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15 de junio de 2016
Nº 76
América Latina debe prohibir el fracking
1
El cambio climático pone en riesgo sitios emblemáticos del Patrimonio Mundial, según un
nuevo informe
3
3. Desde las líneas de frente del cambio climático, por Loren Legarda & Marcela Guerrero
4
4. La respuesta de la naturaleza al riesgo climático, por Maria Damanaki
6
5. «Unos océanos sanos, un planeta sano»
8
6. La ONU alerta de que el cambio climático avanza más rápido de lo previsto
8
7. Abejas y humanos, juntos contra el cambio climático
11
8. Los 6 sitios patrimonio de la humanidad de América Latina más amenazados por el
cambio climático
12
9. Conservación y uso sostenible de los mares, océanos y recursos marinos, por Andrew
Hudson
15
10. El dilema de África hacia el acceso universal a la electricidad
16
11. El lado bueno del cambio climático, por Bjorn Lomborg
18
1.
2.
1. AMÉRICA LATINA DEBE PROHIBIR EL FRACKING
La baja de los precios internacionales del petróleo ha puesto en evidencia una nueva arista
del fracking: no solo es altamente riesgoso, contaminante, e insostenible social y
ambientalmente, sino también es inviable económicamente. Consideramos que es crucial
que los gobiernos de la región asuman una activa política para detener esta técnica de
extracción de hidrocarburos no convencionales (HNC). La experiencia en lugares como
México, Colombia, Chile, Perú y Argentina demuestra que promover el fracking es una mala
decisión política, económica, social y ambiental. Profundiza la dependencia en los
combustibles fósiles, malgasta los esfuerzos y recursos que deberían dirigirse al desarrollo
de energías renovables y aumenta el impacto de nuestros países sobre el cambio climático.
El fracking está avanzando a ciegas en América Latina
En los países en los que se está desarrollando el fracking, las comunidades afectadas no han
visto respetados sus derechos humanos fundamentales como: la consulta y el consentimiento
previo, libre e informado, el derecho a la participación y control social, el derecho a la
información, y el derecho al ambiente sano y equilibrado. Los Estados de la región tampoco
han aplicado el principio precautorio con el fin de prohibir esta actividad, considerando los
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riesgos graves que genera en la salud de las personas y el ambiente, y la incertidumbre sobre
el alcance y magnitud de los daños que puede ocasionar. Es grave también la modificación
de legislaciones nacionales en función de las demandas corporativas, para abrirle la puerta a
la explotación de HNC utilizando fracking. La reforma energética mexicana (2013) y la
nueva ley de hidrocarburos argentina (2014) son ejemplos claros de ello.
El fracking en la región se ha desarrollado sin que existan estudios integrales y de largo
plazo sobre los riesgos y daños que esta técnica causa en la salud de las personas y el
ambiente. Con la excepción de México, los países de la región carecen de estudios propios
de reservas de hidrocarburos no convencionales, que puedan verificar las cifras estimadas
por la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos, sujetas todas a un amplio
margen de incertidumbre. Aún en el caso mexicano, no existe certeza sobre la existencia de
yacimientos explotables, pero ya se están fracturando pozos con elevados daños a la
población y al medio ambiente.
En el continente, el fracking ha avanzado sobre comunidades indígenas, campesinas, barrios
urbanos e incluso Áreas Naturales Protegidas. Esto ha ocasionado el desplazamiento de
personas, así como de actividades productivas como la ganadería y agricultura, cuya
convivencia con esta técnica es imposible. En paralelo, se multiplican las denuncias y daños
ocasionados por incendios, derrames, explosiones, acaparamiento de agua, contaminación de
agua, aire y tierra por desechos tóxicos, pérdidas de sustancias radioactivas en los pozos, así
como por el mal manejo de las aguas de retorno.
Por otra parte, el fracking es ineficiente e inviable económicamente en América Latina. La
decisión política de avanzar con la extracción de hidrocarburos no convencionales prolonga
la dependencia de los combustibles fósiles y posterga la priorización de políticas que
faciliten el desarrollo de energías alternativas en los países de la región. La opción por el
fracking es, además, altamente costosa tanto para los Estados como para los habitantes de
cada país. La inviabilidad económica del fracking se profundiza en un contexto de bajos
precios del petróleo.
Los países deben cumplir sus compromisos para enfrentar el Cambio Climático
La extracción de hidrocarburos no convencionales a través del fracking es contraria a los
compromisos nacionales e internacionales de nuestros países para reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI) y aumentaría los impactos del calentamiento global.
Durante el ciclo de extracción, procesamiento, almacenamiento, traslado y distribución de
los HNC, se libera metano que es 87 veces más activo como gas de efecto invernadero que
el dióxido de carbono en un margen temporal de 20 años. Ello provoca un mayor
calentamiento global, cuando lo que debemos hacer es tomar medidas urgentes para su
reducción. Debido a las emisiones fugitivas de metano, “en un periodo de 20 años, la huella
de gases de efecto invernadero del gas natural de lutitas es peor que la del carbón o la del
petróleo”[4]. Esto contradice el Acuerdo de París, el cual establece el límite de aumento de
la temperatura global en un margen de 1.5-2°C y, por tanto, la necesidad de dejar la mayor
parte de los hidrocarburos que restan bajo tierra.
De continuar moviéndonos bajo la misma concepción de desarrollo basada en la explotación
de combustibles fósiles, sin tener en cuenta los derechos y necesidades de las comunidades,
será imposible conservar un planeta que no comprometa los bienes naturales y el bienestar
de las generaciones presentes y futuras. Los HNC extraídos vía fracking no deben ser
considerados como energías de transición ni energías más limpias ya que la emisión de GEI
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es muy alta, así como los daños y riesgos que generan para el ambiente y la salud de las
personas.
En Latinoamérica crece el rechazo al fracking
Nuestros países se están organizando en contra de esta nociva técnica. Prueba de esto son las
redes nacionales e internacionales de oposición a esta técnica, así como los más de 50
municipios y comunidades que han prohibido el fracking en sus territorios en Argentina,
México, Brasil y Uruguay o la suspensión de operaciones de fracking en Brasil y Argentina
a partir de acciones judiciales.
Considerando estos argumentos, urgimos a los Estados de América Latina a la:
-Aplicación del principio precautorio como imperativo legal y ético de acción para encarar
situaciones de alto riesgo en un marco de incertidumbre científica, en este caso prohibiendo
el fracking en los países donde se han iniciado estas actividades o existe interés en
realizarlas.
-Realización de estudios científicos objetivos e independientes sobre los impactos, daños y
riesgos del fracking en la salud, el ambiente y los procesos productivos, con un horizonte de
largo plazo, para garantizar los derechos de las presentes y futuras generaciones. Los
resultados de tales estudios deben ser divulgados con claridad y transparencia. Donde se
confirmen impactos, los Estados deben garantizar que las empresas se responsabilicen de los
daños ocasionados y, prioritariamente, de la restauración de los ambientes afectados aún en
el caso de que su contrato ya haya terminado.
-Fortalecer una política de diversificación energética y de reducción-racionalización del
consumo de energía, que contemple el impulso a las energías renovables justas y respetuosas
de los derechos de las comunidades, y desincentive la extracción de combustibles fósiles,
siempre atendiendo los principios y derechos relacionados con la transparencia, la
participación y el consentimiento previo, libre e informado.
Desde la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking alertamos de los riesgos y los daños
graves e irreversibles que pueden causar la exploración y explotación de HNC en los
territorios y poblaciones de nuestros países. El fracking es una técnica experimental y ni
gobiernos ni empresas deben realizar experimentos de alto riesgo con la vida, la salud de las
personas ni el ambiente.
