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¿PUEDE UN SUSTANTIVO PREDICAR?
(DE LOS SUSTANTIVOS QUE SE PUEDEN CONJUGAR)
JOSÉ L. HERRERO INGELMO
Centro de Investigaciones Lingüísticas
Universidad de Salamanca
1. En la tradición gramatical europea1, la pars orationis predicativa (prae-dicare, decir delante
-de alguien-) por excelencia ha sido el verbo (acción). También se aceptaba el adjetivo
calificativo (cualidad o estado) como atributo en el predicado nominal, dentro de las oraciones
copulativas (el sustantivo –médico- en ese contexto se considera como un “conjunto de
cualidades”). Pero esa función predicativa no se atribuía al sustantivo, que era sujeto u objeto.
Es bien conocido que los gramáticos griegos sólo utilizaban “nombre” (ónoma) y que
distinguían “nombre propio” y “nombre apelativo”. Pero el “adjetivo” como clase de palabras
les era ajeno (Prisciliano traduce así el griego epítetos, término de la Retórica). Serán los
gramáticos escolásticos los que distingan entre “nombres sustantivos” (sustancia) y “nombres
adjetivos” (cualidad). Sólo los segundos, consecuentemente, podían “predicar”. Naturalmente se
planteaba el problema de los nombres sustantivos de cualidad (blancura, bondad, etc.), que
rompía la perfecta dicotomía.
Pero en la oración “Rocío tiene (siente) deseos de casarse”, el sustantivo deseos predica
algo (casarse) de alguien (Rocío). “Rocío está deseosa de casarse” y “Rocío desea casarse” son
las oraciones equivalentes cuando el predicado es el adjetivo deseoso (que aparece con el verbo
ser; tal vez con valor intensivo) o el verbo desear (expresión más normal, por otra parte).
Ciertos sustantivos, por tanto, tienen la virtualidad “semántica” de predicar (no sólo de
ser objeto de predicación), pero para hacerlo de una manera efectiva necesitan el apoyo, la
presencia de un verbo que lo inserte en el discurso. Este tipo de verbo ha recibido varios
nombres: light (en inglés), funktionsverbe (en alemán), funcional e incluso el delicioso ligero
(en el ámbito del español, donde lentamente va forjándose una bibliografía aceptable: Alonso
1998, Blanco, 2000, Herrero 2000 y 2001). Nosotros seguimos la terminología francesa y le
llamaremos verbo soporte: “hacer un viaje”, “dar un paseo”, “tomar un baño”, “tener celos”. En
estos cuatro casos los sustantivos necesitan unos argumentos (sujeto y complementos) y un
verbo (soporte) que permite que aparezcan en una oración concreta (actualización) y que lleve
(“soporte”) informaciones gramaticales (morfemas de persona, número, etc...) y semánticas
(aspectuales) (M. Gross 1998).
Hay un tipo de sustantivos, las entidades, que no son predicativos: son elementos
autosuficientes, que no necesitan de otras palabras. Son objetos (parece que concretos): perro,
rosa, pan, coche... No se les puede aplicar la noción de tiempo. Para su actualización en la
lengua se utiliza la cuantificación (dos, algunos) o la determinación (el, este), pero no la
temporalidad, que –al parecer- es una virtud de los predicados2. Para Aristóteles esas entidades
se referían a los particulares (nombres propios) y a los universales clasificadores (nombre
común): podían funcionar como sujeto (“El hombre es inteligente”) o como predicado
1
Para la tradición gramatical española es esclarecedora la monografía de J.J. Gómez Asencio (1981): Gramática y
categorías gramaticales en la tradición española (1771-1847). Univ. de Salamanca. Para el tratamiento de los
conceptos de “nombre”, “sustantivo” y “adjetivo”, cfr. 126-153.
2
En oraciones como “el coche del año pasado” es evidente una elipsis del verbo comprar…
I
(“Antonio es hombre”). También se les ha denominados sustantivos categoremáticos o
referencialmente autónomos. G. Gross (1989:22) define así la entidad: “un objet est inerte et
n’est pas susceptible de recevoir aucune indication de temps et de personne, bref qu’il n s’agit
pas d’un événement ou d’un procès “.
