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Alfonso Topete Durán
Condecoración Mariano Bárcena
Decreto 7051
60 años de operar en la UdeG. La Universidad recuerda a uno de los hombres entregados en cuerpo y alma a sus
profesiones: la que ejercía en el aula de clases, quizá de la que partió para fundar el Departamento en Cirugía
Experimental, y la de la sala de operaciones, donde realizó la primera cirugía a corazón abierto en Guadalajara. Con
82 años de edad, a punto de cumplir los 83 el próximo 17 de marzo, el doctor Alfonso Topete Durán ya no opera ni
asiste a la Universidad de Guadalajara, la que fuera su casa durante más de 60 años, si a este tiempo de trabajo le
suman los que pasó estudiando en ella. Pero la memoria sigue, ¿y cómo no?, si durante el tiempo que ejerció vio
nacer un cúmulo de generaciones de médicos, además de que con su trabajo dio continuidad a la vida de muchos
pacientes atormentados que llegaron a sus manos en alguna de las múltiples instituciones de salud pública en las
que laboró, incluido el Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, de la UdeG. “Él ejerció como catedrático de la
Universidad todavía hasta el año pasado, pero como médico y por su condición física dejó de trabajar hace seis
años. Su profesión constituía su vida. Mi papá era un enamorado de su trabajo: lo hacía todo el día”, señaló
Eduardo Topete Señkowski, uno de los hijos del médico.
Fue con un reconocimiento que la UdeG “rescató” la labor de Topete Durán, pero es preciso más espacio
para recordar a uno de los hombres entregados en cuerpo y alma a sus profesiones: la que ejercía en el aula de
clases, quizá de la que partió para fundar el Departamento en Cirugía Experimental, y la de la sala de operaciones,
donde realizó la primera cirugía a corazón abierto en Guadalajara. El Hospital Civil, el Seguro Social, el ISSSTE y
el hospital de Zoquipan (este último especializado en personas con enfermedades cardiovasculares), son algunas de
las instituciones en las que trabajó el médico, además de que tenía su consultorio privado. “Estuvo relacionado con
el doctor Christian Wagner, el primer médico que hizo un trasplante de corazón humano, porque ya había hecho
trasplantes de corazón en perros. Incluso fue invitado por el doctor Wagner y el gobierno de Sudáfrica para
examinar al paciente al que se le practicó el trasplante”, recordó Topete Señkowski.
El doctor Alfonso Topete Durán fue presidente de la Academia Mexicana de Cirugía, capítulo Guadalajara,
de la que es miembro honorario. Durante el tiempo que ejerció, participó en numerosos congresos, entre 50 y 60,
como conferencista. Más allá del médico, Topete Durán también es el hombre y el padre, “papeles” que desempeñó
al lado de su esposa y seis hijos, de los cuales ninguno optó por la medicina, pero viven con el orgullo de tenerlo
como padre. “Nos sentimos, toda mi familia, siempre motivados a enfrentar la vida con la pasión que él la enfrentó
y esto ha sido lo más importante que nos ha legado. De él heredé el amor al trabajo, a la responsabilidad. Me
enseñó que en la vida hay que esforzarnos para lograr algo”, comentó Topete Señkowski. El “profesional”,
“excelente médico”, “hombre serio”, “pragmático”, “adicto a los libros”, “jugador de tenis”, “sabio y cinéfilo”,
continúa enseñando, ya no en las aulas del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, sino en su casa, rodeado
de la familia que lo acompaña y aprende de él las ganas de vivir y trabajar.
Tomado de la Gaceta Universitaria de la Universidad de Guadalajara, del 27 de enero de 2003, sección Orgullo
Universitario, por Aimeé Muñiz Machuca.