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Estudios evolutivos en Arachnitis uniflora: una planta albina de nuestros
bosques andino-patagónicos
Entre las diversas especies que habitan nuestros bosques, existen algunas con formas de
vidas muy particulares y, muchas veces, impensadas. Tal es el caso de la planta
Arachnitis uniflora (Familia Corsiaceae), la cual habita principalmente los bosques
sombríos de los Andes patagónicos, además de sitios tan alejados como Bolivia y las
Islas Malvinas. Esta pequeña planta de apenas unos 10-15 centímetros presenta la
particularidad de haber perdido su capacidad de producir clorofila, pigmento que da la
típica coloración verde de las plantas y que permite captar la energía del sol para realizar
la fotosíntesis, a partir de la que se forman los compuestos carbonados vitales para su
crecimiento. De este modo, plantas albinas como A. uniflora deben tomar los nutrientes de
otras plantas que sí realizan fotosíntesis. Para esto, emplean como intermediarios a
hongos micorrícicos, que son organismos especializados en asociarse a las raíces de
plantas “verdes” para obtener el carbono para alimentarse, ya que ellos tampoco poseen
clorofila. Así, parte de los compuestos que los hongos toman son cedidos a plantas como
A. uniflora, las cuales reciben el nombre de micoheterotróficas.
En el Laboratorio de Ecología Evolutiva y Biología Floral del IMBIV se investiga cuáles
han sido los factores geológicos y climáticos que han modelado la actual distribución
geográfica de A. uniflora. Se intenta dilucidar cómo incidieron sobre la biogeografía de
esta especie las últimas glaciaciones producidas hace aproximadamente 10 mil años y/o
el levantamiento de la Cordillera de los Andes, que comenzó hace más de 30 millones de
años, y además, cuál ha sido la influencia de los hongos micorrícicos a los que se asocia.
Los estudios filogeográficos son muy apropiados para responder preguntas de este tipo.
Éstos analizan los aspectos históricos que condujeron a la actual distribución y
diversificación de los linajes, especialmente dentro y entre especies. Para ello, se analizan
fragmentos particulares del ADN de A. uniflora con el objeto de observar la variabilidad
genética que existe entre distintas poblaciones de la especie a lo largo de toda su
distribución geográfica. Conociendo además la diversidad de hongos micorrícicos con los
que interactúa nuestra especie en todo su rango de distribución, se pueden descubrir las
relaciones que se fueron estableciendo entre ambos tipos de organismos a lo largo de su
historia evolutiva común.
Participantes del proyecto:
Mauricio Renny, Alicia Sérsic, María Cristina Acosta, Laura Domínguez
Financiado por:
FONCYT, CONICET, SECYT-UNC.
Fig. 1 A. Vista general de las plantas, B. Aspecto de una flor, C. corte microtómico
por la raíz mostrando una célula con cuatro formaciones fúngicas vesiculares en su
interior.