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EL GENOCIDIO ARMENIO
INTRODUCCION
El genocidio armenio fue planificado por el Estado turco, durante el gobierno del partido de
los Jóvenes Turcos, con el objeto de terminar con la cuestión armenia mediante el
exterminio del pueblo armenio. Asimismo sus monumentos históricos, reflejo de una
cultura avanzada, fueron destruidos o utilizados para otros fines que no fueran lugares de
culto o transformados en mezquitas.
Los sobrevivientes se establecieron en ciudades del Medio Oriente, de Europa y de las
Américas. Sus descendientes han reclamado y reclaman el reconocimiento de la
responsabilidad del gobierno de Turquía. Cada 24 de abril recuerdan la deportación y
muerte de la clase dirigente armenia de Constantinopla, inicio de la eliminación sistemática
de los armenios de sus territorios históricos.
El genocidio armenio, crimen contra la humanidad (imprescriptible), no respondió a
motivos religiosos sino políticos. Fue organizado por un Estado, Turquía, que utilizó su
poder y los recursos a su disposición para eliminar a la minoría armenia, cercenando
definitivamente las vidas de sus víctimas.
Este acto criminal no reconocido hasta el presente por el gobierno de Turquía, sucesor de
los Jóvenes Turcos, se inscribe en una larga historia, cuyas señales precursoras se remontan
a 1894-1896, con las matanzas ordenadas por el sultán Abdul Hamid, en la que perecieron
300.000 armenios, las de Adana (en Cilicia), con 30.000 muertes y las que hoy nos ocupa,
con 1.500.000 de víctimas.
ARMENIA
La meseta de Armenia, situada entre el Cáucaso y el río Éufrates, alrededor de los lagos
Seván y Van, ha constituido desde el primer milenio antes de Cristo, el origen del pueblo
armenio, de raza aria o indoeuropea y de religión cristiana.
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Los armenios, a pesar de largos períodos de dependencia, pudieron perdurar aún divididos
entre imperios rivales. El último reino sobre suelo armenio se remonta al siglo XI, sucedido
por el reino armenio de Cilicia, sobre el mar Mediterráneo, que sucumbió ante los
mamelucos en 1375. Desde entonces no hubo una estructura estatal independiente hasta la
República de Armenia de 1918 a 1920. En la actualidad y desde 1991 existe la República
de Armenia independiente, que había formado parte de la ex URSS.
Los armenios en el Imperio otomano
Los armenios del Imperio otomano se concentraron mayoritariamente en la región este y en
Cilicia, sobre el Mediterráneo. Existían, también, concentraciones de armenios en todo el
territorio, incluso en la capital, Constantinopla (actual Estambul), donde el patriarca
armenio estaba al frente de la nación armenia (ermeni millet) y la representaba ante las
autoridades otomanas. Los armenios poseían un estatus de inferioridad aunque durante
décadas vivieron en cierta paz. La independencia de los pueblos balcánicos puso en
evidencia la debilidad del poder del sultán. Si el imperio otomano perduró a pesar de esta
situación fue gracias a la rivalidad de las potencias europeas – Inglaterra, Francia y Rusialas cuales temiendo que su caída fuera aprovechada por su adversario, hicieron todo lo
posible por evitarla. Francia e Inglaterra temían, sobre todo, que Rusia se beneficiara con la
debilidad otomana para ocupar parte de su territorio.
En el siglo XIX, el vasto imperio abarcaba una diversidad de minorías cristianas: en
Europa, los serbios y búlgaros; en Asia menor, los autóctonos griegos y armenios. Estos
últimos no aspiraban a la independencia sino a la igualdad de derechos civiles y a la
libertad cultural.
En el Congreso de Berlín (1878), luego de la derrota del sultán Abdul Hamid frente a
Rusia, se dispuso (artículo 61) que se exigirían reformas en los territorios ocupados por
armenios, pero las mismas no se cumplieron. Por su gestión en favor de Turquía, Inglaterra
recibió a cambio la isla de Chipre.
La postergación a la que fueron sometidas las provincias orientales armenias (Van, Bitlis,
Erzerum, Jarpert, Sivas, Diarbekir) alentó la creación de los partidos políticos armenios
interesados en mejorar su situación.
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Masacres de 1894-1896, primera etapa del genocidio armenio
Inglaterra y Francia apoyaron los reclamos armenios de reformas y ejercieron presión para
que ellas se cumplieran. Sin embargo, dichas presiones produjeron un efecto contrario.
