Download Descargar - Editorial Miño y Dávila

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Director de colección
Pablo Bottini
Diseño: Gerardo Miño
Composición: Eduardo Rosende
Edición: Primera. Febrero de 2014
ISBN: 978-84-15295-63-1
Tirada: 600 ejemplares
Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada
con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos
Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o
escanear algún fragmento de esta obra.
© 2014, Miño y Dávila srl / © 2014, Miño y Dávila SL
Página web: www.minoydavila.com
Mail producción: [email protected]
Mail administración: [email protected]
En España: P.I. Camporroso. Montevideo 5, nave 15
(28806) Alcalá de Henares, Madrid.
En Argentina: Miño y Dávila srl
Pje. José M. Giuffra 339
(C1064ADB), Buenos Aires.
tel-fax: (54 11) 4300-6919
Miguel Sassano
Cuerpo, función tónica
y movimiento
en Psicomotricidad
Índice
9 Prólogo, por Juan Mila
11 Introducción
13 CAPÍTULO 1
El tono muscular. Actitud, postura y relajación
21
22
24
26
28
29
31
32
36
36
37
39
39
41
44
45
47
50
52
56
57
59
Variables del tono muscular
El tono y el reposo
Las emociones reflejadas en el tono muscular
El tono y su vinculación con la comunicación
El tono y su vinculación con el placer
La evolución normal del tono en el niño
El examen del tono muscular
En el recién nacido
En el niño hasta los dos años
En el niño mayor/adulto
Las patologías del tono muscular
Paratonías y sincinesias
La paratonía
La sincinesia
Las actitudes
Las actitudes emocionales afectivas
Las actitudes motriz y perceptiva
Las actitudes mentales
La función de las actitudes
La regulación del tono muscular. La relajación y el estrés
La relajación
El “entrenamiento autógeno” de Schultz
61
62
62
64
65
66
68
74
75
La metodología
La “relajación progresiva” de Jacobson
El método
La “relajación tónico-emocional” de Ajuriaguerra
La “relajación psicosomática” de Mme. Soubirán
La “eutonía” de Gerda Alexander
La “relajación terapéutica en el niño” de Bergès
Indicaciones para la relajación
Cuando el tono desentona. Estrés
87 CAPÍTULO 2
El movimiento. Gesto, praxia, postura y coordinación
88
98
101
101
103
105
108
110
115
118
123
125
128
128
130
132
135
146
149
152
155
156
157
El acto motor
La importancia del movimiento en el desarrollo del niño
Significado del movimiento en la conducta
El significado biológico del movimiento y las motivaciones
Una posible clasificación de los movimientos
Homeostásis y conducta
El movimiento humano
¿Cómo percibimos el movimiento?
El movimiento como modo expresión
El gesto y la mímica como modo de expresión y comunicación
El aspecto transitivo del movimiento humano
Las funciones motoras
La contracción del músculo y su control
El control nervioso de la contracción muscular
Tipos de movimiento
Una visión integral del sistema motor
Las praxias
La coordinación motriz
La coordinación dinámica general
La coordinación visomotriz u óculomanual
Trastornos de las habilidades motoras
Criterios para el diagnóstico de Trastorno del desarrollo
de la coordinación
Sistema postural: postura y el equilibrio
169 Bibliografía
9
PRÓLOGO
L
a aventura de escribir un libro de Psicomotricidad debe tomarse siempre como un acto de compromiso con la disciplina y con la profesión
de psicomotricista. El colectivo de los estudiantes de psicomotricidad y
los psicomotricistas necesitamos de este tipo de esfuerzos, que nos impulsan a continuar avanzando y seguir profundizando en nuestra práctica
e intervenciones psicomotrices cotidianas.
El colega Miguel Sassano es, por derecho propio, un histórico de la
Psicomotricidad latinoamericana.
Hubo una época, en los ’80 y los ’90, en que los psicomotricistas
buscábamos y no encontrábamos libros de Psicomotricidad. Pero allí
estaban, en los años noventa, como referente y como fuente bibliográfica
imprescindible, los Cuadernos de Psicomotricidad y Educación Especial,
donde bajo la dirección científica de Sassano publicaron sus primeros
escritos varios referentes de la Psicomotricidad de la Argentina, España
y Francia.
No cometeré el imperdonable error de querer recorrer el inabarcable
curriculum vitae del Lic. Miguel Sassano, no corresponde hacerlo aquí
y ahora. Pero sí señalaré algunos aspectos del “antes y del después” que
me parecen de obvia justicia. Sassano, junto a algunos otros compañeros
de la Psicomotricidad argentina, coetáneos y mayores que él, han tenido
que recorrer el duro camino de protagonizar la historia, han tenido que
transitar en el tiempo anterior al reconocimiento académico universitario
de la Psicomotricidad.
Justamente, el trabajo de Sassano (junto a otros compañeros, entre ellos
Pablo Bottini) ha permitido construir un lugar para la Psicomotricidad
argentina en la educación superior universitaria. Eso no es poca cosa.
Sassano fue el primer director de una licenciatura en Psicomotricidad
en la Argentina.