Fuente: Nota de prensa publicado el 15 de mayo de 2016 en el portal de la Fundación
Heinrich Boell y disponible en el sitio web: https://mx.boell.org/es
2. EL CAMBIO CLIMÁTICO PONE EN RIESGO SITIOS EMBLEMÁTICOS DEL PATRIMONIO
MUNDIAL, SEGÚN UN NUEVO INFORME
El cambio climático se está convirtiendo rápidamente en uno de los riesgos más
significativos para los sitios del Patrimonio Mundial, según el informe “Patrimonio mundial
y turismo en un clima cambiante” publicado hoy por la UNESCO, el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y la Unión de Científicos
Comprometidos (USC).
“Tenemos que entender, vigilar y abordar mejor en todo el mundo la amenaza del cambio
climático sobre los sitios del Patrimonio Mundial”, dijo Mechtild Rössler, directora del
Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
“Tal y como como destacan las conclusiones del informe, alcanzar el objetivo que marca el
Acuerdo de París de limitar el aumento global de la temperatura a un nivel inferior a los
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grados centígrados es de vital importancia para la protección del nuestro patrimonio mundial
para las generaciones actuales y futuras”. El nuevo informe examina 31 sitios culturales y
naturales inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial en 29 países que son vulnerables a
fenómenos como el aumento de las temperaturas, el derretimiento de los glaciares, la subida
del nivel del mar, los fenómenos climáticos extremos, las sequías o el mayor riesgo de
incendios.
En él se documenta el impacto climático en sitios turísticos emblemáticos tales como
Venecia, Stonehenge o las Islas Galápagos y otros sitios del Patrimonio Mundial como la
Región floral del Cabo, en Sudáfrica; la ciudad portuaria de Cartagena de Indias, en
Colombia; y el Parque Nacional de Shiretoko, en Japón.
“El cambio climático está afectando a sitios del Patrimonio Mundial en todo el mundo”, dijo
Adam Markham, autor principal del informe y subdirector del Programa de Clima y Energía
de la UCS. “Algunas estatuas de la Isla de Pascua están en riesgo de perderse en el mar
debido a la erosión costera. En muchos de los arrecifes de coral más importantes del mundo,
incluyendo los de las islas de Nueva Caledonia en el Pacífico Occidental, se observa este
año una decoloración de los corales sin precedentes relacionada con el cambio climático. El
cambio climático podría llegar incluso a causar que algunos sitios del Patrimonio Mundial
pierdan su condición”. Dado que los sitios del Patrimonio Mundial deben tener un “valor
universal excepcional”, el informe recomienda que el Comité del Patrimonio Mundial tome
en cuenta el riesgo de posibles sitios que se degraden por el cambio climático antes de
añadirlos a la Lista.
Fuente: Nota de prensa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), publicada el 26 de mayo de 2016 y disponible en el sitio
web: http://www.unesco.org
3. DESDE LAS LÍNEAS DE FRENTE DEL CAMBIO CLIMÁTICO, POR LOREN LEGARDA & MARCELA
GUERRERO
El 22 de abril, dignatarios de no menos de 175 países y entidades firmaron el acuerdo sobre
el cambio climático alcanzado en París en diciembre, marcando con ello un récord en la
adopción de un acuerdo internacional. Es una muestra de apoyo alentadora que permite
albergar esperanzas de que esa importante resolución se llegue a poner en práctica en
plenitud.
Pero llegar a un acuerdo en París no fue más que el primer paso de un largo camino para la
protección climática global y de los países más vulnerables del planeta. El segundo fue la
ceremonia de su firma. Ahora viene el proceso de ratificación: 55 países, que representan al
menos un 55% de las emisiones globales, deberán confirmarlo formalmente para que entre
en vigencia.
Es positivo que ya haya comenzado el proceso. El febrero, Fiji fue la primera nación en
ratificarlo, seguida por otros tres pequeños estados-isla. Los cuatro son miembros del Foro
de Países Vulnerables al Cambio Climático (V-20), un grupo de 43 países (entre ellos, Costa
Rica y Filipinas, a los que representamos) que se encuentran en la primera línea del cambio
climático. Los miembros del foro luchamos incansablemente por llegar a un acuerdo en
París y haremos todo posible por acelerar su entrada en vigencia.
El acuerdo de París ofrece al mundo su mejor esperanza de reducir y, en último término,
detener los cambios al clima de nuestro planeta. Si no se aplican medidas que lo controlen,
el calentamiento global amenazará la salud y la seguridad de nuestros pueblos, dañará los
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ecosistemas de los que todos dependemos y pondrá en peligro la existencia misma de
algunos países debido al aumento del nivel del mar.
Con todo, no bastará con el acuerdo de París para ganar la batalla contra el cambio
climático. Las llamadas contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC, por
sus siglas en inglés), presentadas por 187 países al término de las conversaciones, no serán
suficientes para evitar los peligros del cambio climático. Es necesario hacer mucho más si se
desea evitar sus catastróficos efectos para los países más vulnerables.
Los cálculos iniciales han sugerido que si se implementaran por completo todos los INDC,
todavía el aumento promedio de las temperaturas globales para fines de siglo sería de 2,7
grados Celsius por sobre los niveles preindustriales, cifra bastante superior al ya peligroso
techo de dos grados definido en 2009 en Copenhague y que se incluye en el acuerdo de
París.
Los nuevos estudios realizados por Climate Interactive y MIT Sloan sugieren que las
temperaturas podrían aumentar incluso más, hasta 3,5 grados. El Foro de Países Vulnerables
al Cambio Climático ha planteado por largo tiempo que incluso dos grados de calentamiento
empeorarían de manera insoportable las condiciones para algunos países, y por ello ha
luchado por limitar el aumento a 1,5 grados, ambición que gracias a sus esfuerzos se incluyó
en el acuerdo de París.
Se trata de una diferencia aparentemente pequeña, pero de gran importancia. Como
demuestran los últimos estudios, tendría un efecto notable y medible sobre fenómenos
meteorológicos extremos, la disponibilidad del agua, los rendimientos de las cosechas, la
degradación de los arrecifes de coral y aumento del nivel del mar. Y afectará sobre todo a las
personas más vulnerables: las mujeres campesinas, los enfermos, los mayores de edad y los
más jóvenes. Para los países más vulnerables del mundo, limitar la temperatura a 1,5 grado
no es sólo una aspiración, sino un asunto de supervivencia.
Se trata de un objetivo ambicioso, pero los países más vulnerables estamos decididos a
alcanzarlo. Hace poco, los ministros de finanzas del V-20 se comprometieron a introducir
mecanismos de determinación de los precios del carbono en sus 43 mercados en un plazo de
diez años.
También nos hemos comprometido a mejorar la contabilidad financiera, de manera que los
costes del cambio climático y los beneficios de las medidas para afrontarlo se integren a la
toma de decisiones económicas. Costa Rica acaba de aprobar una ley que promueve los
trenes eléctricos y los legisladores están debatiendo un proyecto de ley para incentivar los
vehículos y buses eléctricos.
Iniciativas como ésta por lo general se asocian con economías avanzadas más que con países
en desarrollo. Y el mundo rico tiene la obligación de dar pasos primero y más rápido (a
través de medidas, tecnologías y fondos) a fin de reducir las emisiones que causan el
calentamiento global. Pero también reconocemos que los países en desarrollo tienen la
responsabilidad de actuar y que, al hacerlo, pueden generar enormes ventajas económicas,
sociales y de salud pública para sus ciudadanos.
Una cosa que sabemos bien es que no podemos lograrlo solos. El Foro de Países
Vulnerables ante el Cambio Climático representa una ínfima proporción de las emisiones
mundiales. Necesitamos que los países industrializados y los países del mundo en desarrollo
redoblen sus esfuerzos por reducir sus emisiones, a fin de limitar el cambio climático a 1,5
grados. Sólo así se podrá evitar el desastre.