Abdul Hamid, el sultán rojo, con el pretexto de complots inexistentes y además,
incrementaron el fanatismo de la población musulmana, ordenó las masacres de 1894-1896,
que se extendieron por distintos puntos del imperio. Por entonces fueron asesinados
alrededor de 300.000 armenios, a los cuales habría que agregar emigraciones y
conversiones forzadas.
Masacres de 1909 en Cilicia, segunda etapa
El Imperio otomano estaba integrado por poblaciones cristianas –armenios, griegos- y
musulmanas –turcos, kurdos y árabes-. Su sustento ideológico, basado en la doctrina del
otomanismo que reconocía la diversidad de las minorías, fue suplantado desde 1913 por el
panturquismo o panturanismo, que sostenía la superioridad de la raza turca y proponía la
unión de todos los pueblos turcos del Bósforo hasta la China. Aquellos que no eran turcos
serían asimilados; quienes se resistieran a la asimilación serían expulsados –caso griego- o
exterminados –caso armenio-.
En julio de 1908 estalló la revolución en apariencia liberal, bajo la dirección del «Comité
de Unión y Progreso » (Ittihad), conocido como el partido de los Jóvenes Turcos, que
sostuvo la igualdad de todos los pueblos que habitaban el imperio. Al comienzo los
armenios creyeron en las ideas “liberales” fundadas sobre el principio laico propuesto por
el partido Ittihad, que había desplazado al sultán a un lugar simbólico.
Esta situación duró poco tiempo, dado que en abril de 1909 estalló en Cilicia una segunda
matanza organizada, primero en la ciudad de Adana y luego en el resto de la provincia.
Unos 30.000 armenios fueron asesinados. Se responsabilizó a los sectores tradicionales
desplazados, partidarios del sultán Abdul Hamid, pero fue evidente la responsabilidad del
partido gobernante.
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Los armenios creyeron que las masacres habían sido alentadas por los sectores desplazados;
por su parte, los Jóvenes Turcos advirtieron que el hecho no había provocado una gran
reacción en el mundo occidental y que, consecuentemente, podrían expandirlas en un futuro
no lejano.
En 1913 se estableció una dictadura militar con tres hombres fuertes Djemal, Enver y
Taalat, que serían respectivamente, ministros de Marina, Guerra e Interior, responsables del
plan de exterminio de los armenios.
El panturquismo estaba en marcha.
El genocidio, 1915-1920
En tiempos del sultán Abdul Hamid se habían creado los regimientos “hamidiés”,
estructura paramilitar cuyo blanco era la población armenia. Los Jóvenes Turcos, por su
parte, pusieron en marcha en 1914 una estructura denominada «Organización especial »,
dirigida por dos médicos, Nazim y Behaedin Chakir con el mismo fin.
Cuando estalló la guerra de 1914, el Imperio otomano se alineó entre las potencias
centrales, contra Francia, Gran Bretaña y Rusia. Consecuentemente, en el invierno de 1914,
Enver se lanzó a la campaña contra Rusia, en la zona del Cáucaso, que resultó un fracaso
total.
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Los armenios de Rusia (su población total era aproximadamente 1.500.000) se alistaron en
el ejército ruso y, los del Imperio otomano (su población era de aproximadamente
2.000.000), en el ejército turco; solo unos pocos voluntarios se pasaron al campo ruso.
Los Jóvenes turcos explotaron este hecho magnificándolo, para luego acusar a los armenios
de traición y responsabilizarlos por la derrota. Enver necesitaba un “chivo emisario” a
quien culpar.
La guerra y la derrota del ejército turco en el Cáucaso crearon las condiciones para aplicar
el plan de deportación y exterminio de la población armenia del Imperio otomano
El genocidio armenio presenta tres pasos premeditados:
1.- arresto y muerte de la clase dirigente armenia (intelectuales, políticos, religiosos,
comerciantes).
2.- desarme y asesinato de la población masculina en edad de portar armas.
3.- deportación de mujeres, ancianos y niños hacia los desiertos de Siria y Mesopotamia,
con la finalidad encubierta de eliminarlos.
Este plan se aplicó en todas las provincias armenias y en aquéllas que contaban con
población armenia, según un esquema inflexible.
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Las masacres se efectuaron bajo la apariencia de una deportación provisoria, cuyo objeto
era alejar a la población civil de las zonas próximas al frente de lucha. Pero en realidad, un
mínimo porcentaje pudo sobrevivir a las enfermedades, al hambre, la sed, así como a los
raptos, violaciones y ataques de bandas armadas que mataban y robaban a discreción.
