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Unidad VII Segunda Guerra Mundial (1939-1945) La depresión económica mundial reavivó el nacionalismo imperialista y el armamentismo. La rivalidad entre potencias arrastra nuevamente a todo el mundo a una guerra que, por los avances de la tecnología bélica arrasa con ciudades enteras y con el medio natural. Política Nuevos bloques de alianza. El Eje totalitario Berlín Roma Tokio amenaza por igual a las democracias occidentales y al Estado soviético. Sociedad Nueva movilización masiva en el esfuerzo de guerra. Papel decisivo de la resistencia civil. Ideología Nacionalismos militaristas e intolerantes. Guerra propagandística. Carta del Atlántico (1941) Economía Ecosis El rearme impulsa una plena recuperación de la producción y el empleo. La devastación económica es la clave de las estrategias modernas La lucha abarca los más diversos ámbitos geográficos. Genocidio y ecocidio 1.- Orígenes de la guerra, (Las democracias y los gobiernos totalitarios, 1931-1939). El factor determinante que produjo esta nueva confrontación fue (al igual que la de 1914-1918) la pugna entre las grandes potencias industrializadas por el control de colonias y zonas de influencia económico-política. Sin embargo, en este caso se vio agravada por dos nuevos factores: a) Los problemas que no fueron resueltos satisfactoriamente por las conferencias de paz de 1919. En particular, el hondo resentimiento de los vencidos (especialmente, de Alemania) por las condiciones humillantes que fueron obligados a aceptar después de una derrota que sólo se explicaba cabalmente por la intervención de una potencia no europea (los Estados Unidos). La reorganización de las fronteras en Europa oriental, que aparentemente respondía a los anhelos nacionalistas de los pueblos, en realidad resultó dudosa y plagada de conflictos potenciales por la rectificación de fronteras. b) Más grave aún, las consecuencias sociales y políticas de la gran depresión económica mundial de 1929-1933. Esta crisis debilitó el liderazgo europeo de los vencedores de la primera guerra (Gran Bretaña y Francia), al tiempo que facilitó el ascenso al poder de grupos que, como los nazis de Hitler en Alemania y las cúpulas militaristas en el Japón, prometían a sus pueblos una política de recuperación económica y grandeza nacional a base del fortalecimiento y las conquistas militares. Así, la crisis económica y el ascenso de los militaristas provocaron la reanudación de la carrera de armamentos: ésta, a su vez, implicó la necesidad de expansión hacia zonas productoras de materias primas. De ahí se derivó la generalización del rearme y una nueva guerra, trágicamente inevitable. Los principales sucesos que condujeron a esta nueva confrontación fueron los siguientes: 1931. En Japón, toma el poder un grupo de militares expansionistas, apoyados por fuertes grupos industriales. Declaran la guerra contra China y ocupan rápidamente la parte norte (rica en recursos minerales). Fundan ahí el reino títere de Man-chu-kuo. 1933, enero. Adolf Hitler es nombrado canciller de Alemania. Inicia una política de “planes cuatrienales” para reactivar la economía al tiempo que sienta las bases industriales para el rearme. Marzo. Franklin D. Roosevelt asume la presidencia de los Estados Unidos. 1934. Hitler se convierte en führer, caudillo con poderes absolutos. 1935. Mussolini ordena la ocupación italiana de Etiopía. Gran Bretaña y Francia protestan: aprovechando la crisis internacional, Hitler restablece el servicio militar obligatorio y la aviación de guerra alemana, en abierta violación a los tratados de Versalles y de Locarno. 1936. Hitler ordena la reocupación militar de Renania (zona fronteriza francoalemana), también violatoria de los tratados. Se inicia la guerra civil española, en la que surge la alianza germano-italiana. 1937. Japón reinicia su avance en China, ocupando los principales puertos y zonas costeras. El presidente Roosevelt responde con sanciones económicas que irritan a los japoneses sin detenerlos. 