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Fuente: Loren Legarda es un miembro del Senado de Filipinas & Marcela Guerrero es un
congresista de Costa Rica. Este artículo de opinión fue publicado en el portal electrónico de
Project Syndicate el 06 de mayo de 2016 y se encuentra disponible en el sitio web:
https://www.project-syndicate.org
4. LA RESPUESTA DE LA NATURALEZA AL RIESGO CLIMÁTICO, POR MARIA DAMANAKI
Casi la mitad de la población mundial -unos 3.500 millones de personas- vive cerca de la
costa. En tanto el cambio climático exacerba los efectos de las tormentas, las inundaciones y
la erosión, la vida y la subsistencia de cientos de millones de esas personas están en riesgo.
En verdad, la última edición del Informe de Evaluación de Riesgo Global del Foro
Económico Mundial ve la imposibilidad de adaptarse a los efectos del cambio climático
como el riesgo más importante, en términos de impacto, para las sociedades y las economías
de todo el mundo.
Más allá de poner vidas en peligro, las tormentas más frecuentes y más fuertes podrían
costar muchos miles de millones de dólares, debido a los daños a la infraestructura y a los
ingresos perdidos provenientes de la agricultura, la pesca y el turismo. Y, como observó
recientemente la publicación Harvard Business Review, el costo proyectado aumenta con
cada nuevo estudio. Aun así, la comunidad internacional actualmente invierte en mitigar el
riesgo menos de una quinta parte de lo que gasta en responder a los desastres naturales.
Cuando hablamos de riesgo climático, una onza de prevención vale tanto como una libra de
cura. Como dijo Rebecca Scheurer, directora del Centro Global de Preparación para
Desastres de la Cruz Roja, "Gastamos millones de dólares en brindar respuesta, pero si
invirtiéramos una mayor parte de esos recursos en la planificación salvaríamos a más
personas. Es tan simple como eso".
Los costos humanos y financieros del cambio climático atraen más atención que nunca.
Llegó el momento de desviar recursos a la reducción del riesgo. Para lograrlo, los gobiernos
nacionales, la industria, las organizaciones de ayuda y otras ONG tendrán que aprovechar al
máximo sus inversiones. Y algunas de las soluciones más efectivas y beneficiosas en
términos de costos ya están disponibles en la naturaleza.
Los ecosistemas costeros y marinos tienen un potencial considerable de mitigar los efectos
de las tormentas y otros riesgos, especialmente cuando se los combina con infraestructura
construida tradicional. Una franja de 100 metros de manglares, por ejemplo, puede reducir la
altura de las olas en hasta un 66% y hacer bajar los niveles máximos de agua durante las
inundaciones. Un arrecife de coral en buen estado puede reducir la fuerza de las olas en un
97%, aliviando el impacto de las tormentas y previniendo la erosión. Estos y otros
ecosistemas costeros son la primera línea de defensa para muchas ciudades en todo el
mundo, desde Miami hasta Manila.
Hasta hace poco, muchas veces se ignoraban estas soluciones basadas en la naturaleza. Pero
los líderes cada vez más reconocen su importancia, y están empezando a tomar medidas,
inclusive a nivel internacional. El acuerdo sobre el clima de París, que se alcanzó en el mes
de diciembre pasado y se firmó en abril, no sólo estableció un consenso sobre la importancia
de afrontar el cambio climático, sino que también afirmó de manera explícita que los
ecosistemas juegan un papel en la captura de los gases de tipo invernadero, y en ayudar a las
comunidades a adaptarse a los efectos del cambio climático.
A nivel nacional, algunos de los países insulares que más riesgo corren están tomando
medidas importantes. Por ejemplo, el año pasado, las Seychelles anunciaron un intercambio
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de "deuda por naturaleza", el primero de su tipo, con sus acreedores del Club de París y The
Nature Conservancy. El intercambio le permitirá al país redirigir 21,6 millones de dólares de
su deuda hacia la inversión en una estrategia integral para la conservación del océano que
apuntalará su resiliencia frente al cambio climático.
Los líderes del sector privado también están empezando a analizar las herramientas
naturales. Empresas de ingeniería como CH2M están trabajando con comunidades costeras
en el Golfo de México y en otras partes para encontrar soluciones híbridas que combinen
estrategias tradicionales y basadas en la naturaleza.
Inclusive la industria de seguros -en la que tal vez se encuentren las empresas más reacias al
riesgo en el mundo- ve el potencial de las soluciones naturales. En los últimos diez años, las
aseguradoras han pagado unos 300.000 millones de dólares por daños relacionados con el
clima, muchas veces para reconstruir las mismas estructuras vulnerables. No sorprende,
entonces, que la reaseguradora Swiss Re haya realizado estudios sobre la mitigación de los
riesgos costosos de los huracanes para las comunidades costeras.
Según un estudio de Swiss Re, Barbados pierde el equivalente al 4% de su PIB cada año
como consecuencia de los costos vinculados a los huracanes. Pero cada dólar invertido en
proteger los manglares y los arrecifes de coral implicó un ahorro de 20 dólares en futuras
pérdidas por huracanes. Frente a estos datos, ya no resulta inconcebible que las compañías
de seguro algún día puedan otorgar cobertura para humedales y otra infraestructura natural
que ofrece protección a las comunidades y economías costeras.
La naturaleza también puede ayudar a proteger la subsistencia. Un proyecto de restauración
de manglares liderado por la Cruz Roja en Vietnam no sólo redujo el daño a diques y otra
infraestructura construida, sino que también resultó en mayores rendimientos de la
acuacultura y, en consecuencia, más ingresos para las comunidades locales. Un proyecto de
restauración de manglares y corales en Granada -un esfuerzo conjunto de la Cruz Roja, The
Nature Conservancy y los pescadores de la comunidad Grenville de Granada- también ha
puesto de manifiesto un gran potencial para aumentar la resiliencia. Quedó demostrado que
apenas 30 metros de arrecife y coral incrementan sustancialmente la población de langostas,
caracolas, pulpos y erizos.
La resiliencia al clima y los desastres naturales es un desafío que involucra a varios sectores.
Lo mismo debe suceder con las soluciones. Estos esfuerzos colaborativos son vitales para el
desarrollo y la implementación de estrategias de prevención más efectivas. El Banco
Mundial, The Nature Conservancy e investigadores asociados (entre ellos ecologistas,
economistas e ingenieros) recientemente publicaron un informe en el que ofrecían
lineamientos para este tipo de colaboración. El informe aconseja, específicamente, calcular
el valor de los ecosistemas costeros en términos de capital e infraestructura protegidos, en
base a estrategias utilizadas comúnmente por la industria del seguro y la ingeniería.
Frente al creciente riesgo climático y de desastres naturales, las inversiones en soluciones
basadas en la naturaleza pueden proteger vidas y salvaguardar la prosperidad de una manera
efectiva en términos de costos -preservando al mismo tiempo los ecosistemas naturales en
peligro en todo el mundo-. Es hora de que gobiernos, empresas y ONG por igual reconozcan
que, cuando se trata de combatir los efectos del cambio climático y proteger a las
comunidades costeras, preservar y restaurar la naturaleza puede ser la inversión más
inteligente que podemos hacer.