Los sustantivos predicativos son aquellos que, frente a las entidades, tienen la
posibilidad, como poseedores de una estructura de argumentos, de actualizarse con un verbo
soporte que los “conjuga” (M. Gross 1981). Son oraciones potenciales. En muchas ocasiones,
sobre todo en los deverbales definidos como el ‘efecto de’, consecuencia de la acción, pasan a
ser una entidad (fortificación, reembolso...). Gran parte de ellos son sustantivos abstractos,
difíciles de definir lingüísticamente (Flaux, Nelly et alie 1996): si nos atenemos al significado,
siempre habrá algunos de ellos en los que no todos los hablantes estemos de acuerdo (tiempo,
espacio, música, miedo, hambre, sueño…). Es cierto que muchos tienen marcas morfológicas
que son síntomas de su carácter predicativo (sufijos -dad, -ez, -ura que expresan ‘cualidad’; ción que comporta ‘acción’...). Pero lo importante es conseguir caracterizarlos sintácticamente
o, como sugiere I. Bosque (1999, 46), “determinar si la clase de nombres abstractos tiene
entidad gramatical delimitada”3.
“la noción de nombre abstracto resulta poco concreto para ser aprehendida en los términos que la gramática
pueda aceptar o comprender... No es de extrañar que los gramáticos que han intentado proseguir tal concepción
pensando en diversos tipos de sustantivos hayan tenido que reconocer la falta de herramientas para obtener resultados
fiables”.
Pero volvamos a la reflexión, aunque sea brevemente, sobre las clases de palabras para
intentar, al menos, encontrar esas herramientas a las que alude I. Bosque. Venimos, en lo que al
estudio de la Gramática se refiere de la tradición filosófica griega, a menudo puesta en
entredicho, pero jamás abandonada. Cl. Boisson, L. Basset y P. Kirtchuk, en una interesantísima
monografía publicada hace ocho años, sobre las clases de palabras plantean así el problema:
“La notion de classe souffre dès le départ d’une double ambiguïté. Elle peut être conçue, soit, à la manière
des anciens, à partir d’un découpage de la phrase en ses partis (le point de vue syntagmatique ou fonctionnel), soit,
dans une autre conception, que serait plutôt celle de «partie de la langue», à partir d’un classement des notions
exprimés dans une langue donnée, ou nécessairement exprimables dans une langue humaine (le point de vue
paradigmatique ou sémantique). Les deux conceptions donnent naissance à des distinctions que ne se recoupent que
partiellement“.
Efectivamente. Si partimos del enunciado, las dos partes (entidades –aquello de lo que
se dice- y predicados –lo que se dice-) responden a dos operaciones lógicas diferentes: la
designación y la predicación. Esas dos operaciones condicionan dos especies de superclases de
palabras (puestos ya, supernombre y superverbo). Pero a menudo no hay simetría entre sujeto y
predicado: si el SN (la designación) está ocupada siempre por el nombre, el SV (la predicación)
está frecuentemente ocupado por un verbo, pero en ocasiones por un adjetivo o por un
sustantivo.
La función de predicar, por tanto, es independiente de la clase de palabras. Al fin y al
cabo, esta afirmación ya estaba en la lógica aristotélica: los sustantivos abstractos pertenecen a
los universales caracterizadores (junto con los verbos y adjetivos), es decir, a las palabras que
son accidentes (cantidad, cualidades, relación, acción lugar, estado) y que, por tanto, se pueden
predicar de la sustancia También se les ha denominados sustantivos sincategoremáticos o
referencialmente no autónomos.
En la reflexión gramatical española ha habido atisbos, pequeños comentarios, apuntes
de una posible función predicativa del sustantivo. Subirats (2001: 200-231) los ha estudiado
desde la primera edición de la gramática académica (Lenz, Cuervo, etc.). Ya el Diccionario de
Autoridades entre las numerosas acepciones del verbo hacer anota:
3
Bosque insinúa acertadamente una posible relación entre concretos-contables y abstractos-no contables.
II
“Junto con algunos nombres vale hacer, ò padecer lo que el nombre significa: como tener cuidado, miedo,
experiencia… Junto con algunos nombres, que significan cosa inmaterial, vale estar poseído de ella, ò ejercitar lo
que los nombres significan: como tener lástima, tener vergüenza, buena voluntad.”
Pero se va a mantener en las gramáticas tradicionales y en gran parte de las estructurales
la exclusiva función argumental del sustantivo (como sujeto, como objeto, etc.).
Z. S. Harris (1976), heredero del distribucionalismo y pionero de la gramática
transformacional, reivindicó el protagonismo del sustantivo en cuanto a “diseñador” de la
oración cuando defendía que la función del predicado (esos elementos lingüísticos
“incompletos”, que necesitan de argumentos para actualizarse en la lengua) es indiferente a la
clase de palabras: verbos y adjetivos sí, pero también sustantivos. Y no es una casualidad que
Harris fuera discípulo de Sapir y Bloomfield y conocedor de lenguas alejadas del indoeuropeo.
