOR EL FONDO QUE LA FORMA, el venderse bien no es alternativo a tener una buena preparación, o una buena formación, es complementario. No hay que plantear el tema en si una cosa u otra, sino en las dos. Sucede que no tenemos la capacidad de invertir en crear una marca, no hay dinero suficiente ni de cerca, para una operación de marketing de dotación de un contenido más amplio al título. Podemos ir a forums, organizar exposiciones, publicar artículos,... pero no en la cantidad necesaria para girar una tendencia social, que cada vez más asocia medio ambiente con otros profesionales. Pues bien, si somos capaces de asumirlo, la solución es obvia por barata y efectiva: vampirizemos una marca ya comprada por la sociedad. Partimos de una buena base: una formación muy superior a nuestra competencia, y de una palabra ya de por sí prestigiosa: ingeniero; pues con sólo cambiar el adjetivo a aquel que ya tiene asociación social, se nos abriría un mayor mercado. Los ingenieros informáticos lo han hecho a la inversa, y les funciona ... y no son ingenieros. Hace 150 años fuimos los primeros ecologistas, y desde entonces lo que más ha cambiado ha sido el marketing de las demás profesiones para ir arañando parcelas de nuestro mercado profesional. Hoy cualquier científico, que no técnico, hace gestión con la única base del marketing de su título: vemos geólogos, biólogos, geógrafos,... que debieran investigar, describir, y aportar los conocimientos en los que se basa la gestión, haciendo gestión en si misma. Hoy otros técnicos sin conocimientos del medio natural, tienen la boca llena de sostenibilidad, impacto ambiental, gestión ambiental,... palabras que venden por si solas, y que otros colectivos con más recursos explotan agresivamente: como agrónomos haciendo repoblaciones ahora llamadas reforestaciones, arquitectos con la ordenación del territorio como extensión del urbanismo, veterinarios redactando planes cinegéticos,.... Cada vez pintamos menos en un mercado profesional de una expansión tan sólo equiparable a las de las biotecnologías o a la informática, deplorable, es como si en una época en la que todos se forrasen en bolsa, nosotros fueramos de los pocos en arruinarse. Si reconocemos que estamos perdiendo cuota de mercado en la demanda social de profesionales en medio ambiente, si reconocemos que proporcionalmente tenemos menos recursos de marketing, y a pesar de todo estamos convencidos de que nuestra formación es de las mejores y más completas, pasemos de la defensiva (que es nuestra actitud actual), a la ofensiva: CAMBIEMOS EL MENSAJE. 2 Cambiémonos de nombre, cambiemos nuestro discurso, cambiemos en definitiva las palabras más clásicas, y no discuto si más puras, por las que la sociedad compra. ¿Porqué no llamar a la nueva Ley y Reglamento de Montes, Ley y Reglamento de Gestión Forestal Sostenible?. ¿Porqué no llamar a las asignaturas actuales con nombres más vendibles como Biodiversidad Botánica o Zoológica, Gestión Sostenible Forestal o de Pastos, Reforestación y Regeneración de Ecosistemas, Ecoestadística,...?. ¿Qué podemos perder si en vez de autodenominarnos Ingenieros de Montes, nos llamamos algo que la sociedad traduzca como Eco-Ingenieros?, ¿y qué podemos ganar?. Salgamos de nuestro cascarón y ataquemos, pero hagámoslo de modo simple y barato, que somos pocos y con pocos recursos. No será sólo cambiar el nombre, sino cambiar los nombres. Debe ser una actitud a todos los niveles: desde la denominación de los puestos de trabajo que hoy estamos ocupando, a los títulos de las asignaturas que se cursan, de la revista corporativa, de nuestros Colegio y Asociación,... Podríamos empezar por el nombre de nuestra titulación, por empezar desde el punto más directo y genérico. Pero insisto, por favor que nadie plantee si nombre o contenido como si fueran alternativas en una discusión, pues sólo significará que no se ha entendido éste planteamiento. Lo más simple formalmente sería hacer como los Navales, que ahora son Ingenieros Navales y Oceanografía, no les ha resultado nada complicado legalmente, y pasar a llamarnos Ingenieros de Montes y Medio Ambiente. Pero incluso, si ello no implica retrasos o polémicas poco productivas, o excesivas trabas formales, podríamos ser más agresivos y rebautizarnos como Ingenieros Gestores de Recursos Naturales o Ingenieros de Ecología y Sostenibilidad. Somos técnicos, y se supone que prácticos, pues ejerzamos de tales, y no nos dejemos impresionar por los agoreros que vendrán y nos dirán que si Cotta levantara la cabeza... (hoy la selvicultura centroeuropea no se vende en el Mediterraneo), o que si la legislación actual debiera ser cambiada (para eso pagamos cuotas a unas organizaciones profesionales), o que si no va a servir de nada (pues lo que es seguro que no va a servir de nada es seguir permitiendo la degradación de la demanda de nuestro servicio), pero sobretodo no permitamos que la comodidad de los ya bien instalados, no sea traba para los que hoy se están buscando la vida en un mercado que se quiera o no, está dirigido por el marketing. 3 Otro favor: no discutamos éste hecho social, que nos puede parecer bien o mal, pero es lo que hay, se quiera o no. Somos buenos gestores y malos vendedores, pero nos están ganando la partida los buenos vendedores y malos gestores. Eso sí, una vez hecho, y cuanto antes, recordemos que nuestro rebautizo debiera ser sólo el comienzo de un cambio de nomenclatura en todos los ámbitos de la nueva Ecoingeniería, que ya nunca más deberá ser estático, aunque siempre dirijido de modo inteligente para nuestro marketing de la profesión. 4