10
Es así que, en esa lucha, indudablemente ha construido y sigue construyendo mucho. Ha sido de los pioneros en este aspecto, asumiendo situaciones incómodas, de alto nivel de responsabilidad y exposición, como la
de dirigir y coordinar formaciones universitarias en Psicomotricidad.
De hecho, debió construir donde no existía experiencia disciplinar ni
profesional, construir donde aún hay incertidumbre y cuestionamientos,
donde tal vez aún hay que vencer censuras increíbles e inaceptables
“bibliografías autorizadas”, como si alguien pudiese “autorizar” el conocimiento.
La tarea emprendida por Sassano no es tarea fácil, se necesita temple, convicción, fortaleza y por sobre todas las cosas la energía necesaria
porque siempre hay que dar lucha y comprender que nadie puede tener
la ilusión de despertar unanimidades. Nadie, absolutamente nadie.
Construir en el ámbito universitario es complejo. Crear y ser el director de la primera licenciatura en Psicomotricidad de la Argentina, es
un mérito enorme de Sassano. Y es un logro del que se han beneficiado
todos los psicomotricistas que, amparados en esa legalidad, han podido
establecer un camino propio en otras universidades a nivel personal,
profesional y académico.
Conocemos su permanente preocupación por apoyar y construir la
formación de grado y postgrado universitario de los psicomotricistas en
varios países, e indudablemente el texto que tenemos el honor de prologar
se orienta hacia allí. Apoyar, ayudar, sostener la formación universitaria
de psicomotricistas.
Los lectores, sin preconceptos, sin censuras y sin verdades oficiales,
siempre son los que en definitiva tomarán de lo escrito lo que consideren
y valoren.
Posicionarse en otro lugar es al menos necio y un esfuerzo vano,
estéril.
Nuevamente insistimos en nuestra alegría por la edición de este nuevo
libro de este incansable autor, generoso con su conocimiento y que apuesta
a la transmisión del saber a las nuevas generaciones sosteniendo desde
la fragua la formación universitaria de nuevos psicomotricistas. Gracias,
Sassano.
Prof. Lic. Juan Mila
Profesor Director
Licenciatura de Psicomotricidad. EUTM
Facultad de Medicina. Universidad de la República, Uruguay.
11
INTRODUCCIÓN
Q
uienes hace mucho tiempo hemos optado por formar psicomotricistas,
también hemos decidido que debemos dejar huella por escrito de
los pocos saberes que adquirimos.
Sabemos que el dar orden, estructura y sistematización a los propios
pensamientos y sobre todos a los ajenos, evitando creer que inventamos
la Psicomotricidad, contribuye a dar cuenta del estado de la práctica.
Tal vez nuestra virtud sea contribuir con esta decorosa síntesis, insistiendo además en que estos textos son para iniciar en las lecturas a nuestros alumnos y jóvenes profesionales y no tienen más pretensiones que
intentar fomentar su propia apertura del pensamiento.
Es posible que algunos de los potenciales lectores consideren que con
este material tendemos un puente como tentativa, un tanto arriesgada, tal
vez imposible, frente a las confusiones y extravíos que llevan a muchos
enfoques a la pérdida de sus lógicas específicas, en aras de una convergencia más efectiva y necesaria.
Aún conocemos poco sobre los vínculos de enlace y causalidad entre
los procesos orgánicos y la vida psíquica, pero esto no impide que sepamos que forman parte del mismo fenómeno, de la misma problemática.
Como afirma Moliére en el Don Juan: “¿No es una maravilla que estando
yo aquí pueda mi cabeza pensar en cien cosas distintas en el momento y
mi cuerpo haga lo que mi cabeza ordena”.
Es hora de romper con las rigideces y permitir que el péndulo de
nuestras ideas oscile con libertad y tome lo que necesita para el desarrollo
del propio pensamiento. Platón afirma:
“…incluso durante ese período en que se dice que cada ser vivo vive y es el
mismo (por ejemplo, se afirma que una persona es la misma desde niño
hasta que se hace vieja), se dice, sin embargo, que es el mismo a pesar de
que nunca tiene en sí los mismos elementos, sino que continuamente se
va renovando y perdiendo otras cosas, en sus cabellos, su carne, sus huesos, su sangre y, en definitiva, en todo el cuerpo. Y no sólo en el cuerpo
12
Miguel Sassano
sino también en los hábitos, los caracteres, opiniones, deseos, placeres,
penas, temores, cada una de esas cosas jamás existen idénticas en cada
individuo”.
Y de esto se trata, de conservar la esencia de la Psicomotricidad y de
observar los multifacéticos aportes en camino a que la ya mencionada
convergencia sea posible.
El término “movimiento” tiene su raíz en la palabra emuove, que proviene a su vez de emoción, por lo tanto se observa que el movimiento
es una emoción exteriorizada, que trasunta en un gesto. Esta emoción
repercute hondamente en el tono muscular, que a la vez es transmisor de
esa forma comunicacional emocionada, tan característica de la persona
humana.
El estudio del movimiento humano es un medio para conocer al
hombre en su globalidad indivisa y no es una pura descripción física y
muscular, explicada por tratados de anatomía y fisiologías analíticas.
Con el tiempo hemos podido percibir que la Psicomotricidad puede
constituir el medio de prevención adecuado para compensar la multiplicidad de epidemias instrumentales, desde una dimensión antropológica de
la unidad del ser humano, o sea, desde la relación dialéctica entre acción,
formulación y edificación de la conciencia humana.
