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49 BERZOSA_42-43 LEGUINA.qxd 04/01/17 17:13 Página 49
LA ECONOMÍA DESDE MI OBSERVATORIO
Por Carlos Berzosa*
Cambio climático, contaminación y culto
al automóvil
L
a economía mundial
afronta graves problemas y entre ellos se
encuentra el cambio
climático y la degradación medioambiental. Acerca del cambio
climático hay un consenso amplio
entre los científicos en que se debe, frente a otros ciclos habidos en
la historia del planeta, a la acción
del hombre. Las consecuencias ya
se están notando pero serán más
graves de cara al futuro. Se está tratando de tomar medidas en las diferentes Cumbres mundiales que
sobre el clima se vienen celebrando pero no dejan de ser modestas
para atender la gravedad del problema. En ocasiones ni siquiera varios de los acuerdos se ponen en
práctica.
A la hora de poner remedios se
choca con los intereses de un sistema que se rige por el beneficio,
a costa de lo que sea, que supone
el necesario crecimiento de la producción y el incesante estímulo al
consumo. Se han logrado avances
parciales pero que no atienden las
causas principales provocadas por
un modelo de producción y consumo. La naturaleza del sistema,
con las leyes que rigen su funcionamiento, impide que se obtengan
logros significativos. Se trata, por
tanto, de situar esta acción del
hombre dentro de un contexto económico, político y social.
Esto es lo que trato de hacer en
mi artículo “Acumulación capitalista y justicia ecológica” en el libro colectivo editado por Teresa
Vicente Justicia ecológica en la era
del antropoceno (Editorial Trotta,
2016) con el fin de contradecir
ciertos análisis que con frecuencia
se hacen de economía medioambiental y ecológica que sólo tienen
en cuenta la relación hombre-naturaleza sin considerar que la acción del hombre se produce dentro de unas estructuras que se rigen por unas relaciones de producción, distribución y consumo.
Estas relaciones son las que están
destruyendo el medio natural, están provocando el agotamiento de
recursos, la contaminación y el
cambio climático.
Uno de los síntomas más evidentes de esto que señalo se puede comprobar con el uso y abuso
del automóvil. No cabe duda de
que el automóvil ha sido una de las
grandes innovaciones del siglo XX
que ha contribuido decisivamente
al crecimiento económico. Ha supuesto una gran revolución en los
medios de transporte y su uso tiene
innumerables ventajas. Estas ventajas tienen a su vez los lados negativos que suponen la congestión
del tráfico, el estrés a los que se encuentran sometidos los conductores, el elevado índice de contaminación y su contribución al cambio
climático. De modo que si no se
ponen restricciones, tanto a la circulación de los vehículos de motor
como al uso de derivados procedentes de combustibles fósiles, pocas soluciones se pueden dar a los
efectos negativos que el disfrute del
automóvil está generando.
Las grandes urbes son las mayores afectadas por el exceso de automóviles y la contaminación elevada que esto lleva consigo, lo que
produce efectos muy negativos sobre la salud. Los gobiernos munici-
Las grandes
urbes son las
mayores
afectadas por
el exceso de
automóviles y
la
contaminación
elevada que
esto lleva
consigo, lo
que produce
efectos muy
negativos
sobre la salud
pales de diferentes ciudades del
mundo tratan de afrontar estos problemas con medidas que, por lo general, son parches pero inevitables
si se quiere por lo menos paliar en
algo los efectos más nocivos para
la salud mental y física. El problema de estas medidas ya de por sí tímidas es que se enfrentan a intereses creados y a la adicción al automóvil a la que se encuentra sometida tanta gente que no sabe dar un
paso sin coger el coche.
Las medidas tomadas por el
Ayuntamiento de Madrid durante el puente de la Constitución y
las fiestas navideñas de restringir
el tráfico rodado en el centro de
la ciudad, que me parecen razonables, han sido puestas en cuestión por partidos de la oposición,
gremios corporativos, redes sociales y personas individuales. La
cantidad de insensateces, frivolidades y falsedades que se han tenido que oír durante estos días ha
sido de tal calibre que resulta difícil poder enumerarlas. Eso sí, se
ha llevado la palma la concejala
Esperanza Aguirre, que había que
verla en los medios de comunicación haciendo el ridículo midiendo los pasos de las aceras de
la Gran Vía.
De estos comportamientos se deduce que esto no tiene solución
cuando hay tanta ignorancia de lo
que está sucediendo, políticos
irresponsables, ciudadanos que ponen su egoísmo particular por encima de los intereses generales y
la alienación a la que se está sujeto con el consumismo. l
*Catedrático Emérito de la Universidad
Complutense
nº 1182. 9–15 de enero de 2017
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