Fuente: Maria Damanaki es ex Comisario Europeo de Asuntos Marítimos y Pesca,
actualmente es director general de Global Oceans at The Nature Conservancy. Este artículo
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de opinión fue publicado en el portal electrónico de Project Syndicate el 26 de mayo de 2016
y se encuentra disponible en el sitio web: https://www.project-syndicate.org
5. «UNOS OCÉANOS SANOS, UN PLANETA SANO»
Los océanos son el corazón de nuestro planeta. De la misma forma que los latidos del
corazón hacen que la sangre circule por todo el cuerpo, los océanos conectan a las personas
de todo el mundo, con independencia de donde vivan. También regulan el clima, alimentan a
millones de personas, producen oxígeno, son el hábitat de una gran variedad de seres vivos y
nos proporcionan medicinas y muchos más recursos. Para garantizar la salud de nuestras
comunidades y de las generaciones futuras es imprescindible que cuidemos a los océanos
con la misma intensidad que ellos cuidan de nosotros.
El lema de este año es «Unos océanos sanos, un planeta sano». Lamentablemente, algunas
actividades humanas, como la pesca ilegal, las prácticas de acuicultura insostenibles , la
contaminación marina y la destrucción del hábitat y las especies exóticas, así como el
cambio climático y la acidificación de los océanos, tienen un impacto negativo sobre los
océanos y los mares.
El tema de este año es Océanos sanos, planeta sano, y estamos haciendo un esfuerzo especial
para detener la contaminación por los plásticos.
Esta es una amenaza grave porque el plástico se degrada muy lentamente y contamina las
vías fluviales durante mucho tiempo. Además, la polución de los plásticos perjudica a la
salud de los animales marinos, incluido el zooplancton, pues confunden las micro partículas
con alimento, Los científicos temen incluso que tenga efectos dañinos en la salud humana.
Las Naciones Unidas conmemorarán el Día Mundial de los Océanos 2016 Disponible en
inglés y se premiará a los ganadores del Concurso Fotográfico Anual Día Mundial de los
Océanos Disponible en inglés, durante un acto que tendrá lugar el 8 de junio de 2016 en la
sede de la ONU en Nueva York.
¿Por qué celebramos el Día Mundial de los Océanos?
 Para recordar a todo el mundo el gran papel que los océanos juegan en nuestras
vidas. Son los pulmones de nuestro planeta, que generan la mayoría del oxígeno que
respiramos.
 Para informar a la opinión pública de las consecuencias que la actividad humana
tiene para los océanos.
 Para poner en marcha un movimiento mundial ciudadano a favor de los océanos.
 Para movilizar y unir a la población mundial entorno al objetivo de la gestión
sostenible de los océanos. Son una fuente importante de alimentos y medicinas, y
una parte esencial de la biosfera.
 Para celebrar juntos la belleza, la riqueza y el potencial de los océanos.
Fuente: Nota de Prensa publicado por la Unidad de Información de la Organización de
Naciones Unidas el 08 de mayo de 2016 y disponible en el sito web:
http://www.un.org/es/events/oceansday/
6. LA ONU ALERTA DE QUE EL CAMBIO CLIMÁTICO AVANZA MÁS RÁPIDO DE LO PREVISTO
La ONU ha instado a los países a actuar sin dilación para frenar las consecuencias del
cambio climático. Los efectos del calentamiento se están manifestando más rápido de lo que
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se preveía y si no se toman medidas de inmediato puede ser demasiado tarde. Este es uno de
los mensajes principales del informe Previsión Medioambiental Global (GEO-6, en inglés),
presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en
Nairobi (Kenia), donde estos días se celebra la Asamblea Medioambiental.
El crecimiento de la población, la acelerada urbanización, el aumento del consumo, la
desertificación, la degradación de la tierra y el cambio climático en conjunto han creado una
severa escasez de agua, dice el informe. “Si esas tendencias continúan y no se implementan
soluciones que mejoren los actuales patrones de producción y consumo, si no usamos los
recursos naturales de una manera sustentable, el estado del medio ambiente en todo el
mundo seguirá deteriorándose. Es esencial que entendamos que el ritmo de cambio del
medio ambiente depende de nosotros y de que empecemos a trabajar con la naturaleza y no
en contra de ella para parar estas amenazas”, advirtió el director ejecutivo del PNUMA,
Achim Steiner, durante la presentación del informe. Steiner recalcó, sin embargo, que si se
toman medidas inmediatas todavía hay tiempo para detener algunos de los peores impactos.
Eline McGlade, la encargada del departamento de Ciencia de esta agencia especializada de
la ONU, lo más urgente es asegurar el acceso al agua potable. “Si no tenemos agua de buena
calidad, la salud se deteriora rápidamente. Hay mucha escasez en todo el mundo, así que
tenemos que encontrar este recurso y usarlo con eficiencia. Se debe regular el manejo de los
desechos para que los tóxicos no contaminen el agua. Se debe llegar a una manera holística
del manejo del agua”, aseguró.
El GEO-6, considerado el informe actual más completo de la materia, intenta proporcionar
información científica detallada que sirva para la implementación de nuevas políticas.
Consta de seis informes separados que explican los problemas específicos de las regiones en
las que el PNUMA divide el planeta.
Asia Occidental u Oriente Próximo
En esta región, los problemas más críticos son la degradación de la tierra y la
desertificación, que han traído consecuencias a la economía y al medio ambiente. El
crecimiento de la población y los continuos conflictos y guerras han minado la capacidad de
la tierra para proveer agua y comida. Los grandes desplazamientos de personas han causado
mucho estrés al medio ambiente y son los propios refugiados los que más sufren los efectos.
“Hay tres millones de personas desplazadas y tras ellas quedan escombros y desechos, que
también contaminan el agua. No es su culpa, pero no cuentan con ninguna facilidad de los
Gobiernos. Las personas en movimiento también tienen que mantenerse calientes y por
ejemplo cortan árboles o queman basura. Aunque la atención debe estar en las personas,
también hay efectos catastróficos de las rutas migratorias para el medio ambiente”, asegura
la jefa de Ciencia del PNUMA.
América Latina y el Caribe
Las zonas urbanas y su población siguen creciendo: en 2015, el 80% de los ciudadanos de la
región vivía en ciudades. Las clases medias consumen y contaminan cada vez más. Las
emisiones aumentan y la calidad del aire en las urbes disminuye.
“Las tendencias de las amenazas al medio ambiente son más o menos las mismas en cuanto
a deforestación, contaminación del agua y del aire de las ciudades, pero el cambio climático
acelera estos problemas”, explica Diego Martino, asesor del PNUMA. Este organismo
recomienda separar el crecimiento económico del consumo de recursos. “Reducir la
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dependencia en combustibles fósiles y diversificar las fuentes de energía es importante para
la región”, dice el informe.
África
El continente es muy rico en biodiversidad. Sin embargo, su capital natural está bajo la
presión de la urbanización, la industrialización y la creciente población. “La pobreza y la
falta de inversiones ha acelerado el deterioro ecológico en muchas regiones, lo que ha
impedido que la gente utilice los recursos naturales de forma sostenible”, dice el estudio de
la ONU.
La contaminación del aire es un problema para el medio ambiente y para la salud humana.
Un 90% de la población del África subsahariana está expuesta a la contaminación dentro de
sus casas, al utilizar combustibles sólidos para cocinar, calentarse y alumbrar. Cada año
mueren unas 600.000 personas en el continente por esta causa. Aunque la población con
acceso a agua potable aumentó del 64% al 68% entre 2005 a 2012, todavía hay muchas
personas sin acceso asegurado al agua para beber. En su informe, la ONU recomienda a los
Gobiernos mejorar su pobre manejo de los recursos naturales.
América del Norte (Canadá y EEUU)
Las condiciones del medio ambiente en esta región han mejorado gracias a la
implementación de políticas, la recolección de información y buenas regulaciones. La
calidad del aire ha aumentado debido a nuevas tendencias en tecnología. La calidad del agua
es muy buena en la mayor parte de la región, aunque hay problemas de escasez. Una red de
áreas protegidas y bien manejadas ayuda a conservar la diversidad biológica. A pesar del
“optimismo cauteloso en la región”, que describe el informe, el cambio climático impactará
cada vez más esta zona. Por ejemplo, los reportes sugieren que el calentamiento global ha
aumentado la sequía entre un 15% y 20% en el estado de Tejas, donde en 2015 devastadoras
inundaciones terminaron con una sequia de cinco años.
