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1914 -18 : La Gran Guerra
Por José Antonio Riesco
Instituto de Teoría del Estado
El 2 de agosto de 1914, con el ataque de Austria contra Servia, tuvo inicio
la primera guerra mundial con dos actores principales : Inglaterra, Francia,
Rusia e Italia (la Triple Entente), por un lado; y Alemania y AustriaHungría, (Triple Alianza), por el otro. Fuera del mapa europeo tradicional
también participaron Japón y Turquía, entre otros. Se calcula en 7 millones
las víctimas fatales que produjo, a lo que deben sumarse los mutilados,
locos, huérfanos, viudas y desocupados. Hay que releer “Sin novedad en el
frente” y “De regreso” de Erich María Remarque.
Alemania y sus aliados sufrieron la derrota y seguidamente el Tratado de
Versalles –con el sello del espíritu de venganza de George “El tigre”
Clemenceau-- inauguró las condiciones para que un día no lejano, en 1933,
Adolfo Hitler se instalara en la Cancillería. En el ínterin Inglaterra había
logrado desalojar a su principal competidor en el mercado internacional,
pero en el horizonte ya caminaba Estados Unidos hacia su rol de gran
potencia y que había entrado a la batalla luego que el costo principal lo
pagaron “los aliados”.
Sin el talento político del barón Otto von Bismarck el gobierno alemán
entró en la guerra con el pie cambiado pese a que la nación era una
admirable máquina industrial y militar. El emperador, Guillermo II “El
Kaiser”, carecía de la visión geoestratégica del viejo canciller, acaso por
eso sus fuerzas entraron a la guerra con dos inconvenientes de suma
gravedad. La acción de envolvimiento sobre Francia -el llamado Plan
Schlieffen, inspirado en la lejana experiencia de la batalla de Cannaesufrió las reformas de última hora dispuestas por el jefe de estado mayor
(Moltke El Joven), debilitando el ala izquierda con más los errores tácticos
del hijo del Kaiser y del príncipe Ruperto que resistieron en lugar de
retroceder para armar la trampa.
El otro importante problema fue la guerra “en dos frentes” con Rusia en el
oriente y cuyos defectos no impidieron su capacidad ofensiva que le llevó a
perder dos millones de hombres en la primera etapa de la confrontación.
Con menos recursos, entre el 17 de agosto y el 2 de setiembre de 1914, por
iniciativa del coronel Max Hoffman, su jefe de operaciones en Prusia
oriental, los alemanes destrozaron en Tannenberg al ejército ruso; y no
importa si los laureles fueron para el general Erich Lüdendorff y la medalla
para el mariscal Hindenburg.
El alivio del frente oriental recién se logró con el acuerdo entre la jefatura
del estado mayor (Lüdendorff) y Lenin, entonces refugiado en Suiza, y en
base a lo cual el líder bolchevique pudo entrar a Rusia a fines de 1917 en
un tren blindado lleno de armas y buena plata que le proveyeron los
alemanes. Apenas llegado tiró a la basura su teoría de “la guerra inevitable”
y se aferró a la consigna de la paz mientras preparaba la toma del poder y la
empresa revolucionaria. Después de la gran contienda, en 1922, Lüdendorf
se asoció con Hitler para organizar el NSDAP (partido de los nazis)
mientras Lenin fundaba la URSS.
La Gran Guerra terminó el 9 de noviembre de 1918 con un armisticio
mientras el Kaiser, luego de abdicar, se refugió en Holanda. Se constituyó
el gobierno republicano de la Socialdemocracia, presidido por Federico
Ebert, y que en 11 de agosto de 1919 logró sancionar la denominada
Constitución de Weimar. El nuevo régimen cruzó los años 20 en medio de
dificultades, inflación y tumbos, una razón para que en 1926 el mariscal
Hindenburg fuera electo presidente del Reich como prenda de unidad
nacional, hasta que el 27 de enero de 1933 dicho “héroe nacional” tuvo la
ocurrencia de designar a Adolfo Hitler al frente de la cancillería.
Italia participó de la contienda del lado de los “aliados” con grandes
pérdidas humanas y materiales, pese a lo cual no recibió las
compensaciones que se le habían prometido. En 1919 se hizo fuerte y
expansivo un intenso sentimiento nacionalista, ese año Benito Mussolini
fundó el “Fascio del Risurgimento” luego de haber roto con el socialismo.
El país entró en una situación de anarquía, pre-revolucionaria, hasta que en
1922, luego de la Marcha sobre Roma, Mussolini se hizo cargo del
gobierno instaurando el régimen fascista.
El imperio Turco-Otomano, participante de la Triple Alianza, perdió parte
de su territorio; con el liderazgo del principal jefe militar, general Mustafá
Kemal (“Atarurt”) el movimiento de los Jóvenes Turcos tomó el poder y
resolvió la anulación del sultanato. En 1922, el país se transformó en una
república.
Decimos, pues, que la Gran Guerra no dejó resultados ni huellas positivas,
a no ser la sucesión de tensiones y conflictos que llenaron las dos décadas
siguientes. La crisis de 1929/30 cerró el ciclo del capitalismo liberal y se
inició la etapa de su asociación manifiesta con el Estado. El 17 de julio de
1936 comenzó en España una feroz guerra civil. Y el 1ro. de setiembre de
1939 Alemania invadió Polonia y se inauguró la segunda guerra mundial
que fue más aniquiladora que la primera.-