Por eso el pensamiento complejo, al que adherimos, respeta las texturas comunes, porque está entretejido, es un todo compuesto por hebras, un
modo de religazón. El conocimiento que une es el conocimiento complejo
y eso hemos intentado buscar en este texto.
13
CAPÍTULO 1
El tono muscular.
Actitud, postura y relajación
Tono:
“El tono se manifiesta por un estado de tensión muscular, que puede ir desde
la contracción exagerada (hipertonía) hasta una descontracción en estado de
reposo (hipotonía)” (Coste, 1979).
“Estado de tensión permanente de los músculos” (Macagno et al., 1998).
“Vehículo privilegiado de comunicación y expresión” (Aucouturier, 1985).
Función tónica:
“Resultado de un aprendizaje en el que se relacionan las funciones cerebrales y
neurovegetativas de la persona, traduciéndose por un estado de tensión muscular” (Comellas y Perpinyá, 2003).
“El desarrollo psicomotor nos enseña que la utilización y el control de la función
tónica es el resultado de un aprendizaje que pone en juego las funciones cerebrales
y neurovegetativas del individuo” (Coste, 1979).
Emoción:
“Agitación de las pasiones, sensación fuerte, del francés emotion: excitar, incitar,
conmover, influido por la relación que hay en francés entre mouvir: mover y
motion: movimiento” (Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española.
Guido Gómez de Silva. México, Fondo de Cultura Económica, 1991).
Actitud:
“Tendencia constante a percibir y reaccionar en un determinado sentido” (Rogers,
1975).
“Postura del cuerpo, disposición del ánimo, del italiano attitudine, actitud, postura,
disposición, tendencia natural” (Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. Guido Gómez de Silva. México, Fondo de Cultura Económica, 1991).
14
Miguel Sassano
“Predisposición positiva o negativa hacia una actividad o tema determinado.
Comporta una valoración y una implicación emocional y tiende a mostrarse
estable” (Comellas y Perpinyá, 2003).
Nada puede integrarse realmente al ser, sin pasar
primero por su organización tónico-emocional.
André Lapierre
E
l término tono deriva del griego tonos, que significa tensión. Podemos
definir entonces al tono muscular como la tensión ligera a la que se
halla sometido todo músculo en estado de reposo y que acompaña también a cualquier actividad postural o cinética. Esta tensión puede ir desde
una contracción exagerada (paratonía o catatonía) hasta la decontracción
(hipotonía) y no es constante sino que por el contrario, es sumamente
variable en cada músculo y está armonizada en cada momento en el
conjunto de la musculatura, en función de la coordinación estática y
dinámica del individuo (Ballesteros Jiménez, 1982).
El tono muscular es el acompañante permanente de la existencia del
hombre en el mundo, ya que existe en el estado de reposo, durante la
ejecución de un movimiento, durante el mantenimiento de una actitud,
durante una acción muscular y durante el sueño. La abolición total del
tono supone la muerte.
La función tónica es la función fundamental en el enfoque psicomotor
del sujeto humano, en razón de los diversos aspectos que ella reviste. El
tono es un fenómeno nervioso muy complejo, constituye la trama de
todos los movimientos, sin desaparecer en la inacción; recubre todos los
niveles de la personalidad psicomotriz y participa en todas las funciones
motrices (equilibrio, coordinación, disociación…). Es ante todo el vehículo de expresión de las emociones (Coste, 1978).
Es, además, el soporte esencial de la comunicación “infraverbal”, del
“lenguaje corporal” y también un criterio de definición de la personalidad, puesto que varía de acuerdo con la inhibición, la inestabilidad y la
extraversión que la caracterizan.
Junto con el esquema corporal, la función tónica es un concepto básico
de la Psicomotricidad. Los primeros estudios de que fue objeto señalan el
nacimiento de la disciplina, especialmente con Dupré (Coste, 1978).
Observemos algunos aspectos del tono teniendo en cuenta los elementos enunciados.
Capítulo 1
15
Dice J.C. Coste (1978) que, en primer lugar, “el tono es un fenómeno
nervioso. La experiencia de Brondgeest (1860) con una rana decapitada
puso en evidencia la existencia del tono muscular. La destrucción de los centros nerviosos superiores no impide que subsista en los miembros inferiores
cierta tensión muscular que desaparece con la denervación (interrupción
de los influjos motores) (…) ‘Se trata de un estado de semicontracción de
naturaleza nerviosa’ ”.
Rademaker (citado por Coste, 1978) afirma: “El tono es una tensión
de los músculos por la que las posiciones relativas de las diversas partes del
cuerpo se mantienen correctamente, y que se opone a las modificaciones
pasivas de esas posiciones”. En ello tiene que ver, sobre todo, la contracción
tónica. Se trata de un tétano de baja frecuencia, lo que la distingue de la
contracción fásica.
Se establece lentamente, pero persiste, resistiendo a la fatiga. Sobre
todo, es permanente. Los centros superiores ejercen una acción moderadora y, por tanto, regulan las reacciones tónicas (Sherrington, 1896,
citado por Coste, 1978).
