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PRINCIPIA
Domingo, 15 de mayo de 2016
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LA CIENCIA QUE NOS UNE
AGUSTÍN VALENZUELA FERNÁNDEZ *
Es muy real, hay señales evidentes de que el proceso se
está acelerando, y sin
embargo parece como si nos
hubiésemos “inmunizado”
ante los vaticinios del desastre
que se avecina. Hacemos caso
omiso de los avisos que se nos
dan, ignorando o minusvalorando datos reales que científicos y personalidades, como
Albert Arnold, Al Gore, nos
muestran sobre los efectos
nocivos, muchos de ellos irreversibles, que la actividad
humana está provocando
sobre el planeta, destruyendo
ecosistemas, recursos y formas de vida. Es el resultado
del cambio climático. No
podemos mirar para otro lado:
el lobo sí viene, ya está aquí.
Una prueba irrefutable del
impacto del aumento de la
temperatura terrestre, debido
al empleo desmesurado de
combustibles fósiles, entre
otros ejemplos, es la desaparición de los grandes árboles del
planeta, el deshielo de los
polos, la muerte inexorable de
la gran barrera de coral del
pacífico, el desplazamiento de
vectores de transmisión de
patógenos (como los mosquitos) y de los propios patógenos,
desde las regiones más húmedas y cálidas de los trópicos a
las zonas templadas y secas
subtropicales, o a latitudes del
globo históricamente más
frías. La muerte de los árboles
grandes y de los más longevos,
en el parque Yosemite en California, en las sabanas africanas
o en la selva brasileña, se debe
al aumento de la temperatura
y a la consiguiente escasez de
recursos hídricos. La desaparición de estos gigantes afecta al
ecosistema y a la salud del
clima, de forma global, ya que
son fundamentales en el ciclo
del carbono, y devuelven
mucho vapor de agua a la
atmósfera, refrescando la tierra
y sosteniendo la formación de
nubes, las cuales modulan la
radiación solar que impacta en
la superficie del planeta y condicionan la temperatura y las
precipitaciones. Su desaparición también es dramática
para la biodiversidad de espe-
¡Qué viene el lobo!
Una prueba del impacto
del aumento de la
temperatura terrestre es la
desaparición de los grandes
árboles del planeta
cies animales y vegetales que
alberga el entorno de estos
árboles. Por otro lado, el calentamiento global está matando
el coral de los arrecifes por
blanqueamiento del mismo.
Este fenómeno se produce
cuando la temperatura del
océano aumenta por encima
de la temperatura media para
esas aguas en verano. Cuando
esto sucede, se desprende un
alga que está adherida a la
superficie del coral, como si
fuera su piel, al cual protege y
le da su color. El blanqueamiento denota la pérdida de
este tejido protector. Sin el alga,
el coral pierde su mayor fuente
de alimento y es más propenso
a contraer enfermedades, por
lo que acaba muriendo. Además, el cambio de color del
coral deja sin camuflaje y sin
protección, frente a depredadores, a crustáceos y peces
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Coordinado por VERÓNICA MARTÍN
Domingo, 15 de mayo de 2016
La desaparición
arbórea afecta al
ecosistema y a la
salud del clima.
Ilustración de
FABLAB ULL
AL DETALLE
¿Sabías que ...?
(como el pez payaso), entre
otros seres vivos de este ecosistema. Se estima que entre 2014
y 2016 desaparecerán unos
15.000 km2 de arrecifes de
coral. La Gran Barrera de Coral
australiana, que alberga 400
tipos de coral, 1.500 especies
de peces y 4.000 variedades de
moluscos, está devastada, y
muere inexorablemente. En lo
que va de este año 2016, se ha
constatado que los glaciares
de Groenlandia y la Antártida
se están derritiendo diez veces
más rápido de lo estimado.
Esta situación provocará, en
los próximos años, un
aumento del nivel del mar de
hasta 5 metros, generando un
grave problema a ciudades
costeras, como la de Nueva
York. Además, conllevará la
destrucción de ecosistemas
polares, afectando a osos polares, pingüinos, focas, leones
marinos, ballenas, fitoplancton, zooplancton, etc. De la
misma forma, a causa del
calentamiento global, están
desapareciendo las barreras
geográficas y climáticas, tanto
para vectores transmisores de
enfermedades infecciosas,
como para los mismos patógenos. Los artrópodos, como
los mosquitos Aedes, y virus
como los del Zika, Dengue y
Chikungunya, están diseminándose por el planeta como
Las hormigas aseguran la supervivencia de
muchas plantas, al dispersar sus semillas. Si la
temperatura aumenta
apenas medio grado centígrado, las hormigas se
quedan en su fresco hormiguero. Al no salir en
busca de alimento, dejan
de dispersar semillas y de
reciclar los nutrientes del
suelo. La desaparición de
un ecosistema de hormigas tiene un impacto profundo en la vegetación y
biodiversidad del bosque,
como ocurre con la mitad
de las plantas bajas del
Parque Nacional Great
Smoky Mountains
(EE.UU.), que dependen
del buen estado de salud
de las hormigas „
consecuencia de estos cambios. La lista de afectados por
el uso de combustibles fósiles
y el cambio climático asociado, es mucho más larga y va
en aumento. De la misma
manera que hoy visitamos
museos para ver cómo eran
las antiguas civilizaciones,
quizá, en un futuro no deseable, nosotros también seamos
objeto de visita. ¿Qué necesitamos para verlo, para escuchar el grito agónico de socorro del planeta y acudir en su
ayuda?
*PROFESOR E INVESTIGADOR DE LA
ULL, INSTITUTO DE ENFERMEDADES
TROPICALES (IUETSPC)