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24 escapada • agrupació
Portugal:
tan lejos,
tan cerca
Lisboa está a menos de media hora
en avión de Madrid; 300 kilómetros
separan Sevilla de Évora; y para ir de
Vigo a Oporto basta con coger un tren
regional, aunque con un poco más de
tiempo, es posible llegar hasta esta
ciudad lusitana desde Vega de Terrón,
en Salamanca, en un crucero fluvial
por el Duero. Portugal parece tan lejos
y, sin embargo, ¡está tan cerca!
El país que quiso cantar a la fatalidad
del destino y al amor en forma de
fados, nos queda, en efecto, a la vuelta
de la esquina y tiene por ofrecer mucho más que 850 kilómetros de playas
bañadas por el océano Atlántico.
Estas tierras que fueron habitadas por
celtas, fenicios, cartagineses, griegos,
romanos, germanos, musulmanes
y judíos bullen de historia y cultura.
Pueden encontrarse vestigios de las
antiguas civilizaciones en forma de
conjunto de arte megalítico en la
región de Évora (Alentejo) y hay muestras de la cultura castrense por todo el
Si sus 850 kilómetros de playas, sus
vinos de Oporto y del Duero o sus
80 campos de golf no nos parecen
suficiente atractivo, descubrir el
rico y amplio patrimonio histórico
y cultural de Portugal tal vez sea el
pretexto que necesitábamos para
visitar a nuestros vecinos de la
península.
país, si bien el poblado de la Edad de
Hierro de Citânia de Briteiros, cerca de
Guimarães, en la región Porto e Norte,
destaca por encima de todos.
Además, el segundo mayor nido de
huevos de dinosaurio carnívoro del
mundo conservado -y el único con
embriones- está, precisamente, en
Portugal; concretamente, en el Museo
Municipal de Lourinhã, a tan solo 70
kilómetros de Lisboa. Por no hablar
de los numerosos puentes, calzadas,
templos y termas romanas que se
reparten por todo el territorio y que
nos recuerdan la incorporación de
nuestros vecinos al Imperio Romano
como Lusitania, a partir del año 45
a. C. Ruinas como las de las ciudades
de Conímbriga (en la zona centro) y
de Miróbriga, en Santiago do Cacém
(Alentejo), a escasos kilómetros
del mar, y que cuenta con el único
hipódromo romano conservado
en el país, bien merecen una visita.
También resulta imprescindible pasear
por el Templo de Évora, situado en
el impresionante centro histórico de
esta ciudad, residencia real durante
el siglo XV y declarado Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO. Évora,
además de por sus vestigios romanos, destaca por sus casas encaladas,
sus balcones de hierro forjado o los
magníficos azulejos que decoran los
interiores de los edificios, muestra del
esplendor portugués de los siglos XVI
a XVIII. Prohibido perdérsela.
Tierra de castillos
Por supuesto, en el país vecino
también se conservan muestras del
impacto cultural y lingüístico que
causó la ocupación musulmana de la
península ibérica entre los siglos VIII y
XV. Un ejemplo claro de este dominio
lo encontramos en la toponimia del
sur del país: el nombre de Algarve,
por ejemplo, proviene de al-Garb y
significa ‘el occidente de al-Andalus’.
Asimismo, la arquitectura de castillos
como los alentejanos de Alcácer do
agrupació • escapada 25
Sal y de Mértola (el segundo albergó
la primera sede de los caballeros de la
Orden de Santiago) o la fortificación
de Silves, monumento nacional desde
1910 y considerado como el castillo
islámico más importante y mejor conservado del Algarve, dan buena fe del
influjo musulmán en tierras lusitanas.
Pero, evidentemente, no siempre
fueron los portugueses los invadidos.
Para protegerse frente a las agresiones
externas, pero también con el ánimo
de conquistar territorio (la nación
lusitana se creó en el año 1143), se
erigieron otras fortalezas que todavía
hoy se conservan y pueden visitarse.