Se aprecia el estado del tono cuando se comprueba la resistencia de un
músculo a la movilización pasiva de un segmento corporal. Una marcada
resistencia es indicio de hipertonía y una resistencia débil, de hipotonía.
En condiciones normales, el músculo esquelético estriado se halla en
reposo sólo aparente. En la medida en que está inervado, es asiento de
una leve pero constante contracción tónica (Coste, 1978).
Otro aspecto básico es el reflejo miotático, “que es el propio mecanismo del tono. En un animal espinal (cuyos centros nerviosos hayan sido
destruidos) un dispositivo registra, a través de cierto estiramiento de un
músculo, una tensión muscular superior a la que podría presumirse por la
elasticidad del músculo. Cuanto mayor el estiramiento, mayor es la tensión
del músculo. El mecanismo de aparición de esta tensión responde a la definición de reflejo: provocado por un estímulo y adaptado a él, estereotipado
y previsible. Tal es el reflejo miotático, que cesa con el estiramiento y se
mantiene localizado en el músculo estimulado. La denervación lo suprime
(como suprime todos los reflejos)” (Coste, 1978).
En principio, el reflejo miotático (o de estiramiento) depende sólo de
dos tipos de neuronas: la fibra sensorial aferente 1a y la motoneurona alfa.
Los terminales sensoriales de la fibra 1a tienen terminales en el músculo
que son sensibles al estiramiento; se espiralizan alrededor de la región
central no contráctil de un huso muscular u órgano fusiforme. Las aferentes 1a en la médula espinal hacen sinapsis con las motoneuronas alfa, que
terminan en el músculo, para formar un arco reflejo monosináptico.
16
Miguel Sassano
“El huso muscular es un receptor de estiramiento que contiene un pequeño
haz de fibras intrafusales especiales, que son distintas de la masa de fibras
musculares extrafusales que constituyen la mayor parte del músculo. Este
órgano es excitado por el estiramiento del músculo, pero su actividad se
extingue desde el momento en que se inicia la contracción. Las fibras
musculares extrafusales están inervadas por las motoneuronas alfa; estas
fibras son las que hacen que el músculo desarrolle tensión y se contraiga.
Las fibras musculares intrafusales están presentes en un número mucho
menor y contribuyen poco a la tensión global del músculo. Están inervadas por un grupo separado de motoneuronas, las motoneuronas gamma.
Luego, se volverá al control gamma de las fibras intrafusales.
Los cambios en la longitud global de un músculo son detectados por las
terminales aferentes 1a al notar los cambios en la longitud de los segmentos
centrales no contráctiles de las fibras musculares intrafusales, localizadas
en la región central de cada huso muscular. Es importante destacar que
los husos musculares están dispuestos en paralelo respecto a las fibras
musculares extrafusales. De este modo se estiran cuando el músculo es
estirado por una fuerza externa (por ej.: gravedad actuando sobre el cuerpo)
o por la contracción de un músculo antagonista. El alargamiento de la
región central del órgano fusiforme provoca un incremento de la descarga
sensorial aferente 1a y, debido a las uniones sinápticas establecidas por las
aferentes 1a con las motoneuronas alfa en la médula espinal y su descarga
causa una contracción refleja de las fibras musculares extrafusales. Cuando
el sistema es perturbado por una fuerza que estira el músculo, la descarga
aferente 1a incrementada provoca una descarga aumentada de motoneuronas alfa y, por tanto, una mayor contracción de las fibras musculares
extrafusales inervadas por dichas motoneuronas” (Cervino, 2006).
El resultado es, frente a un estiramiento del músculo entero, un cierto
grado de acortamiento (contracción) de dicho músculo. “Esta contracción
refleja se contrapone a la fuerza que inicialmente había estirado el músculo
devolviéndole hacia su longitud inicial. Al reducir la tensión de las fibras
intrafusales, este reflejo disminuye la descarga sensorial de las aferentes
1a hasta que el sistema se encuentra en un estado estacionario. Aunque el
reflejo de acortamiento tiende a alcanzar la longitud original del músculo,
no llega a compensar completamente al cambio” (ibid.).
El músculo no vuelve a su longitud original debido a que la ganancia
del bucle de retroalimentación no es infinita.
Continúa Cervino: “Si se secciona la raíz dorsal por la que la aferente
1a entra en la médula espinal, se ocasiona la perdida de ‘tono’ o cierto grado
de contracción en los músculos correspondientes y ya no pueden contraerse
de forma refleja al ser estirados” (ibid.). Un aspecto interesante es que los
Capítulo 1
17
El reflejo miotático: A. Estado estacionario con un ligero peso mantenido por contracción de las fibras extrafusales. B. Una carga mayor sobre el músculo hace que se estire, lo
que provoca contracción refleja vía excitación aferente 1a. Si se corta la aferencia abre el
bucle de retroalimentación y el peso estirará el músculo (perfil a trazos) sin contracción
compensatoria de las fibras extrafusales (Cervino, 2006).
músculos quedarán flácidos aunque la inervación motora queda intacta
y conectada con la médula espinal. Esta reacción indica que las fibras
aferentes proporcionan una señal sináptica continua a las neuronas que
inervan los músculos y son responsables, al menos en parte, del tono
muscular, el estado de contracción parcial del músculo que existe en
ausencia de movimiento activo.