1938, marzo. Hitler proclama el Anschluss, o reunificación de Alemania y Austria. Enseguida, plantea la exigencia de que se le entreguen los Sudetes (territorios de Checoslovaquia con población mayoritariamente alemana). Checoslovaquia se niega, apoyándose en sus alianzas con Francia y con la URSS. Septiembre. Los gobiernos de Gran Bretaña negocian con Hitler y Mussolini en la conferencia de Münich. Se pacta la entrega de los Sudetes a Alemania a cambio de promesas de paz. 1939, marzo. Hitler viola sus promesas, ocupando y desmembrando toda Checoslovaquia. Enseguida, plantea la exigencia de que se le entregue el “corredor polaco” (salida de Polonia al mar), que dividía en dos el territorio alemán. Polonia se rehusa, y Hitler decide la invasión. Agosto. Para evitar la interferencia de la URSS, Hitler firma con Stalin el Pacto de no agresión germano-soviético, en el que secretamente accede a que la URSS recupere los territorios que perdió en la primera guerra mundial (este de Polonia) a cambio de no oponerse a la conquista del occidente de Polonia. VII.2.- La ofensiva del Eje (1939-1942). El ejército alemán invadió Polonia el 1º de septiembre de 1939. Francia y Gran Bretaña exigieron la retirada inmediata. Al no obtener respuesta, declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre. Los alemanes utilizaban una táctica (hasta cierto punto nueva) que se ha hecho famosa con el nombre de blitzkrieg (guerra relámpago). Consistía esencialmente en el uso combinado de los carros blindados (tanques) y el bombardeo aéreo. Con esto se procuraba romper rápidamente el frente enemigo y, sobre todo, desorganizar su retaguardia mediante la destrucción de sus transportes, reservas, combustibles, instalaciones industriales y centros de población. Dicha táctica, que provocaba grandes sufrimientos y mortandad a la población civil, fue ampliada y perfeccionada más tarde por los enemigos de Alemania: por esta razón, la segunda guerra mundial resultó la más destructiva y mortífera que se ha librado hasta hoy. El avance alemán fue arrollador y los polacos fueron sometidos antes de que franceses o británicos pudieran prestarles ayuda. A mediados de septiembre la Unión Soviética intervino: Polonia desapareció como estado independiente en un sólo mes. Durante el invierno de 1939-1940, la Unión Soviética atacó también a Finlandia: su avance fue muy lento y solamente consiguió arrancar a los finlandeses algunas islas y territorios valiosos para la posible defensa futura de Leningrado. En abril de 1940 Alemania invadió a Dinamarca y a Noruega, al tiempo que influía para crear en Suecia un gobierno completamente pro-nazi. Este dominio de los países nórdicos facilitó a Alemania el control de grandes yacimientos de carbón y metales de uso industrial. Por otro lado, se precipitaron crisis y cambios políticos en Francia (donde Paul Reynaud tomó la jefatura del gobierno) y en Gran Bretaña, donde ascendió a Primer Ministro el conservador Winston Churchill, (mayo, 1940) que personificaría la voluntad del pueblo inglés de luchar a muerte y sin posibilidad alguna de negociación contra la Alemania nazi. En mayo de 1940 Alemania atacó simultáneamente a Holanda, Bélgica y Francia. Los tanques alemanes encontraron el punto débil de las fortificaciones francesas (justo al sur de Luxemburgo) y rompieron el frente, arrollando completamente a los aliados. En junio, Francia tuvo que rendirse completamente, aceptando condiciones muy similares a las que se impusieron a Alemania en 1919. Sobre todo, Alemania ocupaba permanentemente las costas atlánticas de Francia, donde instaló bases aéreas y navales de gran utilidad para su siguiente ofensiva, proyectada contra Gran Bretaña. La invasión de Inglaterra tropezaba con el obstáculo geográfico del Canal de la Mancha y con las fuerzas aéreas y navales británicas, iguales o superiores a las de Hitler. En septiembre, la aviación alemana ataca masivamente el sur de Inglaterra, tratando de establecer las condiciones para un desembarco de su ejército. Decenas de miles de ingleses murieron o quedaron sin vivienda ni centros de trabajo, pero como los alemanes perdían 3 aviones por cada 2 que destruían, la invasión resultó imposible. Entonces Hitler intensificó los ataques submarinos, tratando de acabar con la marina mercante de Inglaterra para rendirla por hambre y escasez. Los británicos perdieron centenares de barcos cada mes, pero también lograban hundir numerosos submarinos y mantener el mínimo indispensable de abastecimientos para su economía y su población. A fines de 1940 y principios de 1941 Alemania e Italia atacaron