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FAST FOOD EMOCIONAL
Hay seis deseos (necesidades emocionales) que mueven la conducta de las personas
y que hay que alimentar a diario. Son las razones últimas por las que hacemos las
cosas. Uno de los grandes retos de la vida consiste en alimentar inteligentemente las
necesidades emocionales de uno mismo y respetar las necesidades emocionales de
los demás. Los alimentos posibles son casi infinitos, pero no todos tienen los mismos
efectos secundarios. En un extremo están los alimentos tipo “fast-food”, que quitan el
hambre pero alimentan mal; en el otro, la comida sana, que además de quitar el
hambre mejora la salud emocional de la persona.
Las personas con desequilibrios emocionales, generalmente, se han dedicado a
alimentar sus necesidades emocionales básicas (los cuatro primeros deseos) de
forma poco inteligente. No han sabido encontrar en su interior la solución a los
grandes deseos con los que se nace. Ya se sabe que, a mayor necesidad (más
hambre), menos se discrimina en el alimento que se toma. El hambre ciega. Cuanto
más déficit se tiene en alguna de las cuatro necesidades básicas, peor alimento se
tiende a elegir. El déficit puede venir de una alimentación históricamente deficiente o
de una necesidad hiper-inflada.
Cuando las personas se alimentan emocionalmente mal en sus lugares de trabajo o en
su vida personal se producen dos resultados. Por un lado, se rechaza interiormente lo
que se hace, el trabajo o la familia, o ambas. Eso a su vez provoca una reacción de
frustración personal que puede hacer que las personas sean raquíticas en sus
pretensiones o violentas en sus planteamientos.Los juicios que se hacen sobre sí
mismos acaban teniendo un contenido negativo cuando el alimento emocional es fast
food.