Por otro lado, cuando a un animal se le secciona el neuroeje, disociando a la médula espinal del encéfalo, se obtiene un estado motor muy
peculiar, denominado rigidez de descerebración: todos los músculos del
animal (y muy especialmente los extensores) se encuentran en contracción permanente (estado denominado hipertonía). Si se intenta forzar
esta rigidez en el miembro posterior del animal, el miembro opone una
resistencia a esta fuerza en forma de una contracción activa del músculo:
justamente, es el reflejo miotático.
“Es evidente, a partir de estas explicaciones, que el reflejo miotático constituye un sistema que opera para mantener la longitud del músculo cerca
de un valor preseleccionado, a pesar de los cambios en la carga aplicada
18
Miguel Sassano
al mismo. Este mecanismo, que opera sin un control consciente, es importante para el mantenimiento de la postura. Los músculos posturales
deben mantener el esqueleto erecto frente a la atracción gravitatoria. Los
músculos extensores, de manera especial, están sujetos al estiramiento por
acción de la fuerza de la gravedad. La flexión de una extremidad por la
gravedad aplica un estiramiento a los órganos receptores fusiformes en
los extensores. En respuesta a este estiramiento, las fibras 1a descargan
y excitan sinápticamente a las motoneuronas alfa que inervan las fibras
musculares extrafusales de los extensores. La contracción resultante se
opone a la fuerza que tiende a flexionar la extremidad. Esta reacción tiene
lugar frecuentemente cuando se viaja de pie en un colectivo durante un
recorrido agitado” (Cervino, 2006).
Según Coste, debe distinguirse el reflejo miotático tónico del reflejo
miotático fásico; se obtiene mediante la percusión de un tendón (la mayoría de las veces ese reflejo se verifica en el nivel del tendón rotuliano).
El reflejo miotático tónico fue estudiado primeramente por Charcot y
Vulpian (1863), y definido por Sherrington y Brondgeest.
“Como la amplitud de un reflejo tendinoso (miotático fásico) varía en el
mismo sentido que el tono muscular, la intensidad de éste se estima mediante
la amplitud de aquélla. Es la razón del usual estudio del balanceamiento
de la pierna bajo el efecto del martillo de reflejo. Todas las contracciones
musculares se ven facilitadas por el fenómeno de inervación recíproca de
Sherrington, que consiste en una inhibición de los músculos antagónicos
de los que entran en juego en la acción investigada” (Coste, 1978).
El mecanismo del anillo gamma, elaborado por Sherrington en
1896, explica el proceso de la contracción muscular independiente de
las influencias del sistema nervioso central. Recordemos que la transmisión del influjo nervioso es un proceso a la vez químico y eléctrico,
suscitado y sostenido por las células nerviosas a lo largo de las grandes
vías motrices y sensitivas de nuestro sistema nervioso. Pero en el nivel del
músculo, o más exactamente, del huso neuromuscular (complejo órgano
sensorial que está presente en todos los músculos estriados) existe un
sistema de regulación autónomo. Este sistema es el anillo gamma, que
permite comprender el origen del tono muscular. Toma su nombre de
las fibras nerviosas gamma, que producen una contracción del miotubo
(polo de las células del huso neuromuscular). Las fibras alfa producen,
por su parte, una contracción del músculo (Coste, 1978).
“La anterior explicación del reflejo de estiramiento ha sido una simplificación al omitir el mecanismo que determina el punto de ajuste de
la longitud del huso muscular. La longitud del punto de ajuste es aquella
longitud del huso, mas allá de la cual la descarga la produce la contracción
Capítulo 1
19
refleja de la musculatura extrafusal, contrarrestando las fuerzas que tienden
a estirar el músculo. Es un proceso análogo al de conexión del termostato
en un dispositivo de control de la temperatura.
¿Cómo se determina el punto de ajuste de la longitud del huso? Antes de
dar respuesta a esto hay que recordar que las porciones contráctiles de los
extremos de las fibras musculares intrafusales se disponen en serie con las
regiones sensoriales medias en estas fibras. Las porciones contráctiles de las
fibras están inervadas por las motoneuronas gamma, que tienen sus somas
celulares localizados en la sustancia gris de las astas ventrales de la médula
espinal. Estas motoneuronas son más pequeñas que las motoneuronas alfa
que inervan las fibras extrafusales, y sus axones (eferentes gamma) sólo
inervan las fibras musculares intrafusales de los órganos fusiformes. Las
motoneuronas gammas y las fibras musculares intrafusales se denominan
colectivamente sistema fusimotor” (Cervino, 2006).
La activación de este sistema por las órdenes nerviosas desde los centros motores del cerebro o desde las conexiones reflejas en la médula espinal, provocan el acortamiento de las porciones contráctiles terminales de
Los sistemas alfa y gamma. Sobre la fibra muscular intrafusal se puede observar al centro
la salida del axón de la sensorial 1a y la inervación por la motoneurona gamma a ambos
lados. La parte estriada del músculo es contráctil. La región central es no contráctil y está
sometida a estiramiento ya sea por la actividad de la motoneurona gamma o por elongación
del músculo en cuyo interior se encuentra. Los estímulos dolorosos en la piel activan ambos
sistemas simultáneamente, acortando el músculo. El estiramiento del músculo sólo activa la
motoneurona alfa (Cervino, 2006).