Como sabemos (Lamarechal, 150), existen lenguas muy alejadas tipológicamente de las
indoeuropeas (tagalo, nahualt, entre otras) que reciben el nombre de “lengua omnipredicativas”:
en ellas todas las partes de la oración son predicativas. El sustantivo tiene una característica
definitoria de los objetos; los adjetivos expresan las características estables, pero no planteadas
como definitorias, y los verbos expresan las características transitorias.
2. El sustantivo predicativo y el verbo se comportan de una manera diferente en el ámbito de la
sintaxis.
Los argumentos del sustantivo pueden presentarse como adjetivos: “Alemania produce
muchos coches” > “Alemania tiene una gran producción de coches” > “La gran producción de
coches de Alemania” > “La gran producción automovilística alemana”.
Los verbos puede regir un complemento con o sin preposición; los sustantivos
predicativos, si tienen más de un argumento, siempre rigen un complemento con preposición
(que actúa de marcador argumental).
“Roberto respeta a sus padres”
“Roberto no ha explicado su conducta”
“Roberto tiene respeto a (por) sus padres”
“Roberto no ha dado una explicación de su conducta”.
Los verbos son modificados por adverbios y los sustantivos, por adjetivos:
“La Cruz Roja ha hecho (llevado a cabo) una rápida intervención”.
“La Cruz Roja ha intervenido rápidamente”.
Como los verbos, los sustantivos predicativos pueden tener hasta cuatro argumentos.
Hay predicados de requerimiento argumental cero (son los correlatos de verbos impersonales):
son los sustantivos de acontecimiento, en los que os detendremos en el último apartado.
Con un solo argumento: lluvia, nieve…
Con dos argumentos: “Tengo nostalgia de París”.
Con tres: “Roberto hizo (efectuó) la entrega de la medalla a Javier”.
Con cuatro: “Roberto efectuó el pago de 300 euros a Rocío por el alquiler del barco”.
Debo hacer dos comentarios. El caso de lluvia puede parecer extraño (cuando es verbo,
está claro que es un predicado de argumento cero). Puede pensarse en que es un sustantivo
concreto (“nos moja”, efectivamente), pero en el funcionamiento de la lengua parece que no
funciona como concreto (las “gotas de lluvia” sí). Son posibles frases como “En gran parte del
territorio ayer hubo lluvia en horas de la mañana”4, aunque es más frecuente la construcción
verbal5. En cuanto a los cuatro argumentos, se ha discutido mucho sobre esa posibilidad (sujeto
4
5
El ejemplo está tomado del CREA. No son frecuentes, pero hay algunos casos.
Lluvia y nieve se actualizan también con el verbo caer.
III
y tres complementos obligatorios); M. Gross (2000) ha demostrado la existencia de un pequeño
grupo de verbos –como pagar- (y sus correspondientes sustantivos) con ese amplio dominio
argumental.
3. Si tenemos en cuenta su relación formal con verbos o adjetivos, podemos establecer tres tipos
de sustantivos predicativos:
AUTÓNOMOS: afecto, aversión, inquina, nostalgia, pánico, predilección, prejuicio…
ASOCIADOS A UN VERBO6: admiración, preferencia, comportamiento…
ASOCIADOS A UN ADJETIVO: optimista, seriedad…
El mismo contenido semántico puede aparecer bajo tres clases de palabras:
interesar
respetar
interés
respeto
interesado
respetuoso … / …
4. No es esta la ocasión para desarrollar un exhaustivo análisis de los diferentes tipos de
sustantivos. Sólo vamos a esbozar un marco general en el que se pueden incluir (con más o
menos problemas) todos los sustantivos predicativos.
Para ello voy a aplicar al español el concepto de clases de objetos, concebido por G.
Gross (1993, 1994): son clases semánticas (léxicas, no reales), incluidas en los ocho grandes
rasgos sintácticos-semánticos, que manifiestan un mismo comportamiento sintáctico: son
argumentos y predicados que comparten las mismas restricciones de selección.
Argumentos: HUMANO / ANIMAL / VEGETAL / INANIMADO CONCRETO
(medios de transporte, alimentos, cosméticos...) / LOCATIVO (lugares, países, regiones...) /
TEMPORAL (meses, días, horas...).
Predicados: HUMANO (parentesco: hijo, padre…; profesiones…) / INANIMADO
ABSTRACTO (golpes, enfermedades, defectos, es decir ACCIONES, ESTADOS,
CUALIDADES) / ACONTECIMIENTO (accidentes, catástrofes, ceremonias, fiestas...)
