Download Economía y cooperativismo de cara al 2017

Document related concepts

Inflación wikipedia , lookup

Tipo de interés real wikipedia , lookup

Regla de Taylor wikipedia , lookup

Monetarismo wikipedia , lookup

Desarrollo estabilizador wikipedia , lookup

Transcript
Dr. Ricardo Duran
Vicepresidente Financiero
BCC
Economía y
cooperativismo de
cara al 2017
En los últimos 52 años nunca se había tenido un escenario tan complejo como el
que depara el 2017. El limbo político en el que quedó el acuerdo de paz de la
Habana hace que el ejercicio de proyectar la economía se mueva más hacia el
arte de la adivinación que hacia la técnica de la prospectiva. Al fin y al cabo, la
economía y la política quedaron unidas con un cordón umbilical de incertidumbre
de cuya permanencia dependerá el daño potencial que pueda sufrir el aparato
productivo por cuenta de la parálisis en las decisiones de producción, inversión y
consumo de las empresas y familias colombianas.
El segundo aspecto que hace del
2017 un año de difícil lectura es el
contenido de una reforma tributaria
estructural cuyo contenido, recaudo
estimado e impacto se desconocen al
momento de escribir este artículo. La
circunstancia especial que rodea a la
reforma tiene que ver con su carácter
estructural en medio de un claro
patrón de desaceleración de la
economía y del consumo privado, con
precios deprimidos del petróleo y con
la camisa de fuerza de la regla fiscal.
Sin embargo, es deber del analista
abstraerse
de
los
numerosos
imponderables que gobiernan la
escena política y fiscal del país para
sentar una postura sobre las
macrotendencias que más pueden
influir sobre el ánimo de los negocios
en un año que por obvias razones
tiene pronóstico reservado.
Independientemente del desenlace
político e institucional que pueda
tener el proceso de paz, lo cierto es
que el año 2017 está plagado de
espejismos económicos que se
deben
desenmascarar,
especialmente para una economía
solidaria que no va a ser partícipe de
los motores de los negocios el
próximo año.
El espejismo del crecimiento
económico:
Aunque los académicos, gremios,
empresarios, autoridades y centros
de investigación no han revelado aún
los
pronósticos
definitivos
de
crecimiento económico para el 2017,
el consenso apunta hacia una
aceleración respecto del 2016 en un
rango que oscila entre el 2.5% de los
analistas y el 3.5% del Gobierno
Nacional, soportada sobre el sector
de la construcción y la industria
manufacturera, principalmente.
Las cacareadas obras de cuarta
generación que ya cuentan con los
cierres financieros de la primara ola,
junto con el mejor desempeño de un
sector industrial que ha podido
producir y vender los productos
anteriormente
importados
que
perdieron competitividad tras la
devaluación de la tasa de cambio, sin
duda van a acelerar el crecimiento del
producto el próximo año.
Sin embargo, la pregunta relevante
es si el cooperativismo tiene un papel
activo en ambos procesos. Que se
sepa, no es estrecha la vinculación
de las cooperativas con la actividad
de la construcción de obras civiles, ni
tampoco con sus cierres financieros,
ya que mayoritariamente éstas se
dedican al financiamiento del gasto
de consumo de los asociados.
Tampoco es alta la penetración del
cooperativismo en la actividad
industrial del país, salvo contados
casos que demuestran que la
excepción confirma la regla.
Por estas razones, mal harían las
cooperativas
en
construir
sus
presupuestos sobre unos parámetros
de crecimiento económico que tienen
poco que ver con su quehacer
cotidiano,
el
cual
está
más
estrechamente correlacionado con el
consumo de los hogares que con la
tasa de crecimiento del PIB.
El espejismo del crecimiento del
crédito:
En igual sentido, las proyecciones del
crecimiento del crédito en Colombia
en el 2017 van a estar fuertemente
influenciadas
por
el
aumento
esperado de la cartera comercial, no
solamente por ser la de mayor
tamaño en la banca tradicional, sino
porque ésta incorpora el componente
de la obras de cuarta generación.
Con
la
misma
lógica,
el
cooperativismo financiero también
debe filtrar el crecimiento proyectado
de la cartera de vivienda. Debe
recordarse que el gobierno en el plan
Pipe II le dio un impulso al sector de
la construcción del que se van a
beneficiar
los
intermediarios
financieros que cuentan con fuentes
de fondeo de largo plazo para