20
Miguel Sassano
las fibras intrafusales que estiran la porción sensorial no contráctil
de las fibras intrafusales. Este estiramiento provoca un incremento de
la actividad sensorial y un acortamiento reflejo de las fibras musculares
extrafusales hasta que los órganos fusiformes alcanzan su nueva longitud
de referencia.
“Un estiramiento aplicado al músculo proporcionara una descarga sensorial 1a adicional, lo que provocará una descarga adicional de las motoneuronas alfa, de modo que la longitud del músculo se aproximara a
la nueva longitud escogida. Igualmente, una reducción en la excitación
estacionaria del sistema fusimotor por señales procedentes del encéfalo,
vuelve a poner el sistema en marcha para mantener una mayor longitud.
El sistema también se activa reflejamente junto con el sistema motor alfa
en respuesta a estímulos dolorosos procedentes de la piel, así como durante
un movimiento voluntario. Esta coactivación de las motoneuronas alfa y
gamma sirve para preservar de la inactividad al huso muscular durante la
contracción de las fibras musculares extrafusales y mantiene la sensibilidad
frente al estiramiento de los órganos fusiformes a diferentes longitudes
del músculo” (Cervino, 2006).
Según Coste, “la actividad gamma es permanente. El reflejo de estiramiento es tanto más fuerte cuanto mayor la actividad gamma. Un dispositivo está destinado a limitar el efecto de una actividad gamma demasiado
intensa. Esta actividad se incrementa con la contracción sostenida y decrece
con el estiramiento sostenido. Es pues, en realidad, un sistema regulador
del reflejo miotático que evita la producción brusca de los movimientos
que caracteriza a la verdadera actividad refleja, con la torpeza que la
acompaña” (Coste, 1978).
Algunos de sus caracteres pueden explicarse porque existe un umbral
del estiramiento pasivo, por un lado, y de la actividad gamma por otro,
para que la respuesta tónica se produzca en forma adecuada. Esa actividad gamma se refuerza antes de la ejecución de los actos motores y los
prepara, mientras la excitación nociceptiva (estímulo doloroso) acrecienta
la actividad poniendo en estado de alerta (Coste, 1978). “Así, gracias a
esta actividad específica del músculo, la precisión de los gestos, su modulación, su desarrollo sin brusquedades y su regulación, se ven reforzados y
se asegura constantemente el mantenimiento del equilibrio, a causa de la
tensión de los músculos extensores que luchan contra la gravedad (músculos
antigravitatorios) permitiendo, tanto al hombre como al animal, mantenerse
erguido” (ibid.).
Por último existen influencias procedentes del sistema nervioso central.
El tono muscular es un fenómeno de naturaleza refleja cuyo origen se
Capítulo 1
21
sitúa en el músculo, pero cuya regulación depende del cerebelo. De este
modo, cuando se suprimen todas las estructuras centrales y la totalidad
de las reacciones de estabilidad, de enderezamiento y de equilibrio, el
reflejo miotático se mantiene.
La experiencia de Sherrington permite comprobar un incremento
excesivo de la tensión de los músculos extensores en la que se maniflesta la
llamada “rigidez de decerebración”. El propio reflejo miotático es excesivo.
Se suprimen todas las reacciones de sostén de la adaptación estática y del
equilibrio cuyos orígenes residen en el músculo (aunque se mantienen
todos los reflejos laberínticos) (Coste, 1978).
Estos son, brevemente expuestos, algunos de los aspectos neurofisiológicos del tono. Este enfoque neurofisiológico, si bien es esencial para
la comprensión de los mecanismos del tono, no reviste, sin embargo,
importancia fundamental para la psicomotricidad. Hay otros aspectos
que sí revisten interés verdadero para el especialista, pues son los que
debe enfrentar en su tarea cotidiana.
El tono es la “trama” del movimiento. El movimiento humano, en todas
sus formas, aun la de su ausencia (la relajación), se elabora sobre un fondo
tónico, que es a la vez su sustrato y su materia.
Al principio es indiferenciado y mal distribuido en el niño, cuya maduración aún es imperfecta; cobra precisión, se ajusta y se afirma progresivamente. Se especifica para cada uno de nuestros movimientos, sean o
no voluntarios, en cada una de nuestras actitudes, en nuestras posturas
y aun en nuestro reposo (Coste, 1978).