las posiciones y aliados británicos en el Mediterráneo. Conquistaron Yugoslavia, Grecia, Creta y Libia; sin embargo, fueron rechazados en la frontera egipcia por tropas de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth). La guerra entre Alemania y la URSS era también inevitable, y Hitler la precipitó. En junio de 1941, casi dos millones de soldados alemanes marchaban hacia Leningrado, Moscú y Ucrania. Churchill, decidido anti-comunista, se apresuró a aliarse con los soviéticos. Éstos no fueron sorprendidos pero estaba mal preparados para la invasión: perdían cientos de miles de hombres y retrocedieron unos mil kilómetros en todos los frentes. Sin embargo, sus recursos eran inmensos: al llegar el invierno (diciembre de 1941), los alemanes fueron detenidos y contratacados ya cerca de Leningrado y Moscú. VII.3.- La etapa crítica (1941-1943) Las tensiones entre Japón y Estados Unidos seguían agravándose desde 1937. En septiembre de 1940 los japoneses firmaban la alianza militar con Alemania e Italia (“Eje Berlín-Roma-Tokio”). El avance japonés en China e Indochina había motivado al presidente Roosevelt a imponer nuevas sanciones económicas: esta vez, se suspendieron completamente las ventas de petróleo al Japón. Esto amenazaba gravemente tanto la economía como las operaciones militares japonesas, por lo que su gobierno aceleró los planes para invadir regiones del sureste de Asia ricas en petróleo y otros recursos naturales. El almirante Isoroku Yamamoto, sabiendo que los Estados Unidos se opondrían a tal invasión, planeó un ataque previo que eliminara la flota de guerra norteamericana. En diciembre de 1941, una flota de seis portaviones japoneses lanzó más de trescientos bombarderos que destruyeron parte de la flota y las instalaciones militares de las islas Hawaii. El ataque (cuyo carácter “sorpresivo” se sigue discutiendo mucho entre los historiadores) fue aparentemente un gran éxito, pero falló en dos aspectos claves: los portaviones estadounidenses no se hallaban en su base y no se les pudo destruir; por otra parte, tampoco se destruyeron las reservas de combustible, por lo que la base militar (Pearl Harbor) continuó operando como punto de partida de una contraofensiva. En el primer semestre de 1942, el Eje logró todavía algunas grandes victorias. Los japoneses conquistaron Indochina, Singapur, la actual Indonesia y las Filipinas (entre otros archipiélagos). Alemanes e italianos reanudaron su avance en el norte de África: penetraron en Egipto y llegaron hasta cerca de 100 kms. de Alejandría, amenazando el canal de Suez y la zona petrolera del Medio Oriente. Los alemanes y sus aliados (rumanos, húngaros, italianos) reiniciaron la ofensiva en el sur de la URSS, acercándose peligrosamente al centro industrial de Stalingrado y a los yacimientos petrolíferos del Cáucaso. Sin embargo, el Eje se encontraba en gran desventaja geográfica y económica. Los aliados o Naciones Unidas (grupo formado a partir de la Carta del Atlántico, declaración de principios conjunta de Estados Unidos y Gran Bretaña, agosto de 1941) eran encabezadas por Estados Unidos, la URSS y Gran Bretaña: incluían además a la Commonwealth y a gobiernos europeos en el exilio junto con la mayoría de los países latinoamericanos. El Eje solamente contaba con Alemania, el Japón e Italia, más algunos países del sureste de Europa (industrialmente muy débiles) y los recursos obtenidos por la fuerza en las regiones ocupadas por sus ejércitos. La producción industrial del Eje apenas equivalía a un quinto de la producción estadounidense: esto permitió al presidente F.D. Roosevelt promover la Ley de Préstamo y Arriendo, que le autorizaba a suministrar material de guerra a sus aliados. Las Naciones Unidas contaban también con territorios y población mucho mayores que los del Eje. Además, la solidez política de su alianza les permitió llevar a cabo una efectiva coordinación de sus movimientos militares. Esta serie de ventajas económicas, geográficas y políticas comenzaron a sentirse en los campos de batalla desde mediados de 1942. A principios de junio, las flotas de portaviones japoneses y estadounidenses se enfrentaron cerca de las islas Midway (en el centro del Océano Pacífico). La de los japoneses resultó destruida, con lo que se detuvo finalmente su avance, mientras los Estados