financiar vivienda. Este no es el caso
de las cooperativas.
En razón de lo anterior, no sería raro
ver cifras de dos dígitos en el
crecimiento proyectado de la cartera
del sistema financiero colombiano por
un par de componentes en los que no
participan
las
cooperativas.
Consecuentemente, las entidades
solidarias deben enfocar el lente en el
crecimiento esperado del crédito de
consumo, guarismo que a diferencia
de la cartera comercial de la banca
triple A, podría tener un solo dígito
habida consideración de la carga
tributaria que va a recaer sobre los
hogares.
El espejismo de la inflación
decreciente:
La inflación puede ser una de las
variables más traicioneras el próximo
año. En el corto plazo soplan vientos
favorables
pues
-una
vez
normalizados el clima y la tasa de
cambio- el costo de vida muestra una
marcada tendencia a la baja.
Después de haber tocado un máximo
de 8.97% en julio, a septiembre ya
registraba un descenso a 7.27% con
altas posibilidades de situarse
alrededor del 6.0% al cierre de
diciembre de 2016.
Para 2017 la última encuesta
conocida del Banco de la República
mostró un pronóstico de 4.08% al
cierre de año, ya bastante cercano al
techo del 4.0% del rango meta. Sin
embargo,
los
analistas
están
desconociendo
al
menos
tres
circunstancias que podrían complicar
el panorama. El primero es el efecto
inflacionario de la reforma tributaria
estructural.
En un escenario extremo en el que la
reforma aumente el IVA en 3 puntos
para la totalidad de la canasta familiar
colombiana, la reforma generaría 3%
extra de inflación y por lo tanto la cifra
de cierre del 2017 estaría más
cercana al 7% que al 4%. En un
escenario
medio
donde
se
presupueste 1.5 puntos extras de
inflación por cuenta de la elevación
del IVA, el costo de vida terminaría
alrededor de 5.5%. Nótese que el
4.08% de la última encuesta supone
que el aumento IVA no es
inflacionario. Absurdo.
En segundo lugar, la actual deflación
de alimentos no va a ser eterna, ya
que los precios de los alimentos
suelen
moverse
en
ciclos
semestrales. Esto significa que el
evidente exceso de oferta actual va a
propiciar disminuciones en las
siembras que en seis meses se van a
reflejar en mayores precios de los
alimentos. En tercer lugar, la abrupta
caída de la inflación que se vio desde
el mes de agosto y que se va a
extender hasta diciembre de 2016 va
a generar un efecto estadístico
perverso en la segunda mitad de
2017 dada la baja base de
comparación. De esta manera la
inflación del primer trimestre de 2017
está amenazada por el aumento del
IVA, la del segundo trimestre por el
rebrote del precio de los alimentos y
la del último trimestre por efectos
estadísticos que no son de poca
monta.
El espejismo de las tasas de
interés decrecientes:
El reciente desplome de la inflación le
ha hecho pensar a más de un
analista que están dadas las
condiciones para que el Banco de la
República inicie un ciclo de reducción
de la tasa de intervención y que por
esa vía se propicie un recorte en las
tasas de interés de las operaciones
activas
y
pasivas
de
los
establecimientos de crédito y del
cooperativismo financiero.
No hay tal. Aún sin incorporar el
efecto inflacionario de la reforma
tributaria, el mercado da por
descontado que el Banco de la
República va a incumplir la meta de
inflación en 2017 (4.08% en
diciembre de 2017). Con ello, el
Emisor ajustaría ya su tercer año
consecutivo de incumplir la meta de
inflación con un riesgo enorme de
pérdida de credibilidad en la
efectividad de la política monetaria.
Esta circunstancia también desvirtúa
los resultados de la última encuesta
de expectativas del Banco de la
República en materia de la tasa de
intervención, la cual fue recogida
entre 40 agentes entre el 6 y el 9 de
septiembre. El mercado considera
que en enero de 2017 se va a
presentar la primera reducción de la
tasa de interés de intervención de
7.75% a 7.50% con reducciones
adicionales de más de un punto
porcentual hasta agosto de 2017 con
un pronóstico de 6.25%.
Los
analistas no advierten que enero de
2017 es justo el mes en que estalla la
inflación por la remarcación de los
precios producto del aumento del
IVA, además de subestimar los
demás
riesgos
inflacionarios
mencionados y el peligro de pérdida
de credibilidad.
Al ser la inflación el piso natural de
las tasas de interés, la rebeldía a la
baja que va a mostrar en 2017 (o al
menos su mayor alejamiento respecto