Variables del tono muscular
Según Wallon (1949) existen dos componentes del tono: uno plástico y
otro contráctil. Ambos, aunque distintos, están muy relacionados. El tono
plástico está regulado por las fibras nerviosas que proceden del sistema
vegetativo, pero su núcleo de origen es la médula, lo mismo que el del tono
contráctil. El componente plástico, al ser más débil, está generalmente
enmascarado por el contráctil. El tono plástico está influenciado por las
incitaciones interoceptivas que provienen del intestino, la vejiga y los
órganos genitales. También recibe influencias del laberinto, del mismo
músculo, así como de las articulaciones, ligamentos y tendones. Recibe
también impresiones exteroceptivas, sobre todo, a través de la piel y la
retina. De hecho, dice Wallon (1949) que al ser el número de influencias
tan grande, se puede distinguir entre numerosos tipos de tono, aunque
él habla de tres fundamentales:
22
Miguel Sassano
- Tono residual del músculo en reposo, que es el estado de tensión
permanente que existe en un músculo cualquiera y que permite en una
contracción muscular o en un influjo un poco brusco, no descargar
el músculo si esta contracción llega inesperadamente. Representa la
actividad mínima de las células musculares y de las células nerviosas
que las inervan. El músculo está en tensión incluso en el reposo. Sirve
para mantener en su sitio las diferentes piezas de una articulación
móvil. El tono de reposo está regulado por el arco reflejo miotático; a
todo estiramiento un músculo responde contrayéndose. En el reflejo
miotático hay una parte estática y otra dinámica. Para que aparezca
el componente estático, es preciso que el estiramiento sea constante.
Es lo que ocurre en el músculo que lucha contra la pesadez, donde el
estiramiento es siempre constante. El tono de reposo se regula sólo
en la periferia del cuerpo.
- Tono de actitud, que es el que nos permite mantener una actitud: el
simple hecho de estar de pie pone en juego la función tónica de actitud que lucha contra el peso. Permite mantener cualquier actitud sin
demasiado cansancio. El tono de reposo se regula a nivel medular, el
tono de actitud se regula a nivel superior, en los centros subcorticales,
en los núcleos grises centrales. Fue Sherrington el primero en hablar
del tono de actitud.
- Tono de acción, que es una función que acompaña a la actividad
muscular y que es indisociable de la fuerza muscular.
“Es así –dice Henri Wallon (1949)– como se ha distinguido un tono
residual o tono del músculo en reposo; un tono ortostático, que asegura la
permanencia de pie, y cuya superficie de excitación periférica es la planta de
los pies; un tono de equilibración, o tono laberíntico; un tono explosivo, que
corresponde a los movimientos en preparación; un tono de sostenimiento,
que acompaña y sostiene a los movimientos en curso de ejecución; un tono
catatónico, que sirve a la conservación de las actitudes”. Pero precisa, no obstante, que “la diversidad de sus caracteres no autoriza, sin embargo, a yuxtaponerlos simplemente, como si cada uno de ellos dependiera de una naturaleza
o de una esencia particular…; es a las acciones padecidas por el tono adonde
hay que remontar la determinación de sus diferentes aspectos”.
El tono y el reposo
Otros de los aspectos que analizaremos es el carácter comunicativo
del tono. En primer lugar y siguiendo a Coste (1978), hablaremos del
tono, el reposo y la relajación.
Capítulo 1
23
“El sueño y el reposo en general no son simplemente interrupciones de la
actividad, pues aun en el más profundo descanso la inactividad muscular
es solamente relativa y muy variable. Pareciera haber un solo ejemplo
de la relajación muscular total, pero pasajero. Es el que acompaña a la
iniciación rápida y profunda del sueño. El niño muy pequeño muestra
claramente en su actitud la persistencia de un importante tono muscular,
puesto que se recoge sobre sí mismo hasta encontrar la posición fetal. En
un mismo individuo se verifican durante el sueño actitudes características
que objetivamente y anatómicamente no parecieran favorecer un descanso
óptimo. Por ejemplo, la posición de «gatillo de fusil», la posición fetal,
el brazo debajo de la cabeza, etcétera. Pero corresponden a las estructuras
personales que a veces reaparecen en todos los miembros de una misma
familia” (ibid.).
Hay, por otra parte, modos muy distintos de iniciar el sueño: algunos
pueden hallar reposo en cualquier momento del día y distenderse completamente en cuanto se procuran un instante de calma. Otros acceden al
sueño sólo al cabo de un largo y preciso ritual: lectura, luz, movimientos
sobre sí mismo en la cama; otros, sólo si están familiarizados con el marco
de objetos que lo rodean (ibid.).
Efectivamente, el tono y su comportamiento, su movilización excesiva
(hipertonía) o deficiente (hipotonía), dependen de los estímulos del medio
tanto como del sujeto que las percibe. Sea como fuere, “cualquier actitud
y cualquier posición, tanto en el sueño como en la vigilia, dependen de la
actividad tónica, es decir, de esa actividad que da a los músculos un grado
de consistencia y una forma determinada” (Wallon, 1949).
Por ello, continúa Coste (1978), aun durante el sueño, cuando los
músculos conservan cierta consistencia, la actividad tónica persiste.
“No obstante, entre el tono y la distensión muscular hay una relación muy
estrecha. Según Dupré, la relajación, es decir, la distensión muscular es otro
aspecto de la motricidad. Para la Psicomotricidad reviste tanto interés el
movimiento, al que subyace cierto comportamiento tónico, como la relajación, que no es simple inacción sino un comportamiento tónico específico,
puesto que apunta justamente a la resolución tónica, al descenso del tono
residual de fondo, a la distensión muscular. Se advierte de tal modo que
en una situación terapéutica privilegiada el sujeto, buscando la distensión
en la posición más adecuada (decúbito dorsal, cabeza, mano y pliegue del
poplíteo apoyados en almohadones), se ve llevado a percibir variaciones
tónicas cada vez más finas, hasta llegar a un completo relajamiento del
conjunto de la musculatura periférica” (Coste, 1978).