Asia y el Pacífico
El crecimiento económico sin precedentes está poniendo una fuerte presión en los
ecosistemas. El crecimiento insostenible de patrones de consumo ha empeorado la calidad
del aire (ocho de las 10 ciudades más contaminadas del mundo están en India y China).
Además la falta de agua y la generación de basura amenazan la salud de las personas y del
medio ambiente. El aumento de la demanda de energías fósiles y recursos causa la
degradación del ambiente y pérdida de diversidad. Esta región tiene el 60% del total de la
población mundial, con cuatro billones de personas en 2012 y se proyectan 5.08 billones
para 2050.
La clase media alcanzará los 4,9 billones en 2030 y está consumiendo mucho más. Los
hábitos alimenticios están cambiando. El cada vez mayor y más habitual consumo de carne
está causando más presión sobre el ecosistema en la región. La deforestación avanza a pasos
agigantados. El PNUMA recomienda patrones de producción y consumo más sostenibles, el
uso más eficiente de los recursos y la separación del crecimiento económico de la
explotación del medio ambiente, entre otros.
Europa
Los recursos naturales han sido sobrexplotados. La mala calidad del aire, el cambio
climático, estilos de vida poco saludables y la desconexión entre la sociedad y el ambiente
afecta cada vez más a la salud de las personas en Europa.
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Aunque ha habido mejoras en algunas partes de la región, la contaminación del aire es el
riesgo más grande para la población. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud
(OMS), en 2012 se produjeron unas 500.000 muertes prematuras debido a este problema. Y
es que más del 95% de la población urbana está expuesta a niveles de contaminación más
altos de lo recomendado.
El calentamiento global podría provocar más escasez de agua. Y la reducción de agua en los
ríos podría afectar la producción de electricidad.
Fuente: Nota de prensa publicada en el periódico español El País el 25 de mayo de 2016 y
disponible en el sitio web: http://internacional.elpais.com/
7. ABEJAS Y HUMANOS, JUNTOS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
En el campo árido del nordeste brasileño, una pequeña especie resiste mientras muchas otras
sucumben al calor y a la sequía: las abejas.
Apicultores del Nordeste brasileño se aliaron con los insectos para subsistir en medio de la
sequía.
Como aquella pequeña aldea de irreductibles galos “que resiste todavía y siempre al
invasor”, en el árido Nordeste brasileño, una modesta especie de insectos sobrevive mientras
muchas otras sucumben al calor y a la sequía: las abejas.
Los agricultores de la región perdieron la cuenta de cuántas reses han muerto en los últimos
cinco años por la falta de agua. Pero las mil colmenas, con entre 60 mil y 120 mil abejas nativas y africanas- a cargo de la Asociación de Apicultores de Carnaíba siguen
produciendo.
El Nordeste de Brasil es una región extremadamente sensible al cambio climático, un
fenómeno que tiende a intensificar la sequía y el calor recurrentes en la zona. Y los insectos
polinizadores, a su vez, dan muestra de cómo está cambiando el clima del planeta.
"Las abejas van a sufrir con las altas temperaturas. También a causa del calor, las flores en
algunas partes del mundo se están abriendo en diferentes momentos y los insectos no están
ahí para polinizar", explica Nadine Azzu, coordinadora de proyectos de la agencia de
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y coautora de un reciente
estudio sobre la importancia de las abejas en el rendimiento de los cultivos.
El informe concluye que es cada vez más importante encontrar maneras de mantener a las
abejas activas todo el año. Principalmente porque de los 100 cultivos que proporcionan el
90% de los alimentos en el mundo, 71 son polinizadas por esos insectos, según la FAO.
Los apicultores de Carnaíba han encontrado su propio camino. Tratan de preservar y
multiplicar las plantas de la región, enseñar a los demás agricultores a convivir con las
abejas y aprender incluso de los depredadores naturales de los insectos.
"El hombre no crea la abeja, es ella la que crea al hombre. Nos ayuda a mantenernos incluso
cuando morimos, pues nos da la cera", dice Luiz Alves Siqueira, presidente de la asociación
de apicultores. "Por más crítico que sea el año, jamás dejamos de producir", añade.
Si no hay suficiente comida, él y sus colegas cuelgan recipientes en los árboles con una
mezcla de miel y agua potable.
“Cuando uno se torna apicultor, también se convierte en ecologista porque necesita
mantener el entorno natural y mejorarlo aún más", dice Luiz.
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En Carnaíba, la producción varía cada año – fueron 9 toneladas de miel en 2014, 8,5
toneladas en 2015 -, pero el resultado es siempre una miel muy sabrosa. Los apicultores
también fabrican productos como propóleos, cera (utilizada en los cosméticos y la industria
automotriz) y una especie de caviar a base de miel y especias.
La calidad de la producción y la organización de los apicultores llamaron la atención de
instituciones como el gobierno de Pernambuco y el Banco Mundial, que llevan adelante el
programa Prorural. A través de esta iniciativa, que beneficia a 4.000 familias en todo el
estado de Pernambuco, los apicultores pudieron comprar equipos para modernizar la
producción.
Gracias a esto, ya pueden vender miel y sus derivados dentro del estado y en el resto del
país. "Quizá podremos exportar algún día", pronostica Luiz.
Fuente: Nota informativa, publicado en el portal electrónico del Banco Mundial el 25 de
mayo de 2016 y disponible en el sitio web: http://www.bancomundial.org
8. LOS 6 SITIOS PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DE AMÉRICA LATINA MÁS AMENAZADOS
POR EL CAMBIO CLIMÁTICO
Los sitios declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco están en riesgo. Y el
cambio climático es uno de los culpables.
"Tenemos que entender mejor, vigilar y abordar las amenazas del cambio climático a los
sitios del patrimonio mundial", aseguró Mechtild Rössler, director del Centro del Patrimonio
Mundial de la Unesco.
Y América Latina no escapa al peligro.
En la región, existen 6 sitios entre naturales y culturales que sufren los efectos del cambio
climático.
Este número se desprende del estudio global "Patrimonio Mundial y Turismo en un clima
cambiante" elaborado por la Unesco, el Programa Medioambiental de Naciones Unidas
(UNEP), y la Unión de Científicos Preocupados (UCS).
Cartagena, Colombia
El puerto de Cartagena posee el conjunto de fortificaciones más completo de toda
Sudamérica, con su catedral, palacios de estilo andaluz, antiguas residencias, etc.
Luego de 500 años de la llegada de los primeros españoles sobre estas tierras, la ciudad
disfruta del boom turístico que genera empleos y revitalización económica.
Las ciudades más vulnerables al peligro de inundaciones catastróficas
Sin embargo, el rápido aumento del nivel del mar e inundaciones costeras, están poniendo
estos históricos desarrollos en situación de riesgo.
También una mayor intensidad de las tormentas amenaza varios barrios pobres costeros,
según señala el informe.
Planes de desarrollos para paliar y prevenir situaciones con el propósito de frenar el impacto
del cambio climático se están llevando a cabo en los edificios históricos y monumentos.
Coro y su puerto, Venezuela
Con sus construcciones, la ciudad de Coro es el único ejemplo actual de la fusión de técnicas
y estilos autóctonos, mudéjares españoles y holandeses.
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Fundada en 1577, fue una de las primeras ciudades coloniales de América y posee unos 600
edificios históricos, según describe la Unesco.
