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¿A QUÉ INVITA la Iglesia en Cuaresma?
La Iglesia invita a sus fieles a hacer de este tiempo un retiro espiritual en el que el esfuerzo de meditación y de oración debe estar sostenido por un esfuerzo de mortificación personal cuya medida, a partir de este mínimo, es dejada a la libertad y a la generosidad de cada uno.
Bien vivida, la Cuaresma prepara una auténtica y profunda conversión personal, para participar en la fiesta más grande del año: el Domingo de la Resurrección del Señor.
¿Qué es la penitencia? ¿De qué modos se expresa la penitencia en la vida cristiana?
La penitencia, traducción latina de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (cambio espiritual) del pecador. Designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador. Literalmente cambio de vida, se dice del acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del incrédulo que alcanza la fe.
¿Qué es la conversión? ¿Por qué tienen que convertirse los cristianos ya bautizados?
Convertirse es reconciliarse con Dios, apartarse del mal, para establecer la amistad con el Creador. Supone dejar el arrepentimiento y la Confesión de todos y cada uno de nuestros pecados. Una vez en gracia (sin conciencia de pecado mortal), hemos de proponernos cambiar desde dentro (en actitudes) todo aquello que no agrada a Dios.
La llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que "recibe en su propio seno a los pecadores" y que siendo "santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación" (LG 8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del "corazón contrito" (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia (cfr. Jn 6,44; 12,32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero (cfr. 1 Jn 4,10). Contemplar el misterio
Hemos entrado en el tiempo de Cuaresma: tiempo de penitencia, de purificación, de conversión. No es tarea fácil. El cristianismo no es camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y dejar que pasen los años. En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la conversión primera —ese momento único, que cada uno recuerda, en el que se advierte claramente todo lo que el Señor nos pide— es importante; pero más importantes aún, y más difíciles, son las sucesivas conversiones. Y para facilitar la labor de la gracia divina con estas conversiones sucesivas, hace falta mantener el alma joven, invocar al Señor, saber oír, haber descubierto lo que va mal, pedir perdón. (Fuente: http://www.es.josemariaescriva.info/articulo/costumbres­cristianas­cuaresma­40­dias)
“Miserando atque eligendo”
EL ESCUDO
El Papa Francisco ha escogido un escudo rico en simbolismos y significados, para legar a la historia su personalidad y su pontificado. En los rasgos, esenciales, el Papa Francisco ha decidido conservar su escudo anterior, elegido desde su consagración episcopal y caracterizado por una sencillez lineal. Sobre el escudo, azul, se hallan los símbolos de la dignidad pontificia, iguales a los que deseó el predecesor, Benedicto XVI (mitra entre llaves de oro y plata, entrelazadas por un cordón rojo). En lo alto se refleja el emblema de la Orden de procedencia del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante y llameante con las letras, en rojo, IHS, monograma de Cristo. Encima de la letra H se halla una cruz; en la punta, los tres clavos en negro.
En la parte inferior se contempla la estrella y la flor de nardo. La estrella, según la antigua tradición heráldica, simboliza a la Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; la flor de nardo indica a San José, patrono de la Iglesia Universal. En la tradición iconográfica hispánica, en efecto, San José se representa con un ramo de nardo en la mano. Al incluir en su escudo estas imágenes el Papa desea expresar su especial devoción hacia la Virgen Santísima y San José.
EL LEMA
El lema del Santo Padre Francisco procede de las Homilías de San Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149­151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi: “Sequere me” (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: “Sígueme” )».
Esta homilía es un homenaje a la misericordia divina y se reproduce en la Liturgia de las Horas de la fiesta de San Mateo. Reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En efecto, en la fiesta de San Mateo del año 1953, el joven Jorge Bergoglio experimentó, a la edad de 17 años, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después de una confesión, sintió su corazón tocado y advirtió la llegada de la misericordia de Dios, que, con mirada de tierno amor, le llamaba a la vida religiosa. (Fuente: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/elezione/stemma­papa­francesco.html )
12 puntos clave para entender y vivir el Año de la Misericordia Nada más oportuno para estos tiempos que encontrarnos con el rostro misericordioso de Dios. Lo dice muy bien el Santo Padre: “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre”. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es la característica de Dios, la forma como viene a nuestro encuentro, es la que abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre a pesar de nuestro pecado. En Pascua la liturgia de la Iglesia nos transmite la increíble noticia de que el perdón auténtico existe para el hombre, no es sólo una leyenda, (algo bellísimo, pero inalcanzable). !No! Jesús ha destruido «la nota de cargo que había contra nosotros; y la ha suprimido clavándola en la cruz» (Col 2, 14). Ha destruido todo. «Ninguna condenación pesa ya para los que están en Cristo Jesús» (Rm 8, 1). ¡Ninguna condenación! ¡De ningún tipo! Es por eso que, como primer deber antes de empezar este tiempo de gracia, debemos creer que esa misericordia es real. Interiorizar lo que significa en nuestra vida y en la vida de la Iglesia. ¡No podemos, como cristianos, dejar cerrada la puerta de la misericordia que un Dios lleno de amor nos esta abriendo de para en par! ¡Entremos de lleno en este misterio! preparémonos para entrar por esa puerta santa que pronto se abrirá y dejemos atrás todos los miedos y dudas que nos lo impiden. En la Misericordiae Vultus (el rostro de la misericordia),la bula de convocación para este año extraordinario, el Santo Padre nos da puntos fundamentales.
Enseguida los 12 elementos clave (todos ellos tomados del texto de la bula), que a nuestro parecer, nos ayudarán a comprender qué significa este tiempo de gracia: 1. El Llamado a la Iglesia de contemplar el misterio de la misericordia: Como un don recibido gratuitamente que trae consigo la responsabilidad de anunciarlo.
2. Reconocer a Dios como un Padre que jamás se “Queremos vivir da por vencido hasta que no haya disuelto el pecado este Año Jubilar a
y superado el rechazo con la compasión y la misericordia: “Porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón”.
la luz de la palabra
del Señor: Misericordioso
como el Padre. El 3. La Apertura de la Puerta Santa como símbolo de un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la evangelista refiere la enseñanza de propia fe: La Iglesia quiere ser en el mundo signo Jesús: «Sed vivo del amor del Padre.
misericordiosos,
como el Padre
vuestro es misericordioso» (Lc 6, 36)”.
4. Que la Iglesia y las parroquias sean oasis de misericordia: El Papa remarca como cada Iglesia particular estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual para acoger a todos con misericordia.
5. Ser misioneros de la misericordia: “Queremos vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre. El evangelista refiere la enseñanza de Jesús: « Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso»” (Lc 6,36)”.
6. Impulsar las peregrinaciones como estímulo para la conversión: “Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio”.
7. Redescubrir las obras de misericordia corporales y espirituales: “El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros”.
8. Vivir la cuaresma con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios: En la meditación y la escucha atenta de la Palabra de Dios.
9. Fomentar la iniciativa de las “24 horas para el Señor” para que más personas se acerquen al sacramento de la Reconciliación: “Durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el confesionario será la Puerta Santa del alma”.
10. Promover la indulgencia por la que Dios hace evidente este amor que es capaz de destruir el pecado de los hombres: Es necesario comprender que la reconciliación con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia.
11. Tiempo oportuno para cambiar de vida. Tiempo para dejarse tocar el corazón: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma”.
12. Que nuestro pensamiento se dirija a María Madre de la misericordia: Para que en la mirada de María podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios.
(Fuente: http://catholic­link.com/2015/04/17/12­puntos­clave­para­entender­el­ano­de­la­misericordia/)