Naturalmente cada tipo de sustantivo predicado selecciona un verbo soporte general: las
acciones se actualizan con HACER; los estados y las cualidades, con TENER; y los
acontecimientos, con HABER (una lengua ideal podría tener un solo verbo soporte). En muchos
casos, existe un verbo soporte menos general, más apropiado a una palabra o a un grupo de
palabras (vamos anotando algunos ejemplos en la clasificación siguiente). Hay que tener en
cuenta que no todas las lenguas actualizan este tipo de sustantivos con los mismos verbos
(“echarse la siesta”, “faire la sieste”), rasgo que hay que tener en cuenta en la traducción.
INANIMADOS ABSTRACTOS (acciones, estados, cualidades)
ACCIONES
6
No siempre son deverbales, como a veces se afirma con cierta ligereza (y haciendo caso omiso de la historia de la
lengua): hay que saber cuál es la secuencia de aparición. Hay un problema de diacronía, porque en muchas ocasiones
es el verbo el que deriva de un sustantivo. Así, viaje, por ejemplo, es un préstamo catalán u occitano (< viaticum)
documentado por primera vez a finales en el XIII en un texto anónimo (Castigos) según el CORDE (en Corominas,
la primera documentación es Juan Ruiz) y generalizado en el XVII (tras una larga convivencia con jornada); viajar
es posterior (se documenta por primera vez en Autoridades). La relación que existe en español, ya se dio en latín,
como sucede con consejo y consejar (más tarde aconsejar).
IV
INTELECTUALES.
Especulativas: meditación, reflexión… (FORMULAR una hipótesis; PLANTEAR una estrategia…).
Críticas: comprobación, examen, valoración... (DAR un dictamen, una explicación, una opinión,
un veredicto...).
Comparativas: comparación, cotejo... (ELABORAR un catálogo, un índice…).
Numéricas-organizativas: clasificación, escrutinio, inventario...
Comunicativas: declaración, demostración, manifestación, presentación ... (DAR una
información, muestras, testimonio...).
Creativas: composición, dibujo, retrato...
Perfomativas (de influencia): sugerencia, oferta, ofrecimiento… (FORMULAR un reproche;
PLANTEAR una propuesta, una demanda; ABRIR o INCOAR un expediente; DAR una ayuda, una
propina…; consejo, prestigio, protección…: IMPONER sanciones, multas…).
MORALES.
Positivas: alabanza, esfuerzo… (DAR apoyo, respaldo…).
Negativas: daño... Delitos y crímenes: (COMETER una extorsión, un robo, un secuestro -HACER,
poco frecuente-...). Acciones violentas: carga (policial), emboscada, guerra... (Es culto el
soporte PERPETRAR: un asalto, un atentado…; TENDER una emboscada, una trampa...)
Festivas: broma, tontería, trastada…
FÍSICAS.
Movimientos: carrera, trasbordo, cambio, ingreso, pase (mejor DAR), viaje… (DAR: bote,
brinco, caminata, curva –TOMAR-, garbeo, paseo, pirueta, respingo, rodeo, salto, voltereta,
vuelta, zancada…)
Gestos
Golpes: DAR una bofetada…
Exámenes médicos: reconocimiento...; autopsia…
Actos quirúrgicos: diálisis, intervención, operación…
Heridas: contusión, herida...
Procedimientos industriales: congelación, incineración…
Trabajos industriales, agrícolas, caseros: fumigación, recolección …
Cuidados de belleza: depilación, “peeling”...
Fotografía: fotos, instantáneas (TOMAR imágenes)...
Hueco: abertura, agujero…
División en pequeñas partes: migajas, pedazos, trozos...
Deportes: “footing”, atletismo; yoga (JUGAR al fútbol, baloncesto, etc.)… El verbo soporte culto
es PRACTICAR.
FISIOLÓGICAS: digestión, espiración, inspiración...: “amor”… (pero TIRARSE un pedo,
ECHAR un eructo...)
Con algunos sustantivos (autorización…; apoyo, respaldo…) aparece como soporte el
verbo TENER e indica la posesión del sustantivo por parte del sujeto, después de haber sido
DADO por alguien y de haberlo RECIBIDO. También se construyen con este verbo:
comportamiento, conducta; conversación; opinión; parentesco, relación, trato…
ESTADOS
EMOCIONALES: SENTIMIENTOS, EMOCIONES
alegría, euforia, gozo…(positivos)
aburrimiento, agobio, ansiedad, apatía, congoja, desasosiego, disgusto, dolor, malestar,
mosqueo, pena, tristeza, zozobra... (negativos)
Un tipo especial de tristeza es añoranza, melancolía, morriña, nostalgia y saudade (en
Salamanca, “dar el ansión”)…
ESTADOS INTELECTUALES: actitud, cautela, certeza, costumbre…
V
ESTADOS FÍSICOS / FISIOLÓGICOS: SENSACIONES: apetito, asco, calor (frío),
cansancio…
ESTADOS FÍSICOS Y MENTALES: SÍNTOMAS Y ENFERMEDADES:
Síntomas: acceso (de tos), accidente, acidez de estómago, achaque, aerofagia, ahogo, alergia,
anemia, ardor, ataque…
Enfermedades físicas:
ceguera, cojera, mudez, sordera. / inflamación: -itis… / catarro, resfriado..