Siguiendo la línea fronteriza con
España, por ejemplo, encontramos una
sucesión de castillos defensivos como
el de Bragança, Almeida, Marvão o
Elvas. Pero, sin duda, el más imponente de todos ellos, por su significado
histórico y belleza, es el castillo de
Guimarães. Situado en lo alto de la
colina de la ciudad-cuna donde nació
el primer rey de Portugal, Alfonso
Enríquez (1109-1185), y considerado
una de las siete maravillas de Portugal,
es de visita obligada para el viajero.
Próspera
cuna de navegantes
Ahora bien, si hay una época que
marcó la historia de Portugal y que
determinó que el país que conocemos hoy sea como es, castillos y
ruinas aparte, esa fue la Era de los
Descubrimientos (siglos XV a XVII). Un
periodo durante el cual, acuciados por
la voluntad de sus reyes y por su fe
cristiana, los portugueses se echaron
a la mar, logrando crear un imperio
con colonias, primero en Asia y África
y, después, en América del Sur, gracias
a la consolidación de nuevas rutas
de comercio. Muestras del esplendor
alcanzado con el oro procedente de
Brasil, las especias de Oriente y los
centros de comercio en África pueden
observarse en diversos centros históricos, monumentos y palacios de todo
el país. Pero el mayor símbolo de esta
época de exploración (y explotación
comercial) lo constituyen, sin duda, el
Monumento a los Descubrimientos
(en conmemoración a los 500 años de
la muerte de Enrique el Navegante, la
figura más importante del inicio de la
Era de los Descubrimientos), el Monasterio de los Jerónimos (que custodia la
tumba del explorador Vasco de Gama
y el Museo Nacional de Arqueología
y de la Marina) y la Torre de Belém,
todos en la imprescindible Lisboa.
Artes y gastronomía
Portugal fue un país muy próspero
hasta el siglo XVIII. Su arte barroco da
cuenta de ese esplendor a través de
espectaculares y complejos trabajos en
mármol, ricos azulejos, bellas tallas doradas y pinturas que se conservan en
conventos e iglesias como el Convento
de Mafra, la Iglesia de Madre de Deus
y la Basílica de la Estrela, en Lisboa; los
Santuarios del Bom Jesus, en Braga, y
de los Remedios, en Lamego (ambos en la región Porto e Norte), o el
Convento de San Francisco, en Oporto.
Para descubrir el romántico portugués,
en cambio, hay que desplazarse hasta
Sintra, a escasos 30 kilómetros de la
capital lusitana, donde se recomienda
visitar los Parques de Monserrate y de
Pena y sus palacios románticos. Y, por
supuesto, se deben probar los dulces
regionales: las queijadas (un típico
pastel jugoso con harina y queso
fresco) y los travesseiros (una variedad
de hojaldre).
Y es que como señales de identidad
del país vecino, al arte, a la arquitectu-
Situado en lo alto de
la colina, el castillo de
Guimarães está considerado
una de las siete maravillas
de Portugal
ra y a la música portuguesa (ineludible
perderse por los barrios históricos
de Lisboa -Mouraria, Alfama, Bairro
Alto y Madragoa- donde nació el
Fado para escuchar una muestra de
este Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Humanidad), hay que añadirle, efectivamente, la gastronomía
tradicional lusitana. Los portugueses
colman sus mesas con pescados a
la brasa, mariscos y, por supuesto, el
imprescindible bacalao, ya sea seco
o en remojo. Y, siendo el sexto país
productor mundial de vinos, llenan sus
copas con los mundialmente famosos
vinos de Oporto y del Duero, por no
hablar del particular vino de Madeira,
el único en todo el planeta que se
cuece en el horno. Y para concluir tan
suculento menú, de postre, el típico
pastel de nata. Imposible resistirse a él.
Imposible resistirse a Portugal.
