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CAPELLANDES
ESPAÑOLES
Augustin Cano Delgado, excelentísim o
cónsul de Franco en Hannover, según
se dice sufría durante una semana una
horrible pesadilla: por las calles de
Hannover, y en dirección al consulado
(„sucursal de El Pardo“ ), avanzaba
una „h o rd a “ de „torvo s m arxistas“ ,
profiriendo gritos antifranquistas y dis­
puestos a dem oler el e d ificio .“ Don
Agustín ya veía la „bandera nacional“
ultrajada y él mismo, fiel servidor del
„C a u d illo “ , víctim a de las iras del „p o ­
pulacho.“
Motivo de la pesadilla: el funcionario
de la dictadura española había oído
la noticia de que en Hannover se ha­
bía constituido un Com ité Antifascista,
integrado por „tod os los grupos polí­
ticos y sindicales españoles en Han­
nover.“ Dicho Com ité invitaba a una
asamblea para el siguiente domingo,
día 23 de enero. Punto de reunión: la
Paulstrasse, 13. Y en este fatídico nú­
mero de dicha calle de Hannover se
encuentra: la Misión C atólica Españo­
la. Tom ando su pesadilla por in­
m inente realidad, y para hacer m éri­
tos de „fra n qu ism o “ ante su jefe en
Bonn, don Agustín alarmó al cielo y
la tierra. Con gran sobresalto, las auto­
ridades eclesiásticas de Hannover se
enteraron de la „sub versión “ que se
fraguaba en la Misión Católica, finan­
ciada con los fondos de los impuestos
de los creyentes. En la tierra, don
Agustín requirió la protección de la
„K rip o “ . De haber sido don Agustín
„go be rn ad o r c iv il“ en España, también
hubiese ordenado la detención inm e­
diata del „subversivo e cle siástico “ .
Sacerdotes democráticos
Lo que no com prende el excelentísim o
don Agustín: que en Alem ania no se
persigue a sacerdotes por ser anti­
fascistas y hacer más atractivos sus
serm ones hablando de la justicia so­
cial. El atemorizado funcionario tam­
poco sabía: que el obispo auxiliar no
había prohibido la reunión de los es­
pañoles en la Misión Católica esoañola. El sacerdote Audelino („el padre
sin h ijo s“ , según expresión del cató­
lico cónsul) no asistió a la reunión del
Com ité Antifascista, del cual, según
propia declaración, no es ni organi­
zador ni d irector. Así, pues, ni el cielo
ni la tie rra escucharon ni al solicito
cónsul ni a su jefe en Bonn. La „K rip o “
no tuvo que intervenir. Y el obispo de
la diócesis no „e xco m u lg ó “ al reve­
rendo Pérez. C om entario de un sacer­
dote español: „Si en la católica Es­
paña del C audillo por la G racia de
EXPRES ESPAÑOL / Marzo 72
Dios, los sacerdotes pueden com par­
tir el mismo „ lo c a l“ (la cárcel) con
hom bres de distintas ideologías, por
luchar por los derechos humanos y la
ju sticia social, no vemos qué hay de
extraño en que, en libertad, y en un
país dem ocrático, nos reunamos tam ­
bién con ellos para cam biar im presio­
nes.“
Política antaeclesiastica
Sin embargo, el cónsul don Agustín
actuaba como buen servidor de la d ic ­
tadura a la cual representa. Lamen­
table resulta en cualquier caso que el
funcionario alérgico a la palabra „a n ti­
fa scista “ , y para ju s tific a r quizás su
elevado sueldo, pretendiera convertir
a las autoridades eclesiásticas alema­
nas y a la policía de Hannover en ins­
trum entos ejecutivos de la política an­
tieclesiástica del general Franco, que
en su discurso de fin de año dijo tex­
tualm ente: „Lo que no puede hacer
un estado es cruzarse de brazos ante
determ inadas actitudes de carácter
temporal asumidas por algunos ecle­
siástico s“ (respuesta al docum ento de
la Com isión Nacional „Justicia y Paz“ ,
1971, bajo el lema: „Si quieres la paz,
trabaja por la J u s tic ia “ , del mismo ge­
neral que, en 1936, instaló el cuartel
general de sus tropas sublevadas con­
tra un gobierno legítim o en un palacio
episcopal, con consentim iento del
obispo). Y otra frase del histórico d is­
curso: „El estado se opondrá a cuan­
tas interferencias de su soberanía le
lleguen con finalidades perturbadoras
de la sana convivencia entre los espa­
ñoles.“
En efecto, las acciones del cónsul
don Agustín contra el capellán esoañol en Hannover son parte de la sorda
guerra entablada en el extranjero por
representantes del franquismo contra
los sacerdotes progresistas esoañoles,
como prolongación en el exterior del
conflicto entre el Estado reaccionario
y antisocial de Franco y la Iglesia Ca­
tólica Española postconciliar, que „no
puede renunciar a ejercer su ministe­
rio profético, a enseñar su doctrina so­
cial y a denunciar las violaciones de
la justicia,“ (según ECCLESIA, órgano
de la Acción Católica Española y por­
tavoz oficioso del episcopado español,
en réplica al discurso del General).