Prácticamente en ese mismo año 1915 el plan mayor había sido concretado: casi no
quedaban armenios en Anatolia oriental. Luego llegó el turno a los armenios de Cilicia, con
el mismo resultado.
Última etapa, 1920-1922
Todavía Turquía no estaba satisfecha con los resultados obtenidos; quedaba la Armenia
oriental, la futura República de Armenia. Con la retirada del ejército ruso después de la
revolución de 1917, Turquía aprovechó la debilidad de ese territorio y se lanzó sobre él
pero fue detenida por una gran movilización popular en la batalla de Sardarabad en 1918
que permitió salvar una porción del territorio, la República de Armenia, más tarde
sovietizada.
Finalizada la guerra y luego de la derrota de Turquía, los Jóvenes Turcos emprendieron la
huida. Mustafá Kemal, el líder nacionalista que tomó su lugar; continuó con las ideas de sus
predecesores, incluso la de la eliminación del resto de la población armenia de Turquía.
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El ascenso de los bolcheviques lo benefició puesto que recibió el apoyo de los aliados,
temerosos de dicha presencia, y de los mismos soviets que desconfiaban de los aliados. Esta
situación privilegiada le permitió ignorar el Tratado de Sèvres que reconocía la República
de Armenia y envió el ejército turco para masacrar a su población. Finalmente, una
pequeña República de Armenia fue reconocida por turcos y soviéticos mientras que Cilicia,
bajo mandato francés, fue abandonada a su suerte en 1921 provocando el éxodo de los no
turcos.
En la última etapa del plan de exterminio, los armenios que quedaban, abandonados por los
aliados, fueron masacrados por orden de Mustafá Kemal.
El Tratado de Lausana (1923) ignoró los derechos de los armenios sellando definitivamente
en el papel lo que los turcos habían materializado por medio de las armas.
El proceso a los responsables del Genocidio armenio en 1919
Finalizada la guerra, la derrota turca motivó la huída de los principales responsables del
genocidio. En 1919, en una Constantinopla controlada por los aliados, se llevó a cabo el
juicio a sus responsables, organizado por las nuevas autoridades turcas. Estas trataron de
responsabilizar a los Jóvenes Turcos, disociándolos de la nación turca.
Al poco tiempo, las potencias aliadas buscaron aproximarse con Mustafá Kemal, jefe del
movimiento nacionalista que controlaría los destinos de la nueva Turquía, con lo cual se
desvincularon del juicio y ni siquiera solicitaron la extradición de los responsables; incluso,
los veredictos de culpabilidad fueron anulados posteriormente.
La negación, última etapa del Genocidio Armenio.
El Genocidio lleva implícita la destrucción sin límites, - destrucción física y
degradación de la persona - así como la eliminación de la entidad jurídica de los
sobrevivientes. La negación es doble: por un lado, la negación de los muertos, es decir la
responsabilidad por el crimen cometido y por el otro, la negación de la existencia de los
sobrevivientes como persona jurídica.
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Si bien el caso armenio se tipifica como genocidio, los argumentos de la negación
del mismo perduraron por décadas -en particular, la negación de la responsabilidad del
Estado turco y la culpabilidad de la víctima- pero cambiaron las prácticas.
a) Negación absoluta y justificación (contemporánea a las masacres)
Desde los inicios de las deportaciones en masa, los Jóvenes Turcos pusieron en
marcha un sistema de defensa cuyo objeto era la transformación de una realidad histórica
en una cuestión sujeta a controversia. Las publicaciones de la época y las declaraciones
oficiales asignaban a los armenios comportamientos desleales, al decir que se habrían
aliado al enemigo, en particular a Rusia, o que estarían organizando una rebelión en el
interior del país. Según este argumento, para garantizar la seguridad interna y externa, las
autoridades turcas se habrían visto obligadas a desplazarlos del frente de guerra. A pesar de
los cuidados, se habrían cometidos algunos excesos en el contexto de la guerra.
Un documento importante fue publicado por el gobierno turco en 1916, Verité sur
le mouvement révolutionnaire arménien et les mesures gouvernementales cuyo objeto era
salir al frente de los cargos por las atrocidades cometidas; dicho texto puede ser
considerado como el modelo de la negación. El término "deportación" empleado en la
documentación turca encubría el verdadero objetivo de la eliminación de la población
armenia.