Unidos comenzaban la reconquista. En octubre y noviembre, alemanes e italianos trataron de forzar el paso al Medio Oriente en El Alamein (Egipto). Tropas de la Commonwealth lograron una gran victoria, que paró definitivamente la ofensiva del Eje para iniciar la reconquista aliada en el Mediterráneo. En diciembre, los alemanes habían conseguido ocupar el centro industrial soviético de Stalingrado. Sin embargo, un potente y sorpresivo contraataque rodea la ciudad, sitiando en ella a casi medio millón de alemanes. Los bombardeos soviéticos, el frío invernal y la falta de víveres acabaron con aquellos. Apenas unos noventa mil alemanes se rindieron a principios de febrero de 1943. Esta terrible derrota alemana marcó el giro decisivo de la guerra a favor de las Naciones Unidas. VII.4.- La victoria de las Naciones Unidas (1943-1945) A partir de la batalla de Stalingrado, la guerra se vuelve un avance muy costoso pero casi ininterrumpido en el que los aliados van recuperando todo el terreno perdido al principio de la contienda. Las tropas de los Estados Unidos habían desembarcado en Marruecos y Argelia en noviembre de 1942. En los meses siguientes avanzaron en conjunción con las de la Commonwealth hasta expulsar a alemanes e italianos de África (mayo de 1943). En julio desembarcaban en Sicilia y comenzaban los bombardeos contra Roma. A finales del mes, los propios fascistas derrocaron a Mussolini. Un nuevo gobierno italiano, dirigido por el mariscal Badoglio, firmó la rendición ante los aliados en septiembre, y en octubre declaraba la guerra a Alemania. Mientras tanto, los soviéticos avanzaban en Ucrania, ganando la gran batalla de Kursk y recuperando Kiev (noviembre de 1943). El Japón también era obligado a retroceder: ante los británicos en Birmania, y ante los estadounidenses en las islas Salomón y las Gilbert. Un enorme interés despertó en noviembre de 1943 la entrevista personal de los gobernantes de las tres principales potencias aliadas (“cumbre de los tres grandes” en Teherán). Franklin D. Roosevelt (EU), Josip Stalin (URSS) y Winston Churchill (Gran Bretaña) discutieron durante tres días las estrategias y objetivos comunes de la guerra. Acordaron dar prioridad al combate contra Alemania (mediante grandes desembarcos en Europa occidental), ocupándola y dividiéndola de modo que no pudiera volver a intentar una revancha. También coincidieron en la necesidad de crear una institución para proteger la paz internacional (Organización de las Naciones Unidas). Durante 1944, el avance de las Naciones Unidas se hizo irresistible. Las ciudades alemanas (después también las japonesas) sufrían bombardeos devastadores. En junio, estadounidenses y británicos desembarcaban en Normandía para iniciar la recuperación de Francia (auxiliando a un considerable movimiento de resistencia anti-alemana acaudillado por Charles de Gaulle). Ese mismo mes, la reconquista norteamericana en el Pacífico (dirigida por el almirante Chester W. Nimitz) llegaba a las islas Filipinas, en cuyos alrededores fue destruida casi por completo la marina japonesa. Entre tanto, los soviéticos completaban la expulsión de los alemanes, y enseguida proseguían su avance por el este de Europa, con dirección a Berlín. Una segunda “cumbre de los tres grandes” se efectuó durante febrero de 1945 en Yalta (al sur de la URSS). Se acordó ahí la partición de Alemania en tres zonas de ocupación militar permanente; también el predominio de los anglo-estadounidenses en Europa occidental, mientras que los soviéticos prevalecían en Europa oriental. Sin embargo, surgió un grave desacuerdo sobre el futuro de Polonia. En mayo de 1945 Alemania, ya completamente arruinada y ocupada, se rendía sin condiciones (Hitler se había suicidado en Berlín). Entre julio y agosto se efectuaba en Potsdam (Alemania) la tercera “cumbre de los tres grandes”. De nuevo asistió Stalin por la URSS, pero para encontrarse con un nuevo presidente (Harry Truman, por la muerte de Roosevelt) y un nuevo primer ministro (Clement Atlee, por la derrota de Churchill en las elecciones). Se amplió la partición de Alemania (otorgando a Francia su propia zona de ocupación). También se lanzó un grave ultimátum contra el Japón (la URSS se aprestaba ya a lanzarse en su contra). Sin embargo, se profundizó el desacuerdo en torno a la situación de Polonia, que