24
Miguel Sassano
Lo que podría llamarse el “tono de relajación” es característico de una
distensión completa, a la inversa de la hipnosis, en la que sugestión induce el
relajamiento muscular mediante un condicionamiento psíquico (ibid.).
La relajación muscular induce la distensión psíquica y enriquece la
imaginación corporal pues hay una estrecha relación entre el comportamiento tónico y el psiquismo. En su obra La relajación terapéutica en la
infancia, Bergès y Bounes muestran que los niños inestables son capaces,
después de una terapéutica de relajación, de proyectar en las planchas
del test de Rorschach percepciones globales y en movimiento (factor K,
por “kinestesia”), mientras que anteriormente eran fragmentarias y estáticas, como si la resolución tónica de la inestabilidad hubiese permitido
recuperar, en el nivel de la imaginación, la energía gastada sin objeto en
los movimientos incontrolados del inestable (ibid.).
No obstante, según las expresiones de Coste, “la definición de esa «energía» y las modalidades de su paso del «soma» a la «psique» siguen siendo
completamente misteriosas. Pertenecen al mismo orden que los fenómenos
que Charcot y después Freud habían observado en relación con la histeria (y
con la hipnosis), y de los que la conceptualización energética (a la manera
del siglo XIX) no permite una clara comprensión” (ibid.).
Esta relación entre el tono y el psiquismo, entre el movimiento y el
pensamiento, es muy evidente en las manifestaciones que Ajuriaguerra
llama “tónico-emocionales”.
Las emociones reflejadas en el tono muscular
Los sentimientos son nuestros amigos.
Carl Rogers
En segundo lugar, hablaremos sobre el tono en la expresión de las
emociones. Las manifestaciones emocionales, que implican la problemática de la emoción, pertenecen a un orden del que desde hace mucho
tiempo se ocupó la psicología clásica. “Desde Descartes –para quien la
pasión es una irrupción de la vida corporal en el plano del alma, que debe
dominarla– a W. James, que hace de la emoción el único ingreso en la conciencia de un desorden orgánico («no lloramos porque estamos tristes, sino
que estamos tristes porque lloramos»), muchos pensadores han intentado
explicar este fenómeno particular, que muchas veces se presenta como una
sucesión de reacciones sin orden ni coherencia y que pareciera que no es
posible sistematizar” (Coste, 1978).
H. Wallon (1949) plantea claramente el problema:
Capítulo 1
25
“O bien la emoción es esencialmente una perturbación, una gradación
de la actividad, y el lugar que ocupa en el plano las reacciones biológicas
es el de la enfermedad, o a lo sumo, de los defectos que contrarían el
normal juego de las funciones, o bien tiene, entre las funciones, su razón
de ser, pero hay que explicar las manifestaciones perjudiciales o molestas
que siempre la acompañan”.
Nos limitaremos ahora sólo a las manifestaciones emocionales que
se vinculan con el tono.
Para desarrollar esta idea Wallon (1949) toma el ejemplo de la risa:
una excitación periférica como el cosquilleo desencadena una elevación
del tono que, al acumularse, encuentra una salida en la risa. Tal es la
fuente de toda emoción: ésta viene a resolver la tensión que crea una
acumulación de hipertonía.
Esa elevación de la tensión dará lugar a manifestaciones emocionales
paroxísticas si la excitación produce una cantidad tal de tono que no
puede liberarse en una reacción del organismo, o cuya creciente tensión
éste no puede soportar. La hipertonía es causa de malestar si no logra
resolverse en actividad equivalente: si nos obstinamos en hacer cosquillas a un chico que ríe, el tono acumulado por la excitación, después de
la risa, desembocará en los espasmos del sollozo, manifestándose de tal
modo el malestar del niño.
Hay que tener en cuenta, como señala Wallon, que “las relaciones que
pueden existir entre la emoción y las circunstancias exteriores son de tipo
condicional” (ibid.), es decir que habiéndose ligado con ciertos estímulos
exteriores, como una imagen, una actitud o un marco (oscuridad, soledad…), la excitación que originariamente desencadenó la emoción ya
no es necesaria. Basta el estímulo que la acompañaba, el cual desempeña
entonces el papel de estímulo condicional. Ese es el origen de muchas
supersticiones: si en una situación dada, un incidente ha suscitado una
emoción fuerte, esta emoción resurgirá cada vez que el incidente se repita,
sea cual fuere la situación y por distinta que sea. El ladrido de un perro
en el momento de una ansiosa expectativa que nos provoca temor, basta
para hacer del ladrido una causa persistente de temor que reactiva la
hipertonía originariamente debida, sin embargo, a la expectativa.
Además, cualquier expectativa produce un estado de tensión tónica
que se incrementa y puede transformarse en angustia, de acuerdo con
mecanismos al mismo tiempo nerviosos y humorales (que involucran
la intervención de glándulas endócrinas, en particular las suprarrenales
–superproducción de glucosa, aumento de las oxidaciones, aceleración cardíaca, contracción vascular, inhibición del aparato digestivo–) bajo la acción
particular de la adrenalina (Cannon, 1929, citado por Coste, 1978).