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HEMATOMA RETROPERITONEAL CON SANGRADO ACTIVO DEL MÚSCULO PSOAS COMO CAUSA DE SHOCK HEMORRÁGICO MORTAL Alonso Formento JE*, Garcés San José AC*, Rodero Alvarez F^, Ros Tristán C^, Martínez Oviedo A^, Esteban Fuentes FJ^. *Urgencias del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, ^Urgencias del Hospital Obispo Polanco de Teruel La causa más frecuente de hematoma retroperitoneal es la traumática, tras procedimientos invasivos o por traumatismo lumbar. Entre las causas no traumáticas la más frecuente es la rotura del aneurisma aórtico. Existen una serie de causas espontáneas entre las que se encuentran las alteraciones de la coagulación, la rotura renal espontánea, los tumores renales y suprarrenales y las enfermedades vasculares. La clínica en la mayoría de los pacientes consiste en dolor abdominal o lumbar. En algunos pacientes existe inestabilidad hemodinámica. El diagnóstico se suele conseguir con estudios de imagen, especialmente con Tomografía Axial Computerizada (TAC) o angiografía. La ecografía abdominal puede ser normal. Caso clínico: se trata de un varón de 52 años con antecedentes de hipertensión arterial, hemorragia digestiva por ulcus gástrico y cirrosis hepática de origen enólico. Acude a urgencias remitido por su médico de Atención Primaria por astenia importante y por haber encontrado en analítica sanguínea anemia con hemoglobina de 7,8 g/dL. Refiere somnolencia, dificultad para la bipedestación y varias caídas con traumatismo craneal y zona lumbar. En la exploración inicial el paciente se encuentra normotenso, con ictericia de piel y mucosas y abundantes hematomas en extremidades. El paciente se queja de dolor lumbar en zona de traumatismo. En la analítica destaca una bilirrubina total de 12,20 mg/dl, hemoglobina de 7.4 g/dL, hematocrito de 21,2% y plaquetas de 37000/µ µL. La coagulación demuestra una actividad de protrombina de 33%, tiempo de cefalina de 36,5 segundos, tiempo de protrombina de 25,8 segundos, y fibrinógeno de 1,2 g/L. Las radiografías de tórax y columna lumbar son normales. Se realiza una ecografía abdominal donde se observan, signos de hepatopatía crónica, repermeabilización de la vena umbilical, varices periesplénicas y ascitis. Con la sospecha diagnóstica de hepatopatía crónica con descompensación edemato-ascítica se deja ingresado para el servicio de digestivo. Se pauta vitamina K intravenosa. En su estancia en el servicio de urgencias presenta aumento del dolor lumbar con hipotensión arterial, signos de hipoperfusión distal, disminución del nivel de conciencia y disociación electromecánica. Se procede a reanimación cardiopulmonar con perfusión de líquidos e intubación orotraqueal. En analítica de control destaca hemoglobina de 4,6 g/dL, hematocrito de14,2 g/dL y actividad de protrombina del 20%. Se trasfunden concentrados de plaquetas y plasma fresco congelado intravenosos. Se solicita una TAC abdominal donde se aprecia un hematoma retroperitoneal con signos de sangrado activo que afecta a psoas y espacio pararrenal posterior izquierdo, desde L1 hasta pelvis menor y cruza parcialmente la línea media a nivel infrarrenal. Se intenta estabilizar al paciente con transfusión de concentrados de hematíes y plasma fresco para intentar realizar arteriografía y posible embolización. A pesar de la transfusión de 8 concentrados de hematíes y plasma fresco congelado no se logra mejorar la anemia, la coagulación ni la situación hemodinámica del paciente falleciendo el paciente a las pocas horas. Conclusiones: El tratamiento del hematoma retroperitoneal consiste en revertir y suspender la anticoagulación, reposición de volumen y medidas de soporte. La cirugía se reserva para los casos de inestabilidad hemodinámica, pero su utilidad está limitada por la localización del punto de sangrado. La embolización puede considerarse una alternativa por tratarse de una técnica menos agresiva. En algunos casos se puede realizar drenaje percutáneo según la accesibilidad de la zona. El hematoma retroperitoneal debemos sospecharlo ante un paciente politraumatizado o con traumatismo lumbar con compromiso hemodinámico o descenso del hematocrito sin que se demuestre hemorragia activa a nivel abdominal, torácica o externa, especialmente en paciente con fracturas de pelvis o con alteraciones de la coagulación.