Enfermedades físicas infecciosas: gripe, sida…(llevan el incoativo COGERSE o PILLARSE)
afonía, cataratas, daltonismo, estrabismo, fotofobia, miopía…
Enfermedades psíquicas:
alucinaciones, demencia, neurosis, psicosis…
-fobia (sensación morbosa): agorafobia, claustrofobia…/ -manía: dipsomanía…
Enfermedades animales: brucelosis…
Enfermedades vegetales: mildiú…
SENTIDOS: gusto, oído, olfato, tacto, vista /// color, olor, sabor, sonido…
CUALIDADES
FÍSICAS: agilidad, altura, anchura, aspecto, blandura, medida…
INTELECTUALES: agudeza, clarividencia, criterio, fantasía, genio, habilidad…
MORALES (genérico: virtud): ánimo, caridad, compasión, comprensión, constancia, cortesía…
MORALES (genéricos: defecto, vicio): agresividad, ambición, arrogancia, avaricia…
5. Vamos a centrarnos en los sustantivos de acontecimiento7 (llamados también eventivos). El
ser humano se convierte en testigo de hechos, de sucesos. G. Gross y F. Keifer (1995) han
establecido una tipología de estos sustantivos, tomando como punto de referencia la
intervención o no del hombre:
1) CREADOS (se organizan)
1.a. políticos y diplomáticos: armisticio, elecciones, guerra, tratado…
1.b. sociales: exposición, reunión; huelga, manifestación, motín…
1.c. culturales: conferencia…
1.d. fiestas y ceremonias: boda, procesión…
1.e. espectáculos: circo, corrida, circo, concierto, partido (fútbol), recital, ópera…
2) FORTUITOS (se producen)
2.a. catástrofes naturales: erupción (volcánica), terremoto…
2.b. accidentes
- circulación: atropello, choque…
- tecnológicos: explosión…
2.c. incidentes técnicos: avería de motor, fuga de agua, corte de corriente…
2.d. fenómenos meteorológicos: lluvia, nieve (CAE), tempestad, viento (SOPLA)…
2.e. fenómenos acústicos: gruñido, rugido, ruido, zumbido…
2.f. fenómenos olfativos: tufo…
2.g. fenómenos visuales: flash, reflejo, relámpago…
2.h. enfermedades y epidemias contagios: cólera, peste…
2.i. cambios de estados: aumento, disminución (PRODUCIR)…
Pueden ser durativos (se les puede aplicar comenzar, interrumpirse, continuar, durar,
terminar; estallar, surgir, sobrevenir: chaparrón, epidemia, incendio, tormenta…) o puntuales
7
Utilizo acontecimiento (que traduce el francés evénement) como sinónimo de hecho o suceso, sin el rasgo
de ‘importante’ más habitual quizás en la lengua normal).
VI
(admiten construcciones con sobrevenir, suceder, producirse; declararse: caída, cortocircuito,
descarrilamiento, disparo, relámpago…).
El verbo soporte que los actualiza es normalmente haber, producirse (quizás más culto)
en los fortuitos; y tener lugar, celebrarse en el caso de los creados. Con tener –en algunos
casos-, se establece una especial relación del suceso con un sujeto humano: “La semana que
viene tengo una boda”.
La necesidad de acercar el lenguaje humano al lenguaje de las máquinas –el
procesamiento del lenguaje natural- (en otras palabras, la necesidad de enseñar al ordenador
“cómo hablamos”) ha condicionado en los últimos veinte o treinta años un “repensar” de la
gramática y en esa tarea es fundamental un nuevo planteamiento de las clases de palabras y de
sus funciones sintácticas. En esta comunicación he intentado reflexionar sobre esa clase que
poco a poco va saliendo de su ghetto puramente designativo; ese sustantivo que ya no está tan
perdido en el SV predicado; ese sustantivo que, efectivamente, puede predicar; ese sustantivo,
potente generador de oraciones.
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