El cambio climático hace peligrar los centenarios edificios de la ciudad venezolana de Coro.
Coro fue puesto en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro en 2005 como resultado de los
daños significativos sufridos por las inusuales e intensas lluvias y tormentas de 2004 y 2005.
América Central y la región del Caribe fueron identificadas como uno de las partes
tropicales del mundo más sensible al cambio climático ya que registró un marcado aumento
de los fenómenos meteorológicos extremos incluyendo sequías, tormentas e inundaciones en
los últimos 30 años, agrega el estudio.
Islas Galápagos, Ecuador
Son 19 islas situadas en el Pacífico, a unos 1.000 kilómetros del subcontinente
sudamericano. Son de origen volcánico y su reserva marina circundante son un museo y un
laboratorio vivientes de la evolución, describe la Unesco.
La riqueza que compone este conjunto de islas inspiró al naturista inglés Charles Darwin a
desarrollar su teoría de la evolución por selección natural.
Las tortugas gigantes son una de las principales atracciones de las Islas Galápagos.
Las principales amenazas para la biodiversidad de las Islas Galápagos en las últimas décadas
fueron el turismo y el crecimiento de la población, la introducción de especies exóticas e
invasoras, y la pesca ilegal.
Ahora hay que agregarle el cambio climático.
El misterio de las miles de toneladas de sardinas muertas que aparecieron en el sur de Chile
El aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos y la atmósfera, acidificación de
los océanos y los cambios en las precipitaciones y eventos extremos, pueden tener negativas
consecuencias para los ecosistemas de las islas.
Según el informe, el factor clave será ver cómo el fenómeno climático de El Niño y otros
eventos cíclicos se manifiesten en medio del calentamiento global y cómo las corrientes del
océano responden.
"Las conclusiones del informe ponen de relieve que alcanzar el objetivo de limitar el
aumento global de la temperatura a un nivel muy por debajo de 2 grados centígrados
establecido en el Acuerdo de París es de vital importancia para la protección de nuestro
patrimonio mundial, para las generaciones actuales y futuras", agrega Rössler.
Parque Nacional Huascarán, Perú
El parque lleva el nombre del monte Huascarán que se encuentra en la Cordillera Blanca, la
cadena montañosa tropical más alta del mundo, que se alza a 6.768 metros sobre el nivel del
mar.
Las reservas de agua podrían no alcanzar para la población que habita cerca del Parque
Nacional Huascarán, en Perú.
Las reservas de agua podrían no alcanzar para la población que habita cerca del Parque
Nacional Huascarán, en Perú.
En sus profundas quebradas, con lagos glaciares y abundante y variada vegetación, viven
especies animales como el oso de anteojos y el cóndor andino.
¿Qué hace que el Polo Norte se esté moviendo hacia las islas británicas?
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Los recientes cambios en el clima han marcado grandes impactos en la región provocando la
reducción del tamaño de los glaciares, mientras que muchos han desaparecido.
Esto causa preocupación sobre la disponibilidad del agua para satisfacer la creciente
población.
Además, el derretimiento de los glaciares expone roca rica en metales pesados, como plomo,
arsénico y cadmio, metales tóxicos que terminan en los ríos y que afectan a la calidad del
agua y del suelo.
Reserva de Mata Atlántica del Sureste, Brasil
La mata atlántica es un conjunto de reservas situadas en los estados de Paraná y Sao Paulo
que incluyen desde montañas cubiertas por tupidos bosques hasta pantanos e islas costeras
con colinas y dunas asiladas.
La suba del nivel del mar y el clima extremo se convirtieron en una amenaza para la mata
atlántica.
El desarrollo urbano, la explotación de la tierra, la tala de árboles ilegal son los principales
factores que dañan ese ecosistema.
Más carbohidratos y menos nutrientes: las inesperadas consecuencias nutricionales del
cambio climático
El cambio climático, traducido en el aumento de los niveles del mar y los extremos en el
clima, recientemente también se transformaron en una amenaza provocando inundaciones,
deslizamientos de tierra y causando la degradación del hábitat y pérdidas.
Isla de Pascua, Chile
El parque Nacional Rapa Nui (nombre indígena de la Isla de Pascua) aún conserva restos de
una comunidad de origen polinesio asentada allí en año 300 d.C., con grandiosas formas
arquitectónicas y esculturales como los numerosos "moai".
Los descubrimientos arqueológicos corren peligro por el cambio climático.
Según el informe, el impacto del cambio climático en Rapa Nui se proyecta sobre la escasez
de agua por la reducción de lluvias, la suba del nivel del mar, las inundaciones y la erosión
de la costa en donde se encuentran gran concentración de atracciones arqueológicas.
Las enfermedades que viajan con la corriente de El Niño
"Algunas estatuas de Isla de Pascua están en riesgo de perderse en el mar debido a la erosión
costera", señala Adam Markham, autor principal del informe y director adjunto del
Programa de Clima y Energía de UCS.
"El cambio climático podría llegar incluso a que algunos sitios pierdan su condición del
patrimonio mundial", agrega.
El informe resalta también que el turismo representa una amenaza para muchos sitios del
patrimonio mundial, especialmente en lugares frágiles como las Galápagos, que cuando se
añade el cambio climático a la mezcla, se convierte en un multiplicador de amenazas.
Fuente: Nota informativa publicada en el portal BBC Mundo el 30 de mayo de 2016 y
disponible en el sitio web: http://www.bbc.com/
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9. CONSERVACIÓN Y USO SOSTENIBLE DE LOS MARES, OCÉANOS Y RECURSOS MARINOS,
POR ANDREW HUDSON
En septiembre de 2015, la comunidad internacional aprobó 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible, entre los cuales figura el Objetivo 14: Conservar y utilizar en forma sostenible
los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
Con motivo del Día Mundial de los Océanos, exploraremos las metas particulares del
Objetivo 14 para identificar el tipo de acciones concretas que son realmente necesarias para
lograr cada una.
Alcanzar la meta 14.1, que procura reducir la contaminación de nutrientes y los desechos
marinos, requerirá un cambio transformacional en la gestión de nutrientes y residuos sólidos
que englobe múltiples sectores en todos los niveles de gobierno. El sector privado
desempeñará un papel fundamental en la evolución de la gestión de recursos (en lugar de la
simple gestión de los desechos) hacia una economía mucho más "circular".
El 30% de todas las emisiones antropogénicas de CO2 se disuelve en el océano. Si logramos
alcanzar las metas del Acuerdo de París sobre Cambio Climático que conducen a
considerables reducciones en las emisiones de CO2, lograremos progresos sustanciales en la
meta 14.3: minimizar y enfrentar la acidificación de los océanos.
Para lograr la meta 14.4: poner fin a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y a la
sobrepesca, serán necesarios grandes esfuerzos para fortalecer la gestión pesquera a nivel
regional, nacional y local.
La meta 14.5 exige convertir el 10% de los océanos en zonas marinas protegidas para 2020;
en la actualidad el 3,5% se encuentra en esa condición. Debemos agregar 1,3% más por año
al régimen de zonas marinas protegidas hasta 2020. Esto significa 4,7 millones de
kilómetros cuadrados por año: cinco veces la tasa de 2004 a 2014.
Anualmente se gastan unos US$16 mil millones en subsidios para la pesca destructiva
(exenciones de impuestos, subsidios a los combustibles, etc.) que capitalizan excesivamente
al sector y hacen posible la sobrexplotación. Para lograr la meta 14.6, para 2020 deberemos
de haber prohibido los subsidios a la pesca destructiva.