Portugal al natural
a Para los amantes del surf y de los deportes acuáticos,
Portugal cuenta con 3.000 horas de sol anuales y 850
kilómetros de costas (incluyendo Madeira y el archipiélago
de las Azores). Este año, 277 playas lusitanas han logrado
la certificación de calidad ambiental Bandera Azul. Las
playas de Peniche o Canhão da Nazaré, en la región de
Lisboa, están consideradas como una zona perfecta para
cabalgar las olas.
a Los apasionados por el senderismo no pueden dejar
de recorrer las sierras de Peneda y de Gerês, situadas
en el único Parque Nacional del país, en la región Porto e
Norte. En el Algarve, la Vía Laietana permite recorrer todo
el interior de la región.
a Observar aves en el país vecino es tan fácil como
acudir a la Reserva Natural de la marisma de Castro
Marim, en el Algarve, y aprovechar la particularidad de
que Portugal tenga una de las mayores diversidades de
aves de Europa, con cerca de 360 especies identificadas.
26 escapada • agrupació
Ver, comer, dormir: los imprescindibles, región a región
Oporto y Norte
• Visitar los centros históricos de Oporto (1) y de Guimarães (2), el Parque arqueológico del valle del Côa (3)
y el Alto Duero Viñatero (4), la primera región vinícola
del mundo que recibió una denominación de origen.
Cuatro parajes declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
• Visitar Braga (5) y la catedral más antigua del país.
5
1
Centro
• Visitar Coimbra (6), Aveiro (7), Castelo Branco (8),
Guarda (9) y Viseu (10).
• Visitar los pueblos del litoral, donde la pesca sigue
siendo una actividad importante.
• Visitar las Aldeas Históricas, las Aldeas de Pizarra
o los castillos de frontera, donde aún se preservan
costumbres, tradiciones y la buena gastronomía
portuguesa.
• Visitar el Parque Natural de la Sierra de la Estrela
(11), donde se encuentra la montaña más alta de Portugal continental (Torre, 1.993 metros), o el Geoparque
Naturtejo (12).
Lisboa
• Visitar el Convento de Cristo, en Tomar (13); el Monasterio de Alcobaça (14); el Monasterio de Batalha (15);
el Monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belém y
los barrios históricos, en Lisboa (16), y Sintra (17). Todos ellos Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
• Visitar el Cabo de la Roca (18), el punto más occidental
del continente europeo, con impresionantes vistas
sobre el mar.
• Visitar Estoril (19) y Cascais (20).
• Visitar Fátima (21), uno de los santuarios marianos
más importantes del mundo. Cada 13 de mayo, más de
100.000 personas acuden al lugar donde dicen que a
tres niños se les apareció la Virgen.
Alentejo
• Visitar el centro histórico de Évora (22), Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO.
• Visitar el Embalse de Alqueva (23), el mayor lago
artificial de Europa.
• Pasear a pie o en BTT por el Parque Natural del Valle
del Guadiana (24).
• Visitar la Coudelaria de Alter do Chão (25), casa madre del Caballo Lusitano.
• El Alentejo cuenta con un vasto patrimonio megalítico
y testimonios de las culturas romana, mudéjar y judaica y es uno de los paisajes mejor preservados de costa
con muchos kilómetros de playas de arena blanca.
Algarve
• Visitar el Cabo de San Vicente (26), el extremo sudoeste del continente europeo.
• Visitar la playa de Marinha (27), una de las más
hermosas del mundo, y la playa de Barranco (28), en
estado casi salvaje.
• Ver la puesta de sol en el promontorio de Sagres (29).
• Visitar el Castillo de Silves (30).
• El Algarve está considerado como el mejor destino de
golf del mundo.
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La página web de Turismo de Portugal,
www.visitportugal.com, propone más de 50
itinerarios clasificados por regiones, temática
y número de días de viaje. Cada ruta incluye un
mapa de la zona y se completa con una oferta
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