Stalin consideraba parte de la zona de seguridad de la URSS y donde no estaba dispuesto a permitir ninguna influencia occidental: fue este el primer pretexto de la “guerra fría”. A principios de agosto los Estados Unidos, que con su Proyecto Manhattan habían logrado la fabricación de bombas atómicas, las emplearon sobre Hiroshima y Nagasaki. Cientos de miles de japoneses murieron en los bombardeos (y muchos más por las duraderas y mortíferas radiaciones que quedaron). Los estadounidenses apresuraban así la rendición japonesa y se ahorraban la sangrienta invasión que ya preparaban: además, demostraban su superioridad tecnológico-militar sobre la URSS. El imperio japonés firmó la rendición incondicional el 2 de septiembre de 1945. VII.5.- La formación del nuevo orden internacional. Consecuencias generales de la segunda guerra mundial. Económicas. Mortandad: los cálculos serios y cuidadosos oscilan entre los cincuenta y los sesenta millones de muertos. En los países que sufrieron directamente los combates, tendieron a ser mucho mayores las bajas entre la población civil que entre los militares. Se dieron frecuentes casos de genocidio sistemático para lograr la “limpieza racial” o la ruina económica del adversario: destacan los cometidos por Alemania contra diversos grupos étnicos de Europa oriental (alrededor de 20 millones de muertos en la URSS) y contra los judíos (unos 6 millones de exterminados). Además, hubo una gravísima destrucción de recursos materiales (fábricas, cultivos, transportes, materias primas, etc.), sobre todo en Europa. En cambio, en varios países y regiones que no padecieron directamente los combates, hubo un gran estímulo para la industria: especialmente para los países de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth), así como para los Estados Unidos y las regiones asiáticas de la URSS. Tomaron un enorme impulso diversos ramos tecnológico-industriales indispensables para la guerra moderna, especialmente la electrónica (radar, sonar, comunicación inalámbrica), la aeronáutica (motores a reacción, misiles balísticos), la industria química y la de energía nuclear. Se reafirmó nuevamente la supremacía económica de los Estados Unidos, ahora reforzada por un conjunto de instituciones y programas de cooperación y reconstrucción económica: a) el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial), creados en 1944 durante la conferencia internacional de Bretton Woods, E.U. b) el Plan Marshall, un programa financiero con el que los Estados Unidos apoyaron, a partir de 1947, el arranque de la reconstrucción económica de Europa occidental con 17 mil millones de dólares. Sociales. La participación popular en el esfuerzo económico-social de la guerra (o en la resistencia contra la ocupación fascista de los países que la sufrieron), motivaron (al terminar el conflicto) un fortalecimiento de los partidos u organizaciones que luchaban por mayores libertades democráticas o reformas sociales (mayores salarios, prestaciones, etc.). En las colonias asiáticas o africanas de países europeos, surgieron o aumentaron las luchas por la independencia. Igualmente, la participación femenina en el esfuerzo económico dio mayor fuerza a los movimientos que luchaban en favor del voto y demás derechos de las mujeres. Políticas. El mundo queda dividido en tres grandes sectores político-geográficos: 1) las potencias capitalistas desarrolladas; 2) los países socialistas; y 3) los países subdesarrollados o “periféricos”. El estadista francés Charles de Gaulle llamó a esto la división del “1er.”, “2º” y “3er. mundos. Se inició una prolongada y desgastante rivalidad entre los EU, como cabeza del “1er. Mundo” y la URSS como líder del “2º”: Generalmente, esta rivalidad se dirimió por el control o influencia sobre países “periféricos” (guerra fría). En octubre de 1945 se fundó, en la Conferencia de San Francisco, California, la Organización de Naciones Unidas. Institucionalmente, hoy en día está controlada por los paísesmiembros de su Consejo de Seguridad (EU, Rusia, Gran Bretaña, Francia y la República Popular China), que son los que pueden decirse a aplicar la fuerza o graves sanciones contra cualquier otro país. Prácticamente todos los países independientes y soberanos de la actualidad se hallan representados en la Asamblea General de la ONU.