a su convergencia esperada hacia el
techo del 4% del rango meta) va a
implicar que las tasas de interés de
los préstamos de consumo no van a
bajar en línea con las expectativas y
por lo tanto no se van a presentar los
alivios esperados sobre la carga
financiera y sobre la recuperación en
la capacidad de pago de los hogares
colombianos.
El espejismo de la tasa de cambio:
El mercado pronostica que la tasa de
cambio va a cerrar en 2.959 pesos
por dólar en diciembre de 2016 y en
2.877 pesos por dólar en la Navidad
de 2017. Es decir, se augura una leve
revaluación
del
peso
que
seguramente está soportada en el
mejor comportamiento de los precios
del petróleo el próximo año.
Al margen de la adivinanza sobre el
precio del petróleo en 2017, el
mercado parece desconocer la
influencia del contexto internacional
en la determinación de la tasa de
cambio colombiana. Los analistas
han hecho caso omiso de una
probabilidad del 64% que le asigna el
mercado norteamericano al aumento
de la tasa de intervención de la
Reserva Federal (banco central de
Estados Unidos) en diciembre de
2016.
Conocido es que esta acción de parte
del banco central más influyente del
mundo tiene la capacidad de devaluar
las monedas, tanto las fuertes como
el euro o el yen, como las débiles de
los países emergentes. Ello obedece
a que el ajuste de las tasas
norteamericanas
arrastra
hacia
Estados
Unidos
los
capitales
invertidos en todos los países del
orbe. Incentiva a los colombianos a
invertir en Estados Unidos, motiva a
los extranjeros con inversiones en
Colombia a vender sus posiciones
para trasladarlas a Norteamérica y
disuade a los agentes externos que
pensaban radicar sus capitales en el
territorio nacional.
Esta enorme capacidad que tiene el
mercado norteamericano para atraer
capitales nos coge mal parados por
dos vulnerabilidades principales. La
primera tiene que ver con el gran
déficit externo del país, ya que las
importaciones no han caído lo
suficiente como para compensar el
desplome de las exportaciones por
cuenta de la caída en los precios del
petróleo. Los saldos en rojo del
comercio
exterior
deben
por
consiguiente ser financiados con
flujos de inversión extranjera que
entren al país, en lugar de salir de
nuestras fronteras.
La segunda vulnerabilidad consiste
en que en estos momentos las
posiciones de TES en manos de
inversionistas extranjeros están en
sus máximos históricos. Según cifras
del Ministerio de Hacienda el 22% de
las tenencias actuales de TES
corresponde
a
inversionistas
extranjeros de portafolio (capital
golondrina)
que
reaccionan
rápidamente a las señales del mejor
postor.
En este orden de ideas, no es para
nada depreciable el riesgo de una
salida de capital especulativo que
debilite la moneda colombiana frente
al dólar al cierre de este año y que
desencadene
un
episodio
de
devaluación que sin duda también
tendría repercusiones inflacionarias.
En conclusión el año 2017 también va
a
ser
exigente
para
los
administradores del cooperativismo
financiero. Los supuestos de los
presupuestos deben alinearse con la
expectativa de crecimiento del
consumo de los hogares y con el
crecimiento esperado del crédito de
consumo. Las tasas de interés de los
productos del activo y del pasivo no
deben asumir un escenario de
normalización de la política monetaria
en 2017 y finalmente la capacidad de
pago de la familia colombiana
promedio se enfrentará con un
elemento desconocido derivado de
una carga tributaria basada en las
personas naturales y en el aumento
del IVA. Prudencia señores.
El Dr. Ricardo Durán Romero, nacido en Bogotá, es bachiller en
letras y filosofía del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, y Economista del mismo. Ha trabajado en el hoy
desaparecido Banco Industrial Colombiano (BIC), en la
Superintendencia Bancaria (hoy financiera), en la financiera
Bermúdez y Valenzuela, en el Fondo de Garantías de Entidades
Cooperativas FOGACOOP, en Portafolio cuando sus inicios, y
más
recientemente
en
Corredores
Asociados
S.A.
desempeñando el cargo de Gerente de investigaciones
económicas y Trader en Intervalores S.A., Comisionista de bolsa.
En la pedagogía, ha dispensado con generosidad a los lectores
en sus columnas habituales del Diario La República.
Actualmente, es el Vicepresidente Financiero del Banco
Cooperativo Coopcentral donde ha desempeñado sus labores
desde el año 2009.