Según las Memorias Póstumas de Talaat Pashá, uno de los principales responsables
del Genocidio, los armenios de las provincias orientales habían sido deportados sin un plan
pre-determinado de aniquilación. Algunos inocentes habían sufrido excesos por abuso de
autoridad –agregaba- excesos que eran justificados con el fin de evitar que el país se
dividiera y se instalara la anarquía en Anatolia.
"Medidas preventivas fueron tomadas por todos los países durante la guerra decía- pero si actos lamentables habían pasado desapercibidos en otros países,
el eco de los nuestros fue escuchado en todo el mundo, porque los ojos de todos
estaban puestos en nosotros". (“Posthumus Memoirs of Talaat Pashá", Current
History, 1921).
Estos dos ejemplos, uno de un responsable directo y el otro un documento de
propaganda estatal, evidencian que la negación se instaura muy próxima al crimen.
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b) Propaganda encubierta por vía de los canales diplomáticos
En la etapa de entre guerras, Turquía actuó sin demasiadas estridencias, mediante
canales diplomáticos o presiones políticas. En los años ‘30, por ejemplo, Turquía presionó
al Departamento de Estado de los Estados Unidos para evitar que los estudios MGM
produjeran un film basado en la novela de Franz Werfel, Los cuarenta días de Musa Dagh,
que narraba el martirio de un grupo de armenios en Antioquía, sobre el mar Mediterráneo.
Esta etapa, coincide con la recordación del Genocidio como una conmemoración
privada de los sobrevivientes, en memoria de los familiares masacrados, prácticas que
fueron determinantes en la institucionalización de la conmemoración del 24 de abril. En
esta etapa se desarrollaron los rituales que modelaron esa fecha como día de recordación.
c) Propaganda activa, la negación en el campo académico
En el cincuentenario del 24 de abril (1965) los armenios de Ereván (capital de
Armenia) y de Moscú salieron a las calles para recordarlo. Entonces, el gobierno turco
profundizó sus esfuerzos en la "re-escritura" de la historia para el consumo externo,
mediante publicaciones históricas, de difusión general o académicas con el objeto de
rehabilitar a los perpetradores y responsabilizar a las víctimas.
En esta etapa se hicieron campañas entre periodistas, docentes y funcionarios
públicos para instalar su versión de los hechos. Pero además se alentó la consulta de los
archivos turcos a estudiosos extranjeros y se promovió la creación de institutos dedicados a
la investigación de la historia turca con el objeto de mejorar su imagen. La captación de
intelectuales al servicio del Estado turco tendría la función de desacreditar a todo autor que
presentara el Genocidio Armenio como una verdad histórica.
Asimismo, la historia oficial se propuso demostrar la preeminencia numérica de la
población turca sobre la población armenia en el territorio de Anatolia (una de las regiones
de mayor concentración armenia). En tanto que otros autores, si bien reconocían esta
presencia, le asignaban una antigüedad menor a la de la población turca. E incluso en
algunas publicaciones se redujo la presencia armenia en el mapa de Turquía prácticamente
hasta su desaparición.
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Los argumentos para justificar el Genocidio, es decir la acusación de traición y la
aseveración de que las muertes no fueron organizadas sino resultado de la situación de
guerra (véase La cuestión armenia en nueve preguntas y respuestas, Ankara, Instituto de
Política Extranjera, 1992) contrasta con las múltiples pruebas existentes. Incluso, los
argumentos de la negación se desmoronaron en 1919 cuando, en la ciudad de
Constantinopla, ocupada por los aliados, se efectuó el juicio a los responsables de las
masacres armenias.
Durante décadas se intentó reducir el genocidio armenio a materia de disputa y
controversia con el objeto de impedir que se tipificara como genocidio las masacres
armenias. Se utilizaron distintos procedimientos:
a) No se diferenció las víctimas de las masacres de los que murieron durante el conflicto
bélico.
b) Se presentó el Genocidio armenio como una guerra civil en el marco de la Primera
guerra mundial.
c) Las víctimas y los victimarios fueron colocados en el mismo plano, es decir, que se los
consideró como antagonistas en una contienda.
d) Las víctimas fueron transformadas en victimarios, como iniciadoras de la violencia.
Finalmente, Turquía trató de minimizar los hechos mediante el l reemplazo de la noción
de genocidio por la de masacres aisladas y locales o bajo la definición de « limpieza
étnica. »; la presentación de la deportación como “ficción de una transferencia”, legítima
para la legislación turca y la negación de la intención implicaba negar la planificación.