La meta 14.7 pide un aumento para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS) y
los Países Menos Adelantados de los beneficios económicos procedentes de los recursos
marinos para 2030. Las exportaciones de productos pesqueros de los SIDS alcanzaron
$US1,75 mil millones en 2012; un aumento del 50% sobre los niveles de 2006. Sin
embargo, las pesquerías de los SIDS están sujetas a US$872 millones por año en subsidios
perjudiciales y cerca del 60% de sus poblaciones se consideran sobrexplotadas, lo que
conduce a la obtención de apenas el 48% de los beneficios económicos potenciales. Para
alcanzar la meta 14.7, los SIDS necesitan ayuda para desarrollar e implementar sus
estrategias de "economía azul" orientadas a crear empleos, reducir la pobreza y desarrollar
sus economías de manera sostenible.
La meta 14.b pide el acceso de la pesca de pequeña escala a los recursos marinos y a los
mercados. La pesca de pequeña escala suministra cerca de la mitad de los recursos
pesqueros del mundo y emplea al 90% de quienes intervienen en el sector. Del mismo modo,
la pesca de pequeña escala usa una cuarta parte de la energía que usa la pesca de gran escala
para pescar el mismo volumen, por lo que es una actividad mucho más respetuosa del clima.
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Para lograr la meta 14.b, la pesca de pequeña escala necesita que se preste atención al
fomento de la capacidad y el financiamiento, y la fijación de los precios del pescado debe
ser más transparente y accesible.
En resumen, el logro del ODS 14 es extremadamente ambicioso y, en algunos casos, lograr
sus objetivos requiere cambios transformacionales en la gestión y gobernanza de los
océanos.
El Programa de Ordenamiento Oceánico del PNUD guarda estrecha armonía con el Objetivo
14. Apoyamos la creación de un entorno normativo propicio para la restauración y
protección de los océanos mediante el desarrollo y entrega de herramientas y metodologías
de planificación estratégica de la gestión de los océanos, las zonas costeras y las cuencas
vinculadas en todas las escalas, desde los grandes ecosistemas marinos hasta los pequeños
Estados insulares en desarrollo.
El PNUD ayuda a fortalecer y promover acuerdos multilaterales de escala mundial para
enfrentar amenazas a la sostenibilidad de los océanos, como las especies invasoras y la
acidificación. Apoyamos a los países en la creación o el fortalecimiento de zonas marinas
protegidas, y promovemos el intercambio de conocimientos para mejorar la gestión de los
ecosistemas marinos.
Por último, fomentamos la creación de alianzas con los organismos de las Naciones Unidas,
el FMAM, organizaciones intergubernamentales, ONGs y el sector privado que aprovechen
los recursos técnicos, financieros, institucionales y otros en favor de la sostenibilidad de los
océanos.
Comprendemos cabalmente lo que debemos hacer para lograr las metas del Objetivo 14.
Nuestro desafío consiste en hacer más, hacerlo mejor y hacerlo lo antes posible.
Fuente: Andrew Hudson es jefe del Programa de Gobernabilidad del Agua y los Océanos,
en la Oficina de Políticas y Apoyo de Programas del Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD). Este artículo de opinión fue publicado en el portal electrónico del
(PNUD) el 08 de junio de 2016 y se encuentra disponible en el sitio web:
http://www.undp.org/
10. EL DILEMA DE ÁFRICA HACIA EL ACCESO UNIVERSAL A LA ELECTRICIDAD
“Es inaceptable que 138 años después de que Thomas Edison desarrollara la lamparilla
incandescente, cientos de millones de personas no puedan tener acceso a la electricidad en
África”, se lamentó el presidente del Banco Africano de Desarrollo (BAD), Akinwumi
Adesina, en la capital de Zambia.
Las estadísticas indican que más de 645 millones de personas en África no tienen acceso a la
electricidad y que más de 700 millones carecen de energía limpia para cocinar.
"Es inaceptable que 138 años después de que Thomas Edison desarrollara la lamparilla
incandescente, cientos de millones de personas no puedan tener acceso a la electricidad en
África": Akinwumi Adesina.Adesina atribuye la pobreza del continente y la constante
emigración de los jóvenes a Europa a la falta de energía.
“Incluso los insectos huyen de la oscuridad hacia donde hay luz. Nuestros jóvenes están
huyendo, cientos se ahogan, pero el futuro de la juventud de África no está en el fondo del
mar Mediterráneo”, declaró en la inauguración de la 51 sesión anual del BAD, que se
celebró en Lusaka del 23 al 27 de este mes bajo el lema “Energía y cambio climático”.
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Entre las estrategias del banco se encuentra la llamada Ilumina y Enciende a África, con el
objetivo de lograr el acceso universal a la energía en el continente dentro de los próximos 10
años, mediante la expansión de la red de electricidad en 160 giga vatios para conectar al
sistema a 130 millones de personas, y a 75 millones de personas a sistemas fuera de la red.
“Sencillamente, África está cansada de estar en la oscuridad”, aseguró Adesina. El
funcionario cree que el acceso universal a la energía liberará el potencial del continente para
poder alimentar a su población y alcanzar la industrialización, la integración y, en última
instancia, mejorar la calidad de vida de la gente.
El BAD “invertirá 12.000 millones de dólares en el sector de la energía en los próximos
cinco años”, explicó.
Pero como el acuerdo climático alcanzado en París en 2015 se centró en la transición a la
energía renovable, una pregunta clave dividió a la opinión en la sesión anual celebrada en
Lusaka. ¿África debe liderar el camino hacia el crecimiento verde o seguir por la vía
intensiva en dióxido de carbono que tomaron los países del Norte para lograr la
industrialización?
El expresidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, defendió el derecho de África a tomar la
segunda vía.
“En África tenemos que usar lo que tenemos para conseguir lo que necesitamos. Occidente
utilizó el carbón para desarrollarse y creo que también se nos debería permitir contaminar un
poco y, luego, todos nos sumaremos a la limpieza”, afirmó Obasanjo durante una mesa
redonda sobre el Nuevo Trato para la Energía, una de las iniciativas que el banco presentó
en Lusaka.
Aunque el pensamiento de Obasanjo parezca fuera de lugar dado el impulso mundial hacia
la energía renovable, en Lusaka hubo una sensación de apoyo al derecho de África a
desarrollarse como le plazca, especialmente cuando los grandes contaminadores eluden el
apoyo financiero y los recortes de las emisiones de gases invernadero.
“Primero tenemos que conseguir el acceso a la energía para que podamos saber cuál es
limpia y cuál es sucia”, exclamó Idriss Deby, el presidente de Chad y de la Unión Africana.
“Siempre es difícil hacer una elección cuando no se tiene de dónde elegir… Aunque
tenemos que brindar el acceso universal a la energía, el cambio climático obstaculiza
nuestros esfuerzos, ya que algunas estrategias se consideran sucias”, señaló el presidente de
Zambia, Edgar lungu, al resumir el dilema de África.
Lungu destacó los problemas energéticos de su país, tras la escasez de lluvias sufrida en dos
temporadas consecutivas que provocó bajos niveles de agua para la generación de
electricidad en las principales centrales hidroeléctricas de Zambia.
Los presidentes de Kenia, Uhuru Kenyatta, y de Ruanda, Paul Kagame, así como el
vicepresidente de Nigeria, Yemi Osinbajo, estaban más preocupados acerca de si la energía
renovable es una opción realista ante la industrialización del continente.
“Creemos que la energía renovable y el cambio climático son graves pero el desarrollo de
nuestra gente es una prioridad. La situación de África es única. Por ejemplo, hemos estado
hablando de la industria aquí y… eso podría exigirles a los países que instalen cientos de
hectáreas de plantas solares para alcanzar la potencia necesaria”, expresó Osinbajo, cuyo
sentir pareció reflejar el de Kagame y Kenyatta en una mesa redonda televisada.
