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Tripulantes aéreos argentinos entrenan para sobrevivir a caída de avión en el mar Tripulantes del Ejército y la Aviación Naval utilizan una cabina especial que simula el impacto de un avión en el agua, permitiendo a los efectivos entrenarse para sobrevivir situaciones de emergencia Eduardo SZKLARZ | 5 abril 2016 Las Fuerzas Armadas de Argentina realizan una variedad de simulacros de supervivencia en una pileta interior. [Foto: Gaceta Marinera] Una cabina que simula el impacto de una aeronave en el mar es el centro de un curso para tripulaciones aéreas de las Fuerzas Armadas de Argentina. Durante la primera semana de marzo, 92 soldados de unidades de Aviación Naval y del Ejército realizaron ejercicios en la cabina sumergida en la Base Aérea Naval Comandante Espora, en el municipio de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. “El curso es un requisito anual para todos los tripulantes de vuelo [de las Fuerzas Armadas de Argentina]”, señaló el Capitán de Fragata Jorge Nieto, jefe del Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval No 2 (CIFA), que organiza las clases. En una fase de la capacitación, los efectivos realizaron simulacros dentro de una cabina que simula golpear el agua y voltearse. Posteriormente tenían que realizar el procedimiento de escape que habían aprendido en la pileta bajo la supervisión de instructores. [Foto: Gaceta Marinera] Durante el adiestramiento, los tripulantes practicaron técnicas de respiración y ejercicios de escape submarino. “La idea es que todos los oficiales y suboficiales que sean tripulantes de vuelo, tanto hombres como mujeres, hagan un refresco de este ejercicio anualmente”, comentó el Capitán de Fragata Nieto a Diálogo . Fases del ejercicio La capacitación de las tripulaciones se realiza en cuatro fases. Primero, aprenden procedimientos internacionales estandarizados de evacuación de una cabina sumergida. Luego entran en una pileta interior convencional para natación y comienzan a realizar ejercicios de apnea (suspensión de respiración en el agua) y de flotación. Su objetivo es poder manejarse en el agua con todo el equipo que normalmente utilizan cuando vuelan, como cascos y chalecos. Los participantes también practican saltar por la borda, una aptitud necesaria para evacuar un avión que ha caído al agua. “Los tripulantes aprenden a entrar con una posición segura al mar para que no se lastimen”, afirmó el Capitán de Fragata Nieto. “También practican el uso de distintos equipos para la supervivencia en el agua, como el traje antiexposición [que protege contra el frío] y los respiradores autónomos [aparatos que cuentan con máscara, válvula de presión y cilindro de aire respirable]”. En la tercera fase, los tripulantes están sumergidos en una pileta junto con la cabina. “Es una pileta diseñada de una forma especial, con una pared vidriada que le permite al director del ejercicio ver cómo se desempeñan”, destacó el Capitán de Fragata Nieto. “Como medida de seguridad, nadadores y buzos de rescate observan el ejercicio dentro de la pileta”. La cabina simula el impacto en el agua y se voltea. El ángulo del impacto es aproximadamente de 25 a 30 grados. En una situación real, la velocidad del impacto depende del tipo de avión y la emergencia. La cabina sumergida está en una pileta especialmente diseñada con una pared de vidrio que permite al director del ejercicio ver cómo se desempeñan los participantes. Nadadores y buzos de rescate supervisan el ejercicio en la pileta. [Foto: Gaceta Marinera] “El avión puede estar aproximando al agua con muy poca velocidad, por ejemplo 70 u 80 nudos [130 Km/h o 148 Km/h]”, precisó el Capitán de Fragata Nieto. “Pero si viene con una emergencia complicada, puede llegar al impacto con una velocidad mucho mayor. Por lo tanto, se trata de ir con la menor velocidad posible para tener mayor posibilidad de supervivencia en el mar”. La cabina sumergida entra en impacto con el agua a un ángulo de aproximadamente 25 a 30 grados. [Foto: Gaceta Marinera] En la pileta, los estudiantes implementan el procedimiento de escape que aprendieron en la pileta bajo la supervisión de los instructores. Por último, hay una segunda cabina para tripulaciones de helicópteros, la cual también simula un impacto y se voltea. El Capitán de Fragata Nieto explicó que el impacto de un helicóptero se diferencia del de una aeronave estándar en que toca el agua en un ángulo más vertical y se pone de lado según la corriente del mar. “La idea es que cada tripulante tenga en claro el procedimiento de abandono de la aeronave, sea cual sea, para poder sobrevivir en el mar”. Experiencia valiosa Los participantes hicieron hincapié en el valor del curso. “Es importante conocer cómo actuar en un caso real para evitar entrar en pánico y desempeñarse de la mejor manera”, señaló el Cabo Segundo de Aviación Naval David Billordo al sitio web de noticias de la Armada argentina Gaceta Marinera . Los soldados han aplicado el contenido del programa en muchos contextos reales. “Cuando usamos el porta-aviones, por ejemplo, en varias oportunidades algún avión se fue al agua”, relató el Capitán de Fragata Nieto. “El avión entonces se da vuelta, el helicóptero de rescate se acerca, lanza los nadadores y el tripulante usa las técnicas aprendidas”. El CIFA también adiestra nadadores de rescate de manera permanente, además de promover diferentes adiestramientos de supervivencia para los tripulantes. Uno de los cursos, por ejemplo, simula el izado de una víctima en el mar por un helicóptero con la ayuda de rescatistas. “A cada cinco años, es recomendable que [los tripulantes] hagan supervivencia en zona fría, zona de montañas o zona desértica, respetando las variaciones de nuestra geografía”, destacó el Capitán de Fragata Nieto. “Una cosa es caer en la Tierra del Fuego [extremo sur de Argentina, de clima frío] y otra es caer en la zona de [la provincia] de Buenos Aires”. 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