Así, en un organillo fascista, „in d ig n a ­
dos“ lectores „escriben cartas el edi­
to r“ , arrem etiendo contra „lo s renega­
dos“ y „lo s curas que no se lim itan a
p redicar el Evangelio.“ Y a modo de
coz: „Viva Franco. A rriba España.“
En Munich, turbios negociantes, in fil­
trados en la confianza de CARITAS,
iniciaron una campaña de difam ación
y denuncias en marzo de 1970 contra
el recien llegado nuevo capellán, Ja­
vier García Zabalza. Los negociantes
temían perder cierto negocio mon­
tado en el Centro Español („C a rita s “ ),
que al final perdieron. La campaña
„con tra el cura m arxista“ aprovechaba
a las autoridades franquistas en Ale­
mania, alarmadas por la creciente ac­
tividad social de los sacerdotes pro­
gresistas.
Control político
de los emigrantes
Al iniciarse la emigración masiva de
trabajadores españoles a Europa, el
régimen totalitario español procuró
por todos los medios asegurarse el
control político de los emigrantes.
Con los prim eros em igrantes, también
fueron enviados a Europa los llamados
„asesores laborales“ , reclutados de
entre el aparato b urocrático de la
Falange. C entralm ente d irigid os desde
la „agregaduría la b ora l“ en Bad Go­
desberg, su m isión, en aquellos p ri­
meros tiem pos, caracterizados por la
gestión del „cam isa v ie ja “ , Luis Enri­
que Sorribes, era velar por „lo s prin­
cipios del glorioso m ovim iento“ entre
los em igrantes; vig ila r y dar oportuna
cuenta de sus inclinaciones y filia c io ­
nes políticas y sindicales, y recordar
Indirectam ente a los trabajadores es­
pañoles em igrados la „presencia en
todas partes“ del aparato represivo
franquista. Para proseguir la id io ti­
zante propaganda fascista, el sema­
nario falangista
fue
reorganizado
como „re vista para la Em igración.“
Su com etido: m antener encendida
la dem agogia
nacionalista, avanta r resentim ientos „c o n tra el Extran­
je ro “ , enconando com plejos de infe­
rioridad resultantes de la desfavorable
situación del em igrante en la sociedad
receptora; y, muy en prim era línea, y
aunque más subcutáneam ente, desa­
cred itar a las instituciones dem ocrá­
ticas, especialm ente a los sindicatos.
Ayuda se prometían los franquistas
tam bién de uno de sus antiguos alia­
dos en la lucha contra el pueblo espa­
ñol: de la Iglesia. Pues con los emi­
grantes tam bién vinieron los „m isio ­
neros“ (capellanes). Algunos de estos
„m is io n e ro s “ , en efecto, prestaron efi­
caces servicios al régimen, especial­
mente entorpeciendo iniciativas por
parte de los propios trabajadores para
form ar sus propias organizaciones en
la em igración laboral, y denunciando
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