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El tono subyacente de los líderes africanos en estas conversaciones apuntó al flujo irregular
de financiación para el clima y de transferencia de tecnología, un tema de debate en el
núcleo del desarrollo del continente, en relación con el cambio climático.
El cambio climático es real y tanto el Norte como el Sur concuerdan por unanimidad que
África es una víctima del mismo sin haberlo provocado. Por lo tanto, eso implica justicia
climática a través de la financiación para el continente.
El argumento sostiene que África debe recibir apoyo financiero para adaptarse a las
consecuencias negativas del cambio climático, pero al mismo tiempo desempeñar un papel
clave en los esfuerzos de mitigación. Sin embargo, los fondos para el clima no se han
concretado.
“Muy poco dinero está fluyendo hacia la adaptación y al banco le inquieta esta tendencia”,
comentó Kurt Lonsway, gerente de la división de Ambiente y Cambio Climático del BAD.
La institución “quiere que más recursos se canalicen también a la adaptación, al igual que
sucede con la mitigación, dónde se está invirtiendo una gran cantidad de recursos”, añadió.
El flujo irregular de los recursos financieros, junto con el escaso compromiso que asumiera
el Norte industrializado en la reducción de las emisiones, podría explicar el tono desafiante
de los líderes africanos con respecto a la energía renovable, a pesar de que apoyan
plenamente el acuerdo climático de París.
La expresidenta de Irlanda, Mary Robinson, dijo que “la financiación climática ya no tiene
que ver con la ayuda a África, sino con los medios por los que se puede salvar al mundo del
cambio climático catastrófico”.
“Por lo tanto, les ruego a ustedes, líderes africanos, que utilicen su voz colectiva para
conseguir lo que quieren”, subrayó la directora de la Fundación Mary Robinson por la
Justicia Climática.
Sin embargo, al exsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas Kofi Annan
le preocupa la voluntad política de los gobernantes africanos.
“La transformación que buscamos también requiere una acción decisiva de parte de los
líderes de África en la reforma de los servicios públicos ineficientes, poco equitativos y a
menudo corruptos, que no lograron brindar a las empresas un suministro de energía fiable ni
a la gente el acceso a la electricidad”, sostuvo el diplomático, que ahora preside la
organización Africa Progress Panel.
Fuente: Nota de prensa del portal informativo Inter Press Service (IPS) Noticias, publicado
el 31 de mayo de 2016 y disponible en el sitio web: http://www.ipsnoticias.net/
11. EL LADO BUENO DEL CAMBIO CLIMÁTICO, POR BJORN LOMBORG
Un estudio reciente de la revista Nature revela hasta qué punto el aumento de dióxido de
carbono (CO2) ha reverdecido a la Tierra durante las últimas tres décadas. Debido a que el
CO2 actúa como un fertilizante, alrededor de la mitad del total de las tierras con vegetación
está persistentemente más verde en la actualidad. Esto debería ser un motivo de gran alegría.
En cambio, la BBC se centró en advertir que no debemos dejar de preocuparnos por el
calentamiento global y por amenazas tales como el derretimiento de glaciares y tormentas
tropicales más graves. Muchos otros medios de prensa importantes ni siquiera informaron
sobre el estudio.
Nuestra conversación climática está ladeada. Existe un amplio margen para sugerir que el
cambio climático ha causado tal o cual problema, pero cualquier mención a aspectos
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positivos es desaprobada. Hemos sabido durante décadas que el aumento de CO2 y de
precipitaciones haría que el mundo sea mucho más verde -hacia finales de siglo-, es
probable que la biomasa mundial haya aumentado en un 40%. Del mismo modo, sabemos
que muchas más personas mueren de frío que de calor. El mayor estudio sobre las muertes
causadas por el calor y el frío, publicado el año pasado en la revista The Lancet, evaluó más
de 74 millones de muertes en todo el planeta, desde la fría Suecia hasta la caliente Tailandia.
Los investigadores descubrieron que el calor causa casi 0,5% de todas las muertes, mientras
que más de un 7% son causadas por el frío.
A medida que el calentamiento global hace subir las temperaturas, más personas morirán por
las olas de calor, un punto enfatizado por activistas y funcionarios, como la Secretaria
Ejecutiva sobre Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueres. Lo que no escuchamos
de ella es que un número menor de personas morirán de frío.
Sólo mencionar los aspectos negativos distorsiona y degrada la conversación política.
Cualquier persona razonable puede reconocer ambos aspectos, positivos y negativos, entre
las propuestas políticas de diferentes partidos. Quien insiste en que cualquiera de los lados
ofrece solo aspectos negativos es un partidario extremo.
A medida que el mundo se desarrolla, se hace mucho menos vulnerable: un huracán que
golpea Florida mata a pocas personas, mientras que un evento similar en Guatemala mata a
decenas de miles. De hecho, las muertes relacionadas con el clima han caído de medio
millón por año en la década de 1920 a menos de 25.000 por año en la década de 2010. Un
estudio reciente en Nature que esperaba huracanes más severos por el calentamiento global,
encontró sin embargo que el daño económico podría reducirse a la mitad, desde el 0,04 por
ciento al 0,02 por ciento del PBI, debido a que el aumento de la ferocidad sería más que
compensado por el aumento de la prosperidad.
Si nuestra conversación climática lograra incluir lo bueno junto con lo malo, tendríamos una
comprensión mucho mayor de nuestras opciones. La economía climática hace justamente
eso, tomar todos los aspectos negativos (como el aumento del nivel del mar y más muertes
por calor) y todos los aspectos positivos (un planeta más verde y menos muertes por frío).
Un enfoque económico climático encuentra que hoy -contrariamente a la insistencia masiva
de los alarmistas que ven solo los aspectos negativos- el calentamiento global causa tanto
daño como beneficio. Con el tiempo, el cambio climático se convierte en un problema neto:
en la década de 2070, concluye el Panel del Clima de la ONU, el calentamiento global
causará un daño equivalente a hasta el 2% del PBI. Esto ciertamente no es un costo trivial,
pero tampoco es el fin del mundo. Es tal vez la mitad del costo social del alcohol en la
actualidad.
Esto sugiere que una política que pudiera erradicar el calentamiento global por el 1% del
PBI, probablemente sería un buen negocio. Lamentablemente, no tenemos tal negocio sobre
la mesa. El tratado sobre el clima de Paris costará alrededor del 2% del PBI y solucionará
mucho menos de una décima parte del problema. Políticas climáticas menos eficaces pero
más ambiciosas cuestan al menos 6% del PBI por año. La energía eólica y solar, que cubre
menos de la mitad del 1% de las necesidades energéticas mundiales, cuesta decenas de veces
más que sus beneficios climáticos. Los automóviles eléctricos proporcionan quizá una
milésima en beneficio climático respecto de sus cuantiosas subvenciones públicas. Los
biocombustibles son enormemente costosos, mientras que aumentan las emisiones.
Cuando cambiamos la conversación climática para describir aspectos positivos junto con los
negativos, y nos enfocamos en los costos y beneficios de las políticas -tratando básicamente
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este reto como cualquier otra política de la agenda- se hace obvio cómo muchas de las
políticas climáticas aceptadas actualmente son deficientes. No es de extrañar que los
activistas del clima no quieran este tipo de conversación.
Fuente: Bjorn Lomborg es director del Copenhagen Consensus Center y autor de los best
seller “El ecologista escéptico” y “Cool It”. Es considerado una de las 100 personas más
influyentes del mundo por la revista Time y una de las 50 personas capaces de salvar el
planeta por el periódico The Guardian. Artículo de opinión publicado en periódico digital
Semana Sostenible el 13 de junio de 2016 yd siponible en el sitio web:
http://sostenibilidad.semana.com/
Tel: 591 2 2799